Esta activista iraní fue vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos y ha sido encarcelada en varias ocasiones por su activismo en pro de la democracia y la igualdad. En 2023, recibió el Premio Nobel de la Paz, que no pudo recoger porque se encontraba en prisión.
La ganadora del Premio Nobel de la Paz en 2023 no pudo acudir al evento de entrega: Desde 2021, la activista Narges Mohammadi, de 51 años, está condenada por su defensa de los derechos humanos a 12 años y 11 meses de prisión, y a 154 latigazos.
Al acto sí pudieron asistir sus hijos Kiana y Ali, gemelos de 17 años, que leyeron en Oslo el discurso que su madre escribió desde la cárcel y que fue sacado del centro penitenciario de forma clandestina.
Desde que estudiaba en la Universidad Internacional Imam Jomeini, Narges Mohammadi publicó artículos sobre los derechos de la mujer y se implicó en grupos estudiantiles. Licenciada en Física, comenzó a trabajar como ingeniera y, en paralelo, inició una carrera periodística centrada en denunciar la carencia de libertades a la que es sometida la población iraní.
Narges Mohammadi cumple actualmente una condena de 12 años y 11 meses de prisión por su activismo en favor de los derechos humanos
La primera detención que sufrió la propició su nombramiento como vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, una organización iraní en defensa de los derechos de mujeres, presos políticos y otras minorías clausurada en 2010 por las fuerzas de seguridad. A partir de entonces, sus entradas y salidas de prisión han sido continuas en base a lo que las autoridades consideran difusión de propaganda contra el Estado y actuaciones en contra de la seguridad nacional. Pero ella siguió reivindicando la democracia, mientras cosechaba numerosos reconocimientos internacionales que culminarían con el Nobel de la Paz.
En Irán, a pesar de celebrarse elecciones para elegir a los miembros del Parlamento y al presidente, el ayatolá Jamenei es reconocido como líder supremo que ostenta el poder absoluto. La aplicación restrictiva de las leyes coránicas es la máxima por la que se rige, y su control de las fuerzas de seguridad, el poder judicial y los medios de comunicación gubernamentales provoca una inexistencia de facto de las libertades de expresión, reunión, religión, asociación y participación política. En este clima restrictivo, las mujeres llevan la peor parte, al verse abiertamente discriminadas en cuestiones relativas al matrimonio, el divorcio y la custodia de sus descendientes, entre otras que incluyen la obligatoriedad de utilizar el velo en público a partir de los 7 años de edad.
El régimen teocrático iraní otorga al ayatolá Jamenei un poder absoluto como jefe de Estados
Muchos de los activistas iraníes que, como Narges, combaten la dura restricción de sus derechos, sufren encarcelamientos sin juicio y enfrentan torturas y maltrato. Ella denunció estos violentos métodos de coerción en el libro Tortura blanca (2022), donde recoge el testimonio de catorce mujeres (incluido el suyo) sometidas a todo tipo de violencia psicológica, física y sexual durante el cumplimiento de sus condenas.
En su discurso en la ceremonia de entrega del Nobel, Mohammadi reivindicó los esfuerzos de la ciudadanía iraní para lograr la democracia, la libertad y la igualdad usurpadas por el régimen teocrático, y defendió la protesta pacífica y la resistencia civil para construir una sociedad igualitaria. También hizo un llamamiento a la comunidad internacional para defender esta lucha.
Dos días después de recibir el Premio Nobel, fue hospitalizada para que se le practicase una angioplastia. Las autoridades le obligaban a ir al hospital con velo, orden que ella incumplió y motivó su reingreso inmediato en prisión, contraviniendo las recomendaciones médicas.
Numerosas organizaciones no gubernamentales han creado la Coalición Free Narges con el objetivo de lograr la movilización popular que permita la liberación de esta mujer valientemente comprometida con los derechos humanos.