El 70% de la superficie del planeta es mar. Un mar en el que, como explica Claudio Barría, «hay una diversidad que ni siquiera somos capaces de imaginar». Doctor en Ciencias del Mar, profesor de la UAB, miembro del grupo de expertos de la UICN y cofundador de Catsharks, Claudio Barría nos habla de la importancia de la biodiversidad marina. Es experto en tiburones y rayas y su investigación la ha desarrollado en diferentes lugares, como el Océano Pacífico, el Atlántico y el Mar Mediterráneo.
¿Qué te motivó a especializarte en biología marina y, en particular, en tiburones y rayas?
Mi familia se dedica a la pesca y crecí en un ambiente marino. Siempre he sentido atracción hacia el mar y todo lo que habita en él. ¿Por qué no dedicarme a explorar lo que se encuentra en sus profundidades y trabajar para conservarlo? Mi fascinación por los tiburones y las rayas comenzó cuando, de niño, encontré un tiburón pequeño en el bote de pesca de mi familia, era una musola. Tenía las aperturas branquiales descubiertas, dientes diferentes y cuerpo alargado. En ese momento surgió mi amor por descubrir más sobre este grupo de peces tan particular. Posteriormente, ya en la universidad, me di cuenta de que los tiburones son animales bastante estigmatizados y sentí que alguien debía hacer algo para evitar que desaparecieran.
¿Qué proyectos de investigación científica estáis desarrollando actualmente en Catsharks?
Acabamos de obtener un proyecto nacional, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y en colaboración con la Universidad de Oviedo, para investigar si se están comercializando especies en peligro de extinción y qué podemos hacer para reducir esta práctica. Vamos a identificar las especies presentes en el Mediterráneo y en el Atlántico a través de análisis de ADN y de visitas a las lonjas. También tenemos un proyecto para establecer protocolos básicos para mantener a los tiburones en cautiverio, con el objetivo de recuperar algunas poblaciones que están a punto de desaparecer. Además, participamos en el proyecto «Tiburones y Rayas», dentro de la iniciativa Observadores del Mar, que involucra a la ciudadanía en la identificación de lugares prioritarios para la conservación de tiburones y rayas en España.
«Los tiburones son animales bastante estigmatizados y sentí que alguien debía hacer algo para evitar que desaparecieran»
Uno de vuestros últimos estudios aborda los niveles de concentración de metales pesados en tiburones, rayas y quimeras del Mediterráneo occidental. ¿Cuáles son los principales hallazgos de este estudio?
Este estudio fue desarrollado por Pol Carrasco, socio de Catsharks, como parte de su trabajo de máster, que tuve el honor de dirigir. Es el análisis de metales pesados que ha abarcado la mayor cantidad de especies de tiburones, rayas y quimeras en todo el Mediterráneo: se analizaron 116 muestras de tejido muscular de 17 especies de condrictios del Mediterráneo occidental. Los tiburones mostraban mayores concentraciones de cadmio y cobre y las quimeras presentaban la mayor concentración de plomo. Dentro del grupo de condrictios, las rayas eran las que tenían menores concentraciones de metales pesados. A nivel de especies, el tiburón negrito (Etmopterus spinax) presentaba las concentraciones más elevadas de cadmio y cobre y la quimera (Chimaera monstrosa) tenía las mayores concentraciones de plomo. Ambas superaban los niveles permitidos por la UE, por lo que no se recomienda el consumo. Sin embargo, aún quedan especies por evaluar, muchas de ellas se consumen habitualmente.
¿Qué importancia tienen los tiburones, rayas y quimeras para el equilibrio del medio marino? ¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrentan actualmente?
Los tiburones y rayas son depredadores y cumplen un rol fundamental en la estructuración de las cadenas alimenticias marinas, influyendo en ellas desde arriba hacia abajo. Para explicarlo mejor, suelo utilizar el modelo del castillo de naipes, que representa nuestra red trófica marina. Si retiramos las cartas basales, el castillo se derrumba: es lo que ocurriría si hubiera alteraciones en el plancton. Si quitamos las cartas superiores, el castillo de naipes también puede colapsar y sería lo que ocurriría con la desaparición de tiburones y rayas. Este colapso podría ocurrir por la sobrepesca, el uso de artes de pesca poco amigables con el medio ambiente, la contaminación, la degradación de hábitats o el cambio climático.
¿Cómo está afectando el cambio climático y la sobrepesca a estas especies marinas?
Aunque es difícil evaluar la situación de las 1.200 especies de tiburones y rayas, casi la mitad están amenazadas o cerca de la amenaza de extinción. La sobrepesca ha reducido las poblaciones de tiburones en algunas zonas en más del 70% en los últimos 50 años, y otras especies están al borde de la extinción. Se estima que más de 100 millones de tiburones mueren cada año como resultado de la pesca dirigida y accidental en todo el mundo. El cambio climático está provocando un aumento del nivel del mar, olas de calor marinas, anomalías térmicas, acidificación del océano y cambios en las corrientes marinas. Estos cambios han afectado al metabolismo de algunos tiburones y sus crías y es probable que muchos tiburones se vean obligados a cambiar sus rutas migratorias o a desplazarse hacia aguas más profundas en busca de mejores condiciones para su supervivencia.
«Se estima que más de 100 millones de tiburones mueren cada año como resultado de la pesca dirigida y accidental en todo el mundo»
¿Qué podemos hacer la ciudadanía para no contribuir a la pesca de especies amenazadas?
El papel de la ciudadanía es fundamental. Una persona informada tiene el poder de decidir si quiere consumir especies en peligro de extinción o no. Se están dando pasos para aumentar la sensibilización y la información disponible sobre la situación de estas especies, lo que permitirá a la ciudadanía tomar decisiones más conscientes y responsables. Vamos en esa dirección, pero aún queda mucho por hacer.
¿Qué papel tiene la ciencia en la creación de políticas de conservación efectivas?
Desempeña un papel crucial, ya que permite a las administraciones implantar acciones de manejo adecuadas. Es fundamental que se trabaje de manera conjunta y continua en procesos que son cada vez más urgentes, como la adopción de medidas efectivas a través de un plan de acción nacional, integral y con recursos en el tiempo. Este plan debería incluir la recuperación de las poblaciones, la divulgación científica, la educación, el seguimiento de los planes de acción y la fiscalización, entre otras prioridades.
¿Cómo se está abordando la conservación de los elasmobranquios en otras partes del mundo?
Por ejemplo, en Estados Unidos se realizan seguimientos detallados de la pesca recreativa; en Colombia, se prohíbe la pesca de tiburones y rayas; en Chile, se realizan pescas exploratorias de rayas para evaluar sus abundancias; y en Reino Unido o Maldivas, se promueven actividades de ecoturismo. En Suecia y Suiza, el etiquetado de productos pesqueros es mucho más riguroso. En lugares como Isla Cocos o Indonesia, se han establecido áreas protegidas donde las poblaciones de tiburones han comenzado a recuperarse tras una tendencia a la baja. Existen diversas medidas de gestión que pueden ser efectivas, pero es crucial que se adapten a las necesidades específicas de cada país.
¿Qué actividades turísticas, como el buceo o la pesca recreativa, tienen mayor impacto en los elasmobranquios?
Con una buena regulación, el buceo no genera ningún impacto negativo en tiburones y rayas. En el caso de España, las actividades de observación contribuyen a la ciencia ciudadana y deberían potenciarse para promover el conocimiento de nuestra biodiversidad. En cambio, la pesca recreativa tiene un impacto sobre las especies capturadas y su ecosistema. Solo en Baleares existen más de 49.000 licencias de pesca recreativa, pero los datos de estas pescas no llegan a ningún repositorio público. Aunque existen pescadores responsables e informados, esta actividad debería estar mejor regulada.
Como divulgador, ¿por qué crees que la ciudadanía debería interesarse por la biología marina y la protección de los océanos?
Aproximadamente la mitad de la población mundial vive en zonas costeras; nuestro vínculo con el mar y su importancia en nuestras vidas es innegable. Disfrutamos este privilegio casi todo el año, especialmente en primavera y verano. Además, del mar extraemos alimentos y generamos productos farmacéuticos. El mar regula las temperaturas de muchas ciudades y del planeta en general, ayuda a mitigar la erosión costera, actúa como un importante sumidero de carbono y nos ofrece beneficios turísticos, culturales, recreativos, estéticos y espirituales. El 70% de la superficie del planeta es mar y bajo esa superficie hay una diversidad que ni siquiera somos capaces de imaginar.