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La democracia se estanca en el mundo

Decía el filósofo y premio Nobel de Economía Amartya Sen que la democracia le da a los ciudadanos la posibilidad de aprender el uno del otro, a la vez que ayuda a sus sociedades a formar sus valores y prioridades. En pleno año 2023, millones de ciudadanos en todo el mundo conviven en países donde la democracia está firmemente instaurada. Sin embargo, a pesar de su avance, son todavía mayoría los países donde aún no está presente. 

Analizamos cuál es la salud democrática de nuestro planeta con motivo del Día Mundial de la Democracia que se celebra este 15 de septiembre y que este año aboga, precisamente, por centrarse en las personas, promoviendo valores como la igualdad, libertad, justicia y solidaridad.

El 35% de los ciudadanos del mundo viven en países autoritarios, con escaso acceso a derechos y libertades.

Aunque la democracia tiene más de dos mil años de antigüedad, desde la Atenas del siglo 5 a.C., es en el siglo XX y a la luz de la revolución industrial, cuando empieza a extenderse de forma mayoritaria, especialmente en Occidente. Así, según el Índice de Democracia Global, elaborado por la revista británica The Economist, actualmente el 43% de los países tienen un sistema democrático, aunque de ellos solo un 8% se considera una ‘democracia plena’. En población, representa al 46% del total de ciudadanos del mundo. Esto deja al otro lado de la balanza un 22% de regímenes híbridos, que conjugan derechos democráticos con leyes dictatoriales, y un 35% considerados directamente autoritarios, una cifra que ha subido tres puntos en los últimos 15 años.  


Entre los estados más democráticos se encuentran Noruega, Nueva Zelanda e Islandia, con una puntuación cercana al 10, en base una ponderación que evalúa su sistema electoral y pluralismo político, las libertades civiles, el funcionamiento de su Gobierno, la participación política y la cultura política de sus ciudadanos. En el otro extremo se encuentra Afganistán, con un claro retroceso desde la llegada de los talibanes, seguido de Birmania y Corea del Norte, que apenas superan el 1. El promedio global de los 167 estados analizados es de un aprobado raspado, con 5,29.  

En la última edición de este índice, que corresponde a 2022, Chile, Francia y España han recuperado el estatus de 'democracia plena' respecto al año anterior, “principalmente debido a una reversión de las medidas pandémicas que habían infringido las libertades de los ciudadanos en 2020-21", señala el informe. Mientras, Rusia es el que ha experimentado un mayor retroceso, bajando 22 puestos en la lista hasta el 146, debido a la restricción en las libertades de sus ciudadanos como consecuencia de la guerra de Ucrania. Le sigue China por las “draconianas” medidas impuestas durante la pandemia del covid. 

Como puede verse en el mapa, la mayoría de países sin un sistema parlamentario se concentran en Asia y África, donde los golpes militares en países como Níger, Sudan o, el más reciente, Gabón, han acentuado el retroceso democrático. Pero no solo estas regiones están empeorando en derechos y libertades: prácticamente todas han bajado sus puntuaciones desde 2006, cuando se empezó a realizar este ranking.

Los países escandinavos se sitúan año tras año entre los más democráticos, según varios organismos

Los investigadores de The Economist lamentan que el año 2022 haya sido “decepcionante” en el progreso hacia la consolidación de un planeta democrático. “El efecto positivo de la restauración de las libertades individuales que se habían visto temporalmente restringidos por la pandemia de covid-19 ha sido anulado por otros efectos acontecimientos negativos a nivel mundial”, apuntan.

Según sus expertos, no solo los gobiernos totalitarios o el socavo de elecciones justas amenazan las democracias, también el narcotráfico, los ejércitos privados, las insurgencias o los piratas informáticos pueden socavar los derechos y libertades civiles.

 

También la organización Freedom House realiza su propio análisis sobre el estado mundial de la democracia, y de nuevo, los estados escandinavos son los mejor parados, con Finlandia, Noruega y Suecia con la máxima puntuación. Sin embargo, en este caso son Sudán del Sur, Siria y el Tíbet los peor posicionados. Este organismo analiza también la libertad de los ciudadanos en su uso de internet, considerado a China, Birmania e Irán como los menos libres en el acceso y con más límites a su contenido.


Según Naciones Unidas, el lema del día que conmemora la democracia este año “espacio para la sociedad civil” es un recordatorio para los gobiernos del mundo entero de que “el signo de las democracias exitosas y estables es la presencia de una sociedad civil fuerte que opere libremente, en la cual el gobierno y la sociedad puedan colaborar en la consecución de objetivos comunes con miras a un futuro mejor”.

Clara Campoamor, un ejemplo de lucha por los derechos de las mujeres

En España hubo que esperar hasta el 1 de octubre de 1931 para lograr un cambio en la legislación que permitiera votar a las mujeres. Este derecho se alcanzó gracias a la lucha de sufragistas como la diputada Clara Campoamor.

Una de las figuras históricas más importantes por su aporte al movimiento feminista en el siglo XX

Nacida en Madrid en 1888 en el seno de una familia humilde, tuvo que trabajar desde pequeña para ayudar en casa tras la muerte de su padre. Modista, dependienta o telefonista fueron algunas de sus profesiones hasta que en junio de 1909 aprobó unas oposiciones como auxiliar de telégrafos del Ministerio de la Gobernación. En 1920 retomó sus estudios de bachiller para posteriormente licenciarse en Derecho. Con 36 años se convirtió en la segunda mujer en incorporarse al Colegio de Abogados de Madrid.

Interesada por la política desde muy joven se unió al Partido Radical en 1924. Fue elegida diputada por Madrid en 1931 y una de las pocas mujeres en ocupar un escaño en el Congreso de los Diputados, desde el que comenzó a luchar por la igualdad de género, centrando su atención en la aprobación del sufragio femenino.

Una lucha incansable por la igualdad

España se encontraba en pleno proceso de transición hacia la democracia, tras la caída de la monarquía en 1931. Las mujeres habían participado activamente en la lucha contra la dictadura de Primo de Rivera, sin embargo, la Constitución no las incluía en el derecho a voto.

Clara Campoamor fue una de las principales impulsoras de esta lucha, y defendió de manera enérgica el derecho al voto igualitario. En un discurso en el Congreso de los Diputados en 1931, afirmó que el sufragio femenino, esto es, que las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres para participar en la vida política del país, era una necesidad política y social.

No fue un camino de rosas. En aquel momento, muchos políticos y miembros de la sociedad española estaban en contra del voto femenino. Para muchos, la mujer representaba “un ser histérico, manipulable e incapaz de razonar o tener independencia de pensamiento”. Sin embargo, Clara Campoamor perseveró en su empeño de conseguir la igualdad, y esto la llevó incluso a un enfrentamiento dialéctico con Victoria Kent, otra diputada, quien a pesar de sus convicciones democráticas y feministas, se oponía a la concesión efectiva del derecho al voto para todos y todas, pues creía que ellas lo emplearían en un sentido conservador. "La libertad se aprende ejerciéndola”, afirmó Clara Campoamor.

Un hecho histórico para España

La Constitución de 1931 reconoció el derecho al voto de las mujeres. Por 160 votos contra 121, la Cámara acordó ayer que los ciudadanos de uno y otro sexo mayores de veintitrés años tendrán los mismos derechos electorales con arreglo a las leyes”. Así titulaba el Diario Ahora el 2 de octubre de ese año la noticia sobre la votación del sufragio femenino.

Clara Campoamor: "La libertad se aprende ejerciéndola

Sin embargo, este logro tuvo un coste personal y político para Campoamor. En las elecciones de 1933, donde las mujeres votaban por primera vez, su candidatura no obtuvo el respaldo suficiente y no consiguió escaño. En 1936 intentó volver a la política de la mano de Izquierda Republicana, partido de Azaña, pero su admisión fue denegada. Con el estallido de la Guerra Civil, se exilió en Ginebra, para posteriormente pasar por Buenos Aires y Lausana, donde falleció en 1972 sin haber podido regresar a España.

El sufragio universal marcó el comienzo de una nueva etapa de igualdad de género, que permitió a las mujeres españolas participar plenamente en la vida política del país. Clara Campoamor dejó un legado duradero en la lucha por la igualdad de género en España.

El camino a la visibilidad real, también en el trabajo

Nuestro país es la nación europea con más población LGTBi. También una de las naciones más respetuosas con la diversidad sexual. Y aun así, cruzar la puerta del trabajo todavía es sinónimo de ocultar su identidad sexual para siete de cada diez personas del colectivo, tal y como desvela el Proyecto Europeo ADIM Avanzando en la gestión de la diversidad LGBT en el sector público y privado. 

El miedo a ser objeto de insultos, burlas o comentarios negativos lleva a las personas del colectivo a dejar su vida personal reservada a la esfera privada, absteniéndose de compartir cualquier tipo de comentario más allá de lo puramente profesional. Mientras el resto de los compañeros comentan las últimas vacaciones con su pareja o comparten cualquier tipo de problema personal con el resto de la plantilla, ellos vuelven al armario.

Cuatro de cada diez empleados LGTBi esconden su identidad sexual por miedo a reforzar estereotipos

Más de la mitad lo hacen porque creen que su vida privada es algo personal, un rincón que debe quedar protegido de lo público. Sin embargo, el estudio elaborado por ADIM (con la participación del Ministerio de Igualdad, 16 empresas y ocho universidades públicas), invita a mirar con lupa esta idea. Y es que, detrás se esconde el miedo más que el pudor: un 43% se esconde para evitar rumores o estereotipos sobre su persona, un 32% para no verse obligado a dar explicaciones, un 21% por temor a que se le cierren puertas profesionales y un llamativo 7%, directamente, para evitar perder su puesto de trabajo.

Además, la discriminación no solo llega cuando ya se ha firmado el contrato. También a la hora de buscar empleo, una realidad que afecta especialmente a las personas trans: según la European Union Agency for Fundamental Rights, en España, el 77% de las mujeres trans ha sufrido discriminación a la hora de conseguir un puesto y, tras hacerlo, cinco de cada diez han sido víctimas de actitudes vejatorias. En el caso de los hombres trans, las cifras no son mucho más alentadoras: un 34% también han sido víctimas de discriminaciones.

La realidad laboral contrasta con la social, mucho más abierta y tolerante con el colectivo. Y en un momento como en el que nos encontramos, donde la defensa de la diversidad es la base de las sociedades más justas, crear un ambiente laboral inclusivo es tan fundamental como en el espacio público. A fin de cuentas, el tejido empresarial repercute directamente en la sociedad. Y viceversa.

En busca de un espacio seguro

El elemento diferencial para crear un ambiente diverso no es otro que la confianza: la garantía de un espacio seguro donde compartir información con la seguridad de que no va a suponer un perjuicio profesional o personal. La guía de Buenas Prácticas en diversidad LGTBI publicada por la Fundación Seres no deja lugar a dudas cuando asegura que la transformación debe ocurrir desde dentro, ya que la defensa de la igualdad del colectivo LGTBi no solo generará espacios laborales más plurales, sino que permeará hacia el resto de la cadena de valor, desde clientes a proveedores.

Así, la fundación, junto a más de una veintena de empresas instaladas en España con largo recorrido en políticas de diversidad, dibuja una hoja de ruta para fomentar la visibilidad real en las compañías. De forma resumida, la transformación pasa por una fase de reflexión y un plan de acción que incluya políticas internas, formación en diversidad y redes de empleados donde los trabajadores puedan expresar sus problemas y apoyarse mutuamente.

En la actualidad, 110 empresas en España están adheridas a la Red Empresarial por la Diversidad e Inclusión LGTB

Esta es una estrategia que están desarrollando ya numerosas compañías en España de distintas formas (aunque con el mismo objetivo): algunas financian investigaciones sobre discriminación para promover una cultura inclusiva dentro y fuera de la empresa, otras construyen redes de apoyo tan amplias que recorren el globo concienciando sobre diversidad mientras que, en otros entornos laborales, los empleados con puestos ejecutivos se muestran abiertamente LGTBi para construir una comunidad de visibilidad y promover iniciativas de concienciación y de liderazgo entre el resto de trabajadores.

En realidad, la semilla del cambio por una visibilidad real se plantó en 2015, cuando en España nació la Red Empresarial por la Diversidad e Inclusión LGTBI, la primera red interempresarial y de expertos de diversidad que cuenta actualmente con 110 empresas de distintos sectores asociadas a través de sus iniciativas de inclusión.

Casi diez años después, la entidad demuestra que hay empresas verdaderamente comprometidas a la hora de convertirse en espacios inclusivos, por ejemplo, ofreciendo canales de atención para que los empleados consulten temática LGTBi, realizando campañas anuales para visibilizar al colectivo, apoyando a las personas en transición de género, incluyendo personas LGTBi en puestos de alto rango o creando, más allá de proyectos individuales, grupos de talento y diversidad con amplia representación LGTBi.

Asegurar el bienestar del colectivo es un deber. También un importante valor añadido. Como advierte el estudio de la Unión Europea, «las compañías que trabajan la diversidad sexual son mucho más efectivas a la hora de potenciar la creatividad y la innovación, pues aseguran el bienestar de quienes trabajan en ellas y garantizan su mayor implicación». La ecuación es sencilla: la diversidad es proporcional al grado de bienestar de los empleados. Más es más. Y, siempre, debe ser igual.

Cinco lecturas inspiradoras sobre mujeres que cambiaron el mundo

A lo largo de la historia, son muchas las mujeres que han entregado su vida a hacer de este mundo un lugar mejor para las futuras generaciones. Con esta recopilación ponemos en valor su lucha y evitamos que caigan en el olvido.

‘El libro de la esperanza’, de Jane Goodall

 

El trabajo de la naturalista y conservacionista Jane Goodall se ha convertido en la inspiración de un buen número de activistas por el clima. Sus trabajos advirtiendo sobre el grave riesgo en el que se encuentra el planeta datan de hace más de medio siglo, cuando apenas se habían acuñado términos que hoy forman ya parte de nuestro día a día. En esta obra, Goodall vacía el conocimiento adquirido durante toda una vida dedicada al planeta en una extensa conversación con su coautor, Doug Abrams. El libro supone un reflejo nítido del problema que enfrentamos pero abre la puerta a una posible solución, que pasa indudablemente por una concienciación mundial.

‘Mi historia’, de Rosa Park

El 1 de diciembre de 1955, Rosa Parks se negó a ceder su sitio a un hombre blanco en un autobús segregado. El resto es historia. La acción se convirtió rápidamente en un auténtico símbolo en la lucha contra el racismo existente en Estados Unidos, desencadenando un movimiento masivo que terminaría con la segregación racial declarada inconstitucional. A cambio de ese gesto de desobediencia que innegablemente desencadenó un mundo mejor, Rosa Parks perdió su trabajo. En este libro, Parks narra en primera persona su papel en la lucha por la igualdad de la población norteamericana.

‘Éxtasis y yo’, de Hedy Lamarr

Considerada como una de las mujeres más bellas del siglo XX y una auténtica estrella del cine clásico, la vida de Hedy Lamarr es fascinante tras la gran pantalla. Ingeniera de telecomunicaciones e inventora además de actriz, desarrolló un sistema de encriptación de misiles durante la II Guerra Mundial que dio lugar al sistema Wi-Fi que conocemos hoy en día. Tal fue su aportación, que Austria, su país natal, celebra cada 9 de noviembre el Día del Inventor en su honor. En esta autobiografía, Lamarr repasa su vida, a caballo entre el glamour de Hollywood y la investigación más puntera.

‘Yo soy Malala’, de Malala Yousafzai

Un martes de octubre de 2012, a Malala Yousafzai le dispararon un tiro en la cabeza cuando volvía de la escuela. El motivo: haberse revelado contra el régimen talibán de su país natal, Pakistán, y reivindicar su derecho a la educación. Al sobrevivir a este intento de asesinato, Yousafzai, que tan solo contaba con 15 años, se convirtió en un referente global de la protesta pacífica y en la persona más joven en ser nominada al Premio Nobel de la Paz. En esta emocionante obra, la joven narra en primera persona la lucha de su familia contra el terrorismo y la valentía de unos padres que confiaron en la educación de sus hijas como forma de cambiar el mundo.

‘Frida’, de Hayden Herrera

Frida Kahlo es, de forma indiscutible, una de las artistas más inspiradoras de la historia. La pintora mexicana, cuyas obras han estado expuestas en más de medio mundo, no solo es admirada por su trabajo, sino también por la personalidad y fortaleza que destilan sus pinturas. Tras una extensa investigación a partir de cartas y escritos, Hayden Herrera firma un trabajo riguroso en el que se refleja a una Kahlo en constante rebelión contra una existencia difícil. La vida de la pintora, apasionante y repleta de desafíos, habla también de la fortaleza de una persona y el refugio hallado en el arte como punto de apoyo para afrontar el día a día.

Situación y retos de la inclusión en el empleo

El empleo es un elemento clave para el progreso social y entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se menciona específicamente la necesidad de lograrlo de manera plena y decente para todas las personas. Una tarea difícil –en España hay más de tres millones de personas paradas actualmente– pero que se complica aún más para quienes tienen algún tipo de diversidad funcional.

En España, solo el 34% de las personas con discapacidad mantiene una actividad laboral

Según los últimos datos sobre el empleo de las personas con discapacidad, publicado en diciembre por el Instituto Nacional de Estadística (INE), solo el 34,3% de este colectivo estuvo activo laboralmente en 2020. Esto representa una tasa de actividad un 41% inferior a la de la población sin discapacidad. Si bien el estudio incluye indicadores positivos, como son el aumento de la tasa de empleo y el descenso de la tasa de paro con respecto al año anterior, se trata de porcentajes mínimos que ponen de manifiesto que aún estamos lejos de los objetivos sociales de no discriminación e igualdad de trato.

Las personas con discapacidad son estigmatizadas y discriminadas en numerosos ámbitos sociales, y el del empleo no es la excepción. Pero no debemos olvidar que el desarrollo óptimo de una actividad laboral está ligado al talento, la capacidad para aprender y desarrollar esa actividad de manera eficaz, y que dicho talento tiene más que ver con conocimientos, habilidades y actitudes que con capacidades diferentes.

El empleo supone para las personas con discapacidad el elemento clave para la normalización de su situación y su realización personal, como revela un estudio realizado por la Fundación Adecco. En dicho informe, el 89,8% de los encuestados sitúa la obtención de un puesto de trabajo como su principal prioridad, por delante de elementos como la vivienda, el ocio o las relaciones afectivas.

El 89% de las personas con discapacidad considera el empleo como elemento clave para su realización personal

Atendiendo a esta necesidad, la legislación española obliga a las empresas de más de 50 trabajadores a que al menos el 2% de su plantilla esté integrada por personas con discapacidad. Lamentablemente, siguen existiendo numerosas barreras de accesibilidad en centros de trabajo, medios de transporte y servicios, así como una educación poco inclusiva y falta de confianza en buena parte de los empleadores, que no facilitan la incorporación de este colectivo.

Ante un mercado laboral en constante cambio, ahora más que nunca, es imprescindible atender a la plena inclusión de las personas con discapacidad para lograr una sociedad más cohesionada. La revolución tecnológica ha llegado al ámbito laboral, y se imponen la digitalización, la automatización, la robótica y la inteligencia artificial. Dicha transformación tecnológica, lejos de suponer un nuevo obstáculo para las personas con discapacidad, puede realizarse de manera inclusiva, ya que permite la utilización de modalidades de aprendizaje más flexibles, la mejora de las tecnologías de asistencia, el uso de tecnologías adaptadas o la supresión del costoso factor desplazamiento mediante la consolidación del teletrabajo. Una prueba es el proyecto EmpleaTIC de la Fundación Síndrome de Down de Madrid que, en su primer año de funcionamiento, logró que diez personas con discapacidad intelectual lograsen un puesto de trabajo en el sector tecnológico.

Las personas con diversidad funcional deben considerarse como un activo importante, no solo por el talento que pueden aportar, sino también por la diversidad y experiencia vital con que pueden contribuir a crear equipos de trabajo de mentalidad abierta, ágil y con capacidad de adaptación.

Día Internacional por la Conservación de los Manglares: proteger a los guardianes de la costa

En el año 2018 la UNESCO declaró el 26 de julio el Día Internacional de Conservación del Ecosistema de Manglares para reconocer la necesidad de proteger este tipo de hábitat natural fundamental para el equilibrio ecológico en costas, arrecifes y zonas de pesca. El organismo quería, sobre todo, señalar que la acción humana en zonas costera es la principal responsable del progresivo y rápido deterioro de estos ecosistemas. Pero ¿qué es exactamente un manglar y qué implicaría su desaparición?

Los manglares reciben su nombre del árbol mangle, una especie que tiene la peculiaridad de sobrevivir con sus raíces sumergidas en agua salada y que se da en zonas costeras, tropicales y fangosas. Normalmente, se encuentran en la desembocadura de alguna masa de agua dulce en otra de agua salada, como deltas de ríos, estuarios y similares. El bioma que crean los sistemas de manglares, por definición siempre en clima tropical, es de una rica biodiversidad, única y muy beneficiosa para el conjunto del ecosistema y las comunidades que habitan esos lugares.

El ecosistema manglar se extiende por las costas de América Central y el Caribe, el sudeste asiático y las zonas tropicales de América del Sur, África y Oceanía, siendo uno de los más conocidos el de la Gran Barrera de Coral en Australia. Hace dos años Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, recordaba precisamente los beneficios que presentan los manglares contra la erosión y la contaminación, además de la protección de todo tipo de especies que viven en los manglares. Sin embargo, como bien recordaba Azoulay, desde 1980 se ha perdido casi la mitad de la superficie de su cobertura mundial debido a la reordenación de zonas costeas. En total se calcula que cerca del 20% de los manglares está en peligro de desaparecer.

Cerca del 20% de los manglares está en peligro de desaparecer

Y es que el manglar es parte integral del equilibrio de las costas tropicales donde su ubica y su desaparición completa tendría muy graves consecuencias. Por ejemplo, el “suelo” que proporciona el ecosistema de manglares protege el litoral contra la erosión de las mareas y en zonas de grandes tormentas protege también contra estas o contra la erosión propia del viento. De hecho, son catalizadores contra la contaminación, ya que ayudan a mantener la limpieza de las aguas costeras porque sirven como filtro natural. Además, también protegen los arrecifes y sirven de barrera natural contra los tsunamis.

En los últimos años, en los que luchar contra el cambio climático se ha vuelto más imprescindible que nunca, las características del manglar, con sus mecanismos naturales de almacenamiento del carbono atmosférico, los convierten en lo que la UNESCO denomina “sumideros de carbono azul”, puesto que ayudan a paliar los efectos del cambio climático en las zonas costeras.

Los manglares tienen también una importancia crucial en el mantenimiento de la biodiversidad. Por su propia localización, transición entre otros grandes ecosistemas, son lugar de tránsito, anidamiento y cría de miles de especies de aves, reptiles, peces, crustáceos o moluscos. En este sentido, son parada obligada de numerosas especies migratorias. Los estudios apuntan a que en esas zonas geográficas más del 70% de las especies capturadas en el mar para consumo humano realizan parte de su ciclo de vida en los manglares.

A nivel económico también es vital conservar los ecosistemas manglares. En los años 90 del siglo pasado, cuando el nivel de destrucción de estos ecosistemas era mucho menor se calculó que por cada especie de manglar destruida se pierden anualmente 767 kg de especies marítimas de importancia comercial.

Desde hace siglos, los manglares han sido fuente de pesca y materias primas como la leña o el carbón para las comunidades humanas. La madera del mangle, por ejemplo, es muy resistente a los ataques de insectos y no se pudre fácilmente. No obstante, su uso abusivo y reciente para actividades agrícolas es lo que ha hecho peligrar su supervivencia.

Si algo sabemos ya es que el conjunto de biodiversidad y el equilibrio de planeta se desajusta por el más mínimo cambio. Los manglares, como ecosistema que ayuda al equilibrio y la sostenibilidad de sus vecinos, es una pieza fundamental en dicho equilibrio y la conciencia sobre la necesidad de su protección, una necesidad.