Deporte y cuidado del medio ambiente, binomio emergente (y urgente)

En el pasado, muchos eventos deportivos impactaron negativamente en el medio ambiente, pero hoy diversas iniciativas muestran que el deporte puede ser una herramienta plenamente eficaz para reducir la huella de carbono y proteger el planeta.


En las últimas décadas, muchos de los grandes eventos deportivos han supuesto graves efectos negativos sobre el medio ambiente. Por ejemplo, el Mundial de fútbol de 2014, en Brasil, emitió más de 2,7 millones de toneladas de CO2. Asimismo, la huella de carbono de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016 fue de alrededor de 3,5 millones de toneladas. Afortunadamente, esto no sucedió en Tokio 2020 porque se celebró sin espectadores, y no ocurrió este verano en París porque se han tomado cartas en el asunto: se redujo a la mitad la huella de CO2.

Dado que la crisis medioambiental es una preocupación global, se requieren acciones coordinadas (y urgentes) para abordar sus consecuencias, y en este contexto, el deporte quiere demostrar que puede ser una herramienta poderosa para generar un impacto positivo, además de redimirse de sus errores del pasado. De este modo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU reconocen el papel del deporte en la lucha por la sostenibilidad ambiental, pues contribuyen a la consecución del ODS 13 («adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático») y el ODS 15 («conservar la vida de ecosistemas terrestres»).

Hoy más que nunca, las organizaciones deportivas tienen la capacidad de educar a su comunidad y promover valores de desarrollo sostenible, que incluyen el uso eficiente de energías renovables, la reducción de residuos, la minimización del ruido, el fomento de productos ecológicos, la preservación del patrimonio cultural y la lucha contra la violencia deportiva.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU reconocen el papel del deporte en la lucha por la sostenibilidad ambiental, y contribuyen a la consecución del ODS 13 y el ODS 15

A nivel internacional, hay numerosas iniciativas que conciencian sobre el uso respetuoso del medio natural. Entre ellas, Earth Hour Run es una carrera organizada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), cuyo objetivo es sensibilizar sobre la importancia de la conservación del medio ambiente. En este evento anual, los participantes salen a correr durante la Hora del Planeta, que es un apagón eléctrico voluntario.

Otro caso es el de PADI Aware, un movimiento de la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI) centrado en la conservación marina. La iniciativa incluye programas como Dive Against Debris, que moviliza a los buceadores y entusiastas del mar para recoger residuos bajo el agua.

Indudablemente, el abandono de residuos en entornos naturales es un problema que afecta gravemente a la conservación del medio ambiente, y en España también hay iniciativas que luchan contra ello. El proyecto LIBERA, de Ecoembes y SEO/BirdLife, en colaboración con la Asociación del Deporte Español (ADESP), trabaja para mantener los espacios naturales libres de residuos y sensibilizar a la ciudadanía sobre su impacto negativo. En su cometido, esta iniciativa forma a deportistas amateurs como «ecovoluntarios» para concienciar sobre el problema de la basuraleza en eventos deportivos. También quiere crear «ecoembajadores», deportistas de élite que difunden las acciones del proyecto a través de sus redes sociales.

Proyectos nacionales e internacionales, como Earth Hour Run, PADI Aware, LIBERA o Plogging Tour ilustran cómo practicar un deporte es compatible con la defensa del medio ambiente.

Por otro lado, el Plogging Tour España es otra iniciativa que combina el deporte con la acción medioambiental. El plogging es un concepto que combina jogging (correr) y plocka upp (recoger), y se refiere a la práctica de recoger basura mientras se corre. En muchas ciudades españolas se organizan eventos en los que los participantes se dedican a correr o caminar mientras recogen residuos del entorno. Estos eventos promueven tanto la actividad física como la limpieza de espacios naturales y urbanos.

En conclusión, durante los últimos años han surgido iniciativas que incorporan criterios ambientales en la gestión deportiva y organización de eventos, una demostración de que el deporte puede contribuir a la protección medioambiental. Ahora bien, si el objetivo es que el deporte no sea el estandarte de huellas de carbono de 3,5 millones de toneladas, se requiere el esfuerzo colectivo de todas las partes interesadas, gobiernos y ciudadanos, para adoptar prácticas respetuosas con el planeta y crear un futuro prometedor.