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Claudio Barría: «Nuestro vínculo con el mar y su importancia en nuestras vidas es innegable»

El 70% de la superficie del planeta es mar. Un mar en el que, como explica Claudio Barría, «hay una diversidad que ni siquiera somos capaces de imaginar». Doctor en Ciencias del Mar, profesor de la UAB, miembro del grupo de expertos de la UICN y cofundador de Catsharks, Claudio Barría nos habla de la importancia de la biodiversidad marina. Es experto en tiburones y rayas y su investigación la ha desarrollado en diferentes lugares, como el Océano Pacífico, el Atlántico y el Mar Mediterráneo. 


¿Qué te motivó a especializarte en biología marina y, en particular, en tiburones y rayas?

Mi familia se dedica a la pesca y crecí en un ambiente marino. Siempre he sentido atracción hacia el mar y todo lo que habita en él. ¿Por qué no dedicarme a explorar lo que se encuentra en sus profundidades y trabajar para conservarlo? Mi fascinación por los tiburones y las rayas comenzó cuando, de niño, encontré un tiburón pequeño en el bote de pesca de mi familia, era una musola. Tenía las aperturas branquiales descubiertas, dientes diferentes y cuerpo alargado. En ese momento surgió mi amor por descubrir más sobre este grupo de peces tan particular. Posteriormente, ya en la universidad, me di cuenta de que los tiburones son animales bastante estigmatizados y sentí que alguien debía hacer algo para evitar que desaparecieran.

¿Qué proyectos de investigación científica estáis desarrollando actualmente en Catsharks?

Acabamos de obtener un proyecto nacional, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y en colaboración con la Universidad de Oviedo, para investigar si se están comercializando especies en peligro de extinción y qué podemos hacer para reducir esta práctica. Vamos a identificar las especies presentes en el Mediterráneo y en el Atlántico a través de análisis de ADN y de visitas a las lonjas. También tenemos un proyecto para establecer protocolos básicos para mantener a los tiburones en cautiverio, con el objetivo de recuperar algunas poblaciones que están a punto de desaparecer. Además, participamos en el proyecto «Tiburones y Rayas», dentro de la iniciativa Observadores del Mar, que involucra a la ciudadanía en la identificación de lugares prioritarios para la conservación de tiburones y rayas en España. 

«Los tiburones son animales bastante estigmatizados y sentí que alguien debía hacer algo para evitar que desaparecieran»

Uno de vuestros últimos estudios aborda los niveles de concentración de metales pesados en tiburones, rayas y quimeras del Mediterráneo occidental. ¿Cuáles son los principales hallazgos de este estudio? 

Este estudio fue desarrollado por Pol Carrasco, socio de Catsharks, como parte de su trabajo de máster, que tuve el honor de dirigir. Es el análisis de metales pesados que ha abarcado la mayor cantidad de especies de tiburones, rayas y quimeras en todo el Mediterráneo: se analizaron 116 muestras de tejido muscular de 17 especies de condrictios del Mediterráneo occidental. Los tiburones mostraban mayores concentraciones de cadmio y cobre y las quimeras presentaban la mayor concentración de plomo. Dentro del grupo de condrictios, las rayas eran las que tenían menores concentraciones de metales pesados. A nivel de especies, el tiburón negrito (Etmopterus spinax) presentaba las concentraciones más elevadas de cadmio y cobre y la quimera (Chimaera monstrosa) tenía las mayores concentraciones de plomo. Ambas superaban los niveles permitidos por la UE, por lo que no se recomienda el consumo. Sin embargo, aún quedan especies por evaluar, muchas de ellas se consumen habitualmente. 

¿Qué importancia tienen los tiburones, rayas y quimeras para el equilibrio del medio marino? ¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrentan actualmente?

Los tiburones y rayas son depredadores y cumplen un rol fundamental en la estructuración de las cadenas alimenticias marinas, influyendo en ellas desde arriba hacia abajo. Para explicarlo mejor, suelo utilizar el modelo del castillo de naipes, que representa nuestra red trófica marina. Si retiramos las cartas basales, el castillo se derrumba: es lo que ocurriría si hubiera alteraciones en el plancton. Si quitamos las cartas superiores, el castillo de naipes también puede colapsar y sería lo que ocurriría con la desaparición de tiburones y rayas. Este colapso podría ocurrir por la sobrepesca, el uso de artes de pesca poco amigables con el medio ambiente, la contaminación, la degradación de hábitats o el cambio climático.

¿Cómo está afectando el cambio climático y la sobrepesca a estas especies marinas?

Aunque es difícil evaluar la situación de las 1.200 especies de tiburones y rayas, casi la mitad están amenazadas o cerca de la amenaza de extinción. La sobrepesca ha reducido las poblaciones de tiburones en algunas zonas en más del 70% en los últimos 50 años, y otras especies están al borde de la extinción. Se estima que más de 100 millones de tiburones mueren cada año como resultado de la pesca dirigida y accidental en todo el mundo. El cambio climático está provocando un aumento del nivel del mar, olas de calor marinas, anomalías térmicas, acidificación del océano y cambios en las corrientes marinas. Estos cambios han afectado al metabolismo de algunos tiburones y sus crías y es probable que muchos tiburones se vean obligados a cambiar sus rutas migratorias o a desplazarse hacia aguas más profundas en busca de mejores condiciones para su supervivencia.

«Se estima que más de 100 millones de tiburones mueren cada año como resultado de la pesca dirigida y accidental en todo el mundo»

¿Qué podemos hacer la ciudadanía para no contribuir a la pesca de especies amenazadas?

El papel de la ciudadanía es fundamental. Una persona informada tiene el poder de decidir si quiere consumir especies en peligro de extinción o no. Se están dando pasos para aumentar la sensibilización y la información disponible sobre la situación de estas especies, lo que permitirá a la ciudadanía tomar decisiones más conscientes y responsables. Vamos en esa dirección, pero aún queda mucho por hacer.

¿Qué papel tiene la ciencia en la creación de políticas de conservación efectivas?

Desempeña un papel crucial, ya que permite a las administraciones implantar acciones de manejo adecuadas. Es fundamental que se trabaje de manera conjunta y continua en procesos que son cada vez más urgentes, como la adopción de medidas efectivas a través de un plan de acción nacional, integral y con recursos en el tiempo. Este plan debería incluir la recuperación de las poblaciones, la divulgación científica, la educación, el seguimiento de los planes de acción y la fiscalización, entre otras prioridades. 

¿Cómo se está abordando la conservación de los elasmobranquios en otras partes del mundo?

Por ejemplo, en Estados Unidos se realizan seguimientos detallados de la pesca recreativa; en Colombia, se prohíbe la pesca de tiburones y rayas; en Chile, se realizan pescas exploratorias de rayas para evaluar sus abundancias; y en Reino Unido o Maldivas, se promueven actividades de ecoturismo. En Suecia y Suiza, el etiquetado de productos pesqueros es mucho más riguroso. En lugares como Isla Cocos o Indonesia, se han establecido áreas protegidas donde las poblaciones de tiburones han comenzado a recuperarse tras una tendencia a la baja. Existen diversas medidas de gestión que pueden ser efectivas, pero es crucial que se adapten a las necesidades específicas de cada país.

¿Qué actividades turísticas, como el buceo o la pesca recreativa, tienen mayor impacto en los elasmobranquios? 

Con una buena regulación, el buceo no genera ningún impacto negativo en tiburones y rayas. En el caso de España, las actividades de observación contribuyen a la ciencia ciudadana y deberían potenciarse para promover el conocimiento de nuestra biodiversidad. En cambio, la pesca recreativa tiene un impacto sobre las especies capturadas y su ecosistema. Solo en Baleares existen más de 49.000 licencias de pesca recreativa, pero los datos de estas pescas no llegan a ningún repositorio público. Aunque existen pescadores responsables e informados, esta actividad debería estar mejor regulada. 

Como divulgador, ¿por qué crees que la ciudadanía debería interesarse por la biología marina y la protección de los océanos?

Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en zonas costeras; nuestro vínculo con el mar y su importancia en nuestras vidas es innegable. Disfrutamos este privilegio casi todo el año, especialmente en primavera y verano. Además, del mar extraemos alimentos y generamos productos farmacéuticos. El mar regula las temperaturas de muchas ciudades y del planeta en general, ayuda a mitigar la erosión costera, actúa como un importante sumidero de carbono y nos ofrece beneficios turísticos, culturales, recreativos, estéticos y espirituales. El 70% de la superficie del planeta es mar y bajo esa superficie hay una diversidad que ni siquiera somos capaces de imaginar.

Olivier Longué: «El hambre nunca debe usarse como arma de guerra»

© May Mahmoud para Acción contra el Hambre

Olivier Longué, director general de Acción contra el Hambre en España, es el rostro visible de una organización que cada año pone todos sus recursos al servicio de un único objetivo: la erradicación del hambre en el mundo. Charlamos con él a propósito de la situación actual, de la inflación del precio de los alimentos y de qué podemos hacer desde casa y desde las instituciones para detener este problema.


Para hablar con propiedad, ¿qué es el hambre? ¿Es lo mismo que la desnutrición? ¿Y la inseguridad alimentaria?

El hambre se asocia con la falta de alimentos y conlleva periodos en los que las personas sufren una grave inseguridad alimentaria, es decir, que pasan días enteros sin comer por falta de dinero, acceso a alimentos u otros recursos. La desnutrición es una condición más amplia que incluye no solo el hambre, sino también la falta de nutrientes esenciales, lo cual puede causar problemas de salud. Por su parte, la inseguridad alimentaria es la falta de acceso regular a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para llevar una vida saludable. Esta situación puede ser temporal o crónica. Es importante destacar que, en esta ecuación, debemos integrar en las soluciones el acceso a los cuidados dados tanto por el sistema de salud como por la familia.

¿Cuál es la situación del hambre en este momento en el mundo?

Se calcula que padecen hambre en el mundo 783 millones de personas, siendo los niños, niñas y mujeres los que se ven más afectados. Además de los efectos de la emergencia climática y las crisis económicas, las guerras y los conflictos siguen siendo las principales causas del hambre en el mundo.

En el escenario actual, corremos el riesgo de perder la línea de mejora que empezábamos a tener en los últimos años. La globalización económica y política de los problemas conlleva que debamos tener en cuenta lo que sucede en cada espacio y su repercusión a nivel mundial. La comunidad internacional debe actuar ya con urgencia para evitar que millones de personas sigan muriendo de hambre.

Y en España, ¿se pasa hambre? ¿El descenso del poder adquisitivo y la inflación han afectado a la dieta de los españoles?

En España, aunque no se vive una crisis de hambre comparable a la de algunos países en desarrollo, sí existen problemas de inseguridad alimentaria. La crisis financiera de 2009, la crisis generada por la pandemia de covid-19 y la guerra de Ucrania han impactado en nuestro país al producirse una reducción de los ingresos de los hogares y un incremento de precios de productos esenciales, con el consiguiente impacto negativo en los niveles de inseguridad alimentaria.

En España, un 13,3% de los hogares españoles experimentaron algún nivel de inseguridad alimentaria, es decir, más de 6 millones de personas. De todas ellas, casi 2 millones y medio sufren inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que implica que han tenido que reducir su ingesta de alimentos por falta de recursos. Padecer inseguridad alimentaria significa no poder acceder de forma regular a alimentos suficientes en calidad y cantidad, y esto perjudica en la salud y en el desarrollo. 

Además, en nuestro país, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) una de cada diez personas en edad de trabajar se encuentra en situación de desempleo o vulnerabilidad. Por esta razón, en Acción contra el Hambre abordamos el problema de la seguridad alimentaria en España desde un enfoque multifacético, desarrollando programas que mejoren la situación económica y nutricional de las familias, impulsando la empleabilidad de las personas más vulnerables y la formación de personas en desempleo, y trabajando en programas de detección de la inseguridad alimentaria.

¿Cómo habéis vivido desde la organización el aumento del precio de los alimentos? ¿Se han presentado retos que no teníais anteriormente? ¿Son realmente posibles medidas como limitar el precio máximo de los alimentos de primera necesidad? ¿Qué pueden hacer los gobiernos?

El aumento del precio de los alimentos ha supuesto retos significativos para organizaciones como Acción contra el Hambre, dificultando el acceso a suministros esenciales y aumentando la inseguridad alimentaria. Medidas como limitar el precio máximo de los alimentos de primera necesidad son complejas y requieren una cuidadosa consideración. Otras medidas importantes serían la gestión de los excedentes de producción, garantizar que todas las personas tengan acceso a una canasta básica de alimentos y promocionar una alimentación consciente y responsable.

Otro de los grandes retos del panorama mundial actual son los conflictos bélicos que se están desarrollando en zonas como Ucrania y Palestina. ¿Cómo se plantea el trabajo de vuestra organización en estos espacios?

En zonas afectadas por conflictos como Ucrania y el Territorio Palestino Ocupado, donde llevamos más de 20 años trabajando, Acción contra el Hambre adapta su trabajo a las condiciones locales, priorizando la seguridad de nuestro personal humanitario y las necesidades más urgentes de la población. Nuestra organización lleva a cabo actividades de emergencia para proporcionar alimentos, agua potable, servicios de salud y apoyo psicológico, entre otras. La colaboración con socios locales y la comunidad internacional es clave para asegurar la eficiencia y sostenibilidad de las intervenciones en estos contextos complejos y cambiantes.

También seguimos defendiendo los derechos de las poblaciones afectadas por crisis y continuamos apelando a todas las partes en conflicto para que se cumpla el Derecho Internacional Humanitario y la resolución 2417 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: el hambre nunca debe usarse como arma de guerra.

La acción climática es también la lucha por gestionar los recursos naturales adecuadamente. ¿Cómo impacta el cambio climático en el acceso a los alimentos y al agua potable y segura?

El cambio climático afecta gravemente el acceso a alimentos y agua potable. Las variaciones extremas del clima, como sequías o inundaciones, reducen la producción agrícola, afectan a las cosechas y provocan desplazamientos de población, incrementando la inseguridad alimentaria. Además, estas condiciones extremas pueden contaminar fuentes de agua, dificultando el acceso a agua potable y segura. La gestión sostenible de los recursos naturales y la adaptación a los impactos climáticos son esenciales para garantizar la seguridad alimentaria y el acceso a agua potable en el futuro.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 «Hambre cero» y la Agenda 2030 buscan poner fin al hambre. ¿Es esta meta posible a día de hoy con esa fecha en mente?

Alcanzar este objetivo para 2030 presenta desafíos muy importantes debido a factores como el cambio climático, los conflictos, las crisis económicas y la pandemia de covid-19, que han incrementado la inseguridad alimentaria. Aunque se han logrado avances, la meta de «Hambre cero» para 2030 sigue siendo ambiciosa y requiere un esfuerzo global coordinado e intensificado para ser alcanzada​. Desde Acción contra el Hambre sabemos cómo alcanzar el objetivo y trabajamos cada día para ello.

Desde casa, ¿qué podemos hacer a título individual para contribuir a la lucha contra el hambre?

Primero, informarnos. Conocer el problema y concienciarnos es fundamental para poder cumplir con nuestra responsabilidad como personas y como sociedades. Y siempre se puede poner un grano de arena en la lucha contra el hambre.

Dora García: «Me imaginaba a los osos polares viendo los cruceros de turistas y pensando que el fin estaba cada vez más cerca»

Charlamos con la artista a propósito de la crisis climática, el impacto de la industria cinematográfica en el medioambiente y su primer largometraje, END (dos prólogos).


Cantaba Paco Ibáñez  que «nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno». El arte como medio para denunciar las injusticias del mundo ha existido siempre, pero parece aún más necesario hoy, cuando la sobresaturación de contenidos en los medios hace que el foco se disuelva con más rapidez que nunca. La artista Dora García (Valladolid, 1965) se adentra en el terreno del cine en el largometraje END (dos prólogos), película en la que denuncia la situación climática en los polos. Charlamos con ella.

¿Por qué decides hacer el largometraje END (dos prólogos)?

Como respuesta a la invitación de CNIO arte, tras haber encontrado al científico David Bravo Nogués, macroecólogo, y haber decidido juntos que el mejor lugar para hablar de crisis climática y crisis de biodiversidad era el archipiélago noruego de Svalbard, el lugar habitado más al norte del planeta, y que se calienta siete veces más rápido que la media.

¿Te habías planteado antes utilizar el cine como medio para expresar tu preocupación ambiental? ¿Es tu primer proyecto de este tipo? 

Yo no soy cineasta, sino artista plástica, y a veces utilizo el medio del cine digital. Tengo mi preocupación medioambiental de ciudadana y la he expresado de varios modos, por ejemplo, contribuyendo en Greenpeace y ahora en Ecologistas en Acción. Esto me parece más efectivo que hacer una película, francamente. Pero quise visitar ese lugar con David Bravo Nogués y el CNIO para aprender y para ofrecerle una plataforma de divulgación a David. Es mi primer proyecto de este tipo y también la primera vez que filmo paisaje.

La industria cinematográfica tiene un impacto en el medio ambiente. ¿Crees que se están tomando las medidas necesarias para cambiarlo? ¿Qué piensas que debe mejorar?

En efecto, la industria cinematográfica tiene un impacto en el medio ambiente y lo tuvo también en nuestro viaje, ya que viajamos siete personas en avión a Svalbard. No hay otro modo de llegar y era por trabajo, pero el turismo es ahora la principal industria de Svalbard y constantemente llegan allí enormes cruceros que vienen de América y Asia. No creo que se esté haciendo prácticamente nada por reducir el impacto de la crisis climática. Un cierto avance es la conciencia de generaciones más jóvenes al respecto y, aunque no se está haciendo prácticamente nada, sí existe la conciencia de que hay que hacer algo y eso en sí es un avance. También quiero pensar que entre los jóvenes existe un rechazo al turismo masivo y al consumo de carne, lo que también es un avance.

El rodaje de la película se desarrolló en Noruega, donde el cambio climático se manifiesta con más rapidez que en el resto del planeta. ¿Era como te lo esperabas o hubo algo que te impactó?

Me había documentado mucho para hacer el trabajo, de modo que el paisaje era el que esperaba. Lo que sí me sorprendió e impactó fueron los inmensos cruceros de turistas que llegaban constantemente. Me imaginaba a los osos polares observando esas masas inmensas y pensando que el fin estaba cada vez más cerca.

¿Cuál es la lección que te llevas después de haber rodado esta película?

Que lo máximo que podemos esperar frente a la urgencia climática y de biodiversidad es poder adaptarnos para sobrevivir, aunque malamente. Nadie está haciendo lo necesario. También he aprendido que las guerras son, además de otras muchas cosas, agentes máximos de contaminación y calentamiento.

¿Crees que el cine es mejor que otros formatos para transmitir información y concienciar a propósito del cambio climático?

No, creo que la prensa y la información oral, pedagógica, en las escuelas y en las universidades son muy importantes también. Todos son buenos y necesarios.

¿Qué podéis hacer los artistas para luchar contra problemas como el cambio climático?

Evitar un modo de hacer cine extractivo y contaminante, como viajes constantes, rodajes que requieren mucho transporte de obras y personas… También decrecer la producción y convencer a los agentes con los que trabajamos (instituciones, galerías…) de que hagan.

Mónica Rodríguez: «Se debe producir solamente lo que se vaya a vender»

Mónica Rodríguez ha encontrado la forma de reciclar y reutilizar textiles para mantener viva una de las industrias más atractivas, y a la vez más contaminantes, del planeta.


La industria textil es una de las más contaminantes del planeta. El fast fashion y el ultra fast fashion han disparado la producción textil en los últimos años a cifras inimaginables y esto está provocando unas nefastas consecuencias. Según datos del Foro Económico Mundial, la industria de la moda es responsable del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El desperdicio de ropa que se genera con este tipo de producción desmedida se refleja en que un 85% de todos los textiles acaban en el vertedero cada año y cada segundo se quema o deposita en un vertedero el equivalente a un camión de basura lleno de ropa, según esta misma fuente.

En este contexto, ha despertado y prosperado todo un mundo paralelo de moda de segunda mano, upcycling, circularidad y slow fashion, con el fin de evitar que la ropa de la moda rápida tenga la vida demasiado corta y acabe contaminando el planeta. A raíz de esto, tras una larga carrera dentro de una de las gigantes de la moda, Mónica Rodríguez tuvo una idea novedosa: rescatar desechos textiles y venderlos a distintos proveedores. Bajo esta premisa nació la start up, Recovo, de la que hoy ella es CEO, que transforma los desechos de unos en materia prima para otros.

Cada segundo se quema o deposita en un vertedero el equivalente a un camión de basura lleno de ropa

«Contribuimos a la circularidad textil recuperando materiales sobrantes como hilaturas, tejidos o fornituras a los que les hacemos fotos y los escaneamos en 3D para luego ponerlos a disposición de compra de todo tipo de marcas a nivel global. Gracias a esto prolongamos la vida útil de estos materiales», explica la emprendedora. Apoyándose en la digitalización y la tecnología, la empresa es capaz de recuperar información y datos de cada tejido para poder medir el ahorro por tejido utilizado. Sus clientes ven claramente la información de impacto del producto que compran, como por ejemplo su trazabilidad por metro. En ese sentido, la start up ha logrado ahorrar 22 millones de litros de agua, 98.000 kg de CO₂ y 1.400.000 m de residuos textiles.

«Mediante nuestra metodología de trabajo conseguimos que stocks dormidos y parados cobren de nuevo sentido en colecciones nuevas con el valor añadido de que reutilizar en lugar de producir nuevos tejidos ahorra recursos naturales como el agua y, además, con esta fórmula las empresas se ahorran la energía de tener que producirlos por sus propios medios».

Recovo ha logrado ahorrar 22 millones de l de agua, 98.000 kg de CO₂ y 1.400.000 m de residuos textiles

No obstante, para Rodríguez, el sector de la moda todavía necesita avanzar mucho más en cuanto a sostenibilidad y el fast fashion parece el antónimo de ese concepto. «Todo es una cuestión de las prioridades de las grandes corporaciones», explica. Para la experta, el sector de la moda debe limitar su producción, es decir, no sobreproducir. «Se debe producir solamente lo que se vaya a vender; esto es posible saberlo gracias a modelos predictivos, datos, etc. Por otro lado, debemos utilizar solamente materiales amigables con el medio ambiente, así como integrar la circularidad en las operaciones de la empresa para que los residuos que se generen puedan ser reciclados infinitas veces».

Rhoda N. Wainwright: «Una variable importante en la producción de cine debería ser la sostenibilidad medioambiental»

Rhoda N. Wainwright

Rhoda N. Wainwright, figura destacada en la industria del cine con más de 20 años de experiencia en producción, dirección y guion, ha dejado una huella significativa en el mundo cinematográfico. Sus obras premiadas y seleccionadas en numerosos festivales internacionales la han consolidado como una experta en la industria. Además, como cofundadora de Fiction Changing the World, empresa especializada en el desarrollo de contenidos que integran mensajes de sostenibilidad en ficciones audiovisuales y Mrs. GreenFilm, empresa de consultoría enfocada en reducir los impactos medioambientales de las producciones audiovisuales, Rhoda ha demostrado un compromiso notable con la sostenibilidad en el cine. En esta entrevista, exploramos con ella la evolución de la conciencia sostenible en la industria cinematográfica y los desafíos que enfrenta en un panorama audiovisual en constante cambio.

¿Cuándo y cómo surgió tu interés por la sostenibilidad en la producción cinematográfica?

La primera vez que oí hablar de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenibles) fue a finales de 2017. Había quedado con una de mis mejores amigas, Paloma Andrés Urrutia, que llevaba años trabajando en sostenibilidad, para tomar un café y ponernos al día. Mientras charlábamos me contó lo frustrada que estaba porque apenas nadie conocía los ODS. Yo tampoco sabía lo que eran y cuando me lo explicó casi me explota el cerebro. Resulta que por fin existía un acuerdo global que podría significar que la humanidad no se extinga, y la población en general no lo conocíamos. Paloma me contaba que la información era pública, pero que básicamente solo llegaba a quienes ya trabajaban en sostenibilidad y que además estaba escrita en un lenguaje complejo, técnico y lleno de acrónimos. Para el ciudadano de a pie, leer esos textos era básicamente como enfrentarse a un texto en latín. 

Mi trayectoria profesional siempre ha estado ligada al audiovisual y este es un sector que llega a miles de millones de personas en todo el mundo. Así que decidimos unir nuestro conocimiento y experiencia para transmitir de forma sencilla las metas de la humanidad (ahora mismo reflejadas en los ODS) y diversos mensajes de sostenibilidad a través de contenido de ficción dirigido a audiencias masivas. A partir de ahí fundamos Fiction Changing the World

Cuando estábamos generando la metodología que permitiera integrar con rigor esos mensajes de sostenibilidad en la ficción nos dimos cuenta de que era fundamental que la producción de estos contenidos también fuera sostenible. En España eso no estaba sucediendo, así que decidimos ponernos a trabajar en ello y acabamos creando Mrs. Greenfilm con tres socias más para ayudar a la industria audiovisual española a reducir sus impactos medioambientales y producir de una forma más sostenible. 

Personalmente, amo la industria del cine y haber podido ser parte del grupo de pioneros que está ayudando a su transformación está siendo una experiencia maravillosa.

«Ser parte del grupo de pioneros que está ayudando a la transformación de la industria del cine es una experiencia maravillosa»

En tu experiencia, ¿cuáles consideras que son los mayores descuidos ambientales en la realización de películas y programas de televisión?

En mi opinión, la falta de una planificación estratégica que incluya criterios de sostenibilidad es lo que puede llevar a tener mayores impactos. A la hora de crear el diseño de la producción, una variable importante a tener en cuenta debería ser la sostenibilidad medioambiental. Hasta ahora, el criterio creativo y el económico mandaban. Nosotros proponemos añadir a la balanza el criterio de la sostenibilidad para intentar evitar situaciones como rodar escenas de lluvia torrencial donde se consumen decenas de miles de litros de agua potable cada jornada en una zona afectada por la sequía. La correcta gestión de los residuos también es otro tema que está constando implementar al 100% porque son muchos los residuos generados a diario en un rodaje, además de los derivados de la construcción y desmontaje de decorados.

¿Como cofundadora de Mrs. Greenfilm, ¿puedes compartir algunos proyectos específicos en los que se hayan implementado prácticas sostenibles?

En los últimos dos años hemos trabajado en más de 100 proyectos de series y películas españolas que han incluido criterios de sostenibilidad con mayor o menor intensidad. Algunos de los que ya se han estrenado son La Sociedad de la Nieve, Los Farad, Élite, Operación Triunfo, Saben Aquel, Cerrar los ojos, Las Niñas de Cristal, Maridos, Chinas, Culpa Mía, Montecristo o Zorro.

¿Cómo impacta la sostenibilidad en la toma de decisiones creativas durante el proceso de producción y dirección?

De momento impacta poco. El criterio creativo manda.  Desde sostenibilidad se hacen sugerencias para intentar evitar los impactos, pero en muchas ocasiones esto no es posible por lo que trabajamos en reducir los impactos derivados de las decisiones creativas. Hay que tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, cuando nos incorporamos a los proyectos, los guiones ya están cerrados y es muy difícil que se hagan cambios sustanciales en ese momento. Lo ideal sería poder trabajar con los guionistas, directores y productores en la fase de desarrollo del proyecto para así buscar maneras de reducir aún más los impactos. Es polémico pensar en que la sostenibilidad afecte a lo creativo, hay quien se lleva las manos a la cabeza cuando este tema se menciona, sin embargo, nadie pestañea cuando son criterios económicos los que ponen límites a la creatividad. En mi opinión deberíamos ser capaces de trabajar conjuntamente en la fase de desarrollo para que se generen las mejores producciones posibles reduciendo al máximo sus impactos.

Con la proliferación de plataformas de streaming y la creciente demanda de contenido, ¿cómo crees que la industria del cine puede equilibrar la producción masiva con la sostenibilidad?

Para equilibrar la producción masiva sería necesario que se crearan leyes que marcaran criterios claros de sostenibilidad para la industria del cine. Sin embargo, mientras esto no ocurra, son precisamente agentes como las plataformas de streaming y los grandes estudios cinematográficos los que tienen que hacer esfuerzos para reducir los impactos de cada una de sus producciones. Esto ya está ocurriendo en algunas plataformas en las que se dedica una partida presupuestaria para la inclusión de un departamento de sostenibilidad y para la implementación de medidas que reduzcan la huella de carbono de los proyectos. También hay que tener en cuenta que la industria cinematográfica depende de los avances en otros sectores para poder reducir sus impactos, como sucede ahora mismo con el uso de vehículos más eficientes. Por mucho que una productora quiera alquilar los vehículos más eficientes para su rodaje, si las empresas de alquiler de vehículos apenas tienen vehículos de bajas emisiones no podrán tener acceso a esos camiones, furgonetas y coches. Sucede lo mismo con los generadores eléctricos de energía, cuyo uso reduciría significativamente las emisiones directas de las producciones, pero de momento en España solo se están pudiendo utilizar pequeños generadores que no tienen suficiente potencia para alimentar al rodaje entero y es necesario seguir usando generadores de combustible de gran potencia.

«Hasta ahora, el criterio creativo y el económico mandaban, nosotros proponemos añadir a la balanza el criterio de la sostenibilidad»

¿Cuál es tu opinión sobre las medidas que se están tomando a nivel global para promover la sostenibilidad en la industria cinematográfica? 

Las medidas más destacables que estamos viendo a nivel global son la inclusión en presupuestos de partidas para la reducción de impactos y la creación de premios y sellos con cierto prestigio a producciones que implementan medidas de sostenibilidad o que incluyen mensajes de sostenibilidad. Por otro lado, también vemos que tanto productoras, plataformas, estudios y actores están tomando conciencia del riesgo reputacional que puede suponer para todos ellos que en alguno de sus proyectos haya algún impacto medioambiental grave y esto hace que cada vez se alineen más con objetivos de sostenibilidad en sus proyectos. No obstante, todavía nos queda mucho camino por andar, hace falta más formación y concienciación para que la sostenibilidad forme parte de la manera estandarizada de producir.

Dada tu experiencia en festivales internacionales, ¿has notado un aumento en la conciencia sostenible en la selección y premiación de películas? 

En los últimos años estamos viendo ese aumento en la conciencia sostenible a la hora de premiar. Existen ya premios como los EMA Awards en EE.UU, los Sustainable Development Goals Lions en Cannes, los Premios Produ en Latinoamérica, la Espiga Verde en Seminci, el Another Way Film Festival en Madrid, el festival FINCA en Argentina o el FICMA en Barcelona. Sería muy interesante verlo reflejado en más festivales y premios de gran prestigio internacional como los Goya, los Oscar o los Globos de Oro.

¿Qué consejos darías a los y las cineastas emergentes que desean incorporar prácticas sostenibles desde el principio de sus carreras?

Les recomendaría que se formaran para tener un mínimo de nociones básicas de sostenibilidad en rodajes, que cuenten con un departamento de sostenibilidad en sus proyectos y que incluyan los criterios sostenibles desde la fase de desarrollo.

¿Existen barreras significativas para la implementación generalizada de prácticas sostenibles en la industria del cine? ¿Cómo se pueden superar? 

Son varios los retos para conseguirlo. Es necesario que se siga formando personal especializado, pues casi no hay cantera de Eco PA [asistentes de producción] y Eco managers. También es importante que los clientes entiendan bien qué es lo que hacemos, que no basta con separar bien los residuos o con reducir el uso de botellas de plástico. Sigue habiendo bastante desconocimiento sobre lo que significa aplicar criterios de sostenibilidad en rodajes y es importante que la sostenibilidad sea un criterio más a la hora de tomar decisiones. Otra barrera sería la falta de disponibilidad de vehículos y generadores de bajas emisiones, todos los sectores han de transformarse y eso lleva tiempo.

Como parte de Fiction Changing the World, ¿cómo crees que las historias pueden ser agentes de cambio para promover la sostenibilidad y la conciencia ambiental?

El cine es un gran generador de empatía y de referentes, nos muestra otras partes del mundo, otras personas y formas de vida. El ser humano siempre ha utilizado los relatos para transmitir información importante en forma de parábolas o cuentos con moralejas, el cine tiene que seguir haciendo eso. La industria audiovisual llega a millones de personas en todo el planeta y hay que aprovechar su potencial sensibilizador para seguir transmitiendo mensajes tan importantes como las metas de la humanidad para no extinguirse y para hacer una llamada a la acción.

Idoia Salazar: «La IA generativa es un nuevo capítulo en la historia de la humanidad»

Idoia Salazar

Periodista de formación e inmersa desde hace más de 15 años en el estudio del impacto de esta nueva tecnología y su ética, la fundadora del observatorio OdiseIA actualmente coordina uno de los proyectos de mayor calado en este ámbito dentro del Gobierno.


En un futuro no muy lejano, cualquier dispositivo podría tener implantado un sistema de Inteligencia Artificial (IA) que requerirá de un sello expedido por el Gobierno que garantice un desarrollo acorde con la legislación europea. Cuando esto ocurra será porque el primer proyecto de sandbox (banco de pruebas) y de dicha certificación, impulsados por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA), han llegado a buen puerto. Idoia Salazar, fundadora y presidenta del Observatorio del Impacto Social y Ético de la Inteligencia Artificial (OdiseIA), coordina este proyecto con la consultora Deloitte.

¿Cuánto puede durar el proyecto de sandbox y sello nacional de IA?

La duración de este proyecto se prolongará hasta finales de 2025. Se está haciendo todo el rodaje del sandbox de regulación en IA (anteriormente ya habíamos hecho el framework, es decir el diseño, también con la SEDIA); además de la creación y desarrollo del sello de IA. El sandbox establece un campo de pruebas en el que empresas y organismos públicos y privados, sobre todo aquellos que desarrollen IA, pueden entrar y testar sus sistemas de alto riesgo para ver si, junto con las herramientas que nosotros les vamos a dar, pueden adecuarse de forma sencilla a la regulación europea. Lo que queremos hacer es ayudar a que las empresas españolas, principalmente pymes y 'startups', sepan entender bien la regulación, cómo les afecta y darles herramientas para cumplirla de manera ágil.

¿Por qué es importante integrar esta tecnología y extender este sello en las empresas?

Creo que es fundamental que todos, principalmente pequeñas empresas que también utilizan sistemas de IA, empiecen a pensar de qué manera les puede afectar y cómo actúan. Una de las ventajas que tiene esta herramienta es su facilidad de uso por startups y pymes y que posibilita a una empresa a hacer grandísimas cosas. Pero aún hay reparos porque piensan que la regulación europea les va a suponer una merma en el desarrollo de su negocio. Sería así si no estuviéramos bastante implicados en el desarrollo de estas guías [se liberarán al acabar el proyecto].

¿Qué papel tiene la IA en el ámbito profesional?

A nivel profesional no es una opción, es una necesidad a todos los niveles. Yo diría que prácticamente cualquier tarea puede ser susceptible de mejorar gracias al uso, en principio, de la IA generativa u otro tipo de sistemas de IA. Pero realmente la IA generativa da opciones enormes en cualquier ámbito, por la posibilidad de democratizar su uso a cualquier persona.

¿Diría que la IA generativa es un nuevo capítulo en la historia de esta tecnología?

Voy un paso más allá: Diría que es un nuevo capítulo en la historia de la humanidad. Obviamente había IA generativa antes de Chat GPT, pero ahora se ha democratizado. Ya iba a suponer una revolución porque es una herramienta básica hoy en día que nos ayuda a optimizar todo tipo de procesos y en un muy corto periodo de tiempo. Esto va a cambiar la manera de afrontar cualquier trabajo, pero más aquellos de gran impacto como la medicina o el desarrollo de fármacos. Va a hacer dar un paso evolutivo importante como humanidad. Pero requiere de un cambio de mentalidad si no queremos tener un problema de adaptabilidad al nuevo entorno que generará la IA: hace falta un cambio estructural en la educación para formar muchísimo más a sociedades que tengan criterio para enfrentarse al mundo que traen las decisiones automatizadas.

¿Hasta qué punto los temores al respecto son infundados y de dónde vienen?

Esos temores son perfectamente normales porque cuando sale una regulación nueva, y más una que afecta a una herramienta que va a ser de uso masivo, preocupa que una regulación limite o ralentice su uso. Sin embargo, yo veo que sí se está haciendo mucho esfuerzo a nivel nacional (sandbox) e internacional, con el desarrollo de software open source específico para cumplir con los requisitos de la regulación, basado en principios éticos internacionales (supervisión humana; transparencia en los datos; comprensión; seguridad). Lo que hay es mucho desconocimiento. Hace falta más divulgación que les diga a las empresas en qué punto se está y qué herramientas van a tener que usar. Cumplir con esta regulación es muy importante porque previene de implicaciones sociales y empresariales negativas. 

Precisamente, ¿de qué manera podría reducir las desigualdades sociales?

Nosotros, como seres humanos, hemos sido muy discriminatorios a lo largo de nuestra historia. Si dejas a un sistema basado en IA que tome las decisiones en base a datos del histórico será un entrenamiento erróneo y amplificará las desigualdades. Cuando hemos aprendido que hay que extraer las variables de sexo, raza o condición social, las decisiones de los algoritmos son incluso más justas que las de las personas. Yo creo que gracias a los sistemas de IA vamos a ser mucho más conscientes de estos sesgos. Y eso nos va a ayudar a mejorar como sociedad.

¿Llega tarde la ética en IA respecto a la evolución en el desarrollo de esta tecnología?

Diría que no. Llevo 15 años estudiando la ética en la IA. E igual que yo, hay bastante gente alrededor del mundo. Ya hay muchas herramientas desarrolladas a nivel de supervisión de temas éticos para cumplir con la regulación. Incluso ya a nivel de buenas prácticas desde las empresas. No solo por temas teóricos, que es por lo que fundé OdiseIA. Hay que seguir trabajando sobre IA generativa.

Katia Hueso: «Pensamos que el desarrollo económico y la protección del medio ambiente son antagónicos, y en realidad deberían ir de la mano»

La bióloga y autora de libros como Jugar al aire libre o Educar en la naturaleza aboga por nuevas generaciones que asienten su relación con el entorno natural desde la infancia, pero sobre todo desde el cuidado y la horizontalidad, y no desde el abuso y la jerarquía.


Katia Hueso no concibe la naturaleza y el ser humano en dos planos diferenciados, sino como parte de un mismo sistema. La bióloga y autora de libros como Jugar al aire libre, Educar en la naturaleza o Somos naturaleza aboga por nuevas generaciones que asienten su relación con el entorno natural desde la infancia, pero sobre todo desde el cuidado y la horizontalidad, y no desde el abuso y la jerarquía. Sus valores y convicciones la llevaron hace ya más de 12 años a cofundar Saltamontes, la primera escuela infantil al aire libre en España, y el proyecto Naturaleza Inclusiva, dirigido a familias con niños y niñas con discapacidad. Además, es cofundadora de la Federación Nacional de Educación en la Naturaleza (EdNa) y embajadora del movimiento Children of nature worldwide hand in hand.

¿Qué importancia tiene la conexión con la naturaleza desde pequeños? ¿Qué beneficios nos aporta?

El vínculo con la naturaleza es muy fuerte y al asentarlo en una edad temprana conlleva toda una serie de experiencias significativas que configurarán, en cierto modo, el acervo personal de cada uno. Además, debemos tener en cuenta que este tipo de vivencias no van hacia lo cognitivo, sino hacia lo emocional, convirtiéndose así en recuerdos indelebles.

Esta conexión en la infancia es importante en el sentido de que nos va a vincular en primera persona con algo más grande que nosotros. Nos permitirá conectar de forma tangible con la lluvia, el frío, las flores, los insectos, las plantas, los árboles.

A través de estas experiencias tempranas en el medio natural vamos a desarrollar capacidades como la autonomía, la gestión de riesgos, la tolerancia, la flexibilidad. Son todas habilidades que nos van a ayudar no solo a querer cambiar las cosas, sino a liderar el cambio y a invitar a otras personas a formar parte de él. 

Eres cofundadora de Saltamontes, la primera escuela al aire libre de España, en la que tenéis a niños y niñas de entre 3 y 6 años. ¿Cuáles son los puntos base de este modelo educativo?

Los pilares pedagógicos de Saltamontes son tres: contacto con la naturaleza, estando fuera casi todo el tiempo; el juego al aire libre como herramienta de aprendizaje, siendo este una alternativa más espontánea al currículo oficial, pero con la que se adquieren todas las habilidades que se espera de un niño y niña de 6 años; y las relaciones de respeto porque no solo se trata de jugar en la naturaleza, sino de estar y relacionarse de una determinada manera.

Estas relaciones de respeto contienen tres planos: el respeto hacia uno mismo, es decir, conocer el propio cuerpo, la mente, nuestros gustos, promoviendo así el autocuidado y la prevención de encontrarnos en situaciones peligrosas; el respeto hacia los demás, y con esto me refiero a todo el conjunto de personas que forman parte del proyecto, no hay jerarquías más allá de la que pueda haber en el cuidado entre acompañantes e infantes; y, finalmente, el respeto al entorno, a las plantas, a los animales. Todos estos elementos juntos tienen lógica, funcionan bien, pero si quitamos uno, el edificio se tambalea. 

«A través de experiencias tempranas en el medio natural podemos desarrollar la autonomía, la gestión de riesgos, la tolerancia y la flexibilidad»

¿Con la edad tendemos a desvincularnos cada vez más de la naturaleza?

Se suele decir que en la adolescencia se produce un bajón de interés por la naturaleza, y es un hecho lógico porque es un periodo de transformación y afirmación personal, en el que todo aquello que hay fuera de nosotros pierde importancia. Hay un distanciamiento, pero es una ruptura natural y que no será grave si previamente se han insertado bien las bases. Si es así, al llegar a la edad adulta, muchas veces se vuelve a la naturaleza, pero no desde la nostalgia, sino desde el convencimiento de que ese vínculo es importante y hay que cuidarlo. 

A nivel global, ¿qué relación tiene la sociedad actualmente con la naturaleza?

Creo que, en términos generales, en Occidente tenemos una relación muy vertical respecto a la naturaleza. Existe la necesidad de manejarla. Predomina una visión antropocéntrica que se construye desde arriba, desde la gestión dirigida. Mientras que, en otras culturas y miradas, como las del niño, no existe esa jerarquía, sino que se entiende que el ser humano es parte de la naturaleza. 

Obviamente, existe una relación de uso, ya que para sobrevivir el ser humano necesita de la naturaleza, pero la gran diferencia es cómo tomamos esta relación. En Occidente manejamos el ganado, los cultivos, los recursos, mientras que en otras culturas se trata más bien de una cuestión de cuidado. Se trata de una relación más horizontal en la que se difumina esa distancia entre yo como ser humano y la naturaleza como «otra cosa», cuando lo cierto es que formamos parte de la misma entidad. 

«Al llegar a la edad adulta, muchas veces se vuelve a la naturaleza desde el convencimiento de que ese vínculo es importante y que hay que cuidarlo»

El cambio climático es una problemática de causas antrópicas. ¿Este maltrato hacia el planeta tiene que ver con nuestra desconexión de él y con esta relación jerarquizada que describes? 

Totalmente. Tendemos a pensar que el desarrollo económico y la protección del medio ambiente son antagónicos, y en realidad deberían ir de la mano. 

También, hay que tener en cuenta que vivimos en entornos privilegiados que se aprovechan de los recursos de otras zonas del planeta. Y es en estos territorios, la mayoría en vía de desarrollo y con poca capacidad de respuesta frente a las consecuencias del cambio climático, donde sí se están dando cuenta de que cada vez hay menos suministros naturales. 

El periodista estadounidense Richard Louv menciona en su libro Los últimos niños en el bosque el concepto «déficit de naturaleza», referente al cada vez mayor distanciamiento de la vida al aire libre. A nivel individual, ¿qué consecuencias comporta este déficit?

Para hablar de este distanciamiento, Richard Louv buscó una palabra que llamara la atención, como es el caso de «déficit». Pero con el tiempo se dio cuenta de que había médicos que estaban empezando a ver cómo aquella desvinculación comportaba toda una serie de consecuencias sobre la salud física y psicológica de las personas. 

Hay cada vez más profesionales de la salud que están recetando naturaleza para cubrir las consecuencias del distanciamiento con el entorno natural, como pueden ser la falta de forma física, la obesidad o cualquier enfermedad relacionada con el sedentarismo.

Javier Serrano Guerra: «La función social del arte es inspirar a las personas»

Equipo Boa Mistura

Boa Mistura es un equipo multidisciplinar que nace del mundo del grafiti de hace veinte años en Madrid. Según explica uno de sus cofundadores durante las Jornadas de Sostenibilidad 2023 de redeia, el colectivo tiene como principal objetivo hacer del arte una herramienta social que inspire a la ciudadanía y permita el acercamiento de culturas.


¿Qué es una «boa mistura»?  

Una «boa mistura» es un organismo imperfecto que termina saliendo a flote de una forma u otra. Es la combinación de las distintas necesidades y capacidades para llegar a ser algo, para articular un mensaje o una acción conjunta. Es algo que trasciende de nosotros, la suma de las virtudes que superponen los defectos en beneficio del objetivo final. En definitiva, es una mezcla solidaria. 

¿Cómo surgió esta iniciativa artístico-política? ¿Cuál era (y es) el propósito? 

Somos un grupo de amigos que nos conocimos en el barrio de Barajas, en Madrid, haciendo grafiti. Nos conocimos de forma casual, como chavales con la misma pasión. En un contexto reducido, como un barrio, nos encontramos. Teníamos una forma de dialogar similar, de comprender el mundo, y las persecuciones nocturnas aumentan el sentimiento de solidaridad y confianza. A partir de ahí empezamos a pintar murales juntos, estudiar nuestras carreras y formarnos cada uno por su lado. De forma espontánea nos encontramos ante la dicotomía de si emprender cada uno un camino propio o hacer lo que nos apetecía, que era estar juntos y pintar. Cada paso nos ha llevado a un sitio, nunca hemos tenido una hoja de ruta clara o coordinada previamente. Somos personas empíricas y de barrio, de hacer el camino andando, con intuición.

En 2011 hicimos una residencia artística en Ciudad del Cabo, en el barrio de Khayelitsha. Allí veníamos de hacer murales muy concretos y nos encontramos en un lugar opuesto al nuestro. A partir de esta experiencia nos hicimos más conscientes de lo que significa trabajar en el espacio público, así como el poder de su impacto. También nos volvimos un poco más responsables y aprendimos a trabajar de forma colaborativa. Mutó nuestra actividad y nuestra capacidad de entendernos. Nuestros proyectos seguían creciendo de escala, pero no siempre han sido gigantes: lo que queremos es que los proyectos tengan sentido y sean inspiradores. Podemos equivocarnos, pero siempre garantizamos que tengan un sentido. Nuestro propósito es inspirar, de una forma u otra, aportar un nuevo relato al espacio público. Hay muchas ciudades grises y deshumanizadas, que no se interpretan a partir del ser humano. En este sentido, creo que el arte en el espacio público puede tener esa capacidad de transformar espacios invisibles con el fin de inspirar a las personas. 

«Es importante, para involucrar al espectador, inspirarse y provocar algo en él»

La iniciativa ha llegado a todo el mundo y representa un mensaje vital y único. ¿Cómo valoráis el recibimiento de las diferentes iniciativas en los distintos países? ¿Todos reaccionan igual? ¿En qué difieren? 

Cada lugar es un sitio diferente, y cada proyecto se encuentra extremadamente contextualizado en el lugar en el que ocurre y se desarrolla. También, por supuesto, depende del tiempo y la capacidad que tiene cada proyecto para que vayamos al sitio, conozcamos sus condiciones y desarrollemos su acción. A veces tardamos mucho en poder conceptualizar in situ y en otros casos el proceso es mucho más rápido. Todo depende de la identidad de cada lugar y de la forma en la que sus personas entienden la vida. Hay espacios en los que todo es muy pictórico, espacios donde usan muchos colores y otros donde la acción es más individual. En Latinoamérica es más fácil conseguir una movilización por parte de los vecinos y en Asia es más complicado, requiere confianza. No podemos hacer un balance tanto con las personas que han participado sino en la forma en que la comunidad abraza la obra resultante. Tenemos la suerte de que esto nos haya pasado en la mayoría de los casos y estamos muy contentos por ello.

¿Por qué escogisteis la gama de colores vivaz? ¿Cuál es vuestro mensaje principal a transmitir?

El color fue algo que descubrimos durante nuestra residencia artística en 2011 en Sudáfrica, en Ciudad del Cabo, en el barrio de Khayelitsha. Ahora se ha convertido en una de nuestras herramientas principales a la hora de trabajar con comunidades. Nuestro uso del color se ha sofisticado, y siempre debe pertenecer al lugar, a la comunidad de personas con las que nos relacionamos. En Argel, por ejemplo, usamos el color blanco en un proyecto que estaba centrado en una zona en la que el color es característico de la zona, de la ciudad, en un sitio que era patrimonio de la humanidad y ningún otro color tenía sentido. Las favelas en Brasil son muy coloridas y saturadas a nivel de color, igual que muchos lugares del Caribe. En Milán usamos colores más pastel y desaturados, en línea con su contexto urbano. Es importante, para involucrar al espectador, inspirarse y provocar algo en él, pero también hacerle sentir que comprendemos sus coordenadas y hacemos algo para su entorno. 

¿Qué puede aprender la empresa de la expresión artística? ¿Y viceversa?

La inspiración es un elemento claro que el mundo artístico y sus expresiones pueden brindar a las empresas; en la otra dirección me temo que no me atrevería a decirte. El leitmotiv de ambos mundos es diferente a priori, siempre hay cosas que aprender o poner en práctica desde la empresa contemporánea, pero no tengo demasiada experiencia en este sentido. Para mí lo importante es tener en cuenta que somos personas, alineadas con el arte. Las empresas del siglo XXI no pueden estar solamente pendientes del beneficio monetario, y pueden buscar su inspiración en el arte. Sí que es cierto que quizás las empresas podrían ofrecer, a nivel organizativo y de estructura, muchos consejos al contexto artístico para ser menos caóticos.

«Los ODS no son más que el sentido común, la forma para buscar un futuro más sostenible, justo e igualitario»

Cuando habláis con otras empresas sobre esta iniciativa, ¿qué os dicen? 

Bueno, es complicado porque hay muchas reacciones diferentes, pero al final las empresas son personas, y toda persona tiene materia inspirable. Pero pese a esto, lo que generalmente hemos recibido ha sido agradecimiento, gratitud, nuevas formas de ver como posibles estos futuros imaginables, y también una preocupación por los contextos locales y las comunidades. Es cierto que hemos visto una evolución en la forma en la que las personas nos reciben, siempre en positivo. Pero es parte de nuestro trabajo y nos gusta que así sea. Que el arte continúe inspirando a las personas. 

¿Cómo crees que este trabajo se vincula con la Agenda 2030 y los ODS? 

Al final, los ODS no son más que el sentido común, la forma para buscar un futuro más sostenible, justo e igualitario. Me siento absolutamente identificado con todos y cada uno de los objetivos. Todos y todas tenemos cabida en todos y es importante que nos apoyemos los unos a los otros. Para conseguir un mundo justo tenemos que comprender que nada puede quedar fuera de nuestros objetivos: debemos luchar contra la pobreza, contra la desigualdad, llegar con la cultura a todos los lugares, capacitar, impulsar nuevos emprendimientos… y por ello, buscar formas en las que nos capacitamos entre nosotros, desde los vecinos hasta comunidades de otros lugares del mundo. Nuestra organización es una iniciativa artística, pero también permite que los vecinos que participan en nuestras acciones desarrollen su formación profesional, que a la larga les proveerá con otros recursos que mejorarán sus vidas. Entonces, creo que todo puede tener un impacto en todo y debemos impulsar la agenda en todos sus aspectos desde todos lados.

Si pudieras cambiar algo del proyecto sería…

Nada. El error es parte del proceso. Quizás sería bueno incorporar un poco más de orden en este caos, pero creo que sería más un aspecto mejorable que no algo que cambiaría. Somos felices de la forma en la que vivimos y hacemos, con nuestros errores y nuestros aciertos. Esto es una suerte que tienen pocos y creo que debemos ser conscientes de ello.

Para lograr los ODS, el rol del arte urbano debe ser… 

Inspirar a las personas.

Entrevista a María Serra: la cara del activismo climático joven

Cofundadora de Fridays for Future Barcelona y estudiante de Relaciones Internacionales, su rodaje y experiencia en la preservación del medio ambiente se iniciaron en la Universidad, para trasladarse después a las calles, y derivar en la diplomacia climática. Recientemente, ha participado en las Jornadas sobre Sostenibilidad de Redeia en Madrid.


¿Cuándo empezó a interesarte la deriva medioambiental del planeta?

Yo soy hija de periodistas, no creo que estuviera donde estoy si no hubiera leído noticias y hubiera estado informada. Empecé a ser muy feminista alrededor de los 12-13 años, con el primer boom del «me too». A nuestra generación nos enseñaron que el feminismo no hacía falta, y fue un gran impacto. Empecé siendo activista feminista, y de ahí derivé a los Derechos Humanos (DDHH). Y en 2019 mientras veía un documental, Before the Flood, un poco controvertido, me impactó que dijera cosas tan heavys y no se le hiciera caso. Tuve la suerte de investigar el tema y de que meses más tarde estallase el tema de Greta Thunberg. Sin el acompañamiento de otros y otras jóvenes que no se empezaran a preocupar como yo habría sido más traumático, pero al ver que la gente se estaba moviendo y que había preocupación, fui a buscar amistades con las que poder hablar de esto. Acabé en una asamblea de un grupo verde universitario, y ese grupo acabó formando Fridays for Future.

¿Sigue el movimiento Fridays for Future teniendo actividad en España?

A nivel de manifestaciones no, las juventudes nos hemos reorganizado en otras cosas tras la pandemia. El movimiento tenía el objetivo de ser una alarma para poner el cambio climático sobre la mesa y esa era su estrategia. En otros países como Alemania, como tenían una estructura más grande, mucha más voz, y ya se habían organizado como colectivo, sí siguen, pero países como aquí nos hemos unido en Alianzas por el Clima, Juventudes por el Clima y otras. Es menos visible, porque no son manifestaciones multitudinarias, pero por ejemplo yo hago diplomacia climática: estar en todos lados, crear espacios dentro de las organizaciones para que se hable de esto. Cosas que son menos visibles, pero tienen mayor poder. Hemos visto que militar desde fuera no tiene tanto impacto como creíamos y ahora el objetivo es estar dentro.

«Cuando pedimos justicia climática, pedimos que se acabe con el cambio climático de una forma que beneficie a la sociedad»

¿Qué significa para ti la ‘justicia climática’?

Tengo una visión práctica, y una visión romántica. La práctica es que es un manual de cómo salimos de aquí de forma justa y no catastrófica. No es tanto el qué hacemos, sino el cómo, dicta que no dejemos a nadie atrás, que terminemos con los sistemas de opresión. Cuando pedimos justicia climática pedimos que se acabe con el cambio climático de una forma que beneficie a la sociedad. La romántica es un modelo de ver el mundo muy extenso, que toca el feminismo, el racismo histórico, toda la interseccionalidad. Si se estudia bien da para filosofía política. Es entender que el cambio climático es un síntoma de muchos sistemas de opresión. 

¿Quién está siendo la población más perjudicada por los destrozos causados en la naturaleza?

Ahora mismo, el Sur Global y las poblaciones indígenas, porque les tocan su casa. Son gente que tiene el extractivismo en la puerta, activistas indígenas a quienes matan por ser activistas. Pero en España, el Mediterráneo científicamente es de las zonas más afectadas por el cambio climático, y será peor. Ya nos ha tocado mucho este verano. Centrarnos en medidas de adaptación es muy importante. Porque al final quienes más pagan las consecuencias son la gente con menos recursos, quienes no pueden pagar aire acondicionado, que no pueden estar todo el día en la piscina, gente que trabaja al sol, quienes no pueden acondicionar el sitio donde viven. Empezar a pedir a los gobiernos medidas de adaptación es muy importante, porque estamos dando cero herramientas a la gente para adaptarse a estas condiciones.

¿Crees que la población joven tiene cada vez más conciencia de la magnitud del problema y se está implicando más en luchas sociales, como el cambio climático?

Hay concienciación, pero porque lo hemos metido con aguja. El problema no son solo los medios, sino cómo se implican. Hay una gran paralización, no les estamos dando oportunidades para ser parte del cambio. Si gran parte de mi generación no puede pagar el alquiler, tiene que estudiar dos másteres para cobrar mil euros al mes, etc., pedir a la juventud que haga un voluntariado —porque el 90% del activismo es no remunerado— a veces parece que es reírse en su cara. Creo que sí hay concienciación, y se ve en las redes sociales, que es algo más espontáneo, más directo y no tan consumidor de tiempo. Pero en las calles cuesta mucho por las condiciones que tienen. Este año no iré a la COP (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático), por ejemplo, porque si fuera un fondo de poco dinero me daría igual, pero al ser en Dubai es muchísimo dinero. Entiendo que mi trabajo allí es importante, pero hay gente que tiene un trabajo mucho más imprescindible. Prefiero ese dinero que vaya a otros lugares más imprescindibles, como poblaciones indígenas o gente del Sur Global, a que vaya a mí. Ayudaremos desde aquí.

¿Qué agentes son los principales responsables de la supervivencia del medio ambiente?

La industria de la alimentación y de la carne. Gran parte del problema viene de ahí, tenemos una dieta que pide unos recursos naturales descomunales. También la del transporte (aviones, coches); aquí hay que hacer un cambio de modelo profundo, y eso implica que los jefes de las empresas pidan que la gente se quede trabajando online dos o tres días a la semana. Una remodelación del sistema de transporte, pero teniendo en cuenta muchas otras cosas. Igual no es culpa del trabajador o trabajadora que tiene dos semanas de vacaciones y se coge un vuelo de 30 euros, sino de quien trabaja y vive en Bruselas y se coge 40 vuelos al mes. Hay responsables en todos los lados, pero tenemos tendencia a señalar a los pequeños y no a los grandes. También la industria de la moda. Estoy traumatizada con Shein, ¿en qué momento el nivel de sobreproducción y de fast fashion es necesario? Es una barbaridad a nivel ambiental.

¿Cómo animar a la gente a que se involucre en acciones cotidianas como reciclar, comer menos carne o no consumir plástico, cuando es el 1% más rico de la población mundial el responsable de más del doble de las emisiones de gases de efecto invernadero?

Algo muy importante es que se ha intentado culpabilizar a la gente y que estas cosas tendrían gran impacto y no es cierto, hay que tener honestidad. Que tú recicles tiene impacto relativo, pero si lo haces por convicción, porque son tus ideales y quieres vivir acorde a ellos, eso tiene un impacto más grande a nivel cultural. No es tanto el impacto real, por ejemplo, del reciclaje, sino en que tú creas que el futuro tiene que ser así, creer que es lo correcto y hacerlo. Y seguro que eso tiene un impacto en la gente mucho más grande.

«La ciencia dice que en 2040, si no hacemos nada, estaremos alrededor de los dos grados y medio más de temperatura»

¿Qué se necesita para parar la rueda del consumismo?

Creo que desengañar un poco a la gente. Yo he crecido con el «Estoy triste, me voy de compras». Seguirás triste igual cuando te lo compres. Igual como generación estaría bien tener más herramientas para lidiar con la absoluta crisis mental que hay. Al final comprar es un chute de dopamina muy instantáneo y que se va rápido. Si tuviéramos vidas más llenas, vidas más tranquilas y satisfactorias, no necesitaríamos tanto consumismo.

Si el mundo continúa en la situación actual, ¿qué planeta tendremos dentro de veinte años?

La ciencia dice que en 2040, si no hacemos nada, estaremos alrededor de los dos grados y medio más de temperatura; eso es una absoluta catástrofe nivel humano y planetario. Sabemos que a tres grados más solo sobreviven unos mil millones de personas, ¿qué hacemos con el resto, si solo podemos mantener a nivel de comida y de agua a esta cifra? El problema del cambio climático es que o paramos esto a nuestros términos o la naturaleza nos parará. No actuar es una barbarie en muchos sentidos, morirá mucha gente. Pero eso como noticia no vende. Tenemos dos opciones: o actuamos y en 2040 tenemos un futuro más verde, más sostenible y más sano para la gente, donde la gente es más feliz en general, o tenemos un futuro que sea una barbarie.

¿Podemos decir que hay esperanza para la Tierra?

Yo la tengo, un poco porque no me queda más. Hay algo que se llama «esperanza radical», que es tener esperanza donde no la hay; pero porque si tú no tienes esperanza no puedes actuar, si no tienes a dónde ir no puedes caminar. Prefiero ver un futuro y caminar hacia ello que huir de algo que me da mucho miedo sin saber dónde voy. Sí la hay, por una cuestión de justicia, la gente se merece un futuro. Yo lo veo, y hasta que me digan lo contrario, aquí estaremos.