El efecto invernadero, causante del cambio climático, provoca que cada década se derrita un 12,2% de la superficie del hielo ártico, con nefastas consecuencias ambientales si no se toman medidas urgentes.
El cambio climático tiene múltiples consecuencias, pero de todas ellas hay una especialmente silenciosa: la desaparición del hielo polar. El derretimiento provocado por el calentamiento global provoca una pérdida del 12,2% de la extensión del Ártico cada década, según calcula la NASA, lo que repercute directamente en la estabilidad climática y ambiental del presente y el futuro cercano.
Desde que se empezaron a tomar imágenes por satélite del estado de los polos, en 1979, se puede constatar que el hielo no ha hecho más que reducirse año a año, aunque es en los últimos periodos cuando se están registrando las cifras mínimas históricas.
Desde 1985, el hielo de más de 4 años de formación ha pasado de suponer algo más del 30% a menos del 10%
Concretamente, el hielo ártico ha pasado de ocupar 16,91 millones de kilómetros cuadrados a finales de la década de los 70 a tan solo 4,79 en 2023. Su mínimo histórico se registró en 2021, con tan solo 3,79 millones de km2 durante el mes de septiembre, momento de referencia anual ya que es cuando el hielo alcanza su mínimo, coincidiendo con el final del verano en el hemisferio norte.
A este ritmo, las expectativas a futuro no son nada optimistas: se calcula que para 2050 hasta el 45% de la infraestructura existente en el Ártico estará en alto riesgo debido al deshielo. Otros estudios sitúan su completa desaparición en la década de 2030.
La extensión no es el único parámetro que permite medir la desaparición del Ártico; también la antigüedad del hielo que lo compone, cada vez más joven. Como puede verse en las imágenes debajo de estas líneas, apenas queda ya superficie con más de 4 años porque la gran mayoría se crea y desaparece en menos de un año. Desde 1985, el hielo más «veterano» ha pasado de representar algo más del 30% a menos del 10%.
La pérdida del Ártico tiene múltiples consecuencias, entre las que destacan la aceleración del cambio climático, el aumento del nivel del mar, los cambios en los patrones climáticos a nivel global o la pérdida de fauna y especies marinas.
Por eso, el World Economic Forum que tendrá lugar del 15 al 19 de enero ha fijado entre sus prioridades la transición hacia energías sostenibles, la adaptación a los cambios climáticos –algunos de ellos ya inevitables– y la mejora de la colaboración internacional para investigar, proteger el hábitat natural y reducir las emisiones que provocan el efecto invernadero y no han dejado de crecer en las últimas décadas.
Se calcula que para 2050, el 45% de su extensión estará en alto riesgo, aunque otros estudios apuntan a su completa desaparición
«La desaparición del hielo marino en la cima del mundo no solo sería una señal emblemática del colapso climático, sino que tendría consecuencias globales dañinas y peligrosas», explica Jonathan Bamber, profesor de Geografía Física de la Universidad de Bristol.