En los últimos tres años, la humanidad se ha enfrentado a una crisis fija discontinua. Una crisis detrás de otra. Todo comenzó con el estallido de la covid-19, después con la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania y, ahora, continúa con una inflación que a nivel mundial tocó techo en 2022, cuando se posicionó en el 8,8%.
Además, la zona euro terminó el año pasado con una escalada de precios desorbitada, que alcanzó el 10,6%, una cifra récord que no se había visto desde 2005. Todos estos factores han sido el cóctel perfecto para hacer aún más mella en el bolsillo de los ciudadanos. Tanto en los ingresos como en la pérdida del poder adquisitivo. Por primera vez en lo que llevamos de siglo, el salario a nivel mundial ha comenzado a disminuir.
Sin embargo, contra todo pronóstico, se ha producido la increíble paradoja de empezar a reducirse la brecha salarial en al menos 13 países en los últimos años. Así figura en el último informe presentado por la Organización Mundial del Trabajo (OIT) El impacto de la inflación y de la covid-19 en los salarios y el poder adquisitivo. Según indican, la diferencia entre el salario que percibe un hombre frente al que percibe una mujer por el mismo trabajo realizado en 13 de los 22 países analizados a nivel mundial está cada vez más cerca de cerrarse. En este caso, España no ha sido incluida en el análisis.
Desigualdades laborales entre hombres y mujeres
A nivel mundial, las mujeres cobran menos que los hombres y se ven relegadas a un segundo plano en diversos ámbitos de la vida. Donde más se notan estas diferencias es en la esfera laboral.
A nivel mundial, las mujeres cobran un 20% menos que los hombres
Todo comienza nada más intentar acceder a un empleo. De base, ellas ya lo tienen más difícil, y concentran una mayor tasa de paro que los hombres. La situación no mejora cuando consiguen un trabajo. O bien suele ser peor remunerado o bien es a tiempo parcial, tal y como explican desde la OIT. A esto se suma que son ellas las que solicitan más excedencias que ellos para poder dedicar parte de su vida a cuidar a los hijos o a otros familiares.
Por si todo esto fuera poco, para los trabajos donde tanto los hombres como las mujeres desempeñan la misma función, ellas cobran un 20% menos de media, según señala la OIT. La Organización de las Naciones Unidas eleva la cifra mundial al 23% y advierte que, si no se ponen medidas para batallar contra esta desigualdad, no será hasta el año 2086 cuando esta brecha pueda cerrarse realmente.
En el informe de la OIT, los expertos consideran que hoy en día “las diferencias salariales entre hombres y mujeres siguen siendo elevadas en todos los países y regiones” y que “es necesario redoblar los esfuerzos para hacer frente a las desigualdades de género en el mercado de trabajo”. Es por ello que cada 22 de febrero se celebra el Día Mundial por la Igualdad Salarial.
En algunos países la diferencia ha disminuido
Eso sí, hay países donde la brecha cada año se encuentra un paso más cerca de cerrarse. Si se comparan los salarios entre hombres y mujeres de 2019 con respecto a los de 2021 (últimos datos disponibles), la diferencia salarial ha disminuido en 13 de los 22 países analizados a nivel mundial. Así, aunque estos no son los países en los hay menos desigualdad del mundo, sí son en los que el cierre de la propia brecha se ha notado más. El listado lo encabezan Panamá, México y Perú donde la brecha salarial ponderada ha disminuido un 7,49%, 5,58% y 5,12%, respectivamente. Al otro lado de la balanza, donde las diferencias han aumentado, se encuentran Paraguay (6,28%), seguido de Vietnam (4,39%) y Filipinas (2,91%). Estos son los que componen el listado de los nueve países restantes donde las diferencias han crecido.
Las diferencias salariales varían mucho entre países y sectores. Los datos a nivel mundial de la OCDE permiten determinar en qué lugar del mundo hay una mayor brecha salarial. La mediana en la UE es de 10,3%. A la cabeza se encuentra Corea, con un 30%, seguida de Israel (24%) y Japón (22%). En el otro lado se sitúan Bulgaria (2,6%), Rumanía (3,3%) y Bélgica (4%).
En países como Panamá, México o Perú la brecha salarial ha disminuido
No obstante, estos datos deben ser tomados con precaución porque, aunque el concepto de brecha salarial no cambia, sí lo hace la forma de medirla y, por lo tanto, los porcentajes varían dependiendo de la población estudiada.
En el listado de la OCDE figuran los salarios medianos de los trabajadores a tiempo completo. Es decir, no incluyen los trabajadores autónomos y a tiempo parcial, por ejemplo. Y, además, no han usado la media (otra forma de medir la brecha salarial, donde se suman todos los valores y se dividen entre el número total de estos) sino la mediana, el valor central que resulta después de ordenar los salarios. Tal y como explica Josu Mezo, profesor de Sociología, en el artículo ‘¡Muera la media, viva la mediana!: “La mediana suele ser un valor más representativo que la media en el sentido de que es un valor más cercano al de la mayoría”. Así, los salarios de altos directivos, que suelen ser muy elevados, no “estirarían” tanto esa brecha salarial.
Además, para hacer una radiografía completa es necesario tener en cuenta la tasa de incorporación de las mujeres al mercado laboral. En algunos países como en Rumanía el porcentaje de mujeres asalariadas es del 77% frente al 91% de Francia.
En España aún queda camino por recorrer
En el caso de España, las mujeres cobran alrededor de un 18% menos que los hombres de media. Aquí, para hacer los cálculos, se incluyen los salarios más elevados y los más bajos de la población. Los últimos datos del INE, actualizados a 2020, demuestran cómo la brecha va cerrándose tímidamente a lo largo de los años.
El último informe de CCOO, Por hacer más ganamos menos, ha hecho estimaciones actualizadas a 2023 y, según sus cálculos, el salario medio (y no mediano) anual del empleo de los hombres es de 27.322 euros frente a los 22.601 euros que perciben las mujeres.
Pese a esta desigualdad, la brecha aquí también está más cerca de cerrarse. Para CCOO el aumento del Salario Mínimo Interprofesional tiene mucho que ver en ello. Aseguran que la subida de los últimos años ha mejorado la situación de aquellos trabajadores con los salarios más bajos.
Ante los datos, desde la OIT proponen que una manera de combatir esta desigualdad es hacer públicos los sueldos de los empleados. “La transparencia salarial puede proporcionar a los trabajadores la información y las pruebas que necesitan para negociar las tarifas salariales y proporcionarles los medios para impugnar una posible discriminación salarial”, concluyen.