Picos, patas y orejas más grandes para adaptarse al cambio climático

Un estudio de la Universidad de Deakin (Australia) señala cómo ciertas aves y mamíferos han evolucionado la fisonomía de su cara para acondicionar su vida a la nueva realidad que dibuja el cambio climático. 

En su El origen de las especies, Darwin sentó las bases de la teoría de la evolución que hoy rige el planeta. Fruto de años de viajes e investigación, el científico afirmaba en su obra que aquellos individuos menos adaptados al medioambiente tenían menos posibilidades de sobrevivir y de reproducirse. Por ende, aquellos que sí lo hacían perpetuaban sus rasgos entre las generaciones futuras, asentando el cambio como constante para la vida. 

Desde que la teoría fuera formulada, son innumerables los ejemplos que la sostienen. El más reciente se fundamenta en la respuesta a un medioambiente marcado por el cambio climático, a una Tierra más hostil y con condiciones mucho más adversas a las habituales hasta el momento.

Y es que ya son varias las especies en las que se han detectado ciertos cambios en comportamiento y fisonomía para adaptarse mejor a la vida actual. 

El estudio señala que algunos animales de sangre caliente están adquiriendo picos, patas y orejas más grandes para regular mejor su temperatura corporal a medida que las temperaturas asciende

Así lo refleja un estudio publicado recientemente por la revista Trends in Ecology and Evolution y en el que se señala que algunos animales de sangre caliente están cambiando de forma y adquiriendo picos, patas y orejas más grandes para regular mejor su temperatura corporal a medida que las temperaturas ascienden. Concretamente, el informe, elaborado por la investigadora de aves de la Universidad de Deakin (Australia), Sara Ryding, apunta a estos animales como los que más cambios han acusado en el último siglo. 

En este sentido, las investigaciones recogen cómo varias especies de loros australianos han mostrado un aumento de entre el 4% y el 10% en el tamaño del pico desde 1871, un aspecto que está correlacionado con la temperatura del verano cada año. En otras aves, como los juncos de ojos oscuros norteamericanos, se ha percibido también cierta correlación entre el aumento del tamaño del pico y las temperaturas extremas a corto plazo en entornos fríos.

Varias especies de loros australianos han mostrado un aumento de entre el 4% y el 10% en el tamaño del pico desde 1871

Y estos cambios trascienden a las aves. La investigación de Ryding también acredita cómo ciertos mamíferos han aumentado la longitud de la cola para adaptarse a los nuevos entornos. Es el caso de las musarañas enmascaradas o los ratones de bosque: “los aumentos del tamaño de los apéndices que hemos observado hasta ahora son bastante pequeños (menos del 10%), por lo que es poco probable que los cambios sean inmediatamente perceptibles. Sin embargo, se prevé que los apéndices prominentes, como las orejas, aumenten, por lo que podríamos acabar con un Dumbo real en un futuro no muy lejano”, explica la científica.

El hecho de que este proceso de adaptación haya ocurrido de forma natural, no obstante, opacar la realidad de que el cambio climático, un proceso ocasionado por la actividad humana, puede forzar la desaparición de numerosas especies realmente esenciales en la cadena de la vida. Un motivo con fundamento para continuar articulando medidas que pongan freno al desgaste del planeta.