Nacida en 1940 en una familia de agricultores kĩkũyũ, el grupo étnico más numeroso de Kenia, Wangari Maathai mostró un gran interés por el aprendizaje y la educación desde muy pequeña, lo que le permitió acceder a una beca para estudiar en Estados Unidos y convertirse en pionera de muchas hazañas. Allí se licenció en Biología y se doctoró en Anatomía Veterinaria. Regresó a Kenia en 1966 y se incorporó a la Universidad de Nairobi como profesora e investigadora.
Fue la primera mujer africana en recibir el Premio Nobel de la Paz en 2004
En los años 70, Maathai empezó a involucrarse en el activismo social y político, denunciando la corrupción, el autoritarismo y el neocolonialismo del régimen de Daniel Arap Moi, presidente de Kenia entre 1978 y 2002. También se dio cuenta de los graves problemas ambientales que afectaban a su país, como la deforestación, la erosión del suelo y la escasez de agua. Fue entonces cuando tuvo una idea transformadora: plantar árboles.
Un símbolo de resistencia pacífica y empoderamiento femenino
En 1977 fundó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement), una organización que movilizó a miles de mujeres para reforestar sus comunidades con especies de árboles autóctonas. Los árboles proporcionaban sombra, alimento, leña, medicina y materiales para construir y vender. Además, las mujeres recibían una pequeña compensación económica por cada uno que plantaban. El objetivo era restaurar el ecosistema y mejorar las condiciones de vida de las personas más pobres y marginadas.
El Movimiento Cinturón Verde se convirtió en un símbolo de resistencia pacífica y empoderamiento femenino
Maathai no solo enseñaba a las mujeres a plantar árboles, sino también a participar en la toma de decisiones y defender sus derechos. Trabajó incansablemente para proporcionarles las herramientas necesarias con la que convertirse en agentes de cambio. Talleres de liderazgo o programas de capacitación en agricultura sostenible ayudaron a que las mujeres africanas se convirtieran en catalizadoras del desarrollo social y ambiental.
En 2002 Maathai fue elegida miembro del Parlamento de Kenia con el 98% de los votos en su circunscripción y ministra adjunta de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Conocida cariñosamente como “Mamá Árbol”, impulsó políticas para promover el desarrollo sostenible, la gestión participativa y el respeto a los derechos humanos. Participó activamente en foros internacionales como Naciones Unidas, donde fue nombrada Mensajera de la Paz en 2009.
Una fuente de inspiración para todos
En 2004, Wangari Maathai recibió el Premio Nobel de la Paz por su contribución al desarrollo sostenible, la democracia y la paz. Fue la primera mujer africana en obtener este galardón, que reconocía su liderazgo y su visión sobre los problemas globales. En su discurso de aceptación, Wangari Maathai habló de la importancia de proteger el medio ambiente, respetar los derechos humanos, así como promover la igualdad de género y fomentar la cultura de la paz. Su mensaje fue un ejemplo de sabiduría, de humildad y de esperanza.
Maathai falleció en 2011 a causa de un cáncer, pero su legado permanece vivo en las personas que siguen su ejemplo y su filosofía. Fue una mujer extraordinaria que demostró al mundo que los árboles son símbolos de vida, de esperanza, de dignidad y de libertad. Se convierten en aliados para combatir el cambio climático, la pobreza y la violencia, porque como decía Wangari: “Cuando plantamos árboles, plantamos las semillas de la paz y las semillas del amor”.