La cuesta de septiembre se puede allanar con tecnología

El solo hecho de que ya existan termostatos inteligentes que manden notificaciones al teléfono móvil para informar de que no hay nadie en casa, y así apagar el aire acondicionado o la calefacción al instante, es un buen ejemplo de cómo los dispositivos inteligentes ya disponibles en el mercado permiten un mayor ahorro energético que los aparatos convencionales.

Una variación de un solo grado de diferencia ahorra un 7% de la energía del hogar, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE). El propio organismo gubernamental dedica un apartado exclusivo a consejos para una mayor eficiencia energética. Entre ellos, destaca que hacer uso de aparatos como termostatos o programadores horarios permite un control más efectivo de la temperatura y de la energía consumidas: la reducción puede oscilar entre un 8% y hasta un 13%.

El uso de termostatos inteligentes puede suponer entre un 8% y un 13% de ahorro energético, según el IDAE

En definitiva, la eficiencia energética de una vivienda pasa en gran medida por el uso de herramientas que controlen y recopilen cada aspecto medible: iluminación, enchufes, persianas, electrodomésticos y, cómo no, los propios termostatos, se pueden regular con la aparición de los asistentes de voz (Alexa, Google Home o Siri son los más conocidos).

Con un índice de precios de consumo anual acumulado hasta este mayo del 3,2%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el coste del gasto energético estará marcado los próximos meses, en gran medida, por las temperaturas extremas propiciadas por el calentamiento global y, además, por el fenómeno atmosférico ‘El Niño’ ya en ciernes. Como ha anunciado a principios de julio la Organización Meteorológica Mundial (OMM), tras siete años de letargo, hay una probabilidad “del 90% de que las condiciones de El Niño sigan prevaleciendo durante el segundo semestre de 2023”, con el consiguiente aumento de la temperatura mundial.

Sin fugas energéticas

Las bombillas inteligentes, de tipo led, son de media un 80% más eficientes que las de toda la vida, las incandescentes. Si además se le añade que permiten regular la intensidad de la luz y encenderlas y apagarlas a través del móvil, son una gran opción tanto para el ahorro como para la seguridad, al simular (aun estando a miles de kilómetros) que hay alguien en casa.

Establecer un sistema conectado de bombillas y enchufes inteligentes permitiría una reducción anual del consumo energético de cientos de euros

El propio IDAE estima que hasta un 11,7% del consumo eléctrico en un hogar proviene solo de la iluminación. Es el segundo motivo de mayor gasto energético en una vivienda, solo por detrás de los electrodomésticos, que suponen la mitad del total (55,2%). De ese porcentaje, hasta el 30,6% corresponde al frigorífico.

Por eso es igual de importante conocer que el funcionamiento de un enchufe inteligente permite medir en detalle el gasto de cada aparato conectado, además de encender o apagar el flujo de corriente eléctrica. Así se evita tener electrodomésticos en modo stand by, responsable de hasta el 6,6% del consumo total.

Con la referencia de los 1.538,53 euros de media anual que un usuario español pagó por la luz en 2022, según FACUA-Consumidores en Acción, el ahorro energético optimizando al máximo aparatos en hibernación e iluminación podría ser de casi el 18%, en torno a 276 euros anuales.

Otro de los gadgets cada vez más comunes en los hogares son los asistentes de voz. A través de ellos se pueden controlar distintos parámetros energéticos de la casa, ya que la mayoría de los dispositivos inteligentes son compatibles con los sistemas más generalizados, los de Amazon, Google y Apple.

En base a órdenes dictadas, permiten programar, encender o apagar todos los elementos conectados a la red del hogar, lo que se conoce como domótica. A mayor número de elementos que interactúen con el asistente, más posibilidades hay de crear rutinas eficientes como, cuando llegue el momento de irse de vacaciones, desconectar todos los dispositivos configurados pronunciando un simple “adiós”.