Lucha contra el cambio climático: la banca toma la palabra

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Aunque la economía mundial ha crecido un 3% en los últimos años, los salarios únicamente han aumentado un 1,8%. Son datos del Informe sobre Financiamiento del Desarrollo Sostenible 2019 de Naciones Unidas, que reflejan cómo la desigualdad sigue siendo uno de los grandes desafíos a los que nos enfrentamos. Además, se calcula que cerca de treinta países en desarrollo están atravesando dificultades financieras o corren peligro de sufrirlas como consecuencia del endeudamiento. ¿El problema? La globalización no reparte por igual los beneficios que genera y, en cierta medida, supone un obstáculo en la carrera por conseguir que los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas sean extensibles a todos los puntos del globo.

“No estamos ofreciendo un crecimiento inclusivo y sostenible para todo el mundo”, sentenció el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante la presentación del informe. Y el desafío está precisamente ahí: en hacer que los sistemas comerciales y financieros internacionales se ajusten a su propósito de promover el desarrollo sostenible y justo.

Pero el tiempo corre en contra. “Se ha minado la fe en el sistema multilateral; en parte porque ha fracasado a la hora de conseguir rendimientos equitativamente distribuidos, con una desigualdad creciente en la mayoría de los países”, recoge el informe, en el que ha participado el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio, entre otros. Además del análisis, el estudio propone algunas pautas para alcanzar los Objetivos; entre ellas, se encuentra la de rediseñar el sistema financiero mundial, uno de los agentes clave del cambio.

Los bonos verdes han crecido hasta superar los 220.000 millones de dólares en la última década

Según se extrae del texto, una de las funciones que tiene el sector bancario en el nuevo paradigma es la de financiar proyectos y organizaciones que contribuyan a resolver los retos sociales, económicos y medioambientales actuales. Como herramienta de apoyo, la ONU ha puesto en marcha la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), un proyecto cuyo objetivo es desarrollar instrumentos y métodos para favorecer que los bancos respondan al cambio climático. “Tanto para las instituciones financieras como para los actores del mercado, la gestión y respuesta efectiva frente al cambio climático siempre implica dos cosas: entender y responder al creciente e inevitable impacto del cambio climático y aprovechar las oportunidades de la transición hacia economías sin emisiones de CO2”, explicaba Eric Usher, director ejecutivo de UNEP en la presentación del proyecto.

Al parecer, las inversiones en sectores sostenibles son una tendencia al alza. Los bonos verdes, por ejemplo, han crecido hasta superar los 220.000 millones de dólares en la última década. Esta nueva situación ha llevado a la Comisión Europea a presentar una propuesta legislativa para crear un marco común que vaya orientado en una única dirección: que la UE sea líder mundial en finanzas sostenibles. No obstante, para alcanzar este objetivo, el órgano europeo recomienda reestructurar la arquitectura institucional mundial desde la base.

Para la institución, fomentar proyectos a largo plazo relacionados con la sostenibilidad que favorezcan la inclusión social es uno de los primeros pasos a seguir. Sin olvidarse de la necesidad de reconvertir los mecanismos que rigen la deuda pública y responder así a un panorama de acreedores más diverso, y de modernizar la estructura multilateral de comercio que permita abordar los desafíos de los sistemas tributarios. Partiendo de estas acciones, el sector financiero puede timonear hacia un puerto seguro: el de la responsabilidad, tanto con el planeta como con sus habitantes.