Etiqueta: XSlider

¿Qué perderíamos si se extinguiera el pastoreo?

El aumento de la biodiversidad entre ecosistemas o la reducción del peligro de incendio son algunos beneficios que el pastoreo aporta al medio ambiente, aunque el número de ganaderos y de animales que se dedican a ello no deje de bajar en España.


La pérdida acuciante de ganaderos en España es una realidad que parece pasar desapercibida. En cambio, tras este fenómeno se encuentran consecuencias fatales para el medio ambiente y la propia naturaleza. A pesar de que mucha gente lo desconoce, la ganadería extensiva y el pastoreo son factores importantes a la hora de controlar los ecosistemas y no perder ese conocimiento sobre el monte que siempre ha existido.

Los sistemas ganaderos de bajo impacto en carbono, por ejemplo, permiten presentar balances de carbono neutros o positivos, sobre todo aquellos que favorecen la dispersión de excrementos y orina animales y su reincorporación, lo cual se suma al ciclo del carbono. Entre los impactos ambientales positivos del pastoreo también está la mejora de la biodiversidad gracias al ganado: la trashumancia favorece la dispersión de semillas y permite conectar áreas biodiversas situadas en distintas regiones.

La gestión de ecosistemas abiertos es otro de los aspectos en los que el pastoreo juega un papel determinante. En ecosistemas cambiantes con dinámicas complejas los animales son clave para regular la presencia de especies vegetales que puedan coexistir. 

Los animales pastando son una de las mejores formas de desbroce ecológico

Sin ir más lejos, un proyecto de Red Eléctrica y Enagás llevado a cabo en la montaña de León ha demostrado cómo las zonas pastoreadas registraron mayores tasas de biodiversidad y menos biomasa combustible. «Si se hacen bien las cosas, la simbiosis entre pastoreo y biodiversidad es positiva. Hay que tener cuidado de no sobreexplotar la zona, por eso también es importante retener el conocimiento de quien sí ha trabajado el monte tantos años», defiende Zuriñe Iglesias, pastora y bióloga.

Por otro lado, la ganadería extensiva es crucial a la hora de evitar incendios. «Antes, cuando todavía vivía mucha gente en lo rural y el monte se explotaba mucho más, se hacían quemas controladas. Ahora ya no. Por eso, la naturaleza sigue su curso y los matorrales se desarrollan», comenta esta experta. Ella conoce bien cómo los animales pastando son una de las mejores formas de desbroce ecológico. «Aprovechamos a los rumiantes para eliminar esa biomasa y producir proteína de calidad en carne, leche y derivados», añade.

Iglesias: «Si se hacen bien las cosas, la simbiosis entre pastoreo y biodiversidad es positiva»

Además, la denominada «conservación colaborativa» apuesta porque sea la población local la que también participe de la explotación del paisaje. Si se involucra a los ganaderos en la conservación colaborativa, los pastores podrán actuar como protectores de la naturaleza, revalorizando así los paisajes silvestres.

Iglesias todavía añadiría un impacto positivo más del pastoreo: «Cualquier persona que salga todos los días al monte con sus animales acaba conociéndolo casi a la perfección. Sabrá si ha cambiado el río, si se encuentran nuevos animales silvestres o deja de verlos… Los pastores y las pastoras no dejamos de ser observadores de la fauna y de los ecosistemas, lo que nos proporciona un conocimiento muy grande del medio que no se debería perder», concluye.

¿Cómo generar energía desde casa?

Desde tejas y ventanas solares hasta microgeneradores en grifos y tuberías o sistemas que producen energía a partir de residuos orgánicos y plásticos: estos son los inventos que van a revolucionar el autoconsumo energético en nuestros hogares. 


En España ya hay 410.000 tejados solares residenciales. Según la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), solo en 2023 se pusieron en marcha 111.795 nuevas instalaciones fotovoltaicas en las cubiertas de viviendas particulares, muy lejos de las 424 de 2016. 

Los avances en la eficiencia de estos sistemas y la reducción de su coste han hecho que esta opción esté al alcance y en la mente de cada vez más personas. Pero ¿y si no fuera la única forma de generar energía desde casa? 

Científicos y empresas de todo el mundo buscan, de manera incansable, alternativas que permitan aprovechar el potencial del sol, el viento, el agua o incluso los residuos domésticos para impulsar el autoconsumo y la sostenibilidad de nuestros hogares. 

Soluciones como las tejas solares y las ventanas fotovoltaicas permiten apostar por la sostenibilidad sin renunciar ni al diseño ni a la funcionalidad

Uno de los grandes retos con los que se han topado las instalaciones fotovoltaicas tradicionales ha sido su integración en el entorno urbano. Muchos propietarios y arquitectos deseaban utilizar esta fuente renovable sin sacrificar el diseño y la estética. Por eso, se empezaron a buscar fórmulas para integrar células fotovoltaicas en materiales tradicionales de construcción. 

En respuesta a esta necesidad, nacieron en el año 2000 los primeros prototipos de tejas solares, a las que se unirían, en 2014, los paneles solares transparentes. Estos últimos, inventados por la Universidad Estatal de Michigan, sentaron las bases de las actuales ventanas solares o fotovoltaicas que ya se ven en edificios de Estados Unidos, Japón y Alemania. Gracias a esta tecnología, las ventanas siguen cumpliendo su función habitual mientras transforman la luz solar en energía, utilizando técnicas que van desde la integración de células fotovoltaicas en el propio vidrio hasta el uso de materiales que absorben y redirigen la luz a los bordes de la ventana, donde se produce la conversión. 

Por otro lado, cuando pensamos en el agua como fuente de energía, es normal que se nos vengan a la cabeza las grandes instalaciones hidroeléctricas. Sin embargo, esto podría empezar a cambiar. 

Microgeneradores instalados en las tuberías y los grifos nos permitirán convertir la energía mecánica del agua en movimiento en electricidad

En Francia o Israel ya hay empresas que han desarrollado microgeneradores que, instalados en las tuberías, convierten la energía mecánica del agua en movimiento en electricidad. De momento, solo pueden alimentar pequeños dispositivos de monitoreo de la presión, el caudal o la calidad del agua, pero hay quienes, como el grupo de investigación Barcelona Fluids & Energy Lab (IFLUIDS) y el Centro de Innovación Tecnológica en Convertidores Estáticos y Accionamientos, siguen intentando mejorar estos sistemas para brindar nuevas oportunidades a hogares y ciudades.

Otra iniciativa que pretende estar en el mercado en 2025 es un dispositivo de una startup francesa que se conectará a los grifos de cualquier casa para generar entre 5 y 7 kW de electricidad al día aprovechando el flujo y la presión del agua corriente. ¿Y quién dice que algún día no podremos convertir en electricidad la energía que producen las gotas de lluvia al impactar sobre las paredes o las ventanas de nuestras casas?  

Por último, al alcance de nuestras manos puede estar también producir energía a través de la basura doméstica.  

Hay soluciones para convertir los desechos de alimentos y otros restos orgánicos en biogás que puede usarse para la calefacción o la cocina que ya se usan en más de 90 países. Al mismo tiempo, otras empresas centran sus esfuerzos en transformar en electricidad un residuo tan problemático como las botellas y las bolsas de plástico.

Asa Philip Randolph, a la vanguardia de los derechos laborales

En una época donde se separaba a las personas por el color de su piel, la incansable labor de Asa Philip Randolph como activista y su habilidad para unir movimientos sindicales con demandas de justicia social dejaron una huella imborrable en la historia.


En 1925, Asa Philip Randolph tomó una decisión que marcaría un antes y un después en la historia laboral y social de Estados Unidos: fundó el Sindicato de Trabajadores de los Ferrocarriles (Brotherhood of Sleeping Car Porters), el primer sindicato afroamericano reconocido oficialmente en el país. Randolph fue testigo, durante su estancia en Nueva York, de las duras condiciones laborales que sufrían los afroamericanos. La explotación y la discriminación eran parte de la vida cotidiana, especialmente en el trabajo.

Randolph creía profundamente en la fuerza de los sindicatos para cambiar realidades

Inspirado por el poder de la organización colectiva, Randolph creía profundamente en la fuerza de los sindicatos para cambiar realidades y veía en la unidad de los trabajadores la clave para derribar barreras consideradas infranqueables durante generaciones. Consideraba que la igualdad racial y la justicia económica estaban entrelazadas y que la clase trabajadora afroamericana podía lograr avances significativos a través de la organización sindical. Este pensamiento le llevó a convertirse en una de las voces más influyentes de su tiempo, tanto en el ámbito laboral como en la esfera de los derechos civiles. 

La marcha sobre Washington: un punto de inflexión

Uno de los momentos más destacados en la carrera de Randolph fue su participación en la organización de la histórica Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad en 1963. Este evento reunió a más de 250.000 personas en la capital del país y fue la plataforma en la que Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso «I Have a Dream». La marcha fue clave para la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derechos Electorales de 1965.

Su visión de un país donde las oportunidades laborales estuvieran abiertas para todos, sin importar el color de su piel, sigue siendo relevante en la lucha por la equidad en el trabajo y en la sociedad

Randolph, con su habitual discreción, prefirió dejar el protagonismo de la jornada a los jóvenes líderes emergentes del movimiento, pero su influencia fue innegable. Su trabajo contribuyó a la integración racial en el ámbito laboral y a la consolidación de los derechos civiles en Estados Unidos. Y es que el sindicalista soñaba con un país donde las oportunidades laborales estuvieran abiertas para todos, sin importar el color de su piel. Randolph fue un visionario que comprendió que la justicia social es un esfuerzo colectivo, que requiere tanto la voz de la protesta pacífica como la organización sindical para construir un futuro más justo.