¿Cómo afecta la alfabetización a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU?

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Más allá de consistir en la enseñanza de la lectura y la escritura, la alfabetización es una fuerza motriz del desarrollo sostenible. No solo beneficia a la sociedad que apuesta por ella, sino que constituye una pieza fundamental en el progreso de la humanidad, y ayuda a erradicar la pobreza y el abuso infantil. Con esta idea en el horizonte, la UNESCO, la rama de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, lleva desde 1946 luchando contra el analfabetismo, que se presenta como un obstáculo en el camino para garantizar el derecho universal a la educación. Por eso, cada 8 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, un recordatorio para que todos los actores de la sociedad reflexionen sobre el gran reto que supone acabar con este problema.

A grandes rasgos, el proceso de alfabetización hace principalmente referencia a la adquisición de competencias básicas de lectura y escritura: dos capacidades que facilitan no solo la integración social, sino que favorecen una mejor calidad de vida. Sin embargo, el término abarca mucho más que la lectura, el cálculo y la escritura, y se presenta como un medio a través del cual identificar, comprender, interpretar, crear y comunicar sobre la realidad. Es precisamente por eso que la alfabetización permite una mayor participación en el mercado laboral, lo que, a su vez, mejora la salud y la alimentación, reduce la pobreza, y amplía las oportunidades de desarrollo personal durante la vida. En definitiva, permite el empoderamiento de las personas.

Cerca de mil millones de personas de todas las edades carecen de las capacidades básicas de lectura, escritura y cálculo

En las últimas décadas se ha producido un avance significativo en este sentido: la analfabetización se redujo en un 25% en los jóvenes entre 1990 y 2015, según la UNESCO. Sin embargo, todavía hoy, cerca de mil millones de personas de todas las edades carecen de las capacidades básicas de lectura, escritura y cálculo. Por este motivo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 de la Agenda 2030 de la ONU busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Se trata, cuando menos, de un objetivo ambicioso cuya consecución se ha visto ralentizada con la irrupción del coronavirus.

Si bien a inicios de año más de la mitad de los niños y adolescentes del planeta no alcanzaban los estándares mínimos de ciertas competencias, la pandemia ha nublado cualquier esperanza a corto plazo, ya que ha dificultado el acceso a la educación básica. Durante este año, según datos de la UNESCO, el 91% de los estudiantes alrededor del mundo se han visto afectados de una u otra manera a causa de la COVID-19. En el mes de abril, de hecho, se han llegado a contabilizar hasta 1.600 millones de niños y jóvenes de todo el mundo que no han ido a la escuela y más de 369 millones de niños que dependían de los comedores escolares se han visto afectados por el cierre de las instituciones. Además, durante estos meses ha quedado al descubierto la existencia de una barrera digital que ha impedido que muchos jóvenes puedan seguir con su educación a distancia.

El 91% de los estudiantes del mundo se han visto afectados por la COVID-19

Aunque la incertidumbre se cierne todavía sobre el próximo curso escolar, desde la UNESCO han puesto ya en marcha una serie de acciones para contrarrestar el efecto del coronavirus en la educación. Además de supervisar globalmente los cierres de las escuelas a nivel nacional y local, se ha creado la “Coalición Mundial para la Educación COVID-19”, una alianza multisectorial entre Naciones Unidas, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil diseñada para la creación de soluciones —y alternativas— innovadoras orientadas, en gran parte, a reducir la brecha digital.

Según han anunciado desde la organización, el objetivo es corregir el preocupante rumbo adquirido durante los últimos meses a través de distintas metas: ayudar a los estados a movilizar recursos e implementar soluciones innovadoras y adecuadas, buscar soluciones equitativas para un acceso universal, garantizar respuestas coordinadas y evitar un solapamiento de esfuerzos (o derroche de los mismos) y facilitar la vuelta de los estudiantes a las escuelas para reducir las tasas de abandono escolar.

En este sentido, la alfabetización es una de las principales metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su impulso también ayudará a una recuperación justa tras la pandemia: contribuirá a garantizar el desarrollo sostenible, pero también un mundo más justo, democrático y en paz.