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Cuando el bullying se esconde tras la pantalla

ciberacoso

En el ciberacoso, los medios digitales son la vía a través de la cual los agresores hacen daño a sus víctimas. Este tipo de violencia online se asocia frecuentemente a los jóvenes menores de edad, aunque sucede también en adultas.


Dejar de usar el móvil o la tablet, cerrar las redes sociales, aislarse de la gente, cambiar de conducta, reaccionar a la defensiva: si conoces a alguien que esté experimentando estos síntomas, cuando antes no era así, es posible que estés frente a una víctima de ciberacoso o ciberbullying

Este problema va de la mano de la popularización del uso de dispositivos móviles entre la juventud. Se calcula que prácticamente uno de cada diez adolescentes en España ha sufrido esta forma de violencia, que se da cuando se utilizan medios online para hacer daño de forma consciente y reiterada a otras personas. La estadística se duplica entre el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo. En la educación primaria, el porcentaje es similar, con un 9,2% de víctimas entre los estudiantes de este nivel. 

Se calcula que uno de cada diez adolescentes en España ha sufrido violencia cibernética

En los últimos años, además, se está percibiendo un incremento vinculado al mal uso de la inteligencia artificial con la creación de deepfakes o montajes falsos con fotografías de la víctima. Esta es una de las formas que adopta el ciberbullying, pero no la única. Otras pueden ser colgar fotos o vídeos sin permiso, ofendiendo o agrediendo a la víctima; enviar mensajes insultándola o humillándola; o el grooming, cuando una persona adulta engaña a una menor a través de redes, generalmente con motivos sexuales.

Cómo actuar frente al ciberbullying

Cuando se sufre ciberacoso, es habitual no saber qué hacer, a quién acudir o cómo gestionarlo porque este tipo de ataques pueden acarrear también abusos emocionales o chantajes que hacen que la víctima sienta que es mejor no decir nada o incluso que no hay ninguna salida. 

Lo primero que hay que hacer es mentalizarse de que no hay porqué aguantar esta situación, que sí hay salida y que no hay que buscarla solo o sola. Para esto, se aconseja pedir ayuda a una persona de confianza, entre la familia o el profesorado, por ejemplo. Se puede bloquear a la persona que acosa en redes o denunciar la publicación para que la plataforma la elimine, pero antes es conveniente hacer capturas para poder demostrar el acoso si fuera necesario; y también si es por otras vías, como la mensajería instantánea.

En los últimos años, se está percibiendo un incremento vinculado al mal uso de la inteligencia artificial (IA) con la creación de deepfakes

Cuando se tiene conocimiento de un caso de ciberacoso, es importante seguir tres claves para evitar que el problema vaya a más: siempre intervenir, hacerlo de forma rápida y manteniendo la calma. Otras recomendaciones son comunicarse con el centro docente, la persona agresora y su familia y buscar ayuda especializada para la víctima. 

Cuando no se ha conseguido solucionar el problema por otra vía, hay que acudir a las autoridades, dado que el ciberacoso es un delito recogido en el Código Penal y en la Ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia. Hay varias alternativas: además de ir directamente a la Policía (nacional, local o autonómica) o a la Guardia Civil, está el teléfono 900 018 018 de atención ante casos de acoso. También se puede contactar vía chat o formulario. Cualquier modalidad sirve, siempre que la víctima deje de pasar por una situación que nunca debió sufrir.

Luz en la oscuridad: el agua como fuente de energía renovable

luz

Mediante la ionización de un electrolito compuesto presente en el agua salada, el dispositivo Waterlight, creado por las startups E-Dina y Wunderman Thompson, convierte el aluminio en energía lumínica y eléctrica. 

Esta sencilla tecnología es la que ha iluminado las noches de los wajú, un pueblo indígena ubicado en la árida península de la Guajira, entre Colombia y Venezuela, y cuyo día a día está marcado por la falta de acceso a servicios básicos, especialmente la electricidad.

Su economía depende principalmente de la artesanía y la pesca, dos actividades que dependen de la energía y la luz para ser más eficientes y productivas. Waterlight responde a esa necesidad y garantiza que los wajú tengan acceso a la luz sin tener que recurrir a combustibles fósiles y a un bajo coste. 

El agua salada puede convertirse en la solución energética de comunidades remotas con dificultad para el acceso a servicios básicos

Gracias a esta técnica, la comunidad wajú no solo ha podido alumbrar sus hogares, sino que ha visto transformado su estilo de vida. La luz mejora la seguridad, alarga las horas de estudio disponibles para los niños y niñas y permite que las mujeres artesanas extiendan sus horas de trabajo y, por tanto, aumenten sus ingresos. El agua salada se ha convertido así en un motor de desarrollo sostenible y autosuficiente para la comunidad. 

El agua salada, una alternativa energética sostenible

La situación de los wajú no es única. En torno a 675 millones de personas en todo el mundo no tienen electricidad, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía, la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la División de Estadística de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud. Mientras, se prevé que la demanda mundial de electricidad aumente a un ritmo más rápido en los próximos tres años. 

En este escenario, urge encontrar soluciones sostenibles que sean capaces de responder a la alta demanda sin un coste desorbitado y sin contaminar. El agua salada es una gran candidata para ejercer ese papel, puesto que es la fuente más abundante de la Tierra y su uso no emite gases de efecto invernadero.

Gracias a su abundancia y a su bajo impacto ambiental, el agua salada emerge como una alternativa a los combustibles fósiles en un escenario de alta demanda energética

Además, las posibilidades del agua salada como fuente de energía se pueden explotar a través de distintas tecnologías. La energía puede generarse aprovechando la diferencia en la concentración de sal entre el agua de mar y el agua dulce, el movimiento de las olas, la subida y bajada de las mareas o incluso la materia orgánica presente en el agua.

El proyecto Sabella en Francia se centra en la generación de energía renovable a través de turbinas submarinas instaladas en el estrecho de Fromveur, cerca de la isla de Ouessant en Bretaña. Utilizando la fuerza de las corrientes marinas, las turbinas Sabella D10 capturan y transforman la energía cinética del agua en electricidad, proporcionando una fuente de energía limpia y constante. 

Por su parte, el Proyecto Wave2O, desarrollado por Resolute Marine Energy en Cabo Verde, combina la energía de las olas con tecnologías de desalación para proporcionar agua potable y electricidad a comunidades costeras. Utiliza un sistema basado en la energía de las olas para generar electricidad y alimentar una planta de desalación, convirtiendo el agua de mar en agua potable.

Iniciativas como estas nos demuestran que el los océanos son todavía grandes desconocidos y que el mar esconde un gran aliado en la necesaria transición ecológica hacia un futuro energético más sostenible y resiliente.

Leymah Gbowee y su lucha por la paz en Liberia

En el seno de la desesperación de una nación devastada por la guerra, surgió una voz que resonó con fuerza en todo el mundo. Leymah Gbowee utilizó su inquebrantable voluntad y liderazgo para traer la paz a Liberia, demostrando que la valentía y el compromiso pueden superar cualquier adversidad.


Leymah Gbowee es una activista pacifista y feminista​ liberiana, reconocida mundialmente por su papel crucial en el fin de la Segunda Guerra Civil Liberiana. Nacida el 1 de febrero de 1972 en Liberia, Gbowee vivió en primera persona los horrores de la guerra civil que desgarraron su país desde 1989 hasta 2003. Esta experiencia traumática se convirtió en el catalizador de su dedicación a la paz y la justicia social. Se formó como trabajadora social y fue en este rol donde comenzó a comprender la magnitud del sufrimiento humano causado por el conflicto. 

En 2003, comenzó a organizar a las mujeres liberianas en un movimiento de paz sin precedentes fundando el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia

En 2003, comenzó a organizar a las mujeres liberianas en un movimiento de paz sin precedentes y en plena guerra civil fundó el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia (WIPNET, por sus siglas en inglés), compuesto por mujeres cristianas y musulmanas desafiando tanto las barreras religiosas como culturales. Vestidas de blanco, se manifestaban pacíficamente en lugares públicos, cantando, rezando y llamando la atención del mundo hacia su causa. Este movimiento desempeñó un papel fundamental en la presión al entonces presidente, Charles Taylor, para que participara en las conversaciones de paz. Estas negociaciones culminaron en el Acuerdo de Paz de Accra en 2003, que puso fin a una guerra que había dejado más de 250.000 muertos y desplazado a un millón de personas.

Un reconocido legado

El impacto de Leymah Gbowee no pasó desapercibido. En 2011, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, junto con Ellen Johnson Sirleaf y Tawakkol Karman, «por su lucha por la seguridad de las mujeres y por su derecho a participar plenamente en la labor de consolidación de la paz». Este reconocimiento internacional destacó la importancia del papel de las mujeres en los procesos de paz y consolidación democrática.

El impacto de Leymah Gbowee no pasó desapercibido y en 2011 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz

Además de su trabajo en Liberia, Gbowee ha seguido abogando por la paz y la justicia en todo el mundo a través de la Fundación Leymah Gbowee para África, una organización que apoya a mujeres y jóvenes en el liderazgo y la participación cívica. También es una voz prominente en foros internacionales, promoviendo la inclusión y la igualdad de género como pilares fundamentales para la paz duradera.

Un ejemplo a seguir

La historia de Leymah Gbowee es un impulso al concepto de que la paz no es solo la ausencia de guerra, sino la presencia activa de justicia y equidad. «A día de hoy a veces me pregunto por qué tenemos que matar a las personas por el poder», afirma Gbowee. Su valentía demuestra que incluso en los tiempos más oscuros, hay esperanza y capacidad de cambio. Las acciones de Gbowee y las mujeres de Liberia han dejado una huella imborrable, inspirando a generaciones a luchar por un mundo más justo y pacífico. «Estoy convencida de que mi continente va a ser el próximo lugar del mundo. Y si África va a ser el número uno, los africanos tienen que estar preparados. Yo sólo estoy invirtiendo en el futuro del continente», sentencia, antes de afirmar que si ella llegó donde está, con formación cualquier otra mujer podrá.

Huir del calor, la nueva diversificación del turismo

El turismo en España se diversificó notablemente en el año 2023, con respecto a los años anteriores a la pandemia. Parece haber empezado un cambio tanto de área geográfica de origen y destino como de periodo vacacional. Y el cambio climático podría tener mucho que ver en ello.


España es líder mundial indiscutible en atraer turistas, sobre todo a los que buscan sol y playa. Al menos hasta hace poco. El turismo constituye uno de los principales pilares de la economía del país: según la Cuenta Satélite del Turismo de España, la actividad turística supuso el 11,6% del PIB en el 2022 y en 2023, se superó el umbral de los 85 millones de turistas internacionales. Pero hoy este sector afronta nuevos retos, como el cambio climático. ¿Cómo está afectando esto a España? ¿Se pueden observar cambios actualmente?

El país está muy expuesto a las consecuencias del cambio climático, y esto conlleva que cada año las temperaturas son más altas y las lluvias, más escasas e irregulares. Sin embargo, en 2023, el turismo internacional se situó en máximos históricos en España en términos de llegadas de turistas, pernoctaciones hoteleras y gasto medio por viajero. ¿A qué se debe? 

En 2023, el turismo internacional en España se situó en máximos históricos

Hay varias razones para ello, pero una de ellas es que no todo el país está sufriendo el mismo impacto por el calor y la sequía. En 2023, las pernoctaciones hoteleras de extranjeros aumentaron principalmente en las regiones del norte de España, y no tanto en los archipiélagos y el sur peninsular. No hay que olvidar que, el cambio climático también está afectando al norte, donde las temperaturas también han aumentado, pudiendo atraer más turistas. Otra diferencia fue la época: hubo más visitas en los meses de otoño e invierno que en el período estival-, según un reciente análisis del Banco de España. Un factor determinante en este cambio han podido ser las olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas (AEMET).

En los años previos a la pandemia, el turismo internacional en España se concentraba, principalmente, en un área geográfica y en unos meses concretos. Canarias, Baleares, Cataluña y Andalucía recibían alrededor del 80% de los turistas. Y cerca de la mitad de los turistas internacionales venían en los meses de verano. 

Asimismo, antes de la pandemia, los principales países emisores de turistas eran el Reino Unido, Francia y Alemania, pues sus ciudadanos viajaban a España principalmente buscando sol y calor. Sin embargo, el año pasado, el origen de los turistas internacionales se diversificó, aumentando notablemente el número de turistas procedentes de América y Asia; en particular, de Estados Unidos y Japón, con viajeros que se caracterizan por un gasto medio por persona más elevado.

Los turistas se están desplazando hacia el norte y están cambiando los meses de verano por los de otoño o invierno

Es difícil no pensar en el cambio climático al observar esta diversificación del turismo. Los viajeros se están desplazando hacia regiones con temperaturas más moderadas al norte de la península en verano, y están empezando a cambiar los meses de calor por periodos otoñales o incluso invernales. El sector turístico se enfrenta a otros retos, como la adaptación al proceso de transición energética, a la demanda de agua, o a crear hoteles más sostenibles. En definitiva, es cierto que el turismo en España está particularmente expuesto a los riesgos asociados al cambio climático, por eso es vital que el sector invierta en acciones que den respuesta a los desafíos climáticos al tiempo que fomenta formas de viajar más sostenibles y responsables con las comunidades locales. 

¿Cuáles son las ciudades más sostenibles del mundo?

Madrid ha perdido cuatro posiciones en el último año en el Índice de Ciudades Sostenibles de Corporate Knights, que evalúa 70 capitales de todo el mundo en función de criterios de sostenibilidad, como las emisiones de CO2 per cápita, la gestión de los residuos o la calidad del aire. La capital española se sitúa en el puesto número 13 y destaca principalmente en la categoría de movilidad sostenible, en una puntuación que la equipara a Hong Kong o Singapur.


Se calcula que casi el 70% de la población mundial, más de dos tercios del total, vivirá en ciudades en 2050. Y esa es también la fecha que Naciones Unidas ha puesto para el objetivo de emisiones cero, esto es, para conseguir eliminar las emisiones de gases de efecto invernadero. Hoy no vamos por buen camino para lograrlo, por eso, las ciudades (donde se producen la mayor parte de las emisiones) son un actor clave del cambio de mentalidad.

Las primeras ciudades de la clasificación muestran altos niveles de emisiones per cápita contrarrestados por medidas gubernamentales y buena gestión de los residuos y la movilidad

Un informe elaborado por Corporate Knights, empresa líder de comunicación en investigación en economía sostenible, ha analizado y clasificado las ciudades del mundo según su sostenibilidad. Este particular ranking se basa en criterios como la calidad del aire, el acceso al agua potable, la gestión de residuos, la densidad del tráfico, el sistema de transporte y la dependencia del vehículo privado, los espacios públicos abiertos, las emisiones, la resiliencia y las políticas medioambientales de la ciudad.

Encabezan el ranking cuatro ciudades escandinavas: Estocolmo, Oslo, Copenhague y Lahti. Con más de un millón y medio de habitantes, Estocolmo ha conseguido reducir al máximo sus emisiones gracias a un sistema de transporte público reforzado que reduce la dependencia del coche y a dar importancia a las energías renovables. En el puesto de cola se sitúa Karachi, en Pakistán.

En general, los resultados de las primeras ciudades de la clasificación muestran altos niveles de emisiones per cápita contrarrestados por medidas gubernamentales y una buena gestión de los residuos y la movilidad. Es el caso de Sydney, en el puesto 7, o de Berlín, en el 8. La tendencia a mostrar emisiones altas pero fuertes medidas climáticas como el transporte público, la electrificación o la gestión de residuos es propia de ciudades con niveles socioeconómicos altos. Sin embargo, algunos resultados sorprenden: Ámsterdam, símbolo del transporte sostenible, ocupa el puesto 25 debido a su falta de políticas sobre energías renovables.

Por otro lado, las megaciudades tienen más dificultades para mantener políticas sostenibles debido a su tamaño, pero no es imposible: así lo demuestran Londres, con casi 9 millones de habitantes, ocupando el puesto 5, o Tokio, que, con 14 millones de ciudadanos, se mantiene en el puesto 12.

En el caso de España, la capital se sitúa en el puesto 13, cuatro lugares por debajo de su posición del año pasado. En su caso, Madrid destaca especialmente por aspectos relacionados con la movilidad, ya que su población depende menos del transporte personal y más del público, con menos de 0,5 vehículos por hogar, a la par que ciudades como Hong Kong y Singapur.

Al final del ranking encontramos núcleos urbanos con bajos niveles socioeconómicos y mucha población

Al final del ranking encontramos núcleos urbanos con bajos niveles socioeconómicos y mucha población, que afrontan retos adicionales a la acción climática. São Paulo, por ejemplo, con 12 millones de habitantes, ocupa el puesto 55, pues, aunque las emisiones per cápita son relativamente reducidas, la capacidad de resiliencia ante el cambio climático es mucho más baja debido a la pobreza de las infraestructuras y a la falta básica de recursos. Karachi, en Pakistán, por su parte, ocupa el último lugar por su falta de acceso a agua potable y sus nulas políticas contra el cambio climático.

En mejorar las condiciones socioeconómicas y las medidas gubernamentales es donde están los verdaderos retos para el cambio, ya que estas son el primer paso para eliminar o, al menos, reducir la gestión nociva de los recursos.