La rehabilitación energética de nuestros edificios: mucho más que un cambio de fachada

Caminamos por las calles sin saber que más de un tercio de los edificios que observamos a nuestro paso tienen más de 50 años de antigüedad. Son una joya arquitectónica, un recuerdo vivo del crecimiento del mayor desarrollo de la edificación de toda la historia de España, pero también un pesado lastre para el planeta: demandan más del 30% del consumo de energía en nuestro país. De hecho, más de la mitad de ese consumo corresponde exclusivamente al sector residencial. Si tenemos en cuenta que al menos la mitad de viviendas están construidas sin ningún tipo de aislamiento y que tan solo un 3% cumple con los estándares de la normativa actual, llegamos a una realidad insalvable: las ciudades del futuro tienen que asegurarse de que los edificios ya existentes apuesten por la sostenibilidad.

Hasta 14 millones de viviendas españolas tienen deficiencias graves en cuanto a su eficiencia energética

Cuando hablamos sobre rehabilitación energética no hablamos solo de retocar la fachada. Hay que mirar primero lo que tenemos frente a nosotros: materiales incapaces de almacenar el calor, distribuciones poco eficientes, ventanas mal construidas, aislamientos deficientes… la lista es extensa. Con el objetivo de escribir el punto y final del despilfarro energético, el Programa de Rehabilitación Energética de Edificios (PREE) del Gobierno de España destinará 300 millones de euros a ayudas para la rehabilitación energética de edificaciones y la descarbonización progresiva que permita alcanzar la neutralidad climática en 2050. 

El Ejecutivo advierte en el informe que teniendo en cuenta que actualmente se están construyendo unas 80.000 viviendas al año y que el parque construido ronda los 26 millones de edificios, de los cuales 14 millones tienen deficiencias graves en cuanto a su eficiencia energética, no se podrán conseguir los objetivos sin actuar de forma intensiva sobre lo que ya está construido., Así, la meta es rehabilitar un total de 300.000 viviendas de aquí a 2030. Para hacerlo subvencionará cambios en la envolvente térmica, la sustitución de calderas por opciones renovables y la mejora de la eficiencia de la iluminación. No hay una solución óptima pero sí una infinidad de soluciones distintas. 

Luchando contra la pobreza energética desde la rehabilitación

La mala eficiencia energética agrava la situación de más de un millón de hogares españoles en pobreza energética. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible este término ocupa un lugar prioritario, ya que es necesario eliminarlo para garantizar la justicia social y la sostenibilidad de nuestra sociedad. Las ciudades en particular y los municipios en general son el escenario principal del cambio energético. Bajo la premisa de que todos aportamos, Red Eléctrica de España ha trabajado junto a la Federación Española de Municipios y Provincias en la elaboración de una Guía para la transición energética en las entidades locales que aborde los principales retos a los que se enfrenta la sociedad española desde cada consistorio, cada casa, cada habitación. 

El documento pretende dar respuesta a, entre otros aspectos, la rehabilitación de edificios, una estrategia clave para reducir el número de habitantes afectados por la pobreza energética: cambiar las ventanas, por ejemplo, puede ayudar a ahorrar hasta un 25% en las facturas y aislar térmicamente fachadas y cubiertas puede reducir la cifra a la mitad. Por otro lado, instalar termostatos y sistemas de ajustes ayudan a evitar el derroche energético. Otras medidas estructurales útiles son los sistemas domóticos, que permiten gestionar la demanda eléctrica y que pueden ser una gran técnica de cara a la habitabilidad energética de las viviendas. Cuanto más inteligente el hogar, más sostenible es nuestra forma de vida.

Priorizar las viviendas con alto grado de deterioro es un aspecto clave

Sin embargo, indica la guía, no podemos prestar atención solo a la parte más práctica: también es importante impulsar líneas de ayuda para las familias con menos recursos. Proponer planes para la rehabilitación, que prioricen la vulnerabilidad y la falta de recursos de los habitantes en las viviendas con alto grado de deterioro, es un aspecto clave a la hora de enfocar la sostenibilidad del parque de viviendas. A fin de cuentas, nuestra vida cotidiana depende de servicios energéticos fiables y asequibles para funcionar de forma equitativa.