El color del mundo está cambiando. El aumento de las temperaturas provoca que el Ártico sea menos blanco, el océano más verde y el otoño cada vez más marrón.
La superficie del mar está adquiriendo un tono cada vez más verde, según los datos de la NASA que analizan dos décadas de mediciones satelitales.
Es una tendencia que ha sido identificada en distintas investigaciones de instituciones de todo el mundo. Desde el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, cuyos datos señalan que el 56% de la superficie marina mundial ha sufrido un cambio de color significativo en los últimos 20 años, hasta un estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que ha concluido que para el año 2100 el color de los océanos cambiará completamente de color.
Esto se debe a los cambios en los tipos del fitoplancton cercano a la superficie del mar, que tiene la función de absorber y reflejar la luz solar, dándole al océano el color que percibe el ojo humano.
El cambio de color en los océanos es una señal de transformaciones profundas en los ecosistemas marinos
Por su parte, la superficie terrestre también está viviendo sus propias variaciones. Un grupo de investigación de la Universidad de Clemson (Estados Unidos) ha concluido que las plantas cambian de color para protegerse de los cambios de temperatura.
El equipo ha estudiado la evolución de miles de muestras de Australia, América del Norte y Europa y han detectado variaciones de color en flores de las 12 especies analizadas. Los autores atribuyen estos cambios a la variación climática que experimentaron, especialmente la relacionada con la temperatura y las sequías.
Y las sequías también son las responsables de que los bosques sean más marrones y menos variados en otoño. Según una investigación de la Universidad de Vermont, para que podamos disfrutar de la paleta de colores que asociamos al otoño, las hojas de los árboles necesitan noches frías, algo cada vez menos habitual.
Por su parte, el color verde va poco a poco invadiendo el blanco de la Antártida. Las universidades británicas de Exeter y Hertfordshiren han calculado que el avance de la vegetación se ha acelerado un 30% en los últimos años, de 2016 a 2021.
Por qué es importante: no es solo el color lo que cambia
Sin embargo, lo verdaderamente relevante de estos cambios que se están produciendo por el aumento de la temperatura no es solo el cambio de color. «El seguimiento de los cambios en el fitoplancton marino es importante, ya que constituye la base de la cadena alimentaria marina y es crucial en el ciclo del carbono», explica la investigación del MIT. Es decir, la alteración del fitoplancton supone la alteración de todo el ciclo de la vida submarina.
Las variaciones en el color de las plantas y los bosques reflejan la respuesta de la naturaleza al cambio climático
Además, la ecóloga de la Illinois State University, Catherine O'Reilly, autora de otro estudio sobre el cambio de color del agua, también advierte de que tratar esa agua para el consumo humano podría ser más caro en el futuro y que la pesca podrá verse afectada.
En cuanto a las flores, el cambio en su color confunde a los agentes polinizadores, lo que tiene implicaciones en la reproducción de las plantas. Además, el hecho de que las hojas de los árboles vean afectado su ciclo de recuperación disminuye la capacidad para captar carbono de los árboles.
También el avance de la vegetación en la Antártida tiene el potencial de transformar el entorno ecológico, puesto que juegan un importante papel de regulación del ciclo de carbono y de los nutrientes en la zona.