La Comisión Europea ha aprobado recientemente una propuesta de Ley de Restauración de la Naturaleza con el objetivo de recuperar el 80% de los espacios naturales en mal estado del continente.
Las numerosas especies de plantas y animales que conformaban el medio natural de nuestro continente están desapareciendo a un ritmo vertiginoso. La principal causa es la actividad humana. Somos responsables de la pérdida de biodiversidad y tenemos la obligación de comenzar a comprender lo que implica para nuestras vidas.
El monocultivo y la ganadería intensiva, junto con la excesiva urbanización, están acabando con muchas especies animales y vegetales. El aumento de especies exóticas invasoras en nuestras ciudades y ambientes rurales también propicia una desaparición de especies autóctonas que deriva en un peligroso cambio del ciclo medioambiental. Nuestras urbes siguen funcionando a un ritmo que no se detiene, lo que supone una contaminación cada vez más agresiva, y el cambio climático comienza a evidenciar sus dramáticas consecuencias para los medios naturales que, hasta ahora, ejercían un muy necesario equilibrio en nuestros ecosistemas.
Entre 1997 y 2011, la merma de biodiversidad supuso pérdidas económicas anuales de entre 3 y 18 billones de euros para la Unión Europea
La importancia de mantener una biodiversidad rica y sana es indudable. Las plantas transforman la energía solar poniéndola a disposición de otras formas de vida. Las bacterias y otros organismos vivos ayudan a la descomposición de la materia orgánica en nutrientes que fertilizan los suelos. Los polinizadores son esenciales para la reproducción de las plantas y, por consiguiente, para nuestra sana alimentación. El agua de nuestros mares y ríos ejerce labores de eliminación de CO2.
Además, la inversión en restaurar la naturaleza proporciona beneficios económicos al garantizar la seguridad alimentaria, el clima y la salud humana. Se calcula que, entre 1997 y 2011, las pérdidas económicas anuales por la merma de la biodiversidad fueron de entre 3,5 y 18 billones de euros.
Por ello, atenta al deterioro alarmante de la naturaleza en nuestro continente, la Unión Europea promulgó, el pasado mes de junio, una propuesta para la primera ley cuyo objetivo explícito es la restauración de la naturaleza en los países que la conforman. La ambiciosa Ley de Restauración de la Naturaleza propone la recuperación urgente de bosques, tierras de labor agrícola, ecosistemas marinos, de agua dulce y urbanos. Igualmente, plantea la necesaria reducción del uso de plaguicidas químicos en un 50% de aquí a 2030.
Esta restauración implica que los europeos vivamos y produzcamos sin romper la necesaria armonía con los medios naturales, y que logremos, de esta manera, reparar el 80% de los hábitats naturales en mal estado. El presupuesto que destinará la Unión Europea al desarrollo de esta normativa puede alcanzar los 100.000 millones de euros.
La propuesta de Ley de Restauración de la Naturaleza incluye los espacios urbanos debido a la importancia para la salud que supondría el aumento de arbolado en ellas
Entre las principales propuestas para alcanzar objetivos tan ambiciosos se encuentra la de revertir la disminución de polinizadores de aquí a 2030, y aumentarla al 5% antes de 2050. El beneficio para nuestros ecosistemas del cumplimiento de este objetivo sería indudable teniendo en cuenta que, como confirma la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más del 75% de los cultivos alimentarios dependen de la polinización animal.
También propone una eliminación de barreras fluviales que proporcione, de aquí a 2030, 25.000 km de ríos de caudal libre. La importancia de este objetivo radica en que proporcionaría a gran parte de nuestros ríos las condiciones adecuadas para adaptarse a las diversas perturbaciones y seguir proveyendo de bienes y servicios ecosistémicos a quienes habiten en sus cuencas.
La actual degradación del suelo afecta a cerca del 70% de los terrenos agrícolas. Por ello, la propuesta de ley destaca la necesidad de aumentar en ellos la biodiversidad, promover una tendencia positiva para las mariposas de pradera, las aves de los medios agrarios y el carbono orgánico que se encuentra en los suelos minerales de las tierras cultivadas. Los beneficios de cumplir este objetivo incidirían de manera positiva en nuestra propia alimentación.
Asimismo, la propuesta legislativa tampoco ignora la necesidad de evitar pérdidas de espacios verdes en los entornos urbanos, por lo que plantea aumentarlos de aquí a 2050 al menos con un 10% de árboles en todas las ciudades y poblaciones del continente europeo.
Esta propuesta de ley, que responde al compromiso de la Estrategia sobre la Biodiversidad de promulgar con ejemplos prácticos la necesaria restauración de la naturaleza, es tan ambiciosa como necesaria. De todos depende poder cumplirla para lograr un mejor equilibrio natural en nuestras vidas.