¿España es racista? Radiografía de la discriminación

Se llamaba Lucrecia Pérez. Tenía solo 33 años y cenaba con unos amigos dominicanos en una discoteca de Aravaca, en la periferia de Madrid, cuando recibió dos disparos de un grupo de neonazis que iban buscando “sudacas”. Han pasado ya tres décadas, pero su asesinato marcó un antes y un después en España: fue el primer caso contabilizado de un caso racista.

Además de iniciar una estadística que no ha dejado de crecer desde entonces, supuso la primera vez que la sociedad española se miró a sí misma y se cuestionó si era racista. Una pregunta cuyo eco aún resuena con cada nuevo delito de odio que salta a las noticias. El último, el de Vinicius Jr., el jugador del Real Madrid que ha denunciado los gritos xenófobos que recibió en el estadio de Mestalla por parte de la afición valenciana. “España se conoce como país de racistas”, dijo el jugador brasileño.

Al margen de los encendidos debates que han tenido lugar desde ese partido, lo cierto es que el racismo y la xenofobia representan el primer motivo de delito de odio en España, con un 37% de los casos, por delante de la orientación sexual (27%) y la ideología (18%). Son datos del último ‘Informe sobre la evolución de los delitos de odio’, que realiza cada año el Ministerio de Interior, correspondiente a 2021. En total, ese año se contabilizaron 639 casos de racismo en toda la geografía española, un 68% más que en 2013, cuando hubo 381 hechos conocidos.

 

 

Territorialmente, el número de infracciones penales por xenofobia es muy desigual en función de la comunidad autónoma. En 2021, las regiones donde más hechos de este tipo se constataron fueron Euskadi (149), Comunidad de Madrid (125) y Cataluña (81). Donde menos, Extremadura (2), La Rioja (4) y Cantabria (7). Los altos datos de Euskadi corresponden, según el informe, a la formación específica que la Ertzaintza recibe sobre estos delitos y el avance en los análisis cualitativos, lo que les permite identificar más este tipo de infracciones.

 

 

Denunciar delitos de odio es aún una tarea complicada en España. El estigma, la sensación de impunidad y el miedo a una contradenuncia (especialmente en personas en situación irregular) provoca que solo el 18,2% de las personas que han experimentado una situación discriminatoria por motivos raciales o étnicos haya presentado alguna queja, reclamación o denuncia, según los resultados de una encuesta del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE).

El racismo representa el primer motivo de delito de odio en España, con un 37% de los casos, por delante de la orientación sexual y la ideología

En los últimos años, se han dado pasos a nivel autonómico, estatal e incluso europeo para corregir o minimizar estos comportamientos discriminatorios y animar a ponerlos en conocimiento de las autoridades. El más importante a nivel nacional ha sido la aprobación de la Ley 15/2022, de 12 de julio, para la igualdad de trato y la no discriminación. Además de reforzar los mecanismos de protección y asistencia a las víctimas, facilitando la denuncia y asegurando la confidencialidad y la protección de su intimidad, establece sanciones y medidas de reparación que amplían los ámbitos de protección más allá del entorno laboral. Desde la aprobación del texto, la educación, la vivienda, los servicios públicos, la sanidad, el acceso a bienes y servicios o la participación política también son considerados ámbitos donde puede darse discriminación.

El entorno laboral ha pasado de ser el primer espacio donde las personas sufren más racismo en 2013, al tercer lugar en 2020, superados por el ámbito de la vivienda y los establecimientos abiertos al público,  según datos del CEDRE.

 

 

El texto, aprobado el verano pasado por las Cortes, también recoge la posibilidad de establecer acciones positivas para promover la igualdad de oportunidades y corregir desigualdades estructurales, así como la creación de un Observatorio de la Igualdad de Trato y la no Discriminación, un órgano independiente encargado de realizar estudios, análisis y evaluaciones sobre la situación de la igualdad y la no discriminación en España.

 

El color de piel, principal motivo

El color de piel es el principal motivo porque el que sufren racismo las personas racializadas, con un 55% de los casos, seguido de sus costumbres (38%) y, por último, sus creencias religiosas (33%), según el estudio de CEDRE. Pero a menudo este fenómeno es interseccional ya que “se mezclan estereotipos específicos sobre ciertos grupos de origen, con características personales como el sexo, el nivel educativo o el nivel de ingresos”.

El color de piel es el principal motivo de racismo entre las personas racializadas, con un 55% de los casos

“Las personas que son víctimas del racismo, no lo son por lo que han hecho, si no por lo que son y representan. Alegan que muchas veces la normalización del racismo lleva a asumir que estos hechos son inevitables, dada la supuesta condición intrínseca de las personas gitanas, migradas y racializadas. De alguna forma, aseguran que representa ‘pagar un precio’ por ‘estar aquí'”, explica la organización SOS Racismo,  en un informe correspondiente a 2022.

En cuanto a las nacionalidades que más lo sufren, destacan las personas de América del Sur -con un gran peso migratorio en España-, en un 34% de los casos, seguido de África subsahariana (22%) y el Magreb (21%). Las personas migrantes señalan además las diferencias en el trato que ven en función de su origen y rasgos físicos ante las mismas condiciones de llegada a España. “Se hace alusión a la bienvenida en España y en la Unión Europea de las personas ucranianas, en detrimento de otras, que también se ven forzadas a abandonar su hogar por guerras y conflictos bélicos”, explican los autores del estudio de la ONG.

 

 

Según SOS Racismo, las entidades públicas son además las que más ejercen la discriminación racista (42%), por delante incluso de particulares (29%) y entidades privadas (26%). Por tipo de discriminación, la denegación de acceso a prestaciones y servicios privados es donde más barreras y dificultades se encuentran las personas que llegan a España. “Experimentan la discriminación dentro de un contexto social, económico y cultural determinado, en donde se construyen y reproducen los privilegios y las desventajas. En ese sentido, son discriminadas no por quiénes son, sino por lo que se piensa que son o representan; es decir, en virtud de la asignación de estereotipos sociales o culturales negativos”, explica la organización.