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Almacenamiento energético, un nuevo reto para las renovables

Hace varias décadas, la transición «verde» descubrió nuevas fuentes de energía para garantizar el suministro eléctrico sin abusar del planeta. Ahora, la clave ya no está en producir, sino en guardar adecuadamente lo producido. 


En España, la producción de energía renovable es especialmente buena durante los meses de primavera y verano, cuando el sol aprieta y los vientos son más fuertes. Sin embargo, es en invierno cuando mayor uso se hace de este recurso, dadas las bajas temperaturas y las pocas horas de luz natural. ¿Cómo somos capaces de abastecernos de una temporada a otra?

Hoy por hoy, en el país hay más capacidad instalada para generar energía solar y eólica de la que se puede utilizar o vender a otros países. De hecho, el último informe elaborado por Trinomics, Fraunhofer-Gesellschaft y TNO apunta que España es uno de los países que «más proyectan energía almacenada en la Unión Europea», fruto de su gran inversión en tecnología de almacenamiento energético. 

Ahora bien: si realmente se produce tanta energía renovable, ¿qué se hace con ella, tanto para periodos de escasez como para prevenir el desperdicio? Su naturaleza intermitente presenta desafíos para la gestión de la red eléctrica y la satisfacción de la demanda en todo momento, por lo que un almacenamiento efectivo es –por ahora– el puente más estable entre generación de energía y suministro constante.

España posee más capacidad para generar energía solar y eólica de la que puede utilizar, y es uno de los países que más proyecta energía almacenada en la Unión Europea

Hace poco más de un año, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) presentó su estrategia de almacenamiento energético, en la que destacaba el hidrógeno renovable como uno de los sistemas más innovadores, ya que «desempeñará un papel clave en la reducción de las emisiones de sectores difíciles de descarbonizar, de procesos industriales de alta temperatura (por ejemplo la fundición de metales o la producción de cerámica) o de múltiples medios de transporte convencionales, desde los vehículos ligeros a camiones, autobuses o trenes».

Otra propuesta prometedora son las baterías de litio, que a pesar de su coste elevado parecen ser las más eficientes, aptas para el autoconsumo, y las que más proyección de futuro tienen. De este modo, si se combinan con placas solares, pueden almacenar la energía sobrante para utilizarla en momentos en que no haya sol. Sin embargo, el problema de este sistema es que el litio es un bien tan preciado que acabará escaseando, pues se utiliza en buena parte de los dispositivos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles y los coches eléctricos.

El hidrógeno «verde», las baterías de litio o las centrales hidroeléctricas de bombeo son algunas de las propuestas más prometedoras para almacenar energía de forma eficiente

Asimismo, las centrales hidroeléctricas de bombeo son de las tecnologías más maduras de entre las actuales. Estas instalaciones utilizan la energía excedente para bombear agua hacia un depósito en altura durante períodos de baja demanda. Luego, el agua se libera para generar electricidad en momentos de alta demanda. Estas centrales comparten protagonismo con el almacenamiento término, que intenta preservar energía en forma de calor en materiales como sales fundidas o líquidos calientes, algo especialmente interesante para aplicaciones de calefacción y refrigeración.

En definitiva, el almacenamiento de energía renovable no es simplemente un capricho, sino una oportunidad para impulsar la transformación de nuestro sistema energético y mitigar el cambio climático. A medida que las renovables continúan ganando terreno, la capacidad de gestionarlas de forma eficiente se vuelve cada vez más relevante. Si bien los desafíos son evidentes, las innovaciones tecnológicas y las inversiones en esta área prometen una revolución en la forma en que capturamos, almacenamos y utilizamos la energía, allanando el camino hacia un futuro más limpio y sostenible para nuestro planeta.