Vivir solo acorta la vida. Es la contundente conclusión a la que ha llegado un estudio publicado recientemente que analiza 90 investigaciones de todo el mundo y que establece una relación entre la soledad y un mayor riesgo de padecer enfermedades, algunos tipos de cáncer y, en último lugar, la muerte.
Las personas que se sienten solas tienen un 14% más de mortalidad
No es ninguna novedad que vivir sin compañía tiene consecuencias para la salud, pero el estudio, elaborado por la universidad Harbin de China, que incluye a más de dos millones de individuos, establece una correlación sin precedentes de la mortalidad respecto a un fenómeno social que cada vez afecta a más personas en todo el mundo.
Así, según sus conclusiones, la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14% de media, cifra que se eleva a un 32% si las relaciones sociales son escasas. “Las personas que se sienten solas, pero no están socialmente aisladas, tienen estrés de salud mental, pero pueden resistirlo debido a sus redes sociales”, explica Moaqing Wang, uno de los autores del estudio.
Vivir solo, factor de riesgo
En la Unión Europea, se estima que uno de cada 10 ciudadanos se siente solo la mayor parte del tiempo, concretamente un 13%. “La soledad no es solo una cuestión privada e individual", afirma un informe de la Comisión Europea. "Puede obstaculizar la cohesión social y debe considerarse un problema social y abordarse como tal”. Según los resultados, publicados en el mes de julio y basados en entrevistas a 25.000 personas de todos los Estados miembros, España está entre los países donde menos aislamiento se percibe, entre el 9% y el 10%, junto con Austria, Países Bajos o Croacia.
Vivir solo es uno de los factores que más contribuyen a ese sentimiento. Y los hogares unipersonales no han dejado de crecer en España desde 2013, año en el que el INE empieza a recoger este dato. En 2020 representaban casi cinco millones, un 10% más que hace siete años.
Hay otros muchos factores que influyen en un aumento de la soledad, como la discapacidad, la vida sedentaria o la renta. También la depresión, que es a la vez causa y consecuencia del aislamiento. “Mientras que una situación de soledad aumenta el riesgo de sufrir una depresión, una persona que sufre una depresión también tiende a reducir sus interacciones sociales”, explica el informe ‘El coste de la soledad no deseada en España’, de la Fundación ONCE con Nextdoor.
Los resultados de la encuesta europea Quality of Life de 2016 muestran también que un 30% de los entrevistados que reportaron un mal estado de salud se sentían solos al menos la mitad del tiempo, mientras que entre los que aseguraban un buen estado de salud, eran de un 8%.
Se estima que la soledad le cuesta a España una media de 14 mil millones de euros, el 1,17%% del PIB
La edad es un factor determinante a la hora de verse solos, aunque la experiencia que conlleva la vejez a veces también ayuda a convivir con ella. “Diferentes circunstancias, como la pérdida de la esposa/esposo, la salida de los hijos del hogar familiar, o el fallecimiento de amigos, hacen que la prevalencia sea relativamente mayor a edades avanzadas, aunque también existen evidencias que muestran que la población más envejecida puede reportar un menor sentimiento de soledad que la población joven o de mediana edad”, añade el estudio de la ONCE.
“Pese a la creencia generalizada de que son las personas más mayores las que más soledad experimentan, los datos revelan que el sentimiento de soledad tiene un perfil más juvenil”, coincide el estudio ‘La soledad’ del instituto 40dB, publicado en marzo de 2023. Esta investigación arroja una tasa de soledad del 13% para la población general, que en el caso de los jóvenes sube a dos de cada diez personas. “Las mujeres, los jóvenes y los solteros se sienten solos en mayor medida, así como los que no llegan a fin de mes y los que trabajan en horas poco comunes”, añade. Además, las personas solas son más infelices, más tímidas y tienden a sentirse diferentes. También son más propensas a usar las redes sociales y las ‘apps’ para conocer a gente o ligar.
Según este estudio, la soledad es un problema muy importante para el 77% de la sociedad, mientras que solo el 16,4% lo considera como poco o nada relevante. De todos los encuestados, un 42,3% dijo conocer a alguien que estaba sufriendo ese aislamiento, de los cuales un 36,5% eran amigos, seguidos de padre o madre (21,7%) y pareja (14,9%). A la vez, un 42% considera que el propio entorno es quien más capacidad tiene de combatir la soledad de la persona que la sufre. Sin embargo, según datos de Cruz Roja, el 27% de los mayores que atienden no reciben nunca visitas de sus familiares.
Hay cosas que cuesta más hacer sin alguien al lado que otras. Concretamente, viajar es para el 85% de las personas la actividad que más prefieren hacer acompañadas, seguido de ir al cine o a un concierto (84%), y de comer (73%). En el otro extremo, ir al médico o ver la tele en casa es donde menos se echa en falta tener compañía, con un 36% y un 47% respectivamente.
El coste de la soledad
La soledad no deseada no es un problema que afecta solo a quien lo sufre: se estima que supone unos costes anuales de 5.605 millones de euros para los servicios sanitarios, a lo que hay que sumar 495 millones en consumo de medicamentos, según el estudio de la ONCE.
Pero también tiene un efecto sobre la productividad, tanto por la reducción del tiempo de trabajo y ocupación como por una mayor parcialidad. Se estima que la soledad entre menores de 60 años provoca una pérdida de años potenciales de vida productiva de entre 5.764 y 8.900 en total, lo que se traduce en una pérdida de 164 y 254 millones de euros, según el escenario más optimista y el más pesimista.
Así, entre las dos variables, hay una media de costes para la sociedad y el estado de 14 mil millones de euros, el 1,17%% del PIB de España.
En vista de la repercusión y los costes que el aislamiento tiene en la sociedad, el Ministerio de Derechos Sociales se propuso en la anterior legislatura elaborar una estrategia nacional de la mano del Imserso, con especial atención a las personas mayores y dependientes, y desde un punto de vista tanto educativo como demográfico. Está por ver si estas intenciones se retomarán en la legislatura entrante, aunque a nivel regional ya existen proyectos como Radars, en Barcelona, o Madrid Vecina para reforzar el tejido vecinal y la asistencia social, acercando la compañía a quienes más la necesitan.
Otros países como Japón o Canadá llevan tiempo implementando medidas parecidas para paliar la tasa de suicidios, como la creación en 2021 de un Ministerio de la Soledad por parte del gobierno nipón. También Reino Unido aprobó en 2018 una Secretaría de Estado dedicada a combatir esta lacra, después de que la OMS alertase de que era el país europeo donde más se padecía este problema, con hasta 200.000 personas que podían estar más de un mes sin conversar con un familiar o un amigo.