Aunque es un entorno más amigable para ellos, el medio rural puede ser un hándicap para las personas con Trastorno del Espector Autista que habitan en él debido a la escasez de recursos como profesionales especialistas, buenas comunicaciones o la dependencia del transporte en su día a día.
El escaso nivel de ruido y el bajo nivel de estímulos, entre otros factores, pueden hacer pensar en un primer momento que el medio rural es el entorno ideal en el que vivir para una persona con TEA (Trastorno del Espectro Autista).
No obstante, a pesar de las ventajas que un entorno tranquilo como lo son las zonas rurales puede proporcionar a las personas con autismo, vivir alejado de la ciudad también implica dificultades.
La falta de recursos especializados cercanos, la necesidad de desplazamiento para su atención y la accesibilidad limitada del transporte son algunos de los retos que deben enfrentar a diario las personas con TEA que viven en un medio rural. Además de limitar su calidad de vida, estas circunstancias pueden llegar a suponer un riesgo de exclusión.
Según estimaciones de la Confederación Autismo España, alrededor de 74.700 personas con TEA podrían estar viviendo en zonas rurales de nuestro país
La presidenta de la asociación TEA Zamora, Maribel Ramos, hace hincapié en que lo que «más sufren» las personas con autismo en una provincia eminentemente rural son los desplazamientos –sobre todo, para aquellos que viven en poblaciones pequeñas–, ya que en la ciudad es donde todos los servicios se encuentran centralizados: psicólogo, apoyo escolar, fisioterapeuta… Además, la presidenta añade que sería «muy costoso» que los servicios se desplacen hasta estas poblaciones porque habría que poner profesionales itinerantes y hay zonas muy lejanas y que no disponen de muy buenas comunicaciones con la capital.
Esta escasez de recursos que conllevan desafíos significativos diarios para las personas con TEA suele venir dada por la dispersión de la población y por las características físicas o de orografía de los entornos del medio rural, lo que puede dificultar el acceso a esos ya de por sí mencionados escasos servicios, como ejemplifica Maribel Ramos.
A estas características intrínsecas al lugar se suman en no pocas ocasiones la falta de profesionales especializados y la escasez de figuras de cuidado no profesionales que se deben, generalmente, a la dispersión de las familias y a los gastos extra que aquellas suponen.
Las personas con Trastorno del Espectro Autista que viven en las áreas rurales suelen tener un nivel educativo inferior en comparación con las que viven en las áreas urbanas, lo que puede reducir sus posibilidades de lograr un empleo
Asimismo, y en relación con este último factor, las personas con esta condición del espectro autista que viven en las áreas rurales suelen tener un nivel educativo inferior en comparación con las que viven en las áreas urbanas, lo que puede llegar a reducir sus posibilidades de lograr un empleo, según la Asociación Autismo España.
La AAE expone que los datos muestran que la ruralidad pueden ser un factor que multiplica las situaciones de discriminación. Por ello, la Confederación Autismo España, con el apoyo del Fondo Social Europeo Plus y junto con otras entidades, puso en marcha la iniciativa +RuralTEA, con el objetivo de marcar un cambio significativo en la vida de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) que residen en la España rural.
Según estimaciones de la Confederación Autismo España, alrededor de 74.700 personas con TEA podrían estar viviendo en zonas rurales de nuestro país. Este proyecto se enfoca en brindar soluciones personalizadas para superar las barreras que enfrentan estas personas en municipios alejados de los servicios especializados.
El proyecto +RuralTEA también busca como objetivo prioritario cambiar esta realidad de las personas con autismo, a través de un enfoque integral que incluye la detección de necesidades, la implementación de acciones concretas y el acompañamiento continuo a las familias, de manera que factores como carecer de infraestructuras adecuadas y servicios de transporte no supongan una diferencia en la calidad de vida con respecto a aquellas personas con la misma condición que habitan en un entorno urbano para que, así, las zonas rurales puedan seguir siendo un entorno amigable para ellas.
En este sentido, destaca también Redeia que, en el marco de su compromiso con la lucha contra la desigualdad y la mitigación de los desequilibrios territoriales, ha apoyado la iniciativa social de la asociación El Remós (Huesca). Esta entidad atiende a 22 usuarios, a quienes proporciona formación y la oportunidad de un proyecto laboral, favoreciendo su inclusión activa en la comunidad.
Mediante el acondicionamiento y asfaltado del camino que lleva hasta el centro, la compañía promueve la relación y la integración de las personas con discapacidad en su entorno social.
Iniciativas como estas, que contribuyen a reducir los desequilibrios urbano-rurales, son necesarias para que las personas con TEA puedan adaptarse a su entorno sin tener que abandonarlo por falta de recursos. Garantizar una atención inclusiva en cualquier punto del territorio no solo mejora su calidad de vida, sino que también fortalece el tejido social de las zonas rurales.