Este año iba a ser el pistoletazo de salida hacia una década más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Por un lado, Naciones Unidas había marcado como objetivo proteger, al menos, el 30% de la biodiversidad en la Tierra y el océano de cara a 2030. Por otro, se habían organizado múltiples convenciones internacionales para abordar la pérdida acelerada de riqueza natural a escala global: la 15ª Conferencia del Convenio de Naciones Unidas de Diversidad Biológica (CBD), el Foro Mundial de la Biodiversidad en Davos (Suiza), las reuniones preparatorias de la COP26… La llegada del coronavirus congeló gran parte de los planes, pero no del todo. A continuación, recogemos los principales hitos sobre sostenibilidad que han marcado el primer semestre de este año tan insólito.
Aterriza el Pacto Verde Europeo
Enero comenzó con la llegada del Green Deal, la hoja de ruta más ambiciosa de la Unión Europea que busca convertir el continente en el primero climáticamente neutro en el año 2050. Para ello, la comisión ha consolidado siete pilares fundamentales: impulso de fuentes de energía alternativa más limpia, una industria sostenible basada en la economía circular, renovación de edificios, fomento de la movilidad sostenible, aumento de la biodiversidad en ciudades, pesca y agricultura respetuosas con el medio ambiente y prevención de la polución del aire, el agua y el suelo.
El Pacto Verde Europeo tenía previsto movilizar un billón de euros hasta 2027-2030 –el mayor porcentaje de la historia de gasto público en acción por el clima– y se vio acelerado por la pandemia global del coronavirus que, además de afectar a nuestro sistema económico y social, ha reafirmado la necesidad de una economía más limpia y sostenible para proteger los ecosistemas y, por ende, a nosotros mismos. Así lo aseguraba Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, en una entrevista realizada en plena crisis sanitaria: “Del mismo modo que hay quien pone de manifiesto que esta crisis sanitaria tendrá salida una vez que tengamos vacunas y capacidad diagnóstica, sabemos cuál es el tratamiento que requiere nuestro medio ambiente. Eso sí, si avanzamos en su destrucción hasta el punto de no retorno, ni las vacunas ni el tratamiento funcionarán”.
Uno de los objetivos principales del Green Deal frenar el daño a la biodiversidad y garantizar así nuestra supervivencia en las próximas décadas. Porque, como subrayaba en los primeros meses de la pandemia Fernando Valladares, doctor en Biología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el papel protector de la biodiversidad es fundamental para reducir la zoonosis (o propagación de infecciones de una especie animal al hombre) que supone ya el 70% de las enfermedades emergentes en el mundo.
Davos: del blanco de la nieve al verde de su reestrenado manifiesto
2020 comenzó también con una edición del Foro Económico Mundial que, además de celebrar medio siglo de estos encuentros entre políticos, empresarios y representantes de organizaciones sociales y culturales, afianzó el compromiso y la concienciación corporativa con la protección del medio ambiente. Durante las jornadas celebradas en enero, el fundador y presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, recordó que “nuestros esfuerzos para mantener el calentamiento global limitado a 1,5°C se están quedando peligrosamente cortos. Con el mundo en una encrucijada tan crítica, este año debemos desarrollar un Manifiesto de Davos 2020 para reimaginar el propósito y los cuadros de mando para las empresas y los gobiernos”.
España aprueba el anteproyecto de Ley del Cambio Climático
En nuestro país, los primeros meses de 2020 han gestado uno de los mayores hitos sostenibles de la historia española reciente: el anteproyecto de Ley del Cambio Climático, un texto legal que sitúa a España en el camino hacia la neutralidad en emisiones de carbono en 2050 para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. El documento, cuya presentación en las cortes se retrasó hasta mayo por el coronavirus, permite que España fije por ley sus objetivos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 con un descenso del 20% respecto a niveles de 1990. Además de implicar a todos los sectores económicos en el reto de una reindustrialización más sostenible y una reducción drástica de emisiones, esta nueva Ley destaca especialmente por situar la educación ambiental en el centro del debate, una asignatura pendiente en nuestras aulas que el Gobierno considera de “especial importancia” para implicar a la sociedad española en todas las respuestas frente al cambio climático y la promoción de transición energética.
Caen drásticamente las emisiones… por el coronavirus
En el primer trimestre de 2020 hemos sido testigos de otro hecho insólito: la drástica reducción de emisiones a nivel mundial. A finales de marzo, el satélite Copericus Sentinel-5P mostraba la reducción de la contaminación atmosférica provocada por el dióxido de nitrógeno en ciudades tan contaminantes como Madrid, París o Milán entre el 15 y el 25 de marzo de 2020, coincidiendo con el inicio del confinamiento en España. Las emisiones diarias de dióxido de carbono también cayeron un 17% a nivel mundial y un 32% en España durante el mes de abril.
No obstante, una reducción tan llamativa no implica la minimización del impacto del cambio climático, tal y como argumentó la autora principal de la investigación, Corinne Le Quére: “Es probable que estas disminuciones extremas sean temporales, ya que no reflejan los cambios estructurales de los sistemas económicos, de transporte o de energía. La medida en que los líderes mundiales consideren el cambio climático al planificar sus respuestas económicas posteriores al coronavirus influirá en las trayectorias de las emisiones mundiales durante las próximas décadas”.
La economía circular: una realidad cada vez más cercana en España
El pasado junio se aprobaba en el Consejo de Ministros la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), denominada España Circular 2030, que nace con la intención de “superar la economía lineal e impulsar un nuevo modelo en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible”. La puesta en marcha de este ambicioso plan de acción tiene una traducción clara en cifras y objetivos: reducir en un 30% el consumo nacional de materiales, mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua y recortar un 15% la generación de residuos respecto a 2010.
Para que la circularidad de nuestro sistema económico y productivo sea una realidad dentro de una década, el plan del Gobierno se centra en impulsar normativas para avanzar en este sentido las políticas económicas, de fiscalidad, de empleo, de I+D+i, de consumo, industrial, del agua, agraria y de desarrollo de áreas rurales. Además, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, las líneas de actuación principales sobre las que se centrarán las políticas de la EEEC se dividen en ocho pilares, cinco de ellos relacionados con el cierre del círculo (producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias y reutilización del agua) y tres de carácter más transversal (sensibilización y participación, investigación, innovación y competitividad, y empleo y formación).
El sistema energético, más verde que nunca
El mix energético español es cada vez más verde. A la luz de los datos publicados en el Informe del Sistema Eléctrico de Red Eléctrica este mes de junio, en 2019 España incorporó a su parque de generación de electricidad más de 6,4 GW de nuevos megavatios de energía renovable. Así, España alcanzaba un máximo de capacidad de generación histórico: 110 GW de potencia instalada. Y, por primera vez en la historia, del total de la potencia instalada nacional, el 50,1 % correspondía a instalaciones de energía renovable, que superaban así a las tecnologías no renovables. Un avance necesario para la transformación del modelo energético de nuestro país.
Tras más de tres meses de pandemia global podemos decir que el coronavirus nos ha abierto los ojos de cara a nuestra convivencia con la Tierra. Los retos que se suman al calendario post-COVID19 implican ciudades más sostenibles y eficientes, una movilidad más verde y la transformación de nuestra economía y de los sistemas energético y productivo hacia un modelo más circular y verde. Todavía tenemos tiempo para cerrar 2020 como uno de los años más fructíferos contra el cambio climático.