La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030 está en la agenda política internacional y, si bien algunos están cerca de ser alcanzados, la consecución de otros está en serio peligro.
Uno de ellos es el ODS 7, que tiene entre sus metas aumentar significativamente el uso de energías renovables, duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energética y garantizar a todas las personas el acceso a energía asequible, segura, sostenible y moderna.
La deuda creciente y el aumento de los precios de la energía provocan una excesiva lentitud en los avances para cumplir las metas de la ODS 7
En los últimos años se han tomado medidas que han permitido avanzar en algunos aspectos, como el aumento del uso de energías renovables en el sector eléctrico. Pero estos logros no serán suficientes para alcanzar las metas fijadas en el ODS 7. Así lo advierte el informe de seguimiento Tracking SDG 7: The Energy Progress Report, publicado el pasado 6 de junio. El estudio, elaborado por la Agencia Internacional de Energía, la Agencia Internacional de Energías Renovables, la División de Estadística de las Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, muestra cómo los flujos de financiación pública en energías no contaminantes de los países con bajos ingresos ha disminuido sustancialmente desde antes de la pandemia de covid-19.
Es solo uno de los problemas plasmados en dicho informe, que pronostica que, en 2030, de no tomar nuevas medidas e intensificar las ya adoptadas, 1.900 millones de personas no tendrán acceso a métodos no contaminantes para cocinar y 660 millones carecerán de acceso a la electricidad. Los motivos de tan preocupantes cifras se encuentran en la deuda creciente y el aumento de los precios de la energía. Las consecuencias no solo afectarán negativamente a la salud de las personas más vulnerables, sino que también acelerarán el cambio climático.
Los más afectados por la lentitud de los avances en la consecución del ODS 7 son aquellos países menos desarrollados. Si bien el ritmo de crecimiento del porcentaje de población mundial con acceso a la electricidad creció sensiblemente desde 2010, se ha visto seriamente ralentizado en el período 2019-2021, y el África subsahariana concentra más del 80% de la población mundial sin acceso a la electricidad. Por otra parte, esta zona y el continente asiático concentran la mayor parte de los 2.300 millones de personas que, en la actualidad, siguen utilizando combustibles contaminantes para cocinar. Este dato toma más relevancia al saber que, como confirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3,2 millones de personas mueren prematuramente, cada año, por la contaminación del aire doméstico causada por el uso de combustibles contaminantes para cocinar.
Para agravar la situación, los flujos internacionales de financiación pública de energías no contaminantes en países en desarrollo han ido descendiendo en los últimos años. En 2021, solo se llegó al 40% de los 24.600 millones de dólares alcanzados en 2017. Con estas cifras, difícilmente se podrá revertir la ya precaria situación en los años venideros.
Se prevé que, en 2030, 660 millones de personas carecerán de acceso a la electricidad si no se toman medidas
El estudio también revela que la proporción de electricidad de fuentes renovables creció un 28,2% en 2020, el mayor aumento anual desde que se hace seguimiento de los progresos en los ODS. Lamentablemente, la proporción de energías renovables utilizadas en calefacción y transporte (más de las tres cuartas partes del consumo mundial de energía) no son suficientes para lograr el objetivo de no sobrepasar el calentamiento global en 1,5 grados centígrados de media.
Los últimos años han demostrado que las energías renovables no solo son necesarias para el bienestar de la población mundial y los ecosistemas, sino que, además, son rentables y competitivas. A pesar de ello, las zonas más pobres del planeta siguen sin tener acceso a las mismas. Es imprescindible, por tanto, intensificar su integración en los sistemas eléctricos, aumentar la inversión en dichas energías y potenciarlas en los países menos desarrollados para que el ODS 7 pueda alcanzarse con éxito.