Ciudades que luchan por no desaparecer

El cambio climático está acelerando un fenómeno alarmante en varias grandes urbes del mundo: el hundimiento del suelo combinado con la subida del nivel del mar. Factores como la extracción excesiva de agua subterránea, el peso de los edificios y el deshielo polar están acelerando este binomio letal que podría enterrar ciudades icónicas como Nueva York, Venecia o Yakarta. 


El suelo se hunde bajo nuestros pies. Se trata de un fenómeno conocido como subsidencia, que ocurre de manera natural, pero se ha visto acelerado durante las últimas décadas por la actividad humana. En muchas ciudades, la extracción excesiva de agua subterránea, petróleo o gas natural, la minería o las grandes excavaciones y voladuras están provocando el hundimiento del suelo. Cuando se extrae demasiada agua del subsuelo, por ejemplo, los acuíferos se vacían y el suelo se compacta, lo que provoca que la superficie de la ciudad descienda. Según los expertos, en 2040 aproximadamente el 19% de la población mundial podría verse afectada por el hundimiento de tierras.

Yakarta, la capital de Indonesia, es la ciudad que más rápido se está hundiendo del mundo, debido a la extracción de agua potable y al peso de sus grandes edificaciones. En algunas zonas del norte de la ciudad, el hundimiento supera los 25 centímetros anuales. De no tomarse medidas, partes de esta megalópolis podrían quedar completamente sumergidas para 2050. La situación es tan grave que el gobierno de Indonesia ha tomado la drástica decisión de trasladar la capital a una nueva ubicación en la isla de Borneo.

La subsidencia es el hundimiento paulatino del suelo, normalmente debido a causas naturales pero acelerado por la acción del hombre

Otro ejemplo extremo es Ciudad de México, que al estar construida sobre los sedimentos de un antiguo lago es particularmente vulnerable a la subsidencia. Según estudios recientes, algunas partes de la ciudad se hunden hasta 50 centímetros al año debido a la extracción de agua subterránea.

El suelo se hunde, pero no es ese el único problema al que se enfrentan estos territorios. El suelo baja y, además, el agua sube. El cambio climático está provocando un aumento del nivel del mar debido al derretimiento de los glaciares y a la expansión térmica del agua. Se estima que el nivel del mar podría aumentar entre 60 y 110 centímetros para finales del siglo XXI, lo que tendrá un impacto devastador, especialmente en las ciudades costeras.

Cada vez son más los titulares que alertan de que Venecia se está hundiendo en su propia laguna. Las “alta acqua”, o mareas altas, no son nuevas en la ciudad. Llevan siglos produciéndose cuando se juntan tres factores: la marea astronómica, el viento de siroco y la presión. Sin embargo, recientemente el fenómeno ha tomado por sorpresa hasta a los propios habitantes de la Signoria. Los expertos alertan de que para 2100 la ciudad podría quedar completamente sepultada bajo el mar. 

El hundimiento del suelo y la subida del nivel del mar se han incrementado por el cambio climático

Nueva York es otro claro ejemplo de metrópoli amenazada por la subida del nivel del mar. La ciudad ya vivió una situación extrema durante el huracán Sandy en 2012, cuando el aumento del nivel del mar intensificó las inundaciones, causando daños masivos. A pesar de las medidas de protección implementadas tras el desastre, como muros de contención y sistemas de drenaje mejorados, la amenaza sigue latente.

Enfrentando la amenaza

A nivel global, las ciudades más amenazadas han comenzado a adoptar medidas que van desde el uso de tecnologías innovadoras hasta infraestructuras sostenibles. En Ciudad de México se trabaja en reducir la extracción de agua subterránea mediante alternativas como la recolección de lluvia y el tratamiento de aguas residuales. Por su parte, en Yakarta se está construyendo un gran dique para frenar las inundaciones y en Nueva York se ha desarrollado el proyecto Big U, un sistema de diques y parques que busca proteger Manhattan y crear espacios resilientes frente al cambio climático.

Es fundamental que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil trabajen juntos para desarrollar soluciones sostenibles que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, protejan los ecosistemas naturales y mejoren la resiliencia de las ciudades. La inversión en infraestructura verde, el uso responsable de los recursos y la planificación urbana adaptativa serán claves para evitar el hundimiento y la pérdida irreversible de nuestras urbes.