El día 5 de diciembre se celebra el Día Mundial del Voluntariado. Esta fecha sirve para poner en valor el trabajo imprescindible e incansable de los voluntarios y voluntarias de todo el mundo. Ellos y ellas dedican sus vidas, así como una gran parte de su tiempo y de sus recursos -materiales e intelectuales-, a ayudar a personas en situación de vulnerabilidad y a combatir problemas sociales y medioambientales. Gracias a ellos el mundo es un lugar más amable y solidario.
En España, más del 37% de la población mayor de 14 años colaboró con alguna ONG en 2020. La mayoría de estas colaboraciones (24,8%) se basaron en aportaciones económicas. Sin embargo, el apoyo económico no es suficiente; aportar con acciones de voluntariado activo que mejoren la vida y los entornos que compartimos son una fuente de bienestar social clave.
El voluntariado en España tiene nombre de mujer
En 2020, 2,6 millones de personas en España realizaron acciones de voluntariado. Si indagamos más en los datos que nos ofrece el informe La Acción Voluntaria en 2020. Voluntariado en tiempos de pandemia, elaborado por la Plataforma de Voluntariado en España y el Observatorio del Voluntariado, vemos que el porcentaje de mujeres (56,3%) que están involucradas en labores de voluntariado es ligeramente superior al de los hombres (43,7%). Una brecha de género que va en descenso, no obstante.
«No habrá un futuro en el voluntariado sin involucrar a los más jóvenes»
Por otro lado, en el caso del voluntariado, la edad sí importa: hasta un 69,6% de las personas voluntarias tienen más de 45 años, según el citado informe. Un dato que podemos relacionar directamente con la mayor estabilidad económica de esos grupos de edad, así como a una ocupación menor en los mayores de 55 años.
Así, cuando trazamos el perfil tipo de la persona involucrada en tareas de voluntariado activas en España lo tenemos claro: a día de hoy, se trata de una mujer de más de 45 años de nacionalidad española.
Nuevas formas de voluntariado
Los avances tecnológicos y la digitalización imperante en nuestras vidas también afectan al desarrollo y a la evolución del voluntariado. ONG de todo tipo y de todo el mundo están innovando en cuanto a la implantación de alternativas al voluntariado tradicional para favorecer esta labor y ofrecer mayor flexibilidad. Uno de los formatos que más se ha extendido son los microvoluntariados. Una fórmula que no requiere un compromiso permanente y que aprovecha el potencial de las nuevas tecnologías para su desarrollo. A través de ellas se facilita la incorporación de nuevos perfiles que pueden dedicarse de forma más activa y puntualmente a apoyar las acciones que llevan a cabo estas organizaciones.
Otro de los retos a los que se enfrentan las organizaciones sin ánimo de lucro y otros organismos que promueven este tipo de iniciativas es el de atraer a personas voluntarias más jóvenes. En este sentido, la posibilidad de hacer cibervoluntariado, desde casa, a personas en situación de vulnerabilidad -como el que se ofreció a las personas que sufrieron de soledad forzosa durante la pandemia de la covid-19- es una de las grandes tendencias de cara al futuro, tal y como afirma Franc Cortada, director general de Oxfam Intermón. «Igual que no habrá un futuro sostenible en materia económica sin sumar a los jóvenes al mercado laboral, no habrá un futuro en el voluntariado sin involucrar a los más jóvenes. La posibilidad de integrar el mundo digital y el voluntariado, es a su vez, un camino interesante del que todavía hemos visto solo el principio, tanto a nivel particular como corporativo», asegura.
Los avances tecnológicos y la digitalización también afectan al desarrollo y a la evolución del voluntariado
El boom del voluntariado corporativo
No se puede hablar de la situación del voluntariado en nuestro país sin prestar atención al auge que ha experimentado el voluntariado corporativo. En los últimos años, el mundo empresarial ha dado un necesario paso adelante en cuanto a su implicación en la acción social. Según cifras recogidas por el Observatorio del Voluntariado Corporativo, más del 70% de empresas que superan los 500 trabajadores lo practican de forma activa.
Y no sólo eso. El voluntariado pasa a ser una de las líneas que vertebran la estrategia a largo plazo de las empresas: la quinta parte de las compañías que iniciaron proyectos de estas características hace una década todavía los siguen llevando a cabo. Un compromiso estrechamente vinculado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por la Agenda 2030, que serían imposibles de lograr sin el apoyo de las empresas con una mentalidad más inclusiva y abierta a trabajar más allá del retorno económico. En este sentido, Begoña Gómez, directora de la Cátedra de Transformación Social Competitiva, de la Universidad Complutense de Madrid destacaba en las Jornadas de Sostenibilidad 2021 del Grupo Red Eléctrica que «hoy la nueva economía demanda otro modelo de empresa, que no sólo mire por el negocio y que incorpore también variables sociales y ecológicas que impacten de forma positiva en el entorno».
Estas tendencias de cambio positivo en la sociedad de mano de las empresas son ya una realidad: la vida y el crecimiento de las empresas en este momento social, irán de la mano del voluntariado corporativo. Sin conciencia de los problemas que sufren nuestras sociedades, no existirá el futuro justo y sostenible que todos deseamos.