La salud oceánica, una protección urgente

Más de dos tercios del planeta están cubiertos por agua. Los océanos producen la mitad del oxígeno que respiramos y absorben alrededor del 30% del CO2 producido por los humanos, según datos de las Naciones Unidas. Dependemos de ellos como fuente de vida: albergan el 95% de la biosfera mundial y alimentan a más de mil millones de personas en el mundo.

No obstante, su estado de salud se ha visto afectado a causa del impacto humano. La ONU ha alertado de que el 90% de las grandes especies de peces marítimos están mermadas y el 50% de los arrecifes de coral están destruidos a causa de la sobreexplotación. «Estamos justo en el punto entre continuar con la actitud extractiva de tomar, tomar y tomar de la naturaleza y caer en la cuenta de que lo más importante que le estamos quitando a la naturaleza es nuestra propia existencia», sostiene Sylvia Earle, presidenta del programa conservacionista Mission Blue.

El 90% de las grandes especies de peces marítimos están mermadas y el 50% de los arrecifes de coral están destruidos a causa de la sobreexplotación, según la ONU

Si bien es cierto que varias organizaciones han venido trabajando en los últimos años por la conservación de los océanos, se requiere de un fuerte brazo político para que la tendencia cambie de corriente. El acuerdo entre 193 naciones en la ONU con el Tratado Global de los Océanos es una buena noticia para su protección, teniendo en cuenta especialmente que estos representan el 70% de nuestro planeta. Este tratado es un acuerdo histórico que, después de dos décadas en proceso, busca proteger la alta mar, aquella parte que queda fuera de las fronteras nacionales —es decir, casi dos tercios del océano—.

Es un paso en la dirección correcta hacia una explotación sostenible de los océanos, lo cual podría impactar positivamente sobre el desarrollo mundial. Un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) afirma que el océano ofrece a los países en vía de desarrollo enormes oportunidades para construir economías más innovadoras y resilientes. La economía mundial de los océanos tiene un valor estimado de entre 3 y 6 billones de dólares y por eso la UNCTAD ha instado a crear un «Pacto Azul» global para «encontrar el equilibrio adecuado entre beneficiarnos del océano y al mismo tiempo proteger sus recursos».

La explotación sostenible de los mares podría impactar positivamente sobre el desarrollo, además de producir sustitutos al plástico, uno de los principales contaminantes del océano

No cabe duda de que el cambio climático, la sobrepesca y la contaminación están afectando los ecosistemas marinos. Sin embargo, el «Pacto Azul» podría impulsar las inversiones en sectores emergentes que apuestan por el desarrollo sostenible y que permitirían una mayor protección de la biodiversidad. Por ejemplo, el cultivo de algas marinas como sustituto del plástico está sirviendo para producir alternativas ecológicas a las pajitas y los envoltorios de alimentos; además, no requiere de agua dulce ni fertilizantes. Diversificar las exportaciones de bienes y servicios oceánicos, más allá del marisco, el transporte marítimo y el turismo costero, puede hacer que los países en vía de desarrollo tengan una mayor resiliencia económica ante crisis futuras.

Pero esto también aplica en otros lugares del mundo. A pesar de que la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM) informó que la sobrepesca en el Mediterráneo y el Mar Negro ha disminuido significativamente en los últimos 10 años, el 73% de las especies comerciales siguen sobreexplotadas. Por eso es esencial una ordenación eficaz para que la pesca en nuestros mares sea sostenible, y que incluya zonas de acceso restringido de pesca para la conservación de los ecosistemas de aguas profundas.

Cabe destacar que, en los últimos años, la protección marítima ha adquirido relevancia en el debate internacional, como lo demuestra también la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea, que, para 2030, busca proteger el 30% de la superficie marina del bloque. Sin embargo, aún queda mucho por hacer: actualmente, solo el 8% de los mares en el mundo es área protegida. 

De cara a estas circunstancias, este 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, en el que las Naciones Unidas han hecho un llamado para unir a la población en su gestión sostenible. Y es que la crisis climática, con el derretimiento de los glaciares, el calentamiento de los mares y el blanqueamiento de los corales, está amenazando la biodiversidad oceánica. Pero hay algo que está claro: ese impacto recae también sobre la supervivencia humana.