Los educadores, una figura clave para el desarrollo

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En todo el mundo, más de 265 millones de niños no están escolarizados. De ellos, la mitad viven en zonas afectadas por conflictos. Además, del total de jóvenes que van a la escuela, 617 millones carecen de los conocimientos básicos en aritmética y de un nivel mínimo de alfabetización. Ante estos datos, no es de extrañar que uno de los Objetivo de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (el número 4) sea el de garantizar que, de aquí a 2030, todos los niños y niñas tengan acceso a una educación inclusiva, equitativa y de calidad.

Con ese propósito en el horizonte, cada vez más profesionales de la educación buscan nuevas herramientas que permitan mejorar no solo el acceso, sino también la calidad de un derecho básico como es la educación. Un caso ejemplar es del del profesor keniano Peter Tabichi, ganador del Global Teacher Prize 2019, conocido como el ‘Nobel de la Educación’.

Vestido con los hábitos propios de la orden franciscana de la que forma parte, Tabichi ha recogido este año el galardón, dotado con un millón de dólares, que desde 2014 entrega la fundación Varkey de Dubái. ¿Su logro? Conseguir que una pequeña escuela del valle del Rift se posicione entre los mejores centros educativos públicos del país a través de un revolucionario método de enseñanza. En 2018, el profesor keniata logró crear un Club de Ciencia para que los alumnos del centro, que cuentan únicamente con un ordenador y una precaria conexión a Internet, tuviesen un espacio para diseñar sus proyectos de investigación. La exitosa iniciativa consiguió que el club fuese seleccionado para participar en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería de Arizona (Estados Unidos) tras crear un dispositivo que permitía a personas ciegas medir objetos.

"Invitemos a los niños a participar en la sociedad. Tienen mucho que decir y mucho que aportar"

César Bona

La apuesta de Tabichi por la tecnología y su voluntad de motivar a los estudiantes han sido clave para trasladar los estándares de una educación de calidad a una de las regiones más desconectadas del planeta. En esta misma línea han trabajado profesores españoles como César Bona y David Calle, ambos finalistas del Global Teacher Prize en otras ediciones.

Para César Bona, candidato en los Global Teacher Prize de la edición de 2014 y reconocido como mejor profesor de España, estimular la creatividad de los alumnos y darles voz para que compartan sus inquietudes son dos requisitos imprescindibles para formar a los más jóvenes. “Invitemos a los niños a participar en la sociedad. Tienen mucho que decir y mucho que aportar”, detalla en su cuenta de Twitter. Autor de varios libros sobre educación, Bona defiende una enseñanza basada en la empatía, la escucha activa y la capacidad de los educadores para conectar con los alumnos y detectar lo que les falta. Utilizar la música, el emprendimiento, el cine o el teatro son, a su juicio, las herramientas ideales para crear un espacio abierto que permita combatir el absentismo escolar y el analfabetismo.

 En la misma línea, el ingeniero de telecomunicaciones David Calle ha hecho de las redes sociales un instrumento de aprendizaje y de transmisión de valores. Sin ser profesor, Calle estuvo nominado al Global Teacher Prize en 2017 y ha sido reconocido por la revista Forbes como una de las personas más creativas del mundo. Su canal de Youtube, Unicoos, donde enseña física y matemáticas, acumula más de un millón de suscriptores. La mayoría de ellos, jóvenes y adolescentes que buscan apoyo extraescolar en la web. Según él mismo explica, el objetivo de este nuevo formato didáctico de enseñanza es conseguir que los alumnos sean capaces de pensar en grande, de ir más allá de lo establecido.

Sin duda, los tres educadores –cada uno con su propia historia de éxito– están ayudando a reconfigurar la  imagen que presenta Naciones Unidas sobre el estado de la educación en el mundo. No obstante, más allá de nombres propios y galardones, no hay que olvidar que luchar por una educación de calidad en todos los rincones del planeta es, como apuntan desde Naciones Unidas, una tarea de todos.