Categoría: Agenda 2030

Asa Philip Randolph, a la vanguardia de los derechos laborales

En una época donde se separaba a las personas por el color de su piel, la incansable labor de Asa Philip Randolph como activista y su habilidad para unir movimientos sindicales con demandas de justicia social dejaron una huella imborrable en la historia.


En 1925, Asa Philip Randolph tomó una decisión que marcaría un antes y un después en la historia laboral y social de Estados Unidos: fundó el Sindicato de Trabajadores de los Ferrocarriles (Brotherhood of Sleeping Car Porters), el primer sindicato afroamericano reconocido oficialmente en el país. Randolph fue testigo, durante su estancia en Nueva York, de las duras condiciones laborales que sufrían los afroamericanos. La explotación y la discriminación eran parte de la vida cotidiana, especialmente en el trabajo.

Randolph creía profundamente en la fuerza de los sindicatos para cambiar realidades

Inspirado por el poder de la organización colectiva, Randolph creía profundamente en la fuerza de los sindicatos para cambiar realidades y veía en la unidad de los trabajadores la clave para derribar barreras consideradas infranqueables durante generaciones. Consideraba que la igualdad racial y la justicia económica estaban entrelazadas y que la clase trabajadora afroamericana podía lograr avances significativos a través de la organización sindical. Este pensamiento le llevó a convertirse en una de las voces más influyentes de su tiempo, tanto en el ámbito laboral como en la esfera de los derechos civiles. 

La marcha sobre Washington: un punto de inflexión

Uno de los momentos más destacados en la carrera de Randolph fue su participación en la organización de la histórica Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad en 1963. Este evento reunió a más de 250.000 personas en la capital del país y fue la plataforma en la que Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso «I Have a Dream». La marcha fue clave para la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derechos Electorales de 1965.

Su visión de un país donde las oportunidades laborales estuvieran abiertas para todos, sin importar el color de su piel, sigue siendo relevante en la lucha por la equidad en el trabajo y en la sociedad

Randolph, con su habitual discreción, prefirió dejar el protagonismo de la jornada a los jóvenes líderes emergentes del movimiento, pero su influencia fue innegable. Su trabajo contribuyó a la integración racial en el ámbito laboral y a la consolidación de los derechos civiles en Estados Unidos. Y es que el sindicalista soñaba con un país donde las oportunidades laborales estuvieran abiertas para todos, sin importar el color de su piel. Randolph fue un visionario que comprendió que la justicia social es un esfuerzo colectivo, que requiere tanto la voz de la protesta pacífica como la organización sindical para construir un futuro más justo.

Marina Palacios: «Los arrecifes de coral ocupan el 1% del planeta y albergan el 25% de la vida marina»

Jose Salido - Coral Soul

Marina Palacios Miñambres es una científica marina y ambientóloga que cofundó y dirige Coral Soul, asociación que trabaja por la recuperación de los arrecifes de coral del Mediterráneo y que cuenta con un proyecto pionero para la restauración y protección de los mismos. Este programa ha sido financiado durante 3 años por Coral Guardian y en los próximos 18 meses será cofinanciado por el FEMPA (Fondo Europeo Marítimo de Pesca y Acuicultura) dentro de la Convocatoria Pleamar de la Fundación Biodiversidad. Hablamos con ella de dicha iniciativa y de la importancia de los arrecifes de coral para la conservación de la biodiversidad marina.


Además de científica marina y ambientóloga, eres una experta buceadora. ¿Tu fascinación por los ecosistemas marinos comenzó a través de dicha actividad o venía de antes?

La verdad es que mi amor hacia el mar comienza desde pequeñita. Mis primeros recuerdos son en la playa, con mis padres, que también son grandes amantes del mar. Y siempre tuve claro que quería trabajar protegiéndolo. En cuanto cumplí 17 años me fui a estudiar a Cádiz, y desde entonces todos los pasos de mi carrera profesional se han orientado hacia la conservación de la biodiversidad marina, y especialmente de los corales.

Desde Coral Soul trabajáis por la conservación marina a través de la restauración de arrecifes de coral que se encuentran amenazados. ¿Qué  papel juegan dichos arrecifes en la protección de la biodiversidad marina?

Los arrecifes son elementos fundamentales en la vida marina porque nos dan una serie de servicios ecosistémicos. Son generadores de vida por su capacidad de concentración de especies, que hace que cientos de ellas dependan de los corales. Si los corales desaparecen, también lo harían muchas especies marinas. Además, actúan como sumideros de CO2, por lo que ayudan a combatir el cambio climático. Y no podemos olvidar que son bioindicadores que registran cualquier cambio que se produce en el ecosistema, por lo que monitorizarlos permite controlar los cambios de nuestros ecosistemas marinos. Por último, son motores socioeconómicos de numerosas poblaciones, tanto a nivel pesquero como turístico.

¿Cuáles son los principales riesgos que corren los arrecifes de coral?

Los principales riesgos son el estrés térmico por el aumento de la temperatura de las aguas, la sobrepesca, la acumulación incontrolada de todo tipo de residuos, físicos y químicos, e incluso el coleccionismo, que en algunas zonas está acabando con los arrecifes. 

«Los proyectos de Coral Soul se basan en tres pilares básicos: la investigación científica, la acción directa de recuperación de arrecifes y la sensibilización»

En 2021, desde Coral Soul lanzasteis Deep Core Project, un plan pionero en la recuperación de arrecifes. ¿En qué consiste el proyecto?

En Coral Soul trabajamos con los denominados arrecifes profundos, en este caso los que se sitúan a entre 30 y 60 metros de profundidad. El proyecto Deep Core Project surge como una necesidad imperativa de actuar ante la desaparición de un ecosistema dominado por una población única de coral candelabro en los arrecifes profundos de la Zona de Especial Conservación de los acantilados y fondos marinos de la Punta de la Mona en la costa de Almuñécar, Granada. A pesar de ser una zona protegida, no se le ha otorgado ningún plan de ordenación de los recursos y sufre un impacto de años por el abandono accidental de elementos propios de la pesca y el fondeo de embarcaciones como redes, anclas y cadenas. Lo primero que hicimos fue crear una red científica, junto con diversas instituciones públicas y privadas, para estudiar el ecosistema desde todos los puntos posibles. Desarrollamos desde estudios genéticos y de ADN hasta otros poblacionales de las especies que vivían en los arrecifes, pasando por  investigar la hidrodinámica de las corrientes y los parámetros ambientales y, sobre todo, un estudio geomorfológico. A partir de ahí arranca un programa de saneamiento para retirar todos los residuos, y aquellos corales fracturados y, por tanto, heridos, se trasladan a las guarderías de corales.

¿Qué es exactamente una guardería de corales?

Cuando el coral se parte o fisura se produce una herida que es colonizada por parásitos. Estos les provocan enfermedades que, poco a poco, acaban con su vida. Es imprescindible, para que puedan repoblarse, someterlos a un tratamiento previo que pueda curar las patologías que tienen. Hemos logrado detectar hasta ocho patologías distintas. Una vez el coral está totalmente curado se devuelve de nuevo al arrecife, insertándolo en zonas estratégicas previamente estudiadas donde tiene asegurada su total recuperación. En eso consisten las guarderías de coral, en espacios habilitados en la misma profundidad en que estos habitan para poder tratarlos y curarlos. El proyecto cuenta con tres, cada una para un rango de profundidad.

¿Los resultados de las acciones desarrolladas hasta la fecha dentro de Deep Core Project son positivos?

Desde que arrancamos el proyecto la abundancia de peces en la zona ha aumentado en un 75%, la de invertebrados y fauna asociada en un 42% y, tras tres años de seguimiento, hay un 91% de supervivencia de los corales tratados.

¿Es extrapolable este proyecto a otros territorios marinos, a nivel global?

Sí, hemos comprobado que las técnicas empleadas son replicables e incluso adaptables a otros tipos de corales. Concretamente, tras el éxito de Deep Core Project, arrancamos un proyecto con el apoyo de la Unión Europea en Cerdeña para recuperar corales sometidos a estrés térmico, y otro conjuntamente con la Universidad del Algarve, en Portugal, para recuperar corales de sus costas.

Sin duda, para facilitar la conservación de los arrecifes de coral, son imprescindibles las labores de conservación e investigación que realizáis. Pero, ¿qué importancia tiene en dicha conservación la sensibilización social?

Muchísima. Los proyectos que desarrollamos se basan en tres pilares básicos: la investigación científica, la acción directa de recuperación de arrecifes y la sensibilización. Trabajamos para involucrar a la población local, al sector pesquero, con el que realizamos sesiones de trabajo para transmisión de conocimientos horizontales, a las administraciones y a la ciudadanía en general, incluso con programas de sensibilización para menores de edad que desarrollamos en toda España, no sólo en poblaciones costeras.

«Los principales riesgos que corren los arrecifes de coral son el estrés térmico, la sobrepesca, la acumulación de residuos, e incluso el coleccionismo»

¿Cómo puede contribuir un ciudadano de a pie a la conservación y la recuperación de corales? ¿Qué actividades ciudadanas generan más impacto sobre ellos?

Lo primero es el apoyo y la colaboración con entidades y proyectos de recuperación. Lo segundo es la sensibilización, ser conscientes del valor que tienen los arrecifes de coral y el peligro que corren, por desgracia. Y, por último, el conocimiento de la importancia de las pequeñas acciones. Tenemos que tener siempre presente el poder que tenemos cada uno de nosotros. Algunas actividades que podemos realizar son apostar por un consumo adecuado de los recursos marinos, una correcta gestión del agua, el reciclaje o la disminución del uso de cualquier tipo de residuos. Y por supuesto, impulsar planes de gestión para que áreas marinas protegidas sirvan como zonas resilientes y como el corazón para recuperar y para mantener los ecosistemas.

Entiendo que también es importante la participación de las administraciones públicas. ¿Existe normativa legal orientada a la protección de los arrecifes de coral?

Sí, nuestros arrecifes forman parte de zonas catalogadas como Hábitat de Interés Comunitario (HIC) para los que la Unión Europea quiere garantizar la conservación, o ya a nivel estatal como Zona de Especial Conservación (ZEC) o Parque Natural. El problema surge cuando, a pesar de pertenecer a zonas protegidas, no se desarrollan planes de gestión adecuados para asegurar tal protección.

Por último, ¿podrías facilitarnos algún dato que confirme la aportación a la biodiversidad marina de los arrecifes de coral restaurados?

El dato más relevante es la constatación de que los arrecifes de coral tan solo ocupan el 1% de la superficie del planeta, pero albergan el 25% de la vida marina. A día de hoy, hemos perdido casi la mitad de los arrecifes de coral a nivel global. De continuar así, en 2050 habremos perdido más del 70%, por lo que es vital para la vida en nuestro planeta el seguir trabajando en su conservación.

Jardín de pulpos, ¿por qué miles de cefalópodos anidan en este lugar?

Featured Video Play Icon

En 2018 investigadores estadounidenses descubrieron miles de pulpos que anidaban en un lecho marino profundo cerca de la costa de California. Un exótico hallazgo que fue denominado con el nombre de “Jardín de Pulpos”. Tras varios años de investigación se han descubierto las razones por las que este lugar es tan atractivo para los cefalópodos. 

La pobreza de tiempo, una desigualdad invisible

La falta de tiempo libre debido a la carga de trabajo remunerado y no remunerado es un problema creciente. Afecta especialmente a las mujeres y a los sectores más vulnerables, con importantes repercusiones para la salud.


Cuando pensamos en la pobreza, solemos imaginar una carencia económica que afecta a la vivienda, la salud o la calidad de vida. Sin embargo, en los últimos años ha surgido un nuevo concepto: la pobreza de tiempo, que se refiere a la falta de tiempo libre disponible para el ocio, el descanso y el autocuidado. Según los datos de The Time Use Initiative (TUI), en países como España, una persona se considera pobre de tiempo si dispone de menos de 170 minutos al día para dedicar a estas actividades. 

La feminización de la pobreza de tiempo

Uno de los aspectos más preocupantes que destaca la TUI es la desigualdad de género en la distribución del tiempo. En Europa, las mujeres dedican entre 1,5 y 2 veces más tiempo que los hombres al trabajo no remunerado, que incluye tareas domésticas y cuidados familiares, lo que limita el tiempo que pueden dedicar a su desarrollo profesional, al ocio o incluso al descanso.

Margarita Vega-Rapun, investigadora del Center for Time Use Research y autora del estudio The multidimensionality of poverty: time poverty in Spain (2021), destaca que este fenómeno perpetúa las desigualdades de género y genera un impacto negativo en la salud mental y física de las mujeres. 

Un problema de salud pública 

Este tipo de pobreza también impacta en la salud física y mental de las personas. La falta de tiempo para el autocuidado aumenta el riesgo de estrés crónico, agotamiento y enfermedades como la ansiedad y la depresión. También está asociada con problemas cardiovasculares y un sistema inmunológico debilitado. 

Pero esta problemática no afecta por igual a todas las clases sociales. Las personas con empleos precarios o mal remunerados suelen trabajar más horas o tener varios trabajos, lo que limita aún más su tiempo libre. Esto crea un círculo vicioso difícil de romper: al tener menos tiempo, las oportunidades para mejorar sus condiciones laborales se reducen drásticamente. 

Las personas que carecen de tiempo no tienen la oportunidad de adquirir nuevas habilidades, fortalecer vínculos sociales o participar activamente en la vida democrática, lo que limita su desarrollo personal y su plena integración en la sociedad.

La necesidad de políticas públicas y cambios culturales

The Time Use Initiative y expertos como Sara Moreno Colom, profesora de Sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona, subrayan la importancia de implementar políticas públicas que aborden de manera integral la redistribución del tiempo en la sociedad. Entre las medidas clave se destacan la reducción de la jornada laboral, la flexibilidad horaria y el acceso a servicios públicos de cuidado que descarguen las responsabilidades familiares –que generalmente recaen sobre las mujeres–. 

Es crucial que estas políticas se apliquen a toda la población: trabajadores de todos los sectores, clases sociales y situaciones familiares, de manera que todos puedan disfrutar de un tiempo libre suficiente y de calidad.

En definitiva, reorganizar el uso del tiempo es crucial para garantizar el bienestar de la población. Promover el derecho al tiempo libre, adoptar modelos laborales más flexibles y fomentar una mayor eficiencia en la gestión del tiempo puede aliviar la presión que muchas personas enfrentan en su vida diaria. Estas medidas no solo mejorarán la salud y el equilibrio personal, sino que también impulsarán una sociedad más productiva y con una mejor calidad de vida.

Violencia obstétrica, cuando el maltrato llama a consulta

La violencia obstétrica es una realidad invisible para muchos sistemas sanitarios pese a que mujeres de todo el mundo reportan continuamente malos tratos, intervenciones innecesarias y la negación de sus derechos durante el embarazo, parto y posparto. 


En 2007, Venezuela se convirtió en el primer país en introducir el término violencia obstétrica en su legislación, definiéndolo como «la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y su sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres». Después le siguieron algunos países de América Latina. A nivel internacional no hay una definición consensuada, aunque en 2014 la OMS señaló que «en todo el mundo, muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación».

Más allá de las definiciones, la violencia obstétrica se materializa en algunas técnicas normalizadas que, en muchas ocasiones, no son identificadas como violentas. Según el Observatorio de Violencia Obstétrica, estas conductas incluirían prácticas rutinarias no basadas en evidencia, como la restricción de movimientos, la ingesta de líquidos, o el uso de la posición horizontal durante el parto, así como el intervencionismo innecesario (fórceps didácticos, maniobra de Kristeller, episiotomías y cesáreas no justificadas), entre otras. Además, la violencia obstétrica también implica no respetar la fisiología del parto, no atender las necesidades básicas de las mujeres y de sus hijos o hijas (como el acompañamiento familiar), la atención integral al dolor, la no incorporación de prácticas beneficiosas orientadas a la humanización del parto o no respetar el protagonismo y la autonomía de las mujeres. 

Como también han denunciado diversas expertas y organizaciones feministas como El Parto es Nuestro, muchas de estas prácticas están relacionadas con estereotipos de género muy arraigados en nuestra sociedad. Estos se materializan en un trato denigrante hacia las mujeres embarazadas, consideradas como sujetos pasivos, y, en muchas ocasiones, en la omisión de sus planes de parto y nacimiento.

Nombrar las violencias estructurales para transformar la realidad

En todo el mundo, mujeres con experiencias similares se han ido organizando para buscar reparación en un sistema en el que se han sentido invisibles o vulnerables tal y como recoge el proyecto de la artista visual Silvia Marte. La similitud de sus relatos demuestra que lo que han vivido no es causa de una mala praxis puntual, sino de un problema estructural al que hay que hacer frente.  

Sin embargo, la violencia obstétrica aún no está reconocida en la legislación de ningún Estado miembro de la UE, según un estudio presentado en 2024, que evaluó el nivel de conciencia y el tratamiento jurídico del tema en los 27 Estados miembros. Las lagunas jurídicas detectadas en esta materia obligan a las mujeres que solicitan reparación a basarse en instrumentos jurídicos preexistentes, como derechos de los pacientes o las normas mínimas de asistencia sanitaria, que pocas veces incluyen de forma explícita los tratamientos obstétricos y ginecológicos. Además, este informe también señala la dificultad que tienen muchas mujeres que han experimentado violencia obstétrica para poder denominarla y comprenderla como tal, ya que aún hay un desconocimiento generalizado. 

Este estudio sitúa la violencia obstétrica como convergencia de dos problemas estructurales: la violencia de género y la falta de recursos de los sistemas e instituciones sanitarias, y ofrece algunos datos de diferentes países. Por ejemplo, en Polonia, un estudio reveló que el 71,8% de las actividades realizadas durante las exploraciones ginecológicas eran bruscas, y el 14,6% recuerda una exploración ginecológica en urgencias como extremadamente dolorosa y desagradable. En España, un estudio que contó con una muestra de 17.541 mujeres mostró que el 45,9% de las mujeres entrevistadas no fueron informadas sobre los procedimientos a los que iban a someterse, ni se les solicitó expresamente que dieran su consentimiento informado. De ellas, el 74% señaló a profesionales de ginecología como responsables de no haberles informado ni haberles solicitado su consentimiento. 

Además, un estudio publicado en Woman and Birth en el que participaron 899 mujeres, muestra que el 67,4% de las mujeres en España ha experimentado violencia obstétrica en al menos una de sus formas: el 54,5% reportó violencia física; el 25,1%, violencia verbal; y el 36,7%, psicoafectiva.  

A pesar de todo, el término violencia obstétrica sigue creando confrontación y siendo rechazado por diferentes colectivos profesionales en España. De hecho, no fue incluido en la reforma de la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, aunque sí se incluyó el término «parto respetado» y se definieron las «intervenciones ginecológicas y obstétricas adecuadas» y «la violencia contra las mujeres en el ámbito reproductivo».

¿Por qué genera rechazo este término? «No es un término bien recibido por parte de la comunidad médica (…), de alguna manera, se contrapone a nuestra vocación», explica Mina Comas, jefa de servicio de obstetricia del Hospital Germans Trias i Pujol, en un documental que celebra los 20 años de El Parto es Nuestro. «Creo que, más allá del término, debemos ser capaces de entender cuál es la realidad, qué expresa ese término y, nos guste o no, aceptar que existe. Como profesionales directamente implicados, debemos tomar parte proactiva, positiva, propositiva, en lugar de quedarnos en la fachada de rechazo del término», concluye Comas.

Rosa Parks, la mujer que comenzó su lucha por la igualdad racial en un autobús

¿Qué pasaría si un simple acto de rebeldía en un autobús pudiera desencadenar un movimiento revolucionario? Rosa Parks se convirtió en el símbolo de la resistencia contra la injusticia racial, iniciando un cambio que resonaría en todo el país. 


El 1 de diciembre de 1955, en la fría noche de Montgomery, Alabama, un acto aparentemente inofensivo en un autobús desencadenó una serie de eventos que cambiarían el curso de la historia estadounidense. Rosa Parks, una mujer de 42 años, desafiaba las normas segregacionistas con una valentía serena que, a primera vista, podría parecer insignificante. Sin embargo, su decisión de no ceder su asiento a un pasajero blanco encendió una chispa que iluminó el camino hacia la igualdad racial en Estados Unidos.

Parks se negó a levantarse de su asiento en la sección de «colores». Este simple acto cuestionó un sistema de opresión enraizado en la sociedad

En la década de 1950, el sur de Estados Unidos estaba profundamente marcado por la segregación racial. Las leyes Jim Crow dictaban que las personas negras y blancas debían mantener diferentes espacios en los lugares públicos, incluidos los autobuses. En Montgomery, estos vehículos estaban divididos en secciones: los asientos delanteros eran para blancos, y los traseros para los negros. Aunque el frente del autobús estaba lleno, Parks se negó a levantarse de su asiento en la sección de "colores". Este simple acto de resistencia no solo desafió la ley, sino que también cuestionó un sistema de opresión enraizado en la sociedad.

Una protesta pacífica de 381 días

El arresto de Parks por no ceder su asiento llevó a la comunidad negra de Montgomery a organizar el boicot de autobuses, una protesta pacífica que duró 381 días. Este boicot, dirigido por un joven y enérgico pastor llamado Martin Luther King Jr., no solo fue un acto de desobediencia civil sino también un poderoso símbolo de resistencia. La movilización de los residentes de Montgomery demostró que la desobediencia pacífica podía desmantelar las estructuras de discriminación racial, un concepto que se convertiría en un pilar del Movimiento por los Derechos Civiles.

Su valentía le valió el reconocimiento como un símbolo de la resistencia contra la injusticia racial

A pesar de enfrentarse a severas represalias, incluyendo la pérdida de su empleo y amenazas a su seguridad, Parks mantuvo su compromiso con la lucha por la igualdad. Su valentía le valió el reconocimiento no solo como una figura central en el Movimiento por los Derechos Civiles, sino también como un símbolo de la resistencia contra la injusticia racial. Rosa Parks no se detuvo con el boicot, pues se mudó a Detroit, donde continuó su activismo participando en protestas y trabajando con líderes de derechos civiles para avanzar en la causa.

Camino hacia la igualdad

Parks también fue una defensora incansable de la educación y el empoderamiento comunitario, trabajando en organizaciones que promovían la justicia social y los derechos humanos. Su legado continúa siendo una fuente de inspiración, recordándonos que el cambio social a menudo comienza con actos de valentía personal y colectiva. Hoy en día, el impacto de Rosa Parks se celebra no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Su contribución al Movimiento por los Derechos Civiles es una prueba palpable de que una sola acción, cuando se lleva a cabo con coraje y determinación, puede desafiar las injusticias más profundas y provocar un cambio significativo.

La historia de Rosa Parks nos recuerda que el camino hacia la igualdad no siempre es fácil ni rápido, pero que cada paso, por pequeño que parezca, puede ser un avance crucial hacia una sociedad más justa. Su vida es un testimonio del poder de la resistencia y la importancia de luchar por lo que es correcto, incluso cuando las probabilidades están en contra. Y es que la próxima vez que veamos un autobús, quizás pensemos en la valentía de esa mujer que, con su firmeza y determinación, ayudó a construir un camino hacia la igualdad y la justicia.

Claudio Barría: «Nuestro vínculo con el mar y su importancia en nuestras vidas es innegable»

El 70% de la superficie del planeta es mar. Un mar en el que, como explica Claudio Barría, «hay una diversidad que ni siquiera somos capaces de imaginar». Doctor en Ciencias del Mar, profesor de la UAB, miembro del grupo de expertos de la UICN y cofundador de Catsharks, Claudio Barría nos habla de la importancia de la biodiversidad marina. Es experto en tiburones y rayas y su investigación la ha desarrollado en diferentes lugares, como el Océano Pacífico, el Atlántico y el Mar Mediterráneo. 


¿Qué te motivó a especializarte en biología marina y, en particular, en tiburones y rayas?

Mi familia se dedica a la pesca y crecí en un ambiente marino. Siempre he sentido atracción hacia el mar y todo lo que habita en él. ¿Por qué no dedicarme a explorar lo que se encuentra en sus profundidades y trabajar para conservarlo? Mi fascinación por los tiburones y las rayas comenzó cuando, de niño, encontré un tiburón pequeño en el bote de pesca de mi familia, era una musola. Tenía las aperturas branquiales descubiertas, dientes diferentes y cuerpo alargado. En ese momento surgió mi amor por descubrir más sobre este grupo de peces tan particular. Posteriormente, ya en la universidad, me di cuenta de que los tiburones son animales bastante estigmatizados y sentí que alguien debía hacer algo para evitar que desaparecieran.

¿Qué proyectos de investigación científica estáis desarrollando actualmente en Catsharks?

Acabamos de obtener un proyecto nacional, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y en colaboración con la Universidad de Oviedo, para investigar si se están comercializando especies en peligro de extinción y qué podemos hacer para reducir esta práctica. Vamos a identificar las especies presentes en el Mediterráneo y en el Atlántico a través de análisis de ADN y de visitas a las lonjas. También tenemos un proyecto para establecer protocolos básicos para mantener a los tiburones en cautiverio, con el objetivo de recuperar algunas poblaciones que están a punto de desaparecer. Además, participamos en el proyecto «Tiburones y Rayas», dentro de la iniciativa Observadores del Mar, que involucra a la ciudadanía en la identificación de lugares prioritarios para la conservación de tiburones y rayas en España. 

«Los tiburones son animales bastante estigmatizados y sentí que alguien debía hacer algo para evitar que desaparecieran»

Uno de vuestros últimos estudios aborda los niveles de concentración de metales pesados en tiburones, rayas y quimeras del Mediterráneo occidental. ¿Cuáles son los principales hallazgos de este estudio? 

Este estudio fue desarrollado por Pol Carrasco, socio de Catsharks, como parte de su trabajo de máster, que tuve el honor de dirigir. Es el análisis de metales pesados que ha abarcado la mayor cantidad de especies de tiburones, rayas y quimeras en todo el Mediterráneo: se analizaron 116 muestras de tejido muscular de 17 especies de condrictios del Mediterráneo occidental. Los tiburones mostraban mayores concentraciones de cadmio y cobre y las quimeras presentaban la mayor concentración de plomo. Dentro del grupo de condrictios, las rayas eran las que tenían menores concentraciones de metales pesados. A nivel de especies, el tiburón negrito (Etmopterus spinax) presentaba las concentraciones más elevadas de cadmio y cobre y la quimera (Chimaera monstrosa) tenía las mayores concentraciones de plomo. Ambas superaban los niveles permitidos por la UE, por lo que no se recomienda el consumo. Sin embargo, aún quedan especies por evaluar, muchas de ellas se consumen habitualmente. 

¿Qué importancia tienen los tiburones, rayas y quimeras para el equilibrio del medio marino? ¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrentan actualmente?

Los tiburones y rayas son depredadores y cumplen un rol fundamental en la estructuración de las cadenas alimenticias marinas, influyendo en ellas desde arriba hacia abajo. Para explicarlo mejor, suelo utilizar el modelo del castillo de naipes, que representa nuestra red trófica marina. Si retiramos las cartas basales, el castillo se derrumba: es lo que ocurriría si hubiera alteraciones en el plancton. Si quitamos las cartas superiores, el castillo de naipes también puede colapsar y sería lo que ocurriría con la desaparición de tiburones y rayas. Este colapso podría ocurrir por la sobrepesca, el uso de artes de pesca poco amigables con el medio ambiente, la contaminación, la degradación de hábitats o el cambio climático.

¿Cómo está afectando el cambio climático y la sobrepesca a estas especies marinas?

Aunque es difícil evaluar la situación de las 1.200 especies de tiburones y rayas, casi la mitad están amenazadas o cerca de la amenaza de extinción. La sobrepesca ha reducido las poblaciones de tiburones en algunas zonas en más del 70% en los últimos 50 años, y otras especies están al borde de la extinción. Se estima que más de 100 millones de tiburones mueren cada año como resultado de la pesca dirigida y accidental en todo el mundo. El cambio climático está provocando un aumento del nivel del mar, olas de calor marinas, anomalías térmicas, acidificación del océano y cambios en las corrientes marinas. Estos cambios han afectado al metabolismo de algunos tiburones y sus crías y es probable que muchos tiburones se vean obligados a cambiar sus rutas migratorias o a desplazarse hacia aguas más profundas en busca de mejores condiciones para su supervivencia.

«Se estima que más de 100 millones de tiburones mueren cada año como resultado de la pesca dirigida y accidental en todo el mundo»

¿Qué podemos hacer la ciudadanía para no contribuir a la pesca de especies amenazadas?

El papel de la ciudadanía es fundamental. Una persona informada tiene el poder de decidir si quiere consumir especies en peligro de extinción o no. Se están dando pasos para aumentar la sensibilización y la información disponible sobre la situación de estas especies, lo que permitirá a la ciudadanía tomar decisiones más conscientes y responsables. Vamos en esa dirección, pero aún queda mucho por hacer.

¿Qué papel tiene la ciencia en la creación de políticas de conservación efectivas?

Desempeña un papel crucial, ya que permite a las administraciones implantar acciones de manejo adecuadas. Es fundamental que se trabaje de manera conjunta y continua en procesos que son cada vez más urgentes, como la adopción de medidas efectivas a través de un plan de acción nacional, integral y con recursos en el tiempo. Este plan debería incluir la recuperación de las poblaciones, la divulgación científica, la educación, el seguimiento de los planes de acción y la fiscalización, entre otras prioridades. 

¿Cómo se está abordando la conservación de los elasmobranquios en otras partes del mundo?

Por ejemplo, en Estados Unidos se realizan seguimientos detallados de la pesca recreativa; en Colombia, se prohíbe la pesca de tiburones y rayas; en Chile, se realizan pescas exploratorias de rayas para evaluar sus abundancias; y en Reino Unido o Maldivas, se promueven actividades de ecoturismo. En Suecia y Suiza, el etiquetado de productos pesqueros es mucho más riguroso. En lugares como Isla Cocos o Indonesia, se han establecido áreas protegidas donde las poblaciones de tiburones han comenzado a recuperarse tras una tendencia a la baja. Existen diversas medidas de gestión que pueden ser efectivas, pero es crucial que se adapten a las necesidades específicas de cada país.

¿Qué actividades turísticas, como el buceo o la pesca recreativa, tienen mayor impacto en los elasmobranquios? 

Con una buena regulación, el buceo no genera ningún impacto negativo en tiburones y rayas. En el caso de España, las actividades de observación contribuyen a la ciencia ciudadana y deberían potenciarse para promover el conocimiento de nuestra biodiversidad. En cambio, la pesca recreativa tiene un impacto sobre las especies capturadas y su ecosistema. Solo en Baleares existen más de 49.000 licencias de pesca recreativa, pero los datos de estas pescas no llegan a ningún repositorio público. Aunque existen pescadores responsables e informados, esta actividad debería estar mejor regulada. 

Como divulgador, ¿por qué crees que la ciudadanía debería interesarse por la biología marina y la protección de los océanos?

Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en zonas costeras; nuestro vínculo con el mar y su importancia en nuestras vidas es innegable. Disfrutamos este privilegio casi todo el año, especialmente en primavera y verano. Además, del mar extraemos alimentos y generamos productos farmacéuticos. El mar regula las temperaturas de muchas ciudades y del planeta en general, ayuda a mitigar la erosión costera, actúa como un importante sumidero de carbono y nos ofrece beneficios turísticos, culturales, recreativos, estéticos y espirituales. El 70% de la superficie del planeta es mar y bajo esa superficie hay una diversidad que ni siquiera somos capaces de imaginar.

Así ayuda la legislación de la pesca de arrastre a proteger el medio marino

La pesca de arrastre, aunque efectiva, causa daños graves en los ecosistemas marinos. Para proteger estos hábitats, se han implementado regulaciones en todo el mundo, incluyendo España, que promueven una pesca más sostenible. Estas medidas buscan equilibrar la explotación de los recursos marinos con la conservación ambiental, inspiradas en la labor de pioneros como Anita Conti.


La pesca de arrastre es una técnica eficaz para capturar peces y mariscos, pero también es una de las más criticadas por su impacto devastador en el medio ambiente marino. Consiste en arrastrar una red pesada por el fondo del mar o a través de la columna de agua. Esto causa daños graves en hábitats como arrecifes de coral, praderas de pastos marinos y montes submarinos, ecosistemas esenciales para la biodiversidad marina al proporcionar refugio y zonas de reproducción para muchas especies. La pesca de arrastre puede destruir estos hábitats en poco tiempo, como se ha observado en los Montes Submarinos del Atlántico Norte, donde los corales de aguas profundas fueron arrasados en horas.

España, como miembro de la UE, ha adoptado estas regulaciones, estableciendo zonas protegidas y limitando la pesca de arrastre en áreas sensibles

Además de destruir hábitats, la pesca de arrastre es altamente no selectiva, ya que se capturan especies no deseadas. Es lo que se conoce como captura incidental o bycatch. Entre estas especies se incluyen tortugas, aves y mamíferos marinos, que a menudo son devueltos al mar muertos o heridos, lo que representa un desafío adicional para la conservación del medio marino.

Para mitigar estos daños, la gestión y la legislación sostenible han sido herramientas fundamentales. En 2016, la Unión Europea (UE) fue pionera en implementar el Reglamento de Protección de los Ecosistemas Marinos Vulnerables para prohibir la pesca de arrastre en profundidades mayores a 800 metros. En 2022, la UE reforzó estas políticas con un reglamento específico para el Mediterráneo Occidental, que buscaba reducir el esfuerzo pesquero en un 40% para 2025.

Conti dedicó su vida a documentar en libros y fotografías los impactos de la pesca industrial y abogó por prácticas sostenibles

España, como miembro de la UE, ha adoptado estas regulaciones, estableciendo zonas protegidas y limitando la pesca de arrastre en áreas sensibles. La Red Natura 2000 es un ejemplo de estos esfuerzos, abarcando áreas marinas donde la pesca de arrastre está restringida para preservar la biodiversidad. Además, proyectos como Indemares han trabajado en identificar y proteger otras áreas marinas ecológicamente importantes en aguas españolas.

A nivel global, otros países también han tomado medidas para restaurar ecosistemas dañados. Por ejemplo, en Nueva Zelanda, se ha trabajado en la restauración de la Bahía de Hawke, reintroduciendo ostras y creando arrecifes artificiales para recuperar la biodiversidad. Estos esfuerzos muestran que, aunque el daño es significativo, la recuperación es posible con medidas adecuadas.

La Confederación Española de Pesca (Cepesca) ha promovido prácticas más sostenibles en España, como el uso de dispositivos en las redes de arrastre para reducir la captura incidental. Además, Cepesca colabora con científicos para monitorear la salud de los ecosistemas marinos, apoyando un equilibrio entre la explotación y la conservación.

El legado de figuras como Anita Conti, pionera en la lucha por una pesca responsable, han sido fundamentales en este contexto. Conti dedicó su vida a documentar en libros y fotografías los impactos de la pesca industrial y abogó por prácticas sostenibles. Influyó en la conciencia pública y en la formulación de políticas que hoy ayudan a proteger los océanos.

En esta línea, la legislación sobre la pesca de arrastre es crucial para proteger los ecosistemas marinos. Estas regulaciones, junto con proyectos de restauración y la promoción de prácticas sostenibles, están ayudando a preservar la salud de los océanos y a asegurar que la explotación de los recursos marinos sea sostenible para las futuras generaciones.