Arquitectura regenerativa, el camino hacia un futuro habitable

Antoni Gaudí, uno de los arquitectos españoles más estudiados y reconocidos, aseguraba hace más de 100 años que “el arquitecto del futuro se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la forma más racional, duradera y económica”. El futuro al que hacía referencia ya está aquí, y no son pocos los profesionales que han tomado su predicción como máxima para que los edificios en los que desarrollamos nuestra vida logren cohesionar la actividad humana y la de la naturaleza.

Diversos estudios apuntan a que el sector de la construcción es responsable del consumo del 50% de los recursos naturales y el 40% de la energía, y que  genera, además, cerca del 50% de los residuos. La propia Comisión Europea ha confirmado que nuestros edificios emiten el 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El sector de la construcción consume el 50% de los recursos naturales, el 40% de la energía y genera el 35% de los residuos

La arquitectura camina desde hace años hacia la sostenibilidad buscando minimizar el impacto medioambiental de las edificaciones. Pero, más recientemente, se ha comprendido que esto no es suficiente. Y es que este tipo de arquitectura sostenible no ha abandonado aún el nicho de las construcciones “estáticas” y, como indica el arquitecto William McDonough, “los edificios deben funcionar como árboles y las ciudades como bosques”. Ya no se trata de imitar sino de integrar, construyendo edificios autosuficientes y ecológicos que restauren, renueven y revitalicen los materiales y fuentes de energía empleados tradicionalmente. Es lo que se conoce como arquitectura regenerativa.

Un ejemplo claro de lo que esta disciplina puede lograr tiene que ver con la reducción de emisiones de CO2, ya que convierte los propios edificios en instrumentos que absorben dichos gases. Esto se consigue incorporando al mismo una considerable masa vegetal, principalmente compuesta por césped y diversos arbustos tupidos. Una medida que además permite reducir las altas temperaturas en el edificio, mejorando así la eficiencia y estrechando la conexión directa con la naturaleza de las personas que lo habiten.

Si hablamos del consumo energético y de recursos todo consiste en sustituir edificios consumidores por edificios productores. Las posibilidades son múltiples: desde la instalación de paneles solares que generen energía verde al uso de materiales de construcción restaurados o la plantación de jardines comestibles, una nueva tendencia de cultivo ecológico de todo tipo de vegetales, frutos, hierbas aromáticas y flores, que puedan ser cuidados por los habitantes del edificio reforzando su concienciación ecológica y facilitándoles una fuente de alimentación sana.

La arquitectura regenerativa logra que los edificios funcionen como árboles y las ciudades como bosque

La Universidad Mexicana del Medio Ambiente (UMA), diseñada por el arquitecto Oscar Hagerman y operativa desde 2014, es pionera en la aplicación de esta arquitectura regenerativa. El complejo cuenta con cubiertas vegetales que proporcionan aislamiento térmico; medios de captación pluvial, para abastecer los sistemas sanitarios y de reciclaje de aguas para el riego; o viveros y jardines comestibles en las inmediaciones. Además, en su construcción sólo se emplearon materiales naturales de bajo impacto ecológico cuyo sobrante se reutilizó, mezclado con estiércol, para el revestimiento de sus muros. Así, esta universidad convierte su propio espacio en una lección en vivo para sus estudiantes.

Un ejemplo más ambicioso de arquitectura regenerativa es el proyecto para la nueva Torre Pirelli de Milán, diseñado por el arquitecto Stefano Boeri, que ya ha realizado con gran éxito edificios similares. Se trata de un rascacielos con 1.700 metros cuadrados de vegetación en su fachada, pensado para absorber 14 toneladas de CO2 y producir nueve toneladas de oxígeno por año. Además, este edificio cubrirá el 65% de sus necesidades totales de electricidad a través de paneles solares. El propio Stefano Boeri asegura que el nuevo edificio “equivale a instalar un bosque de 10.000 metros cuadrados en el centro de Milán”.

Son ejemplos de peso que nos obligan a profundizar en esta corriente de la arquitectura regenerativa como vía ineludible para asegurar la imprescindible sostenibilidad de los recursos naturales y para volver a conectar las ciudades con la naturaleza.