Dorothy Day, la activista santa que quiso poner fin a la pobreza

Desde el corazón de Brooklyn, Dorothy Day dedicó su vida a combatir la desigualdad. Activista, periodista y católica comprometida, fundó el Catholic Worker Movement para dar esperanza a los más desfavorecidos. 


Conocida como «La Radical Piadosa», Dorothy Day fue una escritora norteamericana, defensora de los derechos de la mujer y de los obreros que se convirtió en una de las figuras más influyentes del activismo social en Estados Unidos. Nacida en 1897 en Brooklyn (Nueva York), creció en una familia de ascendencia irlandesa y británica, y desde muy joven se sintió atraída por la literatura y las causas sociales, dos intereses que definirían su camino. 

Dorothy Day canalizó toda su energía hacia la acción comunitaria y la solidaridad con los más vulnerables

Y es que, en un momento de profunda incertidumbre en Estados Unidos, Day trabajó como periodista en publicaciones que promovían el socialismo y el cambio social, defendiendo activamente los derechos de la mujer, el amor libre y el aborto. Sin embargo, la transformación más profunda de su vida llegó en 1927, cuando decidió convertirse al catolicismo. A partir de ese momento, la escritora canalizó toda su energía hacia la acción comunitaria y la solidaridad con los más vulnerables, inspirada por los valores cristianos de compasión y justicia. Encontró en la fe una razón para luchar contra la pobreza y la exclusión y, junto al filósofo Peter Maurin, fundó en 1933 el Movimiento del Trabajador Católico (Catholic Worker Movement).

Esta iniciativa nació en pleno corazón de la Gran Depresión, un periodo en el que millones de estadounidenses perdieron sus trabajos y sus hogares. Day y Maurin crearon casas de acogida donde todo el que lo necesitara podía encontrar un plato de comida caliente y un lugar donde dormir. Era una respuesta directa y tangible a la pobreza, y también una declaración política, pues la sociedad no podía dar la espalda a los más desfavorecidos.

El Catholic Worker Movement sigue funcionando actualmente, inspirando a nuevas generaciones a trabajar por una sociedad más justa

El Catholic Worker Movement se construyó sobre los principios de la no violencia y la acción directa, ya que Day rechazaba la guerra y el uso de la violencia, convencida de que el cambio verdadero solo podía lograrse a través del amor y la solidaridad. Su compromiso con la paz la llevó a participar en diversas manifestaciones y a ser arrestada en varias ocasiones. Sobrevivió a una huelga de hambre en prisión por oponerse a la entrada de su país en la Primera Guerra Mundial y por la cuestión del voto femenino. «A mi alrededor solo percibía oscuridad y desolación», reflejó en su autobiografía, La larga soledad.

De radical a santa

Aunque Dorothy Day nunca quiso ser considerada una santa, su vida estuvo marcada por una búsqueda constante de la justicia y el amor al prójimo. Para ella, la fe no era algo abstracto, sino una llamada a la acción. En 1980, a los 83 años, Dorothy Day falleció, tras una vida llena de pobreza voluntaria. Sin embargo, el Movimiento del Trabajador Católico sigue funcionando actualmente, inspirando a nuevas generaciones a luchar contra la pobreza y a trabajar por una sociedad más justa.

Day demostró que una vida dedicada a los demás, a los pobres y desfavorecidos, puede ser una inspiración en tiempos de desesperanza. La activista que quiso poner fin a la pobreza sigue siendo un ejemplo de cómo la compasión y la acción comunitaria pueden transformar la sociedad desde sus cimientos.