Revolución sostenible a golpe de ley en el sector textil

La Unión Europea integra la lucha contra el fast fashion como uno de los puntos clave para alcanzar los compromisos del Pacto Verde Europeo. La propuesta responde a la voluntad de reconvertir el sector textil, desde un enfoque basado en la economía circular, la reducción del impacto ambiental y el respeto por los derechos humanos.


La industria de la moda se ha convertido en las últimas décadas en uno de los sectores más contaminantes del planeta, así como en uno de los principales focos de escándalo en materia de derechos humanos. A esta realidad se suman los datos poco alentadores que presenta el Pacto Verde Europeo –conjunto de propuestas con las que la Unión Europea pretende reducir las emisiones a más de la mitad en 2030 y alcanzar la neutralidad en 2050 –, según los cuales se espera que la producción de ropa aumente un 63% de aquí a 2030, pasando de los 62 millones de toneladas a los 102 millones. 

Se espera que la producción de ropa aumente un 63% de aquí a 2030, pasando de 62 millones a 102 millones de toneladas

La vida útil de las piezas de ropa y calzado es cada vez más corta, mientras que la huella de carbono sobre el planeta va en dirección ascendente.  Sin embargo, la Comisión Europea se ha decidido a poner freno a esta problemática, elaborando una nueva estrategia industrial que busca acabar con el fast fashion y la impunidad de las firmas de moda que no respeten el medio ambiente y el bienestar de sus trabajadores. 

Para ello, el organismo ha lanzado toda una serie de medidas que pretenden combatir el exceso de producción y promover el uso de materiales reciclados, la reducción de residuos textiles y un modelo de negocio más justo y transparente en toda la cadena de suministros. 

Ropa más duradera, sostenible y reciclable

«Para 2030, los productos textiles disponibles en el mercado de la UE serán duraderos y reciclables, en su mayoría fabricados con fibras recicladas […]. Los consumidores podrán disfrutar de productos textiles de alta calidad y asequibles durante más tiempo, mientras que el concepto de ‘moda rápida’ quedará obsoleto», expresaba así la Comisión Europea en el Parlamento de la UE en un comunicado de marzo de 2022. Partiendo de esta premisa, la Comisión pretende abordar esta cuestión desde el mismo diseño de la pieza, mejorando su calidad y composición para así aumentar su durabilidad. 

Con tal propósito, la UE plantea la producción de textiles fabricados en gran medida con fibras recicladas, libres de sustancias tóxicas, y evitar la mezcla de materiales para asegurar un efectivo sistema de clasificación y reciclaje. Además, la hoja de ruta que se pretende seguir prohíbe la destrucción de productos no vendidos o devueltos, así como la exportación de residuos textiles a otros países. «Las grandes empresas deberán hacer público el número de productos que desechan o destruyen, y su tratamiento posterior en cuanto a preparación para la reutilización, el reciclaje, la incineración o el depósito en vertederos», afirmó la Comisión. 

Por otro lado, el texto introduce el término «responsabilidad ampliada del productor», según el cual el fabricante asume una mayor responsabilidad sobre su producto, debiendo conocer en todo momento el ciclo de vida de la pieza y velar por ella desde el momento de su creación hasta que es transformada en desecho.  De esta forma, se promueven prácticas más sostenibles, como el reciclaje y la reutilización, disminuyendo así la cantidad de residuos que llegan a los vertederos. Asimismo, la gestión del producto al final de su vida útil puede llegar a crear oportunidades de empleo en el sector vinculados a la gestión de residuos y la economía circular.  

La importancia de la transparencia: por una moda ética y sostenible

Uno de los ejes fundamentales de esta iniciativa es garantizar la transparencia de los fabricantes y proporcionar al consumidor una información clara y veraz sobre el producto que está adquiriendo, facilitando así que apueste por una moda ética y sostenible. Con el fin de asegurar este punto, la Comisión ha trazado toda una serie de garantías y mecanismos digitales que permitirán verificar que las empresas cumplen con los futuros requisitos que se plantean en la propuesta. 

Las firmas de moda sólo podrán autodenominarse como «verdes» si cuentan con los certificados o etiquetas que así lo confirmen

Por un lado, se establecerán no solo etiquetados sobre la composición de la pieza de ropa o de la presencia de elementos de origen animal, sino que también se proporcionará información vinculada a su durabilidad, sostenibilidad y circularidad. En este sentido, la Comisión tiene el objetivo de romper con el greenwashing, también conocido como «postureo verde». 

De esta manera, a partir del 2030, las firmas de moda únicamente podrán autodenominarse como «verdes» si cuentan con los certificados o etiquetas que así lo confirmen. Además, dichas marcas deberán presentar un análisis exhaustivo del ciclo de vida de sus productos y especificar si la sostenibilidad proviene de una parte concreta del producto o de su totalidad. En cuanto a la ética empresarial, los fabricadores deberán garantizar que se están respetando los derechos de todos sus trabajadores y quedará prohibida la comercialización dentro de la UE de productos que hayan sido elaborados a través de trabajo forzoso o infantil. 

Para lograr afianzar estos requisitos, la Comisión ha creado herramientas digitales como el denominado Pasaporte Digital de Productos, un mecanismo que permitirá verificar si se cumple o no con las normativas del reglamento, y que expondrá de forma detallada el ciclo de vida de la pieza de ropa o calzado, así como el tipo de producción, el país en el que se ha elaborado el producto y los responsables que hay detrás de la fabricación.