Cualquiera que haya estado en algún museo sabe que son espacios en los que todo está muy controlado. Las luces se ajustan a patrones analizados al milímetro y hasta la temperatura y los flujos de aire tienen razones claras para ser cómo son. En los museos se mide todo y se analizan los impactos de todos esos elementos, puesto que la atmósfera puede afectar a las piezas en exposición.
Pero estas instituciones, que celebran cada 18 de mayo el Día Internacional de los Museos, no están al margen del mundo en el que operan. Por eso, esas mediciones ya no solo tienen en cuenta cómo afectan las luces o las corrientes de aire a las pinturas o a las esculturas, sino que también calibran cómo impactarán ellos mismos en el entorno. Los museos quieren ser más sostenibles.
Reutilizar y compartir materiales con otros museos ayuda a reducir la huella de las exposiciones: el Guggenheim o el MACBA lo hacen
¿Qué están haciendo de forma específica los principales museos de España? Los que forman el llamado Triángulo del Arte en Madrid, el Reina Sofía, el Prado y el Thyssen-Bornemisza –líderes en visitas en todo el país– han puesto en marcha iniciativas para cambiar la iluminación y hacerla más sostenible o medir su huella de carbono, algo en lo que el Prado fue pionero.
Por supuesto, la sostenibilidad no es solo reducir emisiones, sino también hacer estos espacios expositivos mucho más accesibles, igualitarios y con impacto en los ODS de Naciones Unidas.
Por ejemplo, el Reina Sofía ha puesto en marcha en colaboración con la Fundación ONCE el Programa ACAI, centrado en las personas con discapacidad, tanto visitantes como trabajadores del museo. El Thyseen cuenta con recorridos centrados en la sostenibilidad, y el Prado ha creado laboratorios que abordan cómo el arte puede ayudar en la «educación ambiental».
Más al norte, el Guggenheim de Bilbao funciona como un referente para los viajeros que visitan la ciudad, pero también como una muestra de cómo pueden ser las políticas museísticas sostenibles.
Además de medir su huella de carbono directa e indirecta, el Guggenheim acaba de presentar, aprovechando su 25 aniversario, un plan orientado a reducir su impacto ambiental. Ya han cambiado los sistemas de iluminación o las materias primas que emplean, pero ahora quieren descubrir el impacto que tienen los desplazamientos de la plantilla del museo o de las obras de arte o la huella ambiental de cada una de sus exposiciones. Esa información les servirá para tomar decisiones más sostenibles. Por ejemplo, y muy conectado con la economía circular, van a empezar ya a compartir materiales como peanas o vitrinas con otros museos de su área de influencia.
El Ministerio de Cultura lanzó en 2015 su plan Museos + Sociales, que busca mejorar el papel social de los museos
En Barcelona, el MACBA prioriza desde 2017 tanto la sostenibilidad medioambiental como la responsabilidad social a la hora de tomar decisiones. Esto impacta en cómo gestionan los espacios, tratan los residuos o reaprovechan materiales. Incluso han llegado a cambiar sus estilos de impresión de la web para que sean más simples. Solo con los cambios aplicados de forma directa en su sede, el consumo energético ha descendido en un 11,99%.
Más allá de los nombres más populares, en general, los museos españoles cuentan con estrategias de sostenibilidad. El Ministerio de Cultura lanzó en 2015 su plan Museos + Sociales, al que están vinculados todos los espacios que gestionan y otros museos particulares. La idea detrás del plan es la de convertirlos en lugares más abiertos a través de «acciones encaminadas a potenciar su papel social» y reducir su impacto en el medio ambiente.
Patrimonio cultural y sostenibilidad
Finalmente, no hay que olvidar que el patrimonio cultural es, en sí mismo, crucial para mantener sociedades más justas. Que una cultura desaparezca no dice nada bueno sobre la igualdad de oportunidades, por ejemplo, o sobre los equilibrios sociales.
Igualmente, resulta clave para cumplir con no pocos de los ODS; solo hay que pensar en el objetivo 5, el de igualdad de género, para comprenderlo. Los museos están replanteándose cómo muestran sus colecciones y quiénes están en sus salas para ser más igualitarios. La exposición Invitadas, del museo del Prado, es un ejemplo reciente.
En resumidas cuentas, no solo los museos quieren ser más sostenibles a todos los niveles, sino que además son una llave para que, de forma indirecta, se logren muchos objetivos de desarrollo.