¿Por qué tus hijos deberían recibir educación ambiental este curso?

En septiembre empieza todo. Nos encontramos ante un nuevo curso lectivo y un punto de partida para la comunidad educativa que, entre otros retos, se enfrenta a la incorporación de la conciencia ecológica dentro de las aulas.

En 2019, la UNESCO aprobó un programa dedicado a fomentar la educación para el desarrollo sostenible

Desde hace años, la preocupación por la sostenibilidad es un pilar fundamental para organizaciones, gobiernos y economías a nivel mundial. Esto se ha traducido en compromisos internacionales como las metas de descarbonización fijadas en los Acuerdos de París de 2015 y la Agenda 2030 establecida por la ONU. Unas medidas que miran al futuro, pero dejannconstancia de que el cuidado del planeta es algo muy presente. Y aunque muchos de estos objetivos se dirigen a empresas y entidades públicas, no hay que olvidar que afectan de forma directa a la ciudadanía, requieren nuevos hábitos de consumo y un conocimiento profundo del grave peligro en que se encuentra el planeta si no cambiamos hacia un modelo de desarrollo sostenible. Por ello, y siguiendo la conciencia ecológica marcada por Europa, resulta fundamental sembrar en las escuelas la semilla del cuidado del medioambiente y los compromisos para hacer del planeta un lugar más limpio y justo.

El medio ambiente: objetivo de la educación del presente y del futuro

Las aulas deben ser el lugar donde iniciar y potenciar la conciencia ecológica. En un mundo donde las sociedades demandan ciudades libres de contaminación, la eliminación de los plásticos y el cuidado de nuestros océanos, las vías de actuación implican a todas las personas. Además de establecer las bases de la conciencia ecológica a través de los programas curriculares, es importante fomentar prácticas sostenibles y empoderar a la juventud para liderar iniciativas que no solo protejan, sino que mejoren el estado del planeta actual y futuro. El alumnado está ahora más sensibilizado que hace años con la cuestión medioambiental. Un ejemplo de ello es el de Greta Thunberg y el movimiento al que dio comienzo en 2018, Fridays for Future. Su generación ha crecido en un planeta seriamente dañado y, por ello, es pionera en la lucha contra el cambio climático y demanda programas para fortalecer sus conocimientos sobre el desarrollo sostenible y actuar de forma responsable. Esta tendencia ecológica, por tanto, debe comenzar desde las primeras etapas educativas, algo que defienden cada vez más centros y universidades: no solo a través de contenidos teóricos, sino mediante actividades prácticas como la limpieza de zonas naturales o visitas a viveros y granjas en la Educación Primaria.

En este escenario, cada vez más países y entidades internacionales apuestan por un modelo de educación concienciado con la preservación del planeta. En 2019, la UNESCO aprobó un programa dedicado a fomentar la educación para el desarrollo sostenible (EDS). Este modelo se basa en dotar a cada estudiante de las competencias, actitudes y valores necesarios para superar los desafíos de carácter climático, la degradación ambiental y la desigualdad. Además, continúa la línea de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), concretamente el ODS número 4, dirigido a lograr una educación de calidad y “asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas, mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles” de aquí a 2030.

La nueva Ley de Educación hace hincapié en la impartición en las escuelas de temas como los derechos humanos o el cuidado del planeta

Por otro lado, España, con la nueva Ley de Educación que entrará en vigor en el curso 2022-2023, avanza hacia una educación por y para la transición ecológica, reconociendo “la importancia de atender al desarrollo sostenible de acuerdo con lo establecido en la Agenda 2030”. Así, pretende seguir los pasos de las políticas educativas europeas e impartirá en las escuelas temas como la digitalización, los derechos humanos o el cuidado del planeta.

Queda patente que la conciencia ecológica no es un tema de futuro, sino de urgente actualidad. El compromiso con el medio ambiente debe calar en las aulas de los niños y niñas de hoy para asegurarles un futuro mejor.