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Asa Philip Randolph, a la vanguardia de los derechos laborales

En una época donde se separaba a las personas por el color de su piel, la incansable labor de Asa Philip Randolph como activista y su habilidad para unir movimientos sindicales con demandas de justicia social dejaron una huella imborrable en la historia.


En 1925, Asa Philip Randolph tomó una decisión que marcaría un antes y un después en la historia laboral y social de Estados Unidos: fundó el Sindicato de Trabajadores de los Ferrocarriles (Brotherhood of Sleeping Car Porters), el primer sindicato afroamericano reconocido oficialmente en el país. Randolph fue testigo, durante su estancia en Nueva York, de las duras condiciones laborales que sufrían los afroamericanos. La explotación y la discriminación eran parte de la vida cotidiana, especialmente en el trabajo.

Randolph creía profundamente en la fuerza de los sindicatos para cambiar realidades

Inspirado por el poder de la organización colectiva, Randolph creía profundamente en la fuerza de los sindicatos para cambiar realidades y veía en la unidad de los trabajadores la clave para derribar barreras consideradas infranqueables durante generaciones. Consideraba que la igualdad racial y la justicia económica estaban entrelazadas y que la clase trabajadora afroamericana podía lograr avances significativos a través de la organización sindical. Este pensamiento le llevó a convertirse en una de las voces más influyentes de su tiempo, tanto en el ámbito laboral como en la esfera de los derechos civiles. 

La marcha sobre Washington: un punto de inflexión

Uno de los momentos más destacados en la carrera de Randolph fue su participación en la organización de la histórica Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad en 1963. Este evento reunió a más de 250.000 personas en la capital del país y fue la plataforma en la que Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso «I Have a Dream». La marcha fue clave para la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derechos Electorales de 1965.

Su visión de un país donde las oportunidades laborales estuvieran abiertas para todos, sin importar el color de su piel, sigue siendo relevante en la lucha por la equidad en el trabajo y en la sociedad

Randolph, con su habitual discreción, prefirió dejar el protagonismo de la jornada a los jóvenes líderes emergentes del movimiento, pero su influencia fue innegable. Su trabajo contribuyó a la integración racial en el ámbito laboral y a la consolidación de los derechos civiles en Estados Unidos. Y es que el sindicalista soñaba con un país donde las oportunidades laborales estuvieran abiertas para todos, sin importar el color de su piel. Randolph fue un visionario que comprendió que la justicia social es un esfuerzo colectivo, que requiere tanto la voz de la protesta pacífica como la organización sindical para construir un futuro más justo.

La pobreza de tiempo, una desigualdad invisible

La falta de tiempo libre debido a la carga de trabajo remunerado y no remunerado es un problema creciente. Afecta especialmente a las mujeres y a los sectores más vulnerables, con importantes repercusiones para la salud.


Cuando pensamos en la pobreza, solemos imaginar una carencia económica que afecta a la vivienda, la salud o la calidad de vida. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un nuevo concepto: la pobreza de tiempo, que se refiere a la falta de tiempo libre disponible para el ocio, el descanso y el autocuidado. Según los datos de The Time Use Initiative (TUI), en países como España, una persona se considera pobre de tiempo si dispone de menos de 170 minutos al día para dedicar a estas actividades. 

La feminización de la pobreza de tiempo

Uno de los aspectos más preocupantes que destaca la TUI es la desigualdad de género en la distribución del tiempo. En Europa, las mujeres dedican entre 1,5 y 2 veces más tiempo que los hombres al trabajo no remunerado, que incluye tareas domésticas y cuidados familiares, lo que limita el tiempo que pueden dedicar a su desarrollo profesional, al ocio o incluso al descanso.

Margarita Vega-Rapun, investigadora del Center for Time Use Research y autora del estudio The multidimensionality of poverty: time poverty in Spain (2021), destaca que este fenómeno perpetúa las desigualdades de género y genera un impacto negativo en la salud mental y física de las mujeres. 

Un problema de salud pública 

Este tipo de pobreza también impacta en la salud física y mental de las personas. La falta de tiempo para el autocuidado aumenta el riesgo de estrés crónico, agotamiento y enfermedades como la ansiedad y la depresión. También está asociada con problemas cardiovasculares y un sistema inmunológico debilitado. 

Pero esta problemática no afecta por igual a todas las clases sociales. Las personas con empleos precarios o mal remunerados suelen trabajar más horas o tener varios trabajos, lo que limita aún más su tiempo libre. Esto crea un círculo vicioso difícil de romper: al tener menos tiempo, las oportunidades para mejorar sus condiciones laborales se reducen drásticamente. 

Las personas que carecen de tiempo no tienen la oportunidad de adquirir nuevas habilidades, fortalecer vínculos sociales o participar activamente en la vida democrática, lo que limita su desarrollo personal y su plena integración en la sociedad.

La necesidad de políticas públicas y cambios culturales

The Time Use Initiative y expertos como Sara Moreno Colom, profesora de Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona, subrayan la importancia de implementar políticas públicas que aborden de manera integral la redistribución del tiempo en la sociedad. Entre las medidas clave se destacan la reducción de la jornada laboral, la flexibilidad horaria y el acceso a servicios públicos de cuidado que descarguen las responsabilidades familiares –que generalmente recaen sobre las mujeres–. 

Es crucial que estas políticas se apliquen a toda la población: trabajadores de todos los sectores, clases sociales y situaciones familiares, de manera que todos puedan disfrutar de un tiempo libre suficiente y de calidad.

En definitiva, reorganizar el uso del tiempo es crucial para garantizar el bienestar de la población. Promover el derecho al tiempo libre, adoptar modelos laborales más flexibles y fomentar una mayor eficiencia en la gestión del tiempo puede aliviar la presión que muchas personas enfrentan en su vida diaria. Estas medidas no solo mejorarán la salud y el equilibrio personal, sino que también impulsarán una sociedad más productiva y con una mejor calidad de vida.

Narges Mohammadi, la Nobel de la Paz presa por defender los derechos de las iraníes

Esta activista iraní fue vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos y ha sido encarcelada en varias ocasiones por su activismo en pro de la democracia y la igualdad. En 2023, recibió el Premio Nobel de la Paz, que no pudo recoger porque se encontraba en prisión.


La ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2023 no pudo acudir al evento de entrega: Desde 2021,  la activista Narges Mohammadi, de 51 años, está condenada por su defensa de los derechos humanos a 12 años y 11 meses de prisión, y a 154 latigazos.

Al acto sí pudieron asistir sus hijos Kiana y Ali, gemelos de 17 años, que leyeron en Oslo el discurso que su madre escribió desde la cárcel y que fue sacado del centro penitenciario de forma clandestina. 

Desde que estudiaba en la Universidad Internacional Imam Jomeini, Narges Mohammadi publicó artículos sobre los derechos de la mujer y se implicó en grupos estudiantiles. Licenciada en Física, comenzó a trabajar como ingeniera y, en paralelo, inició una carrera periodística centrada en denunciar la carencia de libertades a la que es sometida la población iraní.

Narges Mohammadi cumple actualmente una condena de 12 años y 11 meses de prisión por su activismo en favor de los derechos humanos

La primera detención que sufrió la propició su nombramiento como vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, una organización iraní en defensa de los derechos de mujeres, presos políticos y otras minorías clausurada en 2010 por las fuerzas de seguridad. A partir de entonces, sus entradas y salidas de prisión han sido continuas en base a lo que las autoridades consideran difusión de propaganda contra el Estado y actuaciones en contra de la seguridad nacional. Pero ella siguió reivindicando la democracia, mientras cosechaba numerosos reconocimientos internacionales que culminarían con el Nobel de la Paz.

En Irán, a pesar de celebrarse elecciones para elegir a los miembros del Parlamento y al presidente, el ayatolá Jamenei es reconocido como líder supremo que ostenta el poder absoluto. La aplicación restrictiva de las leyes coránicas es la máxima por la que se rige, y su control de las fuerzas de seguridad, el poder judicial y los medios de comunicación gubernamentales provoca una inexistencia de facto de las libertades de expresión, reunión, religión, asociación y participación política. En este clima restrictivo, las mujeres llevan la peor parte, al verse abiertamente discriminadas en cuestiones relativas al matrimonio, el divorcio y la custodia de sus descendientes, entre otras que incluyen la obligatoriedad de utilizar el velo en público a partir de los 7 años de edad.

El régimen teocrático iraní otorga al ayatolá Jamenei un poder absoluto como jefe de Estados

Muchos de los activistas iraníes que, como Narges, combaten la dura restricción de sus derechos, sufren encarcelamientos sin juicio y enfrentan torturas y maltrato. Ella denunció estos violentos métodos de coerción en el libro Tortura blanca (2022), donde recoge el testimonio de catorce mujeres (incluido el suyo) sometidas a todo tipo de violencia psicológica, física y sexual durante el cumplimiento de sus condenas. 

En su discurso en la ceremonia de entrega del Nobel, Mohammadi reivindicó los esfuerzos de la ciudadanía iraní para lograr la democracia, la libertad y la igualdad usurpadas por el régimen teocrático, y defendió la protesta pacífica y la resistencia civil para construir una sociedad igualitaria. También hizo un llamamiento a la comunidad internacional para defender esta lucha.

Dos días después de recibir el Premio Nobel, fue hospitalizada para que se le practicase una angioplastia. Las autoridades le obligaban a ir al hospital con velo, orden que ella incumplió y motivó su reingreso inmediato en prisión, contraviniendo las recomendaciones médicas.

Numerosas organizaciones no gubernamentales han creado la Coalición Free Narges con el objetivo de lograr la movilización popular que permita la liberación de esta mujer valientemente comprometida con los derechos humanos. 

Rosa Parks, la mujer que comenzó su lucha por la igualdad racial en un autobús

¿Qué pasaría si un simple acto de rebeldía en un autobús pudiera desencadenar un movimiento revolucionario? Rosa Parks se convirtió en el símbolo de la resistencia contra la injusticia racial, iniciando un cambio que resonaría en todo el país. 


El 1 de diciembre de 1955, en la fría noche de Montgomery, Alabama, un acto aparentemente inofensivo en un autobús desencadenó una serie de eventos que cambiarían el curso de la historia estadounidense. Rosa Parks, una mujer de 42 años, desafiaba las normas segregacionistas con una valentía serena que, a primera vista, podría parecer insignificante. Sin embargo, su decisión de no ceder su asiento a un pasajero blanco encendió una chispa que iluminó el camino hacia la igualdad racial en Estados Unidos.

Parks se negó a levantarse de su asiento en la sección de «colores». Este simple acto cuestionó un sistema de opresión enraizado en la sociedad

En la década de 1950, el sur de Estados Unidos estaba profundamente marcado por la segregación racial. Las leyes Jim Crow dictaban que las personas negras y blancas debían mantener diferentes espacios en los lugares públicos, incluidos los autobuses. En Montgomery, estos vehículos estaban divididos en secciones: los asientos delanteros eran para blancos, y los traseros para los negros. Aunque el frente del autobús estaba lleno, Parks se negó a levantarse de su asiento en la sección de "colores". Este simple acto de resistencia no solo desafió la ley, sino que también cuestionó un sistema de opresión enraizado en la sociedad.

Una protesta pacífica de 381 días

El arresto de Parks por no ceder su asiento llevó a la comunidad negra de Montgomery a organizar el boicot de autobuses, una protesta pacífica que duró 381 días. Este boicot, dirigido por un joven y enérgico pastor llamado Martin Luther King Jr., no solo fue un acto de desobediencia civil sino también un poderoso símbolo de resistencia. La movilización de los residentes de Montgomery demostró que la desobediencia pacífica podía desmantelar las estructuras de discriminación racial, un concepto que se convertiría en un pilar del Movimiento por los Derechos Civiles.

Su valentía le valió el reconocimiento como un símbolo de la resistencia contra la injusticia racial

A pesar de enfrentarse a severas represalias, incluyendo la pérdida de su empleo y amenazas a su seguridad, Parks mantuvo su compromiso con la lucha por la igualdad. Su valentía le valió el reconocimiento no solo como una figura central en el Movimiento por los Derechos Civiles, sino también como un símbolo de la resistencia contra la injusticia racial. Rosa Parks no se detuvo con el boicot, pues se mudó a Detroit, donde continuó su activismo participando en protestas y trabajando con líderes de derechos civiles para avanzar en la causa.

Camino hacia la igualdad

Parks también fue una defensora incansable de la educación y el empoderamiento comunitario, trabajando en organizaciones que promovían la justicia social y los derechos humanos. Su legado continúa siendo una fuente de inspiración, recordándonos que el cambio social a menudo comienza con actos de valentía personal y colectiva. Hoy en día, el impacto de Rosa Parks se celebra no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Su contribución al Movimiento por los Derechos Civiles es una prueba palpable de que una sola acción, cuando se lleva a cabo con coraje y determinación, puede desafiar las injusticias más profundas y provocar un cambio significativo.

La historia de Rosa Parks nos recuerda que el camino hacia la igualdad no siempre es fácil ni rápido, pero que cada paso, por pequeño que parezca, puede ser un avance crucial hacia una sociedad más justa. Su vida es un testimonio del poder de la resistencia y la importancia de luchar por lo que es correcto, incluso cuando las probabilidades están en contra. Y es que la próxima vez que veamos un autobús, quizás pensemos en la valentía de esa mujer que, con su firmeza y determinación, ayudó a construir un camino hacia la igualdad y la justicia.

«La educación es un derecho inalienable»

educación

Pilar Orenes es directora general de Educo, organización de cooperación al desarrollo con enfoque en la educación y acción humanitaria con presencia en 18 países de América, África, y Asia. Gracias a sus más de 200 proyectos de acción humanitaria han logrado llegar a más de un millón de niños, niñas y adolescentes para garantizar una educación ininterrumpida, hasta en las situaciones más desafiantes.


¿Por qué Educo?

La educación es una de las principales maneras de reducir las desigualdades sociales y erradicar la pobreza, por eso trabajamos por los derechos y el bienestar de la infancia. Trabajamos en 18 países y en cada uno aplicamos estrategias acotadas al contexto de ese lugar. Si bien las intervenciones pueden ser diferentes, el hilo conductor siempre es el mismo: una educación de calidad garantizada como derecho humano para todos los niños y niñas, independientemente del contexto. 

¿Qué tipo de estrategias implementáis?

Trabajamos con las instituciones educativas de cada país, con las escuelas públicas y con el profesorado para reforzar la estrategia educativa del país y asegurar el acceso a la escuela. También lo hacemos cerca de los padres de familia, ya que los entornos protectores son una prioridad. Lo cierto es que cada país nos ofrece contextos diferentes, pero en todos procuramos asegurar una educación de calidad, y espacios en los que el niño y la niña pueda participar y expresar sus opiniones.

«Estamos en una sociedad adultocéntrica que está diseñada sin tener en cuenta un porcentaje muy alto de la población que son los niños»

Desde Guatemala a Burkina Faso… ¿Cuáles son los principales retos a los que os enfrentáis?

Hay que señalar que cuando hablamos del derecho a la educación, este no solamente es habilitador de otros derechos, sino que es un derecho inalienable, que no se pierde y que no se puede dejar de dar estés donde estés. Entonces, cuando hablamos de países en la región del Sahel, en África, estamos hablando principalmente de contextos de emergencia. Se trata de situaciones en las que las familias deben desplazarse por seguridad o a consecuencia del cambio climático. Ahí los niños no siempre tienen una escuela fija, sino que deben adaptarse. 

En el caso de Centroamérica, por ejemplo, trabajamos en el área del Corredor Seco, donde también hay desplazamientos por hambruna; o Bangladesh, donde las olas de calor hacen que se cierren las escuelas. Por eso nuestra seña de identidad es asegurar que la educación se mantenga en todos los contextos. 

Siguiendo esa línea, ¿qué tipo de innovaciones educativas realizáis para este tipo de contextos?

En la educación las metodologías son claves. Innovar es aplicar metodologías en las que el niño y la niña y sus necesidades están en el centro, gracias a que son activamente escuchados y son ellos mismos quienes influyen en su currícula. En España, por ejemplo, uno de los proyectos que hemos realizado sobre comedores escolares fue hablando con ellos sobre cómo sería su comedor ideal. 

Estamos en una sociedad adultocéntrica que está diseñada sin tener en cuenta un porcentaje muy alto de la población que son los niños. Por eso es importante entender qué están diciendo y cómo lo están diciendo, ya que no van a usar ni las mismas palabras ni los mismos razonamientos que un adulto. Nosotros adaptamos nuestra manera de trabajar a su manera de comunicarse y esto es algo muy innovador.

Lleváis 30 años trabajando, ¿qué sabéis ahora que no sabíais entonces?

El sector general de la cooperación y la acción humanitaria en 30 años ha evolucionado muchísimo. Hemos aprendido la importancia de asegurar que los cambios que promueves sean sostenibles en el tiempo, una vez que ya no estemos ahí. Es importante no estar continuamente poniendo parches, sino tener una mirada a largo plazo. Y eso se consigue cuando hay cambios en las prácticas, pero también en los sistemas, y los valores. Por ejemplo, si pones un pozo, cambias la vida de la gente porque tienen agua, pero ¿cómo desarrollas una política pública alrededor de una correcta gestión del recurso? 

​​En estos 30 años hemos aprendido que tenemos que hacer análisis, investigaciones, trabajar con datos y hacer incidencia política. Es fundamental reunirnos con los gobiernos locales, autonómicos y estatales y convencer a la ciudadanía, ya que a los políticos les interesa lo que le interesa a la ciudadanía. Es por eso que las ONG hacemos campañas. Hemos aprendido que tenemos que unirnos y que, por muy grande que sea una ONG, no va a poder cambiar nada si no trabaja con otros actores.

«La educación es una herramienta para frenar el matrimonio infantil»

En el caso de países como Nicaragua, donde se han ilegalizado cerca de 3.600 ONG, ¿de qué manera impacta una buena o mala calidad democrática en los derechos de las infancias y en la labor de una organización como Educo?

Nosotros realizamos un análisis de la situación de cada país y nos preguntamos cuál es el valor agregado que, dentro de ese contexto, Educo puede aportar. Es ahí donde cambian también nuestras intervenciones. Hay países donde nuestras estrategias tienen que ser más operativas, enfocadas en un trabajo de primera línea, entonces estamos presentes en las escuelas. Hay otros países en los que trabajamos en incidencia pública, y otros donde vemos más posibilidades de cambio a través de la influencia.

Según Naciones Unidas, el 40% de los países no han logrado la paridad de género en la educación primaria. ¿Cómo se puede implementar una perspectiva de género en la educación para poder cumplir con el ODS 4?

Desgraciadamente todavía estamos lejos de alcanzar esa paridad y todas nuestras estrategias deben llevar un enfoque de género. En países con altas tasas de matrimonio infantil, la educación se ve totalmente interrumpida, pero a su vez, la educación es una herramienta para frenar esos matrimonios. Una de las cuestiones que sucedió durante el covid-19 fue el cierre de las escuelas y esto disparó las cifras de matrimonio y trabajo infantil, ya que hubo niñas que nunca volvieron a escolarizarse tras la pandemia.

Leymah Gbowee y su lucha por la paz en Liberia

En el seno de la desesperación de una nación devastada por la guerra, surgió una voz que resonó con fuerza en todo el mundo. Leymah Gbowee utilizó su inquebrantable voluntad y liderazgo para traer la paz a Liberia, demostrando que la valentía y el compromiso pueden superar cualquier adversidad.


Leymah Gbowee es una activista pacifista y feminista​ liberiana, reconocida mundialmente por su papel crucial en el fin de la Segunda Guerra Civil Liberiana. Nacida el 1 de febrero de 1972 en Liberia, Gbowee vivió en primera persona los horrores de la guerra civil que desgarraron su país desde 1989 hasta 2003. Esta experiencia traumática se convirtió en el catalizador de su dedicación a la paz y la justicia social. Se formó como trabajadora social y fue en este rol donde comenzó a comprender la magnitud del sufrimiento humano causado por el conflicto. 

En 2003, comenzó a organizar a las mujeres liberianas en un movimiento de paz sin precedentes fundando el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia

En 2003, comenzó a organizar a las mujeres liberianas en un movimiento de paz sin precedentes y en plena guerra civil fundó el Movimiento de Mujeres por la Paz en Liberia (WIPNET, por sus siglas en inglés), compuesto por mujeres cristianas y musulmanas desafiando tanto las barreras religiosas como culturales. Vestidas de blanco, se manifestaban pacíficamente en lugares públicos, cantando, rezando y llamando la atención del mundo hacia su causa. Este movimiento desempeñó un papel fundamental en la presión al entonces presidente, Charles Taylor, para que participara en las conversaciones de paz. Estas negociaciones culminaron en el Acuerdo de Paz de Accra en 2003, que puso fin a una guerra que había dejado más de 250.000 muertos y desplazado a un millón de personas.

Un reconocido legado

El impacto de Leymah Gbowee no pasó desapercibido. En 2011, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz, junto con Ellen Johnson Sirleaf y Tawakkol Karman, «por su lucha por la seguridad de las mujeres y por su derecho a participar plenamente en la labor de consolidación de la paz». Este reconocimiento internacional destacó la importancia del papel de las mujeres en los procesos de paz y consolidación democrática.

El impacto de Leymah Gbowee no pasó desapercibido y en 2011 fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz

Además de su trabajo en Liberia, Gbowee ha seguido abogando por la paz y la justicia en todo el mundo a través de la Fundación Leymah Gbowee para África, una organización que apoya a mujeres y jóvenes en el liderazgo y la participación cívica. También es una voz prominente en foros internacionales, promoviendo la inclusión y la igualdad de género como pilares fundamentales para la paz duradera.

Un ejemplo a seguir

La historia de Leymah Gbowee es un impulso al concepto de que la paz no es solo la ausencia de guerra, sino la presencia activa de justicia y equidad. «A día de hoy a veces me pregunto por qué tenemos que matar a las personas por el poder», afirma Gbowee. Su valentía demuestra que incluso en los tiempos más oscuros, hay esperanza y capacidad de cambio. Las acciones de Gbowee y las mujeres de Liberia han dejado una huella imborrable, inspirando a generaciones a luchar por un mundo más justo y pacífico. «Estoy convencida de que mi continente va a ser el próximo lugar del mundo. Y si África va a ser el número uno, los africanos tienen que estar preparados. Yo sólo estoy invirtiendo en el futuro del continente», sentencia, antes de afirmar que si ella llegó donde está, con formación cualquier otra mujer podrá.

¿Cómo afecta la pobreza al resto de ODS?

El aumento de la pobreza provocado por la pandemia ha traído consigo un retroceso en los objetivos marcados para 2030 de erradicar marcadores de desigualdad como el hambre, la no escolarización o la dificultad de acceso al agua potable.


En el año 2022, se alcanzaron los 712 millones de personas que viven en situación de pobreza extrema en todo el mundo. O lo que es lo mismo, el 9% de la población mundial vive con menos de 2,15 dólares diarios, el umbral que marca la pobreza más dramática, según el Banco Mundial. Son 23 millones de personas más que en 2019, antes de la pandemia; un incremento alarmante en una histórica senda de descenso que conlleva, a su vez, otro repunte en la desigualdad que retrasa significativamente el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), comprometiendo metas esenciales como el acceso al agua potable, la educación, la salud o la erradicación de la pobreza infantil. 

La relación entre la pobreza y un futuro sostenible es intrínseca y multifacética, ya que la carencia material afecta profundamente a la estabilidad y el desarrollo de las sociedades. El primer y más evidente impacto es en la lucha contra el hambre, el ODS 2, marcado por más de 150 jefes de Estado y de Gobierno en 2015 para mejorar la igualdad en el mundo. Según la ONU, en 2022, aproximadamente 735 millones de personas padecían una alimentación deficiente. Además, las familias en situación de pobreza extrema a menudo no pueden permitirse alimentos nutritivos, lo que agrava la desnutrición y las tasas de mortalidad infantil. 

En términos de salud (ODS 3), la pobreza extrema limita el acceso a servicios sanitarios básicos. Las personas sin recursos económicos suelen vivir en condiciones insalubres y en muchas ocasiones carecen de acceso a atención médica. Esto no solo aumenta las tasas de enfermedades prevenibles, sino que también reduce la esperanza de vida. La media mundial de los nacidos en 2022 es de 72 años, un año menos que antes de la pandemia, aunque según el Banco Mundial la expectativa de vida de los países pobres es de hasta 20 años menos que en los ricos, como puede verse en el mapa. 

La educación de calidad (ODS 4) es otro de los objetivos que se ve gravemente afectado por la pobreza, ya que en esos contextos los niños y niñas a menudo deben abandonar la escuela para trabajar y contribuir a los ingresos familiares. La Unesco asegura que 258 millones de niños y jóvenes no asistían a la escuela en 2022, especialmente las regiones de Asia central y meridional, África del Norte y Asia Occidental, donde el 20,2% y el 12,2% de los menores no están escolarizados, respectivamente. 

La falta de acceso a agua potable y saneamiento (ODS 6) es otra consecuencia directa de la pobreza extrema. Las comunidades pobres suelen depender de fuentes de agua contaminadas, lo que desemboca en enfermedades graves como el cólera y la disentería. La OMS estima que 2,2 mil millones de personas carecen de acceso a agua gestionada de manera segura, una situación que prevalece en regiones con altos índices de pobreza, exacerbando las crisis de salud pública. Zonas como Chad son las más afectadas, con índices que alcanzan a prácticamente la totalidad de su población.

España, a pesar de ser una economía desarrollada, enfrenta una preocupante tasa de pobreza infantil. Según Eurostat, el país tiene una de las tasas de pobreza infantil más altas de la Unión Europea, con más del 32% de los menores de 11 años en riesgo de pobreza o exclusión social en 2023, solo por detrás de Bulgaria y Rumanía y un punto más que en 2019. Esta realidad desafía la percepción de prosperidad y destaca la necesidad de políticas más efectivas para abordar la desigualdad desde la infancia.

Marsha P. Johnson: el orgullo de defender los derechos humanos

Cuando aún no se habían popularizado términos como «transgénero», Marsha P. Johnson se definió como drag queen, travesti y gay. Defendió los derechos de las personas en los márgenes del sistema patriarcal y tuvo un papel fundamental en las revueltas de Stonewall que dieron lugar a las primeras marchas del Orgullo. 


Nacida en 1945 en el estado de Nueva Jersey, Marsha P. Johnson es considerada una pionera de los derechos humanos de las personas negras trans. Creció en una familia afroamericana de clase trabajadora y religiosa y, a lo largo de su vida, reflejó a través de su forma de vestir su deseo por romper con las normas de género.

Marsha P. Johnson se convirtió en una de las defensoras más visibles de los derechos LGBTIQ+ en un contexto en el que la violencia policial y los abusos eran constantes.

Después de graduarse, se trasladó a Nueva York, en un período de intensa represión hacia los homosexuales, lesbianas y trans que impedía que pudieran acceder a empleos formales y a derechos básicos. Marsha P. Johnson recurrió a la prostitución, sufrió abusos y violencia, fue detenida en múltiples ocasiones y vivió gran parte del tiempo sin una residencia estable. Poco antes de morir, declaró en una entrevista que no había sido nadie hasta que se convirtió en drag queen. 

Fue en esta época cuando adoptó el nombre de Marsha P. Johnson. La «P» hacía referencia a la frase «pay it no mind» («no le prestes atención»), una frase que se convirtió en su lema y que utilizaba cuando alguien le preguntaba si era hombre o mujer. 

Activismo por los derechos civiles

Poco después de llegar a Nueva York, Marsha conoció a Sylvia Rivera, quien se convertiría en su amiga y compañera de lucha. Juntas lideraron la defensa de los derechos LGBTIQ+ en un contexto de constante violencia policial y abusos que culminó en los disturbios de Stonewall.  Aunque existen múltiples versiones de los hechos, diversas fuentes coinciden en destacar el papel protagonista de Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera la noche del 28 de junio de 1969, cuando la policía realizó una redada en Stonewall Inn, un bar frecuentado principalmente por clientes gais y trans. No era la primera vez que algo así ocurría, pero sí la primera en que muchas de las personas que estaban allí respondieron a la violencia policial.

Los disturbios de Stonewall impulsaron un fuerte movimiento de resistencia contra la violencia, los abusos y la opresión contra quienes estaban en los márgenes del sistema heteropatriarcal. Justo un año después, en 1970, se celebraron las primeras marchas del Orgullo en Estados Unidos y empezaron a surgir grupos más organizados, como el Frente de Liberación Gay o la Alianza Activista Gay, en los que participó Marsha P. Johnson en sus inicios, aunque, más tarde, denunció la exclusión de las personas trans y negras. 

Junto con su amiga Sylvia Rivera, fundó STAR para acoger a jóvenes trans en situación de sinhogarismo.

Ese mismo año, 1970, Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera fundaron Street Transvestite Action Revolutionaries (STAR), una organización que tenía el objetivo de apoyar a jóvenes trans. A través de ella, crearon STAR House, que acogió a 20 jóvenes queers, travestis y transexuales en situación de desempleo y sinhogarismo. Aproximadamente ocho meses después de su apertura, fueron desalojadas del edificio en julio de 1971.

Durante la década de los 80, Marsha P. Johnson también se unió al movimiento ACT UP – AIDS Coalition to Unleash Power para visibilizar la pandemia de SIDA y las necesidades de las personas con VIH.

Justicia para Marsha

El 6 de julio de 1992, el cuerpo de Marsha P. Johnson fue encontrado en el río Hudson. En un primer momento, la policía clasificó la muerte como un suicidio, pero su entorno próximo siempre afirmó la posibilidad de que se tratara de un homicidio. Muchas personas denunciaron la poca investigación que hubo sobre su muerte y reclamaron justicia para Marsha. En el año 2012 la policía de Nueva York reabrió el caso como un posible homicidio, aunque hasta día de hoy no existen imputados.

Cuatro años después, Victoria Cruz, de Anti-Violence Project de Nueva York, realizó una investigación sobre su muerte, que puede verse en el documental La muerte y vida de Marsha P. Johnson, de David France. 

Pese a no tener una vida fácil, Marsha P. Johnson se dedicó a ayudar a los demás y luchar por los derechos del colectivo, un recorrido que la ha convertido en un icono y que ha permitido que celebraciones como el Orgullo sean hoy una realidad.

Eleonora Esposito: «Nos cuesta reconocer la humanidad de las personas con las que estamos interactuando virtualmente»

En un mundo cada vez más digitalizado, la violencia de género se reinventa y plantea nuevos retos. Para entender mejor este problema, hablamos con Eleonora Esposito, investigadora del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra especializada en violencia de género en la red. Como becaria Marie Skłodowska-Curie y como experta nacional destacada en el Instituto Europeo de la Igualdad de Género (EIGE), Eleonora Esposito ha liderado diferentes proyectos de investigación sobre la ciberviolencia de género y, actualmente, también trabaja en la aplicación de la nueva Ley de Servicios Digitales en la Dirección General de Redes, Contenidos y Tecnología de Comunicaciones (DG Connect) de la Comisión Europea.


¿Cómo se traslada la violencia de género a las pantallas? 

Antes se entendía internet como una esfera separada de la vida real, pero ahora comprendemos que todo lo digital está totalmente involucrado en nuestra vida. Desde el EIGE, hemos utilizado mucho el término continuum de violencia. Fue acuñado por la académica feminista Liz Kelly en los años 80 para explicar cómo la violencia podía ser vivida de muchas formas y de manera simultánea. Dentro de un contexto de violencia, puedes ser víctima de violencia psicológica, violencia económica, sexual…

Con la violencia digital, el término continuum de violencia resulta aún más útil porque nos permite incluir y mapear diferentes formas de violencia más allá de la física, e identificar una raíz común de género entre ellas.

¿Este continuum de violencia se refleja en la posibilidad de que la violencia virtual se traduzca en agresiones físicas?

Es un predictor de exposición a la violencia, pero es difícil entender cuándo la violencia empieza en el mundo digital y continúa en el mundo físico y viceversa, u ocurre en las dos esferas a la vez. Hay una relación muy osmótica entre estos dos mundos, especialmente si el agresor es alguien conocido y cercano a la víctima. Si este ejerce violencia en la red, es muy probable que también ejerza formas de violencia física o sexual.

Sin embargo, con la llegada de internet surge otra cuestión. Desde siempre los agresores habían sido personas conocidas por la víctima, pero el problema con la violencia digital es que los perpetradores pueden ser anónimos y no conocerla, lo que supone un nuevo desafío. 

Esta violencia digital anónima, ¿es un tipo de violencia más grupal?

Sí, tenemos el problema de los grupos de hombres unidos por la misoginia, como los incels, que forman parte de esta manosfera. Pero, además, hay otro problema en internet. Aunque no formes parte de esos grupos misóginos, hay una tendencia a la imitación, llamada también memética. Alguien crea un meme de humor sexista y, de repente, se crean alternativas «divertidas» sobre el tema y todo el mundo contribuye a esa discusión colectiva. Es un fenómeno que reproduce y amplifica la violencia simbólica contra las mujeres. Pensamos que no estamos haciendo daño a nadie, nos cuesta reconocer la humanidad de las personas con las que estamos interactuando virtualmente. Creemos que al ser internet no habrá consecuencias.

¿Cuáles son las formas de violencia de género digital más frecuentes?

Las más frecuentes son el ciberacoso y el ciberacecho. Aunque es difícil distinguirlas, en el EIGE hicimos una diferenciación basada en la cantidad y calidad de interacciones violentas. El acoso sería una forma más grave. Se trata de episodios que, vistos de una manera aislada, quizás no parecen tan serios, pero la repetición constante, obsesiva y maliciosa de actos violentos hace que la víctima sienta que su vida está en peligro.

La violencia basada en la imagen también es muy frecuente. A veces, se la llama «porno venganza», pero es un término erróneo. Por un lado, la motivación principal es hacer daño, no la venganza. Por otro lado, no es material pornográfico, que presupone un consentimiento que aquí no hay. Por eso, hablamos de abuso sexual basado en la imagen, de material sexual no consentido.

Tenemos también un problema con los deepfakes, materiales creados con Photoshop o con inteligencia artificial, pero que parecen reales.

¿Cómo se integra la perspectiva de género en la Ley de Servicios Digitales

Esta ley tiene una perspectiva de género muy fuerte. En primer lugar, identifica cuatro macroáreas de riesgo: para los derechos fundamentales; para los procesos democráticos, el discurso cívico, los procesos electorales y la seguridad pública; los asociados a la difusión de contenidos ilícitos y otros tipos de usos indebidos y para nuestra salud física y mental.

En esta ley el riesgo se valora desde una perspectiva interseccional. Se reconoce que, como todas las personas no somos iguales en el mundo físico, tampoco lo somos en el mundo digital. Nuestro sexo, nuestra edad, nuestra etnia e, incluso, nuestro idioma hace que no seamos iguales. Por ejemplo, ¿cuántas cosas están escritas solo en inglés en internet? Si no sabes inglés, ¿cuánto te pierdes? Esto tiene un impacto enorme sobre nuestra experiencia. Debemos abordar la violencia digital desde este enfoque, solo así podemos proteger a todo el mundo en internet.

«En la violencia hacia las mujeres con exposición pública, la imagen es muy importante. El discurso de odio basado en el género se muestra en los abusos sexuales basados en la imagen y en los deepfakes»

¿Qué papel juega la inteligencia artificial en la violencia de género? ¿Se puede borrar el daño digital de esa violencia?

Ahora, por fin, hemos llegado a un acuerdo sobre la nueva Directiva sobre violencia contra las mujeres y violencia doméstica. Es una celebración a medias porque, al final, no se ha incluido, por ejemplo, el crimen de violación. Sin embargo, es un gran logro que se criminalicen cuatro formas de violencia: el ciberacoso, el ciberacecho, el abuso sexual basado en la imagen y el discurso de odio basado en el género. El texto también reconoce el impacto que pueden hacer los deepfakes.

Además, se está hablando de esto en el contexto de la Ley de Servicios Digitales y en el de la Ley sobre Inteligencia Artificial. Ahora, en todas las plataformas debe indicarse si una imagen o un vídeo ha sido generado por inteligencia artificial. Esto es algo que puede cambiar un poco las cosas.

¿Qué dificultades existen para implementar todas estas medidas a nivel europeo? 

Tenemos 27 modelos legislativos, 24 idiomas, definiciones distintas, que también se utilizan para fines estadísticos y recopilaciones de datos que muchas veces no son comparables entre sí. Existen dificultades, pero también oportunidades. Con la Directiva europea sobre la lucha contra la violencia machista y doméstica, por fin tenemos un instrumento para perseguir estas cuatro formas de violencia de género digital que ya son consideradas eurocrímenes.

Además, la Ley de Servicios Digitales es un reglamento activo en todos los países desde 2022. Esta ley explica que todo lo que es ilegal en los estados europeos en el mundo físico, también es ilegal en el mundo digital. La Ley de Servicios Digitales y la Directiva se refuerzan una a la otra y ofrecen nuevos instrumentos para luchar contra la violencia contra las mujeres.

También, tras diez años, en 2024 va a salir la nueva encuesta de Eurostat sobre violencia de género, hecha gracias a la ayuda de la Agencia de los Derechos Fundamentales y el EIGE. Vamos a poder comparar los datos con los de 2014 y esta encuesta va a contribuir al desarrollo de políticas más actualizadas contras las nuevas formas de violencia de género. Aunque los problemas de falta de armonización existen, quizás, por primera vez, tenemos herramientas para superarla.

«Se tiene que ayudar más a que las mujeres se sientan cómodas e iguales en el mundo digital porque también tiene un impacto sobre su vida profesional y económica»

¿Cómo puede saber una mujer que está sufriendo violencia de género digital? ¿Qué consejos le darías?

Las asociaciones de mujeres , a pesar de la falta de financiación, siguen siendo la ayuda más grande que existe. También la Guardia Civil y la Policía se están poniendo al día. Saben que necesitan herramientas para detectar y reconocer este tipo de problemas y poder ayudar de una forma efectiva a las víctimas. Por otro lado, todos los consejos sobre el control como forma de violencia siguen siendo válidos. Si tu pareja tiene tu contraseña, te pide tu geolocalización o que le envíes fotos para saber dónde y con quién estás, hay una voluntad de control. 

También nos estamos encontrando con el problema de las aplicaciones spyware y stalkerware, que sirven para stalkear a las víctimas. Por eso, cuando una pareja controladora regala un móvil, hay que revisar que no tenga instalada ninguna aplicación de este tipo. Aunque no se ven, se pueden descargar herramientas para detectarlas.

Para las víctimas que no conocen a sus perpetradores es más difícil. La solución que encuentran muchas mujeres es dejar de utilizar una plataforma. El hecho de que las niñas y chicas jóvenes no se sienten seguras frente a un ordenador tiene un impacto en sus oportunidades y posibilidades de futuro. Se tiene que ayudar a que se sientan cómodas e iguales en el mundo digital, porque también tiene un impacto sobre su vida profesional y económica.