Recuperar el Mar Menor, una carrera de fondo

El año pasado, una DANA (o gota fría) provocó una catástrofe medioambiental en el Mar Menor, donde todavía hoy son visibles algunos de los estragos que las lluvias torrenciales y los fuertes vientos provocaron en el ecosistema marino. Ha pasado casi un año desde que la gran masa de agua dulce con sedimentos y restos orgánicos que fue arrastrada por las fuertes lluvias dejó a la vida marina de la laguna murciana sin oxígeno y empeoró con gravedad los niveles de clorofila de la zona acuática. La flora, y especialmente la fauna, sufrieron un terrible y gravísimo impacto: basta recordar las imágenes de los miles de peces muertos que aparecieron en la costa. Tras este suceso, el Instituto Oceanográfico Español comenzó a investigar el verdadero impacto que tuvo la DANA en la biodiversidad de la zona y, recientemente, ha publicado un informe en el que sostiene que se tardará una década en recuperar la fauna y flora muerta del Mar Menor.

A pesar de los desalentadores datos, el informe también explora posibles vías para revertir la situación. Con un equipo formado por 28 investigadores, el texto se centra fundamentalmente en el cambio de estado hallado en la zona marina. En concreto, la evaluación señala que la recuperación de la laguna pasa por frenar la entrada de sedimentos y nutrientes a la zona marina, ya que fueron estos los causantes de los primeros síntomas de declive hacia un estado de eutrofización —es decir, una fuerte acumulación de residuos orgánicos— que provocó un desequilibrio acuático.

Estas alteraciones, cuyo origen se remontan a la década de los años noventa y el inicio de la explotación agrícola intensivacausan serios problemas en el equilibrio del ecosistema marino. A esto se le suma también los efectos de fenómenos meteorológicos comunes que, como las lluvias torrenciales, trasladan sedimentos procedentes de la erosión de suelos agrícolas hacia la laguna. A pesar de todo, corregir inercia en la que la se encuentra metido desde hace años el Mar Menor es complejo: el informe alerta de que, aunque la actividad humana fuese inexistente, pasarían años hasta que la situación pudiese revertirse, ya que la cantidad de nutrientes introducidos en la laguna se ha convertido en una carga demasiado pesada.

El Mar Menor tardará una década en recuperar la fauna y la flora muerta, según el Instituto Oceanográfico Español

Sin embargo, las soluciones que proponen los expertos son muchas y variadas, aunque complejas. Algunos investigadores han propuesto medidas de carácter paliativo, como el aporte de agua de origen mediterránea, pero estas no son totalmente óptimas, ya que el estudio ha concluido que pueden tener efectos colaterales. Aquellas medidas planteadas en relación a la oxigenación de las aguas han sido también descartadas: ninguna se revela como una decisión positiva en una escala como la de la laguna. ¿Qué es, pues, lo que propone el informe técnico? La propuesta del Instituto Oceanográfico Español es, según se expone en el texto, establecer una restauración pasiva. Es decir, eliminar el propio elemento de presión o perjuicio de la zona, lo que permitiría, en principio, una recuperación natural sujeta, eso sí, a una constante evaluación técnica.

Estas medidas, que suelen tomarse con vistas a reducir el tiempo de recuperación, incluyen la biorremediación con bivalvos (que se trata de establecer un criadero de moluscos bivalvos autóctonos en la zona) y la restauración de plantas marinas. Por último, varias soluciones incluyen medidas de base natural, como es la recuperación de cauces, la reducción de la erosión, el incremento de la cobertura vegetal y la recuperación de humedales periféricos.

Todas estas actuaciones están orientadas a conservar la biodiversidad marina y su entorno, así como garantizar el buen estado ecológico del Mar Menor. Los indicadores, sin embargo, no podrán ser otros que los propios —e innumerables— aspectos de la laguna murciana: el estado de los hábitats, de las comunidades y especies marinas y, además, de aquellas pertenecientes a la franja adyacente del Mediterráneo y otros espacios asociados a la zona. Con todo, recuperar la biodiversidad del Mar Menor se presenta como una carrera de fondo en la que todos debemos participar.