Categoría: Agenda 2030

El empleo que traerá la recuperación verde

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La crisis derivada de la pandemia de la Covid-19 ha puesto de manifiesto la importancia de reforzar la lucha contra el cambio climático y establecer criterios de recuperación en clave de sostenibilidad. En este marco el empleo verde será uno de los grandes beneficiarios en el futuro. Las previsiones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estiman que se crearán 24 millones de empleos verdes en los próximos años.

Cómo lidiar con la ecoansiedad

Vivimos en la época del Antropoceno, un concepto acuñado por el nobel de Química Paul Crutzen, y que viene a recordarnos que el impacto del ser humano en el planeta es cada vez más evidente. De ello no hay duda: la actividad humana está transformando la Tierra hasta el punto de alterar el clima. Antes de que la COVID-19 nos confinara en nuestros hogares, la emergencia climática movilizaba a millones de jóvenes de todo el mundo en manifestaciones multitudinarias. Ahora, el ciberactivismo sigue en marcha, denunciando que la crisis climática y la sanitaria no son dos realidades independientes: la salud de la Tierra y la del ser humano no son ajenas la una a la otra, como tampoco lo es nuestra salud mental

“La crisis climática podría precipitar nuevas condiciones psicológicas y empeorar las enfermedades mentales existentes entre los jóvenes que experimentan ansiedad climática, pero las omnipresentes brechas de datos impiden nuestra capacidad de actuar”, explican varios investigadores canadienses en el artículo Climate Anxiety in Young People: a Call to Action (Ansiedad climática en la gente joven: una llamada a la acción) publicado en The Lancet a principios de septiembre. Aún no somos plenamente conscientes de cómo el cambio climático puede afectar a la salud mental de las personas, sobre aquellas a las que el calentamiento global ha impactado directamente –a través de fenómenos meteorológicos extremos, hambrunas o inseguridad alimentaria, sequías…– y sobre aquellas altamente concienciadas que se sienten paralizadas ante un futuro incierto.  Con respecto a este segundo caso, en la última década, los psicólogos han constatado  que cada vez hay más personas que padecen un nuevo tipo de ansiedad vinculada a la crisis del clima, ansiedad que se presenta ante la impotencia de ver cómo el planeta se deteriora sin que nada de lo que hagamos sirva para frenarlo: la ecoansiedad o ansiedad climática

La ansiedad climática se presenta ante la impotencia de ver cómo el planeta se deteriora

Para la Asociación Estadounidense de Psicología, la ecoansiedad podría definirse como un miedo extremo a la incertidumbre que supone para el planeta y el ser humano el cambio climático. El problema llega cuando este miedo empieza a impedir que las personas desarrollen su vida con normalidad: dificultades para respirar, pesadillas, depresión, insomnio, incapacidad para tomar decisiones… Cada vez más profesionales de la psicología  s alertan de la importancia de prestar atención a estos síntomas relacionados con la crisis climática y que aparecen de manera más frecuente en edades más jóvenes, incluso en niños y niñas.  

Contra la ecoansiedad: activismo

Desde el Climate Reality Project –el movimiento de sensibilización sobre la emergencia climática, creado por el nobel y ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore– advierten del peligro a largo plazo de ese pánico al enfrentarse a las consecuencias del calentamiento global. Por eso, desde la plataforma, siguiendo pautas de diferentes asociaciones profesionales de la psicología, proponen tomarse muy en serio la ecoansiedad. Esta puede poner en jaque el futuro de la salud mental de quienes la padecen, aunque aún no se haya catalogado como enfermedad. 

La ansiedad climática es paralizante, pero hay una cosa que puede ayudar a nuestro cerebro a encontrar sosiego: el activismo. El Climate Reality Project y la Asociación Estadounidense de Psicología recuerdan que el primer paso para enfrentarse a cualquier enfermedad mental es reconocer los miedos y hablar de ellos. “Una buena manera para empezar a luchar contra la ecoansiedad es admitir que el mundo está cambiando y hablar de ello con tu círculo más cercano. La crisis climática no se puede resolver de manera individual y, por ello, lo mejor es unirse a algún grupo de activistas con quienes compartir miedos”, recomienda la organización de Al Gore. Muchas veces, darse cuenta de que no se está solo ayuda a gestionar el estrés.

Del activismo a la acción

Profesionales de la psicología alertan de que cada vez más personas presentan estrés y depresión relacionada con el clima

Compartir miedos con otras personas activistas nos lleva hacia un camino casi inevitable para quienes realmente quieren cambiar las cosas: la acción. “Conviértete en el cambio que quieres para el planeta”, repiten una y otra vez las consignas de la lucha medioambiental. Pero ¿cómo pasar a la acción? Para aplacar la sensación de ansiedad climática lo mejor es sentirse útil y ser consciente de que nuestra vida no empeora la situación del planeta. La clave está en aprender a vivir de manera más sostenible: reducir residuos, apostar por energías renovables, optar por un consumo responsable y de cercanía, y respaldar a marcas sostenibles y de impacto social positivo. 

En definitiva, la acción se basa en apoyar la transición ecológica y ser ejemplo de ella. Porque los cambios individuales llevan a otros colectivos y, como explican desde el Climate Reality Project, “si quieres luchar contra esos sentimientos de angustia que aparecen cada vez que lees noticias sobre la crisis climática, los pequeños cambios pueden marcar la diferencia en la salud mental y la del medio ambiente”.

La importancia de la formación

La formación es esencial para entender lo que le está ocurriendo al planeta, qué cambios en nuestras vidas se pueden llevar a cabo y comprender de verdad lo que significan los titulares apocalípticos que pueden encontrarse a diario. Ante la emergencia climática, la comunidad científica asegura que existen soluciones y que aún estamos a tiempo de revertir los efectos. Hay esperanza para nuestro planeta. Por eso, la educación es fundamental para empoderar a la ciudadanía, y no solo a la población joven. Para educarse y formarse, además, es imprescindible acudir a fuentes fiables como el programa de cambio climático de la NASA, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) o las Naciones Unidas

Si a pesar de tomar consciencia de la problemática e involucrarse en su solución, los síntomas relacionados con la ecoansiedad siguen impidiendo el desarrollo de una vida normal, lo más importante es acudir a un especialista. Y, sobre todo, no juzgar a las personas que nos confían sus miedos, ansiedades y preocupaciones. La salud mental, al igual que la del planeta, no es un juego.

Teresa López: “Recuperar la España vaciada no se hará realidad si a sus habitantes se nos trata como ciudadanos de segunda”

Cada 15 de octubre se celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales. Este año, Fademur organiza una jornada online bajo el título Las mujeres en la agricultura familiar: equidad de género y liderazgo con la participación de expertas, emprendedoras y representantes de distintas administraciones y empresas.

Entrevistamos a Teresa López, presidenta de Fademur, para desgranar los diferentes problemas que atañen a la España rural y al 50% de su población, como es el acceso femenino a órganos de gobernanza de la actividad agraria o la introducción de tecnologías y la digitalización para facilitar la incorporación de la mujer a la economía vinculada al campo.

¿Cuál es la situación de la mujer en el medio rural en este momento, y en concreto en las explotaciones agrícolas familiares, tema que centra este año vuestra jornada del Día Internacional de las Mujeres Rurales?

Este 15 de octubre se habla de las mujeres en el conjunto del territorio rural, pero prestando especial atención a la agricultura y ganadería. La mujer siempre ha trabajado en el sector primario, pero en demasiadas ocasiones de una manera invisible, sin considerar su trabajo como un empleo, sino tratándolo de ayuda familiar. Hemos avanzado en los últimos años, pero todavía falta muchísimo por hacer. Ahora estamos en un momento crítico y determinante por varios motivos. Estamos en el decenio de la agricultura familiar impulsado por Naciones Unidas, que tiene como objetivo que los países del mundo se animen a legislar y a promulgar políticas que protejan especialmente a las explotaciones familiares, que son las principales productoras de alimentos sanos, seguros y de calidad. Y en ese marco están las mujeres, que además son las que vertebran el territorio fijando población, creando paisaje, luchando contra los incendios forestales, protegiendo la biodiversidad… 

En las explotaciones familiares, hemos avanzado con la Ley de Titularidad Compartida, un avance legal pero no real: todavía hay desidia y falta de información. Por eso, aunque es un derecho, hay muchas mujeres que lo desconocen y no se está haciendo efectivo. La titularidad compartida reconoce los mismos derechos por el mismo trabajo en cuanto a la gestión de la explotación, lo que debería ayudar a identificar a esas explotaciones que son el núcleo duro de la estructura actual. 

¿De qué más aspectos se va a debatir durante la jornada?

Vamos a hablar del emprendimiento de las mujeres en la actividad económica del mundo rural, vinculada con la agricultura, con la transformación agroalimentaria y con otras oportunidades que surgen a través de la economía verde y circular. Además, vamos a tratar sobre cuál es nuestra situación en los órganos de decisión de las organizaciones donde se decide el futuro del mundo rural: organizaciones de productores, cooperativas, comunidades de regantes o grupos de desarrollo rural. La Ley de Igualdad supuso un impulso, cada vez estamos más representadas en los órganos intermedios, pero las dificultades para llegar a los órganos realmente representativos es la misma. 

“Las nuevas tecnologías podrían transformar el mundo rural de un día para otro”

Hablaremos también de las oportunidades que surgirán cuando la digitalización del territorio rural sea una realidad. Si algo hemos descubierto con esta pandemia es que las nuevas tecnologías podrían transformar el mundo rural de un día para otro: facilitan el teletrabajo y permiten potenciar alimentos de la máxima calidad fuera del ámbito comarcal para que el conjunto de la población pueda disfrutar de esos sabores que creíamos que dejaron de existir.

Pero para ello primero ha de llegar la conexión, cerrar la brecha digital.

Para el mundo rural es determinante. Hay muchísimos trámites relacionados con la Administración que solamente se pueden hacer a través de internet y con un certificado digital. Por ejemplo, nos encontramos con la paradoja de haya gestiones que solo se pueden realizar a través de internet, pero que haya muchos usuarios que no tienen acceso ni cobertura en sus domicilios. Se necesita una solución urgente: necesitamos que llegue esa comunicación y que lo haga, además, de una manera accesible. 

¿Qué puede aportar el mundo rural a la recuperación post-COVID?

Puede aportar todo. Durante esta pandemia ha seguido aportando todos esos alimentos sanos, seguros y de calidad. No se ha roto en ningún momento la cadena alimentaria y eso es algo que debemos tener en cuenta y reconsiderar. En esta transición ecológica de la que se está hablando, con los planes de reconstrucción que se están presentando, el mundo rural puede y debe de jugar un papel clave. La economía verde, circular o azul podrían servir para que los territorios rurales encuentren una fuente y una oportunidad económica para desarrollarse, generar riqueza y vertebrar. 

Por otro lado, otro de los objetivos prioritarios es avanzar en la cohesión territorial. La despoblación es grave: el 80% del territorio es rural, pero solamente el 20% de la población vive en él. Se trata de un desequilibrio demográfico que tendremos que corregir. Por tanto, tenemos que centrar los esfuerzos hacia la generación de oportunidades y facilitar que quienes ahora ya están en el mundo rural, se puedan quedar allí. Si algo están demostrando las mujeres rurales es que tienen muchísimas ganas, empeño, emprenden… y lo que necesitan es que deje de haber trabas a la hora de poner en marcha esos emprendimientos, que se facilite desde el punto de vista de las políticas públicas, y que se apoye el acceso a la financiación. Con todo eso conseguiríamos impulsar de verdad la actividad económica de estas zonas, además de todo lo que se pueda generar a raíz del impulso de las nuevas tecnologías que son determinantes para transformar el mundo rural.

Reducir la brecha digital, apoyar el emprendimiento local y la innovación social…  ¿qué más es necesario para repoblar la España vaciada?

Los servicios: nada de esto podrá hacerse realidad si a los habitantes del mundo rural se nos trata como ciudadanos de segunda. En demasiadas ocasiones se están utilizando protocolos obsoletos, porque se diseñaron en un momento en el que el perfil poblacional era totalmente distinto y, por lo tanto, tenemos que adaptarlos y tener en cuenta esas nuevas tecnologías. 

“Cuando los servicios públicos de cuidado no llegan, son las mujeres las que se ocupan de prestarlos en el seno de la familia”

No olvidemos que cuando los servicios públicos de cuidado, tanto de mayores como de menores, no llegan, son las mujeres las que se ocupan de prestarlos en el seno de la familia. Es una deuda y una triple jornada que está echando para atrás a muchas mujeres que deciden irse, porque buscan tener un desarrollo pleno personal y familiar, pero también profesional. 

¿Sale especialmente dañada la mujer rural de la COVID-19?

Las mujeres hemos sido las grandes afectadas por esta pandemia y en el mundo rural, con las peculiaridades que tiene, más. Cuando hablamos de mujer rural siempre decimos que hay una doble discriminación: por ser mujer y por vivir en un territorio con menos servicios. A lo mejor en una ciudad es más sencillo organizarse y facilitar que los niños pudieran seguir haciendo los deberes conectados de alguna manera con el colegio, utilizando nuevas tecnologías, con una cobertura adecuada… en el mundo rural ha sido mucho más complicado. Determinados servicios se han tenido que suplir de una manera más imaginativa y muchas veces han sido las madres las encargadas de poner en marcha esa creatividad y han acabado por diseñar sistemas más complejos: carteros rurales que llegaban con los deberes, o el alcalde o la alcaldesa. A esto hay que añadirle que hemos sufrido el cierre de los centros de salud de atención primaria: se han reorganizado los servicios comarcales, lo que provocó que las mujeres se vieran obligadas a hacerse cargo de los cuidados del día a día y de los transportes, con dificultades añadidas cuando convives con personas mayores. 

¿Qué mensaje le lanzas a las niñas, pero también a los niños, de nuestros pueblos?

El mundo rural tiene futuro: que piensen y que sueñen qué es lo que quieren hacer y en qué quieren ver convertido su propio pueblo. Durante demasiado tiempo se ha inculcado la idea de que para tener un futuro prometedor había que emigrar. Ahora, estamos convencidas de que el mañana de las próximas generaciones va a pasar por el mundo rural.

Alimentos Solidarios: alianza contra la COVID

En uno de los momentos más duros de la pandemia, Fademur y Red Eléctrica unieron sus esfuerzos para poner en marcha la iniciativa #Alimentos_Solidarios. Teresa López explica que este proyecto “nació para dar una respuesta inmediata a dos situaciones comprometidas: la de las explotaciones que proporcionan productos de la máxima calidad, pero cuyos canales de comercialización se habían visto interrumpidos, y la de los colectivos más vulnerables, aislados en pueblos muy pequeños en plena pandemia”. 

La iniciativa, de la que López hace un balance “extraordinario”, ha repartido 135.300 raciones de comida en 24 provincias de 13 comunidades autónomas con el apoyo de 71 organizaciones, desde ONG hasta hospitales o servicios sociales, y de 70 productoras locales o familiares. Así, se dio salida a un producto perecedero cuyo coste de mantenimiento era imposible de asumir para los agricultores y ganaderos, a la vez que se ayudó a personas en una situación complicada que podría haber sido crítica sin esta iniciativa.

¿Puede la industria de la moda mantener su compromiso con el medio ambiente?

¿Alguna vez te has preguntado cuánto cuesta todo lo que tienes en tu armario? No en concepto monetario, sino en términos medioambientales. Los pantalones vaqueros, las camisas, las camisetas, los abrigos e incluso los accesorios pasan una factura cada vez más cara al planeta Tierra. Tintar un pantalón vaquero a la venta por 20 euros, por ejemplo, le cuesta al planeta 7.500 litros de agua. Para producir una camiseta de algodón, por otro lado, se necesitan más de 2.200 litros de agua, el equivalente a 440 garrafas de 5 litros.

En 2050, esta industria podría representar un cuarto de las emisiones de CO2 a nivel mundial y es que emite más dióxido de carbono que los vuelos internacionales y el envío de mercancías juntos y se lleva el 20% del gasto mundial de agua. Consciente de ello, la propia industria se puso manos a la obra durante la última década para apostar por el mantra ‘reducir, reutilizar, reciclar’ y consiguió encauzarse hacia una producción más sostenible. Sin embargo, la llegada del coronavirus está poniendo en peligro hábitos ecológicos como la reventa o el alquiler de ropa. ¿Corremos el riesgo de ir marcha atrás?

La sostenibilidad se refuerza tras la pandemia

Antes del confinamiento, el alquiler de ropa empezaba a parecer una solución buena para esas prendas que solo se ponían una vez en bodas, bautizos o comuniones y luego se iban al fondo del armario o, directamente, a la basura. No solo se trataba de ahorrar dinero, sino también de ser más sostenible al usar la misma prenda distintas personas y, en consecuencia, reducirse considerablemente la producción. Tiendas como H&M o Gunni fueron pioneras en probar suerte en 2019 con proyectos piloto y poco a poco empezaron también a aparecer plataformas virtuales de alquiler de moda. 

El consumo sostenible representa un tercio del consumo de moda

Con una generación joven mucho más concienciada con el consumo sostenible -y que representa más de un tercio del consumo de moda- las tiendas de segunda mano también estaban adquiriendo un nicho importante. Incluso los expertos vaticinaban que en 2022 el sector de la segunda mano superaría incluso al mercado del lujo. La llegada de la pandemia obligó tanto a unas como a otras a buscar alternativas (tiendas online improvisadas, cuarentenas de ropa, etc) tras ver caer los ingresos como resultado del confinamiento y el miedo al virus. La desinfección de prendas se convirtió entonces en garantía imprescindible por parte del consumidor para seguir comprando ropa no desechable. 

Y sin embargo, consiguieron seguir adelante. Quedó demostrado que la sostenibilidad no ponía en riesgo la salud y se evidenció, la importancia de transformar la industria en una que no pusiera en peligro los recursos del planeta: el coronavirus nos ha enseñado que la moda sostenible es más democrática, más justa y más “sana” para la Tierra, por tanto, más sana para la humanidad. Los consumidores siguen recurriendo a Vinted o Wallapop para comprar y vender ropa de segunda mano, igual que parte de las ‘influencers’ españolas que, inevitablemente, generan un mayor interés en este sector.

Con todos estos aspectos en la mesa, un estudio sobre la moda sostenible realizado por la Boston Consulting Group durante la pandemia propuso cuatro soluciones inmediatas para encaminar la moda hacia el verde: proteger a los trabajadores, resolver problemas de inventario para mantener la cadena de valor, implementar la sostenibilidad como tema central en las estrategias de recuperación del negocio y acelerar la transparencia buscando objetivos con un impacto positivo en el medio ambiente. 

El talento del futuro será sostenible

¿Qué es lo que viene entonces en el futuro? Todo apunta a que ocurrirá el efecto contrario al que tememos: la industria de la moda adquirirá un mayor compromiso con la sostenibilidad. El alquiler de prendas, la ropa de segunda mano y el reciclaje continuarán siendo una prioridad para esta generación joven y para las venideras. Tal y como apunta la revista Forbes, “cualquier compañía de moda que quiera atraer talento va a tener que trabajar con la sostenibilidad y la responsabilidad social como prioridad, ya que el talento del futuro solo querrá trabajar en una empresa que así lo haga”. 

La industria de la moda adquirirá un mayor compromiso con la sostenibilidad

Nkwo Onwka es una diseñadora que ha dedicado su carrera en la moda a la sostenibilidad, recolectando las pilas de ropa que llegaban a los mercados de Lagos (Nigeria) de otros países para convertirlas en nuevas prendas. En junio habló con el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas para analizar de qué manera el coronavirus iba a influir en la industria de la moda. “El Covid-19 es una oportunidad para reconceptualizar el diseño y la producción, pero también para enseñar a consumir de forma sostenible”, apuntaba en la entrevista entonces. 

“Significa pensar en pequeño -producir menos cantidad de más calidad- y hacerlo con menos derroche y con condiciones de trabajo dignas. Otra diseñadora sostenible, Elle L. añadía: “La moda está entre el arte y la utilidad, y precisamente por eso tiene el poder y la responsabilidad de encontrar una buena solución que nos ayude, ahora más que nunca, a volvernos más sostenibles, fuertes y saludables”.

Antonio Calvo: “Las empresas debemos asumir que la sostenibilidad es una condición sine qua non”

Antonio Calvo

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible cumplen cinco años en un contexto de máximo compromiso institucional y empresarial, en el que la Agenda 2030 marca el rumbo. Hablamos con Antonio Calvo Roy, director de Sostenibilidad del Grupo Red Eléctrica sobre cómo se integra esta hoja de ruta verde en la compañía con motivo del primer aniversario del blog Red 2030. Para Calvo Roy, la creación de este espacio que da voz a la sostenibilidad dentro y fuera de la empresa, “fue muy relevante porque no solo es importante hacer cosas sino contarlas. Hace ya tiempo que el buen paño no se vende en ningún arca”.

Este año iba a ser el comienzo de la Década de Acción para los ODS. Sin embargo, la irrupción de la COVID-19 ha hecho saltar por los aires todas las certezas. ¿Cuál es el impacto de la crisis sanitaria y económica en la consecución de la agenda para el desarrollo sostenible?

Todos estamos, primero, tratando de encajar el golpe que supuso la pandemia y el cierre de la sociedad en su conjunto, de buena parte de la economía … con la necesidad de tener que aprender a trabajar de otra manera, desde lejos, con sus ventajas e inconvenientes. Como poco, supondrá un retraso notable y distraerá de muchos objetivos. Nos va a pasar como siempre: que lo urgente no deja paso a lo importante. Desde luego es urgente e importante combatir esta pandemia y sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas, pero si eso hace que se retrase, por ejemplo, el combate contra el cambio climático –que es imprescindible– o algún otro aspecto de los ODS –también esenciales–, tendrá consecuencias negativas a futuro.

¿Crees que llegaremos a tiempo de cumplir con esa agenda global con horizonte 2030?

Soy optimista, pero no creo que, en su conjunto, lleguemos a la Agenda 2030. Pero sí en algunas cuestiones concretas. Algunas empresas llegarán más que otras, algunas lo harán en unos aspectos y otras, en otros. Lo importante no es tanto llegar como recorrer el camino marcado y no dar pasos hacia atrás. El problema de la crisis puede ser no solo que nos desviemos del camino, sino que retrocedamos en algunas exigencias, porque pensemos que no es el momento o que hay otras prioridades. Ese es el gran riesgo. Tenemos que tratar de seguir pensando que lo vamos a cumplir y que tenemos que hacerlo. Luego, cuando lleguemos al 2030, ya veremos de lo que hemos sido capaces, celebraremos aquello que hayamos conseguido y deberemos ser más exigentes en lo que no. Porque lo que probablemente nos ocurra es que algunos de esos objetivos se cumplan con creces y, por lo tanto, a mitad de camino –en 2025 o 2026– haya que hacer una revisión para ser más exigentes con ellos.

“Todas las empresas deberían pensar que la sostenibilidad es una condición sine qua non

¿Qué papel deben ejercer las empresas para contribuir a la consecución de la Agenda 2030 en estos momentos?

Las empresas no podemos olvidar qué es lo importante, ni los objetivos que nos habíamos marcado. Probablemente habrá que hacer algo más de trabajo, porque tampoco podemos dejar de estar en guardia contra la pandemia y llevar a cabo todas las medidas necesarias para erradicar y controlar la enfermedad. Pero eso tenemos que hacerlo sin descuidar todo lo demás. Ese es el papel de las empresas ahora: no desviarnos del camino que nos habíamos marcado y asumir que la sostenibilidad es una condición sine qua non. Y En Red Eléctrica estamos verdaderamente convencidos de ello, no es una pose.

¿En qué ámbitos de los ODS se enfoca el Grupo Red Eléctrica? ¿Cuáles son sus prioridades? 

En Red Eléctrica hemos hecho el ejercicio de analizar en qué ODS impactamos más. Es un ejercicio muy sano y que se debería extender, porque es evidente que todos tenemos que tratar de favorecer los 17 objetivos en su conjunto. Pero también parece claro que una empresa como Red Eléctrica puede hacer mucho más en el ámbito de la energía sostenible que en cualquier otro, porque es su principal área de trabajo y ahí tendrá una repercusión social muchísimo más importante. Por eso, destacamos una serie de objetivos en los que nuestro impulso iba a ser más eficaz. Eso no quiere decir que no debamos trabajar en los demás, sino que los esfuerzos que hagamos en esos objetivos en concreto, para la sociedad en su conjunto, van a ser mucho más rentables. Y, por lo tanto, si cada empresa hace el mismo ejercicio, entre todas cubriremos todos los ODS de una manera mucho más eficaz que si todos dedicamos el mismo esfuerzo a los 17.

"Nos hemos propuesto en una década alcanzar el vertido cero o eliminar la brecha digital"

¿Cuál es la hoja de ruta del Grupo en materia de sostenibilidad y cómo mide sus avances y el cumplimiento del camino trazado? 

Nosotros hemos dedicado esfuerzos a encontrar métricas, para medir de una manera eficaz lo que hacemos. Y el pasado año presentamos una lista de once objetivos con horizonte 2030 que concretan las cuatro prioridades de sostenibilidad del Grupo: descarbonización de la economía, cadena de valor responsable, contribución al desarrollo del entorno y anticipación y acción para el cambio. En cada una de estas áreas a su vez hemos definido dos o tres metas concretas de forma que podremos fiscalizarlas, medirlas, podremos ver si avanzamos correctamente. Por ejemplo, nos hemos propuesto en una década alcanzar el vertido cero o eliminar la brecha digital en el entorno de nuestras instalaciones. Estos 11 objetivos y las métricas asociadas nos permitirán analizar si estamos en el camino correcto y si nuestros esfuerzos están obteniendo los resultados esperados.

A la hora de hablar de la salida de la crisis se habla de dos mega tendencias: sostenibilidad y digitalización. ¿Por qué?

La digitalización ayuda mucho a la sostenibilidad porque evita derroches y facilita nuestro día a día. Lo hemos visto durante el confinamiento. Gracias a la digitalización entendida en sentido amplio, incluyendo las telecomunicaciones, hemos podido trabajar en remoto. Aunque ha sido el efecto de una situación trágica, quizás sirva para empezar a tomarnos esta nueva forma de trabajo que hace que haya menos desplazamientos, menos tráfico, menos contaminación. Y esto es solo un ejemplo. Hay que aprender de la digitalización y hay que sacarle todo el jugo que se pueda porque es una gran aliada de la sostenibilidad. 

Hace no tanto, hablábamos de responsabilidad social corporativa (RSC). Ahora, lo hacemos de sostenibilidad y el término está en boca de todos. ¿A qué se debe este cambio? ¿Hay algo de moda en este renovado impulso?

En su momento la responsabilidad social fue un buen avance con el que las empresas se dieron cuenta de que no bastaba con cumplir la ley, que había que ir un poquito más allá. El concepto de sostenibilidad es mucho más amplio que el de RSC porque incluye todos los factores que tienen que ver con el desarrollo de la empresa y de la sociedad en su conjunto. Es una mirada más aguda, que lleva más lejos, y que al mismo tiempo está más atenta a los detalles próximos. Pero hay que tener cuidado porque hay un riesgo grande de sucumbir a esa tendencia de ‘pintarse de verde’. Por eso, es importante que haya índices y escrutinios y que las empresas se sometan a ellos para demostrar que es verdad lo que dicen y que todos sus comportamientos son sostenibles. De hecho, los inversores ya se están tomando muy en serio estos estándares.

5º Aniversario de los ODS: “17 dedos sobre 17 llagas”

Como cada 25 de septiembre desde 2015, los ODS celebran su aniversario, este año el quinto. Para Antonio Calvo Roy, se ha avanzado mucho en los últimos tres en su visibilidad, “pero hace falta que se conozcan mejor, por lo que significan como toma de conciencia personal de la finitud del planeta y la necesidad que tenemos todos de hacer cosas y de trabajar para poder seguir viviendo como hasta ahora”.  Y añade: “los ODS ponen 17 dedos en 17 llagas y en todas ellas hay que trabajar de la manera más eficaz posible. En este sentido, lo que falta es que se haga todavía más conocidos, más populares y nos responsabilicemos todos empresarialmente, pero también personalmente, del cumplimiento de un comportamiento acorde a lo que reflejan”.

Cinco años caminando hacia el futuro

Hace algo más de un año, la película Campeones arrasaba en la gala de los premios Goya. Sus protagonistas subían al escenario a recoger sus galardones con unos coloridos pines circulares en las solapas. En Twitter, miles de personas preguntaban qué era aquello. ¿Una manera de reclamar la diversidad y la inclusión? En cierto modo, así era: se trataba de la insignia circular que representa la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) firmados en septiembre de 2015 en París. 

Esta semana se cumplen cinco años desde que los países miembro de las Naciones Unidas se adhirieron a ese gran pacto global para continuar la hoja de ruta ya trazada en los Objetivos de Desarrollo del Milenio: conseguir que en 2030 el planeta sea un lugar más próspero, más igualitario y más justo para todos sus habitantes. En su informe anual sobre los avances en el cumplimiento de los objetivos, este año Naciones Unidas destaca los progresos que se han logrado en algunos ámbitos como la salud maternoinfantil, el acceso a la energía eléctrica o el aumento de la representación de mujeres en los gobiernos. Del otro lado, los principales obstáculos se han encontrado en el incremento de la seguridad alimentaria y la desigualdad y el daño a los ecosistemas. 

2020, un año para reforzar los esfuerzos en sostenibilidad

Hace ahora un año, en septiembre de 2019, los firmantes de París solicitaron declarar un decenio de la acción para movilizar más recursos y mejorar la aplicación de las medidas a nivel nacional para cumplir los objetivos a tiempo sin dejar a nadie atrás. Entonces, ninguno de ellos imaginaba el futuro: 2020 marcaba el inicio de una década crucial para impulsar el ritmo y redoblar los esfuerzos. Sin embargo, tras la llegada de la pandemia, el último documento presentado por la ONU el pasado mes de julio reconoce que el coronavirus ha sido una lastre en los sistemas de salud, la economía y el acceso a la educación. António Guterres, secretario general del organismo, incide en que las poblaciones más vulnerables han sido de nuevo quienes más han sufrido el azote de la covid-19, y que el número de personas que padecerán hambre y pobreza extrema se medirá por millones. 

El secretario general de Naciones Unidas alerta de los nuevos riesgos que se suman a unos problemas ya existentes

«No voy a decirles que todo está bien. Necesitamos ser honestos», reconocía Guterres a los participantes del Foro Político de Alto Nivel que revisa los avances en el cumplimiento de la Agenda. En esa reunión, recriminaba a los gobernantes por «no tomarse en serio los Objetivos de Desarrollo Sostenible», por ejemplo en materia de solidaridad o cooperación internacional. Así, el secretario general alertaba de los nuevos riesgos que se suman a unos problemas que ya existían antes, como la pobreza, el cambio climático, la desigualdad de género y el déficit de financiamiento al desarrollo. 

Entre las conclusiones del informe, las más preocupantes son algunas de las que se refieren a esos objetivos. Según los cálculos del organismo, 71 millones de personas volverán a caer en la pobreza extrema debido a la crisis económica y laboral generada por la pandemia, lo que revertiría la tendencia a la mejora que venía produciéndose desde 1998. La falta de recursos sanitarios, el cierre de instalaciones médicas y la reducción en el acceso a servicios de nutrición y alimentación se traducirán en un incremento en los fallecimientos de mujeres y niños menores de cinco años. Además, el organismo alerta de los perjuicios  para los habitantes de los barrios marginales de las ciudades –especialmente vulnerables a la escasez de luz o agua corriente– y de los escolares, ya que el cierre de escuelas ha afectado al 90% de los estudiantes de todo el mundo y ha propiciado que más de 370 millones de niños pierdan las comidas escolares de las que dependen. 

Sin las sinergias público-privadas y el compromiso social no conseguiremos alcanzar las metas dibujadas

En el documento se subraya asimismo que el cambio climático continúa avanzando imparable: el año pasado fue el segundo más cálido desde que existen datos, y supuso la culminación de la década con las temperaturas más altas jamás registradas. La degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y la acidificación de los océanos agravan aún más uno de los objetivos clave para cumplir con la Agenda 2030. «En un momento en el que necesitamos desesperadamente ir hacia adelante, el coronavirus nos puede atrasar años, incluso décadas, dejando a los países con retos fiscales masivos y crecientes. La crisis nos aleja aún más de los ODS», advertía Guterres.

Si antes de la irrupción del coronavirus en nuestras vidas cumplir con los ODS era imprescindible para garantizar un planeta habitable y justo para las próximas generaciones, la pandemia ha hecho el reto más difícil, pero aún más necesario: sin las sinergias público-privadas y el compromiso social no conseguiremos alcanzar las metas dibujadas en esa gran hoja de ruta de la sostenibilidad global. Un año y medio más tarde de la gala de la que hablábamos al inicio, esos colores que pintaban la solapa de los actores de Campeones son más reconocibles que entonces por los ciudadanos. Aunque aún queda mucho por hacer, el mundo es hoy mejor que hace un lustro y, en medio de la tormenta del coronavirus, la Agenda 2030 es el timón que conseguirá llevar a buen puerto el barco en el que viajamos todos.

Red 2030 celebra su primer aniversario

Por las mismas fechas en las que los líderes mundiales se comprometían a acelerar la acción veía la luz Red 2030, el proyecto de Red Eléctrica de España en torno a la transición energética y los ODS. Un espacio que nace para divulgar contenidos relacionados con la implementación de esta gran agenda global que aborda de forma transversal los grandes retos a los que se enfrenta el ser humano. 

Red Eléctrica de España tiene marcados once objetivos para implementar la Agenda 2030

Se trata de una iniciativa que se suma a la estrategia transversal de la organización en su compromiso con la Agenda 2030. Como daban a conocer el pasado mes de octubre, la entidad tiene marcados once objetivos para implementarla, en una tarea que abarca desde reducir el 40% de sus emisiones antes de diez años a integrar el 100% de las energías renovables en el sistema eléctrico, pasando por lograr la paridad de género en el equipo directivo, entre otros.

En estos doce meses, la revista se ha convertido en un espacio de debate en el que se han abordado temas que van desde la economía a la despoblación, así como una amplia cobertura medioambiental, incluida la de la COP 25, celebrada en Madrid en diciembre del pasado año. Así, el propósito final de Red 2030 se alinea con el compromiso de sostenibilidad de la compañía y contribuye a crear un espacio de alianzas que, más allá de ser el objetivo número 17 de la lista, es necesario para conseguir cumplir todos los demás. 

¿Cómo afecta la alfabetización a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU?

alfabetización

Más allá de consistir en la enseñanza de la lectura y la escritura, la alfabetización es una fuerza motriz del desarrollo sostenible. No solo beneficia a la sociedad que apuesta por ella, sino que constituye una pieza fundamental en el progreso de la humanidad, y ayuda a erradicar la pobreza y el abuso infantil. Con esta idea en el horizonte, la UNESCO, la rama de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, lleva desde 1946 luchando contra el analfabetismo, que se presenta como un obstáculo en el camino para garantizar el derecho universal a la educación. Por eso, cada 8 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Alfabetización, un recordatorio para que todos los actores de la sociedad reflexionen sobre el gran reto que supone acabar con este problema.

A grandes rasgos, el proceso de alfabetización hace principalmente referencia a la adquisición de competencias básicas de lectura y escritura: dos capacidades que facilitan no solo la integración social, sino que favorecen una mejor calidad de vida. Sin embargo, el término abarca mucho más que la lectura, el cálculo y la escritura, y se presenta como un medio a través del cual identificar, comprender, interpretar, crear y comunicar sobre la realidad. Es precisamente por eso que la alfabetización permite una mayor participación en el mercado laboral, lo que, a su vez, mejora la salud y la alimentación, reduce la pobreza, y amplía las oportunidades de desarrollo personal durante la vida. En definitiva, permite el empoderamiento de las personas.

Cerca de mil millones de personas de todas las edades carecen de las capacidades básicas de lectura, escritura y cálculo

En las últimas décadas se ha producido un avance significativo en este sentido: la analfabetización se redujo en un 25% en los jóvenes entre 1990 y 2015, según la UNESCO. Sin embargo, todavía hoy, cerca de mil millones de personas de todas las edades carecen de las capacidades básicas de lectura, escritura y cálculo. Por este motivo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 de la Agenda 2030 de la ONU busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Se trata, cuando menos, de un objetivo ambicioso cuya consecución se ha visto ralentizada con la irrupción del coronavirus.

Si bien a inicios de año más de la mitad de los niños y adolescentes del planeta no alcanzaban los estándares mínimos de ciertas competencias, la pandemia ha nublado cualquier esperanza a corto plazo, ya que ha dificultado el acceso a la educación básica. Durante este año, según datos de la UNESCO, el 91% de los estudiantes alrededor del mundo se han visto afectados de una u otra manera a causa de la COVID-19. En el mes de abril, de hecho, se han llegado a contabilizar hasta 1.600 millones de niños y jóvenes de todo el mundo que no han ido a la escuela y más de 369 millones de niños que dependían de los comedores escolares se han visto afectados por el cierre de las instituciones. Además, durante estos meses ha quedado al descubierto la existencia de una barrera digital que ha impedido que muchos jóvenes puedan seguir con su educación a distancia.

El 91% de los estudiantes del mundo se han visto afectados por la COVID-19

Aunque la incertidumbre se cierne todavía sobre el próximo curso escolar, desde la UNESCO han puesto ya en marcha una serie de acciones para contrarrestar el efecto del coronavirus en la educación. Además de supervisar globalmente los cierres de las escuelas a nivel nacional y local, se ha creado la “Coalición Mundial para la Educación COVID-19”, una alianza multisectorial entre Naciones Unidas, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil diseñada para la creación de soluciones —y alternativas— innovadoras orientadas, en gran parte, a reducir la brecha digital.

Según han anunciado desde la organización, el objetivo es corregir el preocupante rumbo adquirido durante los últimos meses a través de distintas metas: ayudar a los estados a movilizar recursos e implementar soluciones innovadoras y adecuadas, buscar soluciones equitativas para un acceso universal, garantizar respuestas coordinadas y evitar un solapamiento de esfuerzos (o derroche de los mismos) y facilitar la vuelta de los estudiantes a las escuelas para reducir las tasas de abandono escolar.

En este sentido, la alfabetización es una de las principales metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su impulso también ayudará a una recuperación justa tras la pandemia: contribuirá a garantizar el desarrollo sostenible, pero también un mundo más justo, democrático y en paz.

Brecha digital de género: ¿una tarea pendiente en España?

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Las mujeres tienen cada vez más presencia en el ámbito de las tecnologías, aunque todavía queda mucho camino por recorrer para que la brecha digital de género forme parte del pasado. Así lo aseguran dos nuevos informes de la serie Mujeres, tecnología y sociedad digital del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, que analizan todas aquellas variables que están condicionando la participación femenina en el mundo de las TIC o las STEM: las opciones y logros educativos, las relaciones familiares, la formación de la familia o los patrones de movilidad geográfica.

La Agenda 2030 tiene nombre de mujer

Este septiembre se cumplirán cinco años desde la firma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la materialización de una ambiciosa agenda global que pretende conseguir un mundo más sostenible, igualitario e inclusivo antes de 2030. Queda menos de una década y todavía son muchos los compromisos que hay pendientes en materia de cambio climático y justicia social.

Con un camino largo y accidentado en el que cada vez se hace más necesario apretar el paso para lograr cumplir los tiempos acordados en París, el papel que en ello juegan las mujeres para cumplir los diecisiete puntos definidos por Naciones Unidas es fundamental. Estos son algunos de los nombres imprescindibles en cada página de la Agenda 2030.

Fin de la pobreza

Esther Duflo

Hace menos de un año se convirtió en la segunda mujer de la historia en ganar un Premio Nobel de Economía por sus aportaciones sobre la Economía del Desarrollo, un nuevo enfoque para obtener respuestas fiables sobre cuáles son las formas para combatir la pobreza en todo el mundo. Esther Duflo, junto a sus colegas Abhijit Banerjee y Michael Kremer, consiguió el prestigioso galardón tras décadas de investigación sobre los aspectos microeconómicos de los países más vulnerables. Duflo –que ya se había llevado en 2015 el Premio Princesa de Asturias en Ciencias Sociales– es, además, directora del Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (J-PAL) y profesora de Reducción de la Pobreza y Economía del Desarrollo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Hambre cero

Inés Lezama

Aún queda mucho trabajo por hacer para conseguir el segundo de los ODS porque, de continuar las tendencias actuales, se calcula que en 2030 más de 840 millones de personas estarán afectadas por el hambre. Inés Lezama, responsable de Nutrición en Unicef, trabaja sobre el terreno en la República Democrática del Congo desde hace más de cuatro años –antes había estado en otras zonas de África como Mauritania o Camerún–, donde ha comprobado además los peores efectos del ébola en una población ya suficientemente vulnerable: según sus propios cálculos, el 45% de las muertes infantiles están relacionadas con la desnutrición.

Salud y bienestar

Françoise Barré-Sinoussi

Ganadora del Nobel de Medicina en el año 2008 ex aequo con Luc Montaigner y Harald zur Hausen, la bioquímica francesa Françoise Barré-Sinoussi es una de las mayores eminencias mundiales en investigación sobre el VIH-Sida. El galardón lo obtuvo precisamente por sus descubrimientos en este campo y sus contribuciones en el análisis de la transmisión del virus. Ya desde los años ochenta, Barré-Sinoussi colabora con los países en desarrollo, en los que ha dirigido redes de cooperación multidisciplinares para fomentar la prevención y el tratamiento de una enfermedad que, aunque está en retroceso en los países más ricos, continúa afectando gravemente a las zonas más vulnerables del planeta, sobre todo en África.

Educación de calidad

Muzoon Almellehan

En 2013, cuando tuvo que dejar su hogar para escapar de la guerra que devastaba Siria, su país natal, lo único que Muzoon Almellehan decidió llevar consigo fueron sus libros de texto. Antes de recalar en Newcastle, pasó tres años junto a su familia en un campo de refugiados de Jordania en el que no había electricidad ni internet y en el que los recursos escaseaban para ellos y para millones de personas en su misma situación. Cuando apenas tenía dieciocho años fue nombrada embajadora de Buena Voluntad, la más joven de Unicef y la primera refugiada en alcanzar ese cargo. Desde entonces, lleva a cabo una lucha incansable para intentar garantizar el acceso a la educación de los menores, especialmente de las niñas.

Igualdad de género

Chimamanda Ngozi

La activista y escritora nigeriana Chimamanda Ngozi es una de las voces más reconocidas de la lucha por la igualdad de género en todo el mundo, especialmente en África. Es autora de libros que han vendido millones de copias en todo el mundo, como Todos deberíamos ser feministas o Cómo educar en el feminismo, en los que intenta desmontar los estereotipos y roles de género.

Agua limpia y saneamiento

Josefina Maestu

La vida gira en torno al agua, el recurso que hace posible la vida en el planeta. Sin embargo, su acceso a él es desigual, sobre todo en las zonas más vulnerables: una de cada tres personas no tiene acceso a agua potable salubre y dos de cada cinco no disponen de una instalación básica destinada a lavarse las manos con agua y jabón. Además de formar parte del consejo asesor de la Red Española de Desarrollo Sostenible, Josefina Maestu fue directora de la Oficina de ONU-Agua durante seis años, secretaria general de la Red Mediterránea del Agua y consultora para la Comisión Europea de diferentes organizaciones del sistema de Naciones Unidas como el Banco Mundial.

Energía asequible y no contaminante

Bahijjahtu Abubakar

Al hablar de energías renovables y desarrollo, su nombre es uno de los más destacados. La ingeniera ambiental nigeriana Bahijjahtu Abubakar ha intentado llevar el sol como fuente de energía a las áreas rurales de su país. Allí ha instalado más de un millón de lámparas solares y cocinas que utilizan energía limpia para su funcionamiento y que reducen la contaminación, pero también mejoran la salud de las personas que dejan de respirar el aire sucio procedente de la leña y el carbón. Además, es la fundadora de RUWES (Rural Women Energy Security), una entidad que busca garantizar la seguridad de las mujeres rurales.

Trabajo decente y crecimiento económico

Kate Raworth

¿Y si el crecimiento de un país dejase de medirse solamente por su PIB? La economista Kate Raworth es la principal impulsora de la conocida como “economía rosquilla”, que perfila una transición hacia un modelo que tiene en cuenta o relaciona las necesidades humanas con el impacto ambiental, por ejemplo. Así, el índice lineal y finito sería sustituido por un anillo con un agujero en el centro: fuera están los excesos, la contaminación o la pérdida de biodiversidad; dentro las carencias en igualdad, energía o agua, y en el hueco de la rosquilla el punto de equilibrio que hace prosperar a las sociedades.

Industria, innovación e infraestructura

María Blasco

Según Naciones Unidas, solo el 30% de los profesionales que se dedican a las ciencias en el mundo son mujeres y solo uno de cada cinco países ha alcanzado la paridad en este área. En España, uno de los mayores referentes es María Blasco, directora desde hace más de una década del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y una de las mayores defensoras de la ciencia como una materia colaborativa y transparente que contribuye al desarrollo sostenible del planeta y mejora la vida de sus habitantes.

Reducción de las desigualdades

Anna Ferrer

Anna Ferrer, periodista de formación y cooperante de vocación, preside actualmente la Fundación Vicente Ferrer, que continúa la labor del que fuera su marido en la India. Allí, la entidad centra su labor en sacar de la pobreza al mayor número posible de personas mediante el desarrollo sostenible e inclusivo.

Ciudades y comunidades sostenibles

Saskia Sassen

En 2030, el 60% de la población del mundo vivirá en ciudades. La socióloga holandesa Saskia Sassen fue una pionera investigadora en la materia y la creadora del término “ciudad global”, que acuñó en el año 1991. Sassen, que investiga desde los algoritmos matemáticos al papel de la vivienda social o la ética urbana, defiende que los bancos o las grandes corporaciones tienen un papel fundamental en la construcción de la ciudad global.

Producción y consumo responsables

Brenda Chávez

El progreso económico y social conseguido durante los últimos cien años va ligado a una degradación medioambiental que pone en riesgo nuestra supervivencia en el planeta. Luchar contra el despilfarro alimentario y energético es un primer paso para reducir nuestra huella ecológica y, en ese cambio, la divulgación juega un papel fundamental. La periodista especializada en sostenibilidad y consumo consciente Brenda Chávez lleva años participando en debates y escribiendo en medios generalistas sobre el tema. Además es la autora de Tu consumo puede cambiar el mundo y Al borde de un ataque de compras, en los que aborda cómo transformar nuestra manera de adquirir productos y cambiar el sistema desde la cesta de la compra.

Acción por el clima

Greta Thunberg

Es una de las caras más reconocibles de la lucha climática. En octubre de 2018, Greta Thunberg comenzó una huelga estudiantil que pronto secundaron millones de adolescentes de todo el mundo que se negaban a ir a clase los viernes hasta que los políticos pusieran de verdad en marcha medidas para proteger el planeta. Desde entonces, la líder del movimiento #FridaysForFuture se ha convertido en un referente dentro del ecologismo con sus carismáticos discursos en defensa del medio ambiente que no ha dudado en pronunciar delante de los más poderosos e influyentes líderes de todo el mundo.

Vida submarina

Sylvia Earle

Los océanos cubren las tres cuartas partes de la superficie terrestre y contienen el 97% del agua del planeta. Sin embargo, la contaminación y la actividad humana llevan décadas poniéndolos en peligro. La bióloga marina Sylvia Earle obtuvo el Premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2018 por su labor de investigación de los océanos, a los que ha dedicado toda su vida, elaborando documentales para National Geographic o estudiando los vertidos de petróleo en las últimas décadas. Además, fue nombrada por la revista Time como el primer Héroe del planeta en el año 1998.

Vida de ecosistemas terrestres

Sandra Myrna Díaz

La pérdida de biodiversidad, la desertificación o el impacto de la agricultura en los ecosistemas son cuestiones determinantes en la supervivencia de la especie humana en las próximas décadas. La bióloga argentina Sandra Myrna Díaz ganó el año pasado el Premio Princesa de Asturias a la Investigación -compartido con la estadounidense Joanne Chory- por sus aportaciones en el área de la ecología vegetal y la biodiversidad, también por la incidencia del cambio climático en ellas. Además, forma parte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas.

Paz, justicia e instituciones sólidas

Shirin Ebadi

Entre las metas del penúltimo de los ODS se encuentran el reducir significativamente todas las formas de violencia y garantizar la igualdad de acceso a la justicia para todos. La abogada y activista por el cumplimiento de los derechos humanos Shirin Ebadi es una de las principales voces defensoras de la democracia en Oriente Medio. Ebadi Fue la primera iraní y la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz en el año 2003 en reconocimiento a su labor en la defensa de los derechos humanos, especialmente en lo referido a mujeres y niños.

Alianzas para lograr los objetivos

Ursula von der Leyen

Fortalecer la movilización de recursos internos, incluso mediante la prestación de apoyo internacional a los países en desarrollo es uno de los principales retos para lograr que todos los países cumplan con los ODS. La nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen ha hecho de ello uno de los buques insignia de las políticas de su programa para la Europa de los próximos años, en las que promete cooperación entre países y alianzas en todas las materias para lograr un desarrollo más sostenible.

Los hitos sostenibles de la primera mitad de 2020

Este año iba a ser el pistoletazo de salida hacia una década más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Por un lado, Naciones Unidas había marcado como objetivo proteger, al menos, el 30% de la biodiversidad en la Tierra y el océano de cara a 2030. Por otro, se habían organizado múltiples convenciones internacionales para abordar la pérdida acelerada de riqueza natural a escala global: la 15ª Conferencia del Convenio de Naciones Unidas de Diversidad Biológica (CBD), el Foro Mundial de la Biodiversidad en Davos (Suiza), las reuniones preparatorias de la COP26… La llegada del coronavirus congeló gran parte de los planes, pero no del todo. A continuación, recogemos los principales hitos sobre sostenibilidad que han marcado el primer semestre de este año tan insólito.

Aterriza el Pacto Verde Europeo

Enero comenzó con la llegada del Green Deal, la hoja de ruta más ambiciosa de la Unión Europea que busca convertir el continente en el primero climáticamente neutro en el año 2050. Para ello, la comisión ha consolidado siete pilares fundamentales: impulso de fuentes de energía alternativa más limpia, una industria sostenible basada en la economía circular, renovación de edificios, fomento de la movilidad sostenible, aumento de la biodiversidad en ciudades, pesca y agricultura respetuosas con el medio ambiente y prevención de la polución del aire, el agua y el suelo.

El Pacto Verde Europeo tenía previsto movilizar un billón de euros hasta 2027-2030 –el mayor porcentaje de la historia de gasto público en acción por el clima– y se vio acelerado por la pandemia global del coronavirus que, además de afectar a nuestro sistema económico y social, ha reafirmado la necesidad de una economía más limpia y sostenible para proteger los ecosistemas y, por ende, a nosotros mismos. Así lo aseguraba Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, en una entrevista realizada en plena crisis sanitaria: “Del mismo modo que hay quien pone de manifiesto que esta crisis sanitaria tendrá salida una vez que tengamos vacunas y capacidad diagnóstica, sabemos cuál es el tratamiento que requiere nuestro medio ambiente. Eso sí, si avanzamos en su destrucción hasta el punto de no retorno, ni las vacunas ni el tratamiento funcionarán”.

Uno de los objetivos principales del Green Deal frenar el daño a la biodiversidad y garantizar así nuestra supervivencia en las próximas décadas. Porque, como subrayaba en los primeros meses de la pandemia Fernando Valladares, doctor en Biología del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el papel protector de la biodiversidad es fundamental para reducir la zoonosis (o propagación de infecciones de una especie animal al hombre) que supone ya el 70% de las enfermedades emergentes en el mundo.


Davos: del blanco de la nieve al verde de su reestrenado manifiesto

2020 comenzó también con una edición del Foro Económico Mundial que, además de celebrar medio siglo de estos encuentros entre políticos, empresarios y representantes de organizaciones sociales y culturales, afianzó el compromiso y la concienciación corporativa con la protección del medio ambiente. Durante las jornadas celebradas en enero, el fundador y presidente del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab, recordó que “nuestros esfuerzos para mantener el calentamiento global limitado a 1,5°C se están quedando peligrosamente cortos. Con el mundo en una encrucijada tan crítica, este año debemos desarrollar un Manifiesto de Davos 2020 para reimaginar el propósito y los cuadros de mando para las empresas y los gobiernos”.

España aprueba el anteproyecto de Ley del Cambio Climático

En nuestro país, los primeros meses de 2020 han gestado uno de los mayores hitos sostenibles de la historia española reciente: el anteproyecto de Ley del Cambio Climático, un texto legal que sitúa a España en el camino hacia la neutralidad en emisiones de carbono en 2050 para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. El documento, cuya presentación en las cortes se retrasó hasta mayo por el coronavirus, permite que España fije por ley sus objetivos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 con un descenso del 20% respecto a niveles de 1990. Además de implicar a todos los sectores económicos en el reto de una reindustrialización más sostenible y una reducción drástica de emisiones, esta nueva Ley destaca especialmente por situar la educación ambiental en el centro del debate, una asignatura pendiente en nuestras aulas que el Gobierno considera de “especial importancia” para implicar a la sociedad española en todas las respuestas frente al cambio climático y la promoción de transición energética.

Caen drásticamente las emisiones… por el coronavirus

En el primer trimestre de 2020 hemos sido testigos de otro hecho insólito: la drástica reducción de emisiones a nivel mundial. A finales de marzo, el satélite Copericus Sentinel-5P mostraba la reducción de la contaminación atmosférica provocada por el dióxido de nitrógeno en ciudades tan contaminantes como Madrid, París o Milán entre el 15 y el 25 de marzo de 2020, coincidiendo con el inicio del confinamiento en España. Las emisiones diarias de dióxido de carbono también cayeron un 17% a nivel mundial y un 32% en España durante el mes de abril.

No obstante, una reducción tan llamativa no implica la minimización del impacto del cambio climático, tal y como argumentó la autora principal de la investigación, Corinne Le Quére: “Es probable que estas disminuciones extremas sean temporales, ya que no reflejan los cambios estructurales de los sistemas económicos, de transporte o de energía. La medida en que los líderes mundiales consideren el cambio climático al planificar sus respuestas económicas posteriores al coronavirus influirá en las trayectorias de las emisiones mundiales durante las próximas décadas”.


La economía circular: una realidad cada vez más cercana en España

El pasado junio se aprobaba en el Consejo de Ministros la Estrategia Española de Economía Circular (EEEC), denominada España Circular 2030, que nace con la intención de “superar la economía lineal e impulsar un nuevo modelo en el que el valor de productos, materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible”. La puesta en marcha de este ambicioso plan de acción tiene una traducción clara en cifras y objetivos: reducir en un 30% el consumo nacional de materiales, mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua y recortar un 15% la generación de residuos respecto a 2010.

Para que la circularidad de nuestro sistema económico y productivo sea una realidad dentro de una década, el plan del Gobierno se centra en impulsar normativas para avanzar en este sentido las políticas económicas, de fiscalidad, de empleo, de I+D+i, de consumo, industrial, del agua, agraria y de desarrollo de áreas rurales. Además, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, las líneas de actuación principales sobre las que se centrarán las políticas de la EEEC se dividen en ocho pilares, cinco de ellos relacionados con el cierre del círculo (producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias y reutilización del agua) y tres de carácter más transversal (sensibilización y participación, investigación, innovación y competitividad, y empleo y formación).  

El sistema energético, más verde que nunca

El mix energético español es cada vez más verde. A la luz de los datos publicados en el Informe del Sistema Eléctrico de Red Eléctrica este mes de junio, en 2019 España incorporó a su parque de generación de electricidad más de 6,4 GW de nuevos megavatios de energía renovable. Así, España alcanzaba un máximo de capacidad de generación histórico: 110 GW de potencia instalada. Y, por primera vez en la historia, del total de la potencia instalada nacional, el 50,1 % correspondía a instalaciones de energía renovable, que superaban así a las tecnologías no renovables. Un avance necesario para la transformación del modelo energético de nuestro país.

Tras más de tres meses de pandemia global podemos decir que el coronavirus nos ha abierto los ojos de cara a nuestra convivencia con la Tierra. Los retos que se suman al calendario post-COVID19 implican ciudades más sostenibles y eficientes, una movilidad más verde y la transformación de nuestra economía y de los sistemas energético y productivo hacia un modelo más circular y verde. Todavía tenemos tiempo para cerrar 2020 como uno de los años más fructíferos contra el cambio climático.