#Coronavirus: infodemia y desinformación

Ilustración: Valeria Cafagna

El 31 de diciembre de 2019 China informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de los primeros casos provocados por un brote de un nuevo coronavirus desconocido en humanos hasta la fecha. Ese día, el interés de la comunidad online (las búsquedas realizadas) por el término coronavirus era –en un baremo en el que el cero equivale al mínimo interés y el cien al máximo– menor a uno, según datos de Google Trends. Este interés se mantuvo por debajo de veinte hasta el 25 de febrero. Ese día, la oficina de prensa de la región de Lombardía, el epicentro del coronavirus en Italia, anunció el aislamiento de alrededor de 100.000 ciudadanos. El COVID-19 afectaba seriamente al norte de Italia y empezaba a expandirse por el resto del continente europeo. El interés ciudadano aumentó –hay que tener en cuenta que Google Trends no recopila datos de muchos países de Asia– y afianzó otro fenómeno ya señalado previamente por la OMS: la infodemia.

La palabra infodemia (infodemic, en inglés) –fruto de la unión de ‘información’ y ‘pandemia’– fue usada por primera vez por la OMS el pasado mes de febrero para referirse a la saturación de información en torno al coronavirus. Una información que, según la organización, “puede ser veraz o no y dificulta que las personas encuentren fuentes fiables cuando lo necesitan”. Mientras que históricamente, en situaciones de crisis lo más común ha sido “la falta de información, especialmente por parte de fuentes oficiales, en la era de la conexión, el problema no es la falta de información, sino la sobreabundancia de esta y el desafío de averiguar en cuál debemos confiar y en cuál no”, señala Kate Starbird, investigadora del comportamiento de la información online en periodos de crisis en la Universidad de Washington.

Plataformas como Twitter, Facebook o Google ya están luchando contra las fake news

“En tiempos de ‘sobre-información’, incertidumbre y ansiedad somos particularmente vulnerables a la desinformación, que puede arraigarse en el proceso de creación de sentido colectivo. Además, como participantes activos de los entornos online todos podemos terminar absorbiendo y difundiendo las fake news”, explica Starbird. Las redes sociales -incluido Whatsapp- a menudo son el nido de la infodemia, el caldo de cultivo idóneo para la proliferación de noticias falsas y bulos, un hecho que no es nuevo pero que, con la crisis del coronavirus ha aumentado a un ritmo muy alto, poniendo incluso en peligro “la lucha contra la enfermedad y su contención, con consecuencias que pondrán en peligro la vida humana”, cuenta Tedros Adhanom, director general de la OMS.

Ejemplo de este fenómeno son los 1,5 millones de cuentas sospechosas de manipular y difundir spam detectadas por Twitter en los últimos 15 días, así como los 1.100 tuits borrados directamente por “contenido engañoso y potencialmente dañino”.  Pero Twitter no está solo en la lucha contra la desinformación.

Cuando lo OMS vio el peligro que suponía la infodemia para solucionar la crisis provocada por el coronavirus, se puso en contacto con otras empresas del sector y “algunas de ellas, como Google, Facebook, Pinterest, TikTok, Tencent, están prestando su apoyo”, asegura Adhanom en un artículo de El País. Un ejemplo de esta colaboración entre las autoridades sanitarias y los responsables de las redes sociales son la Alerta SOS, lanzada por Google para facilitar la búsqueda de información sobre el coronavirus, el enlace al portal web de la OMS que ha incluido YouTube en los vídeos que mencionan al coronavirus o el mensaje de Facebook e Instagram animando a sus usuarios a consultar fuentes oficiales si buscan información sobre la pandemia en su página web.

Es importante recordar que, ante la incertidumbre, los lectores siempre deben recurrir a fuentes de información fiables y contrastadas como los medios de comunicación y los organismos y autoridades sanitarias – como la web de la OMS o en España la del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.