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Javier Serrano Guerra: «La función social del arte es inspirar a las personas»

Equipo Boa Mistura

Boa Mistura es un equipo multidisciplinar que nace del mundo del grafiti de hace veinte años en Madrid. Según explica uno de sus cofundadores durante las Jornadas de Sostenibilidad 2023 de redeia, el colectivo tiene como principal objetivo hacer del arte una herramienta social que inspire a la ciudadanía y permita el acercamiento de culturas.


¿Qué es una «boa mistura»?  

Una «boa mistura» es un organismo imperfecto que termina saliendo a flote de una forma u otra. Es la combinación de las distintas necesidades y capacidades para llegar a ser algo, para articular un mensaje o una acción conjunta. Es algo que trasciende de nosotros, la suma de las virtudes que superponen los defectos en beneficio del objetivo final. En definitiva, es una mezcla solidaria. 

¿Cómo surgió esta iniciativa artístico-política? ¿Cuál era (y es) el propósito? 

Somos un grupo de amigos que nos conocimos en el barrio de Barajas, en Madrid, haciendo grafiti. Nos conocimos de forma casual, como chavales con la misma pasión. En un contexto reducido, como un barrio, nos encontramos. Teníamos una forma de dialogar similar, de comprender el mundo, y las persecuciones nocturnas aumentan el sentimiento de solidaridad y confianza. A partir de ahí empezamos a pintar murales juntos, estudiar nuestras carreras y formarnos cada uno por su lado. De forma espontánea nos encontramos ante la dicotomía de si emprender cada uno un camino propio o hacer lo que nos apetecía, que era estar juntos y pintar. Cada paso nos ha llevado a un sitio, nunca hemos tenido una hoja de ruta clara o coordinada previamente. Somos personas empíricas y de barrio, de hacer el camino andando, con intuición.

En 2011 hicimos una residencia artística en Ciudad del Cabo, en el barrio de Khayelitsha. Allí veníamos de hacer murales muy concretos y nos encontramos en un lugar opuesto al nuestro. A partir de esta experiencia nos hicimos más conscientes de lo que significa trabajar en el espacio público, así como el poder de su impacto. También nos volvimos un poco más responsables y aprendimos a trabajar de forma colaborativa. Mutó nuestra actividad y nuestra capacidad de entendernos. Nuestros proyectos seguían creciendo de escala, pero no siempre han sido gigantes: lo que queremos es que los proyectos tengan sentido y sean inspiradores. Podemos equivocarnos, pero siempre garantizamos que tengan un sentido. Nuestro propósito es inspirar, de una forma u otra, aportar un nuevo relato al espacio público. Hay muchas ciudades grises y deshumanizadas, que no se interpretan a partir del ser humano. En este sentido, creo que el arte en el espacio público puede tener esa capacidad de transformar espacios invisibles con el fin de inspirar a las personas. 

«Es importante, para involucrar al espectador, inspirarse y provocar algo en él»

La iniciativa ha llegado a todo el mundo y representa un mensaje vital y único. ¿Cómo valoráis el recibimiento de las diferentes iniciativas en los distintos países? ¿Todos reaccionan igual? ¿En qué difieren? 

Cada lugar es un sitio diferente, y cada proyecto se encuentra extremadamente contextualizado en el lugar en el que ocurre y se desarrolla. También, por supuesto, depende del tiempo y la capacidad que tiene cada proyecto para que vayamos al sitio, conozcamos sus condiciones y desarrollemos su acción. A veces tardamos mucho en poder conceptualizar in situ y en otros casos el proceso es mucho más rápido. Todo depende de la identidad de cada lugar y de la forma en la que sus personas entienden la vida. Hay espacios en los que todo es muy pictórico, espacios donde usan muchos colores y otros donde la acción es más individual. En Latinoamérica es más fácil conseguir una movilización por parte de los vecinos y en Asia es más complicado, requiere confianza. No podemos hacer un balance tanto con las personas que han participado sino en la forma en que la comunidad abraza la obra resultante. Tenemos la suerte de que esto nos haya pasado en la mayoría de los casos y estamos muy contentos por ello.

¿Por qué escogisteis la gama de colores vivaz? ¿Cuál es vuestro mensaje principal a transmitir?

El color fue algo que descubrimos durante nuestra residencia artística en 2011 en Sudáfrica, en Ciudad del Cabo, en el barrio de Khayelitsha. Ahora se ha convertido en una de nuestras herramientas principales a la hora de trabajar con comunidades. Nuestro uso del color se ha sofisticado, y siempre debe pertenecer al lugar, a la comunidad de personas con las que nos relacionamos. En Argel, por ejemplo, usamos el color blanco en un proyecto que estaba centrado en una zona en la que el color es característico de la zona, de la ciudad, en un sitio que era patrimonio de la humanidad y ningún otro color tenía sentido. Las favelas en Brasil son muy coloridas y saturadas a nivel de color, igual que muchos lugares del Caribe. En Milán usamos colores más pastel y desaturados, en línea con su contexto urbano. Es importante, para involucrar al espectador, inspirarse y provocar algo en él, pero también hacerle sentir que comprendemos sus coordenadas y hacemos algo para su entorno. 

¿Qué puede aprender la empresa de la expresión artística? ¿Y viceversa?

La inspiración es un elemento claro que el mundo artístico y sus expresiones pueden brindar a las empresas; en la otra dirección me temo que no me atrevería a decirte. El leitmotiv de ambos mundos es diferente a priori, siempre hay cosas que aprender o poner en práctica desde la empresa contemporánea, pero no tengo demasiada experiencia en este sentido. Para mí lo importante es tener en cuenta que somos personas, alineadas con el arte. Las empresas del siglo XXI no pueden estar solamente pendientes del beneficio monetario, y pueden buscar su inspiración en el arte. Sí que es cierto que quizás las empresas podrían ofrecer, a nivel organizativo y de estructura, muchos consejos al contexto artístico para ser menos caóticos.

«Los ODS no son más que el sentido común, la forma para buscar un futuro más sostenible, justo e igualitario»

Cuando habláis con otras empresas sobre esta iniciativa, ¿qué os dicen? 

Bueno, es complicado porque hay muchas reacciones diferentes, pero al final las empresas son personas, y toda persona tiene materia inspirable. Pero pese a esto, lo que generalmente hemos recibido ha sido agradecimiento, gratitud, nuevas formas de ver como posibles estos futuros imaginables, y también una preocupación por los contextos locales y las comunidades. Es cierto que hemos visto una evolución en la forma en la que las personas nos reciben, siempre en positivo. Pero es parte de nuestro trabajo y nos gusta que así sea. Que el arte continúe inspirando a las personas. 

¿Cómo crees que este trabajo se vincula con la Agenda 2030 y los ODS? 

Al final, los ODS no son más que el sentido común, la forma para buscar un futuro más sostenible, justo e igualitario. Me siento absolutamente identificado con todos y cada uno de los objetivos. Todos y todas tenemos cabida en todos y es importante que nos apoyemos los unos a los otros. Para conseguir un mundo justo tenemos que comprender que nada puede quedar fuera de nuestros objetivos: debemos luchar contra la pobreza, contra la desigualdad, llegar con la cultura a todos los lugares, capacitar, impulsar nuevos emprendimientos… y por ello, buscar formas en las que nos capacitamos entre nosotros, desde los vecinos hasta comunidades de otros lugares del mundo. Nuestra organización es una iniciativa artística, pero también permite que los vecinos que participan en nuestras acciones desarrollen su formación profesional, que a la larga les proveerá con otros recursos que mejorarán sus vidas. Entonces, creo que todo puede tener un impacto en todo y debemos impulsar la agenda en todos sus aspectos desde todos lados.

Si pudieras cambiar algo del proyecto sería…

Nada. El error es parte del proceso. Quizás sería bueno incorporar un poco más de orden en este caos, pero creo que sería más un aspecto mejorable que no algo que cambiaría. Somos felices de la forma en la que vivimos y hacemos, con nuestros errores y nuestros aciertos. Esto es una suerte que tienen pocos y creo que debemos ser conscientes de ello.

Para lograr los ODS, el rol del arte urbano debe ser… 

Inspirar a las personas.