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Así es la nueva energía que se utilizará en las misiones interplanetarias

La mayoría de naves espaciales utilizan paneles solares para generar la electricidad que les permita funcionar. Pero los ambientes más extremos invalidan su eficacia. Las células termorradiativas evitan este problema uniendo energía solar y nuclear.


¿Podría una misión espacial llegar hasta Urano, el séptimo planeta de nuestro sistema solar? ¿Sería posible generar la energía necesaria para propulsar un satélite hasta un planeta que es puro hielo y se encuentra a 2.721 millones de kilómetros del nuestro? Esto es lo que se ha propuesto el programa de la NASA Innovative Advanced Concepts (NIAC).

Cada año, el NIAC subvenciona proyectos tecnológicos innovadores que permitan a la NASA seguir avanzando en sus investigaciones lejos de la atmósfera terrestre. Y este mismo año, uno de los proyectos subvencionados ha sido el desarrollado por un equipo de científicos del Rochester Institute of Technology del estado de Nueva York (EE.UU.). Se trata de una nueva fuente de propulsión generada por una combinación de energía solar y energía nuclear que podría enviar pequeñas naves espaciales hasta los mismos límites del sistema solar.

Los paneles solares que alimentan las naves espaciales carecen de eficacia alrededor de los -218ºC que llega a alcanzar el planeta Urano

La posibilidad de que, gracias a esta nueva fuente de propulsión que recibe el nombre de células termorradiativas (TRC), pequeñas naves espaciales puedan alcanzar Urano es absolutamente revolucionaria porque, hasta ahora, la energía que utilizan es generada por paneles solares. Urano, como decíamos al inicio, es un planeta tan frío que se conoce como el «gigante de hielo», y alcanza temperaturas de -218ºC. Evidentemente, los paneles solares que producen la energía de la gran mayoría de naves espaciales que, en la actualidad, surcan el espacio, no servirían para producir energía en ambientes tan gélidos y a los que la luz del sol apenas roza.

Con las TRC, los científicos pretenden lograr unos propulsores más potentes y resistentes a las temperaturas extremas que rodean los planetas más alejados del nuestro. La primera fase de su estudio, dejó patente la efectividad de este sistema cuyo funcionamiento es el contrario al de una célula solar: en vez de producir calor, convierte el calor producido por un radioisótopo (combustible nuclear) en luz infrarroja que, enviada al espacio, genera electricidad durante su recorrido. Lo que permite este sistema es crear unos motores más pequeños, sin piezas móviles que provoquen fallos mecánicos, y con una potencia significativamente mayor que la de los actuales paneles solares, de cuya energía se alimentan las naves espaciales. Además, debido al máximo aprovechamiento que hacen de la energía solar, se convierten en un tipo de motores altamente sostenibles.

Las células termorradiativas convierten el calor producido por combustibles nucleares en luz infrarroja que, enviada al espacio, genera energía en su recorrido

El proyecto se encuentra ya en su segunda fase, y los científicos quieren lograr que los motores de TRC puedan reducirse aún más en peso y tamaño y, sobre todo, minimizar al máximo su consumo de energía. También, se están realizando diversos experimentos que posibiliten crear motores TRC capaces de soportar temperaturas aún más extremas.

El programa NIAC, mientras tanto, seguro del éxito de las investigaciones, ha definido ya el tipo de nave espacial que, con los TRC, quieren hacer llegar hasta Urano. Se trata de los «CubeSats», un satélite cúbico en miniatura creado en 2002 por investigadores de la Universidad de Stanford.

La hoja de ruta ya está marcada, y si las investigaciones siguen el mismo curso que hasta ahora, pronto podremos comprobar cómo un CubeSat impulsado por TRC alcance los confines del sistema solar.

La educación, rehén invisible de la guerra

Además de las imágenes que se muestran todos los días, la guerra oculta más situaciones de vulneración de derechos, a menudo desconocidas, entre las que se encuentra la falta de acceso a la educación. Este fenómeno afecta a niños y niñas en todo el mundo y tiene un gran impacto en su desarrollo integral.


La educación en la infancia y juventud es un derecho consagrado en tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que queda relegado cuando estalla una guerra.

A los daños físicos y materiales que implica cualquier conflicto se suma la vulneración de este principio, que afecta al desarrollo cognitivo de niños, niñas y jóvenes. Según datos de Unicef, más de 100 millones de niños y niñas en edad escolar viven en zonas de conflicto. De ellos, 24 millones no van al colegio. Dicho de otro modo: una cuarta parte de los niños en zonas de conflicto está privado de su derecho a la educación.

Uno de cada cuatro niños o niñas en zonas de conflicto está privado de su derecho a la educación

Entre los principales motivos de la falta de acceso a la educación encontramos, además de la falta de docentes o el miedo a sufrir un ataque durante horas lectivas, el daño o destrucción de las infraestructuras educativas, debido a ataques directos o como perjuicios colaterales de los enfrentamientos. Además de la pérdida de un lugar de aprendizaje, en muchos casos hay una interrupción en la entrega de servicios esenciales, como la alimentación y atención médica, que a menudo se proporcionan a través de las escuelas.

Asimismo, la infancia que vive en zonas de guerra también enfrenta riesgos de reclutamiento forzado por grupos armados, explotación y violencia, incluyendo ataques específicos contra estudiantes y profesores. Además, el reclutamiento de menores soldado es una práctica habitual: se sigue produciendo en 18 países, pese a estar prohibida por el Protocolo facultativo de la Convención de Derechos del Niño sobre la participación de menores en conflictos armados. 

El acceso a la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores, fomenta la tolerancia y contribuye a crear sociedades más pacíficas

Por otro lado, el desplazamiento forzado es una consecuencia directa de los conflictos que también repercute en la educación. Los niños y niñas desplazados suelen perder meses o incluso años de estudio, y encuentran dificultades significativas para acceder a la educación en los lugares de refugio debido a barreras como el idioma o la falta de documentos oficiales. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de la mitad de los niños refugiados no están inscritos en la escuela secundaria.

Además, el conflicto también influye en el aumento de las desigualdades de género. Las niñas, en particular, se enfrentan a la posibilidad de un incremento del riesgo de violencia sexual o de matrimonio precoz y forzado en zonas como Iraq o Sudán del Sur, donde las niñas tienen un 90% menos de probabilidades que los niños de recibir educación.

La educación como puente para el desarrollo personal y profesional

Ir a la escuela es fundamental para el desarrollo personal, ya que amplía el conocimiento y la comprensión del mundo, fomenta el desarrollo de habilidades críticas de pensamiento y mejora la autoestima y la confianza en uno mismo.

Además, también permite aspirar a una mejor calidad de vida gracias al acceso a mejores oportunidades en el desarrollo profesional. Según datos del Banco Mundial y la OCDE, cada año adicional de escolaridad puede aumentar los ingresos personales de un individuo entre un 8% y un 10%. Esto refleja que las habilidades adquiridas durante los años de educación son clave para acabar con situaciones de pobreza y mejorar económicamente.

Precisamente, es por sus aportes tan significativos que existen organizaciones a diferentes niveles que son plenamente activas en la lucha por conseguir este derecho fundamental de la infancia, mediante recursos como la búsqueda de financiación concreta, la inversión en el desarrollo de nuevos centros educativos o la petición a los gobiernos de que proporcionen entornos seguros para los niños refugiados. La educación debe ser una parte esencial de cualquier infancia ya que, como dijo la activista Malala Yousafzai, «un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo».

El leopardo de las nieves, el fantasma de Asia

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El leopardo de las nieves es conocido como el «fantasma de las montañas». Ahora ante la rápida desaparición que está viviendo esta especie, se corre el riesgo de que el término «fantasma» se convierta en una realidad ya que, según la «lista roja de las especies amenazadas» de la IUCN, el felino está en la máxima categoría de peligro de extinción.

¿Son las islas solares una alternativa más eficiente?

Mediante un aprovechamiento ingenioso del espacio, un aumento de la eficiencia inspirada en la naturaleza y la apuesta por la integración de sistemas con redes inteligentes, las islas solares allanan el camino hacia un sistema energético limpio, fiable y resiliente.


Cuando éramos pequeños, nos enseñaban a tener cuidado con el agua y la electricidad debido al peligro inherente a su combinación. Sin embargo, en la actualidad, estamos presenciando una innovación que une estos dos elementos de manera segura y eficiente.

Conocidas en la industria como fotovoltaica flotante, o parques solares flotantes, estas no son islas repletas de paneles solares, sino estructuras flotantes compuestas de placas situadas en masas de agua como embalses, pantanos o más recientemente, el mar. Desde India, país que acoge la mayor infraestructura de este tipo, a Brasil, primer país latinoamericano en el que se instala, las islas solares están revolucionando el panorama global de las energías renovables.

Donde el espacio es un lujo y la descarbonización una prioridad, optimizar el espacio y maximizar la eficiencia se vuelve más crucial que nunca, y las islas solares están en la corriente para resolver esta encrucijada. Las exigencias contrapuestas de las industrias alimentaria, energética y las demandas crecientes de otros bienes y servicios clave para la lucha contra el cambio climático, entre ellos, el almacenamiento de carbono, convierten el suelo en un lugar casi tan congestionado como las grandes capitales del planeta.

Donde el espacio es un lujo y la descarbonización una prioridad, optimizar el espacio y maximizar la eficiencia se vuelve más crucial que nunca

Instituciones como MacArthurFoundation o Chatham House alertan del uso y explotación excesivos de la tierra, y sobre la posibilidad de que no haya superficie suficiente para alcanzar los objetivos climáticos y de biodiversidad para 2050. Además de resolver uno de los desafíos más apremiantes de la fotovoltaica tradicional (el espacio), las islas solares pueden apoyar el aumento considerable en el uso de renovables para llegar a los objetivos globales de emisiones cero para 2050.

Para ello, empresas como Solar Duck, ahora con el foco en alta mar, apuestan por la fotovoltaica flotante offshore, trasladando estas instalaciones inicialmente desplegadas en embalses, lagos o pantanos, para una generación de energía, de escala megawatt a escala gigawatt. Por otro lado, Solaris Float, desarrolladora de PROTEVS en Países Bajos, pone su foco en evitar discontinuidades en picos de sol, aumentando la producción por metro cuadrado con innovaciones como la robotización de paneles «girasoles» que siguen al sol de este a oeste. Se está evaluando la complementariedad de esta medida, que podría ser hasta un 40% más eficiente que la fotovoltaica tradicional, según la empresa, con otras energías renovables. En el Mar del Norte, TNO está determinando, además, su integración en parques eólicos, o un nuevo prototipo en el Mediterráneo, en el puerto de Valencia, que considera la integración potencial para hidrógeno verde.

La fotovoltaica flotante podría generar impactos sociales y económicos positivos más allá de aquellos marcados en materia medioambiental

Aún en fases precomerciales en la mayoría de los casos, esta tecnología se centra en la viabilidad técnica de sistemas de anclaje, flotación, sistemas eléctricos o inclinación de paneles para la optimización de la producción energética, tal y como muestra el manual publicado por SolarPower Europe, una guía para el desarrollo de esta tecnología aún emergente. Y mientras se continúa investigando el impacto de estas instalaciones en ecosistemas marinos o en el comportamiento de aves, el apoyo a la innovación en fotovoltaica flotante podría generar impactos sociales y económicos positivos más allá de aquellos marcados en materia medioambiental. Se espera que atraiga el interés científico y tecnológico, y esto ayude a reavivar zonas rurales vaciadas o diversificar economías isleñas, como en el caso de La Palma.

Para acelerar la transición energética y llegar a los objetivos de emisiones cero, soluciones como las islas solares, que aprovechan espacios inutilizados y apuestan por la eficiencia y continuidad de los sistemas, serán clave para responder a los desafíos que se vayan planteando. Por supuesto, es necesario buscar la combinación óptima en cada entorno y adaptar las soluciones a las distintas condiciones, pero ya estamos viendo que esta tecnología es especialmente interesante en zonas con poca tierra como Países Bajos, o con mucha agua, como es el caso de España.

Malnutrición: cuando la pobreza llega al estómago

Malnutrición

Una de las manifestaciones de la pobreza es una alimentación inadecuada, lo que puede llevar a la malnutrición. Esto le ocurre hoy en día al 5,9% de los menores de 16 años en España y puede afectar su crecimiento.


La pobreza tiene muchas formas: es una cuenta bancaria en números rojos, una casa fría en invierno o un verano sin vacaciones. Pero también es una nevera sin alimentos saludables para que el organismo reciba todo lo que necesita y funcione correctamente. 

Es lo que le ocurre al 5,9% de los menores de 16 años en España, que no pueden comer una pieza de carne o pescado al menos cada dos días. Una cifra que equivaldría a casi medio millón de niños y niñas que estarían sufriendo malnutrición en el país, según un análisis de la Encuesta de Condiciones de Vida que hace la Plataforma de la Infancia. 

En España cerca de medio millón de niños y adolescentes pueden estar sufriendo malnutrición

Los más jóvenes son el grupo poblacional que más sufre esta vulnerabilidad, con una tasa que ha ido en ascenso desde 2004, cuando empieza la serie histórica. Y es especialmente grave: padecer déficit nutricional en la etapa de crecimiento puede afectar al desarrollo físico por el déficit de vitaminas y minerales, así como provocar retrasos en el aprendizaje y el avance cognitivo, según la Organización Mundial de la Salud

A nivel europeo, España se sitúa por debajo de la media si se tiene en cuenta todo el conjunto de la población. En el continente, un 8,3% no puede permitirse piezas suficientes de carne y pescado (o sus análogos vegetarianos) a lo largo de la semana, mientras que España se encuentra en un 5,4%, al mismo nivel que Austria (5%) o Estonia (5,5%). En Bulgaria y Rumanía es donde más sufren esta problemática, con cifras que se ubican por encima del 20%, mientras que Irlanda o Chipre es donde menos repercusión tiene (por debajo del 2%), según datos de Eurostat de 2022

Además, según los datos que publica cada año el Instituto Nacional de Estadística, en 2022 puede observarse que las personas con hijos dependientes son las que más padecen un índice de masa corporal por debajo de lo recomendable, lo que permite extrapolar la situación a los menores que conviven con ellos. Es así en el 6% de los casos de adultos solos con hijos dependientes, y también en el 3,5% de los hogares donde viven dos o más adultos con hijos. 

La malnutrición no es solamente una ingesta insuficiente de calorías, sino que abarca los desequilibrios provocados por cualquier alimentación inadecuada. Un exceso de grasas y azúcares en la dieta, junto con una vida sedentaria, puede provocar sobrepeso y obesidad, una realidad que es más habitual en España a medida que se pasan los 30 años, como muestra el siguiente gráfico. El dato más alarmante se da entre los mayores de 65 años, cuya tasa de sobrepeso llega al 41%.

Los mayores de 65 años son los que más sufren sobrepeso

Para paliar las consecuencias que la malnutrición tiene en la sociedad es fundamental la coordinación entre las distintas instituciones gubernamentales y sanitarias, así como la sociedad civil y la comunidad educativa.  Por eso, desde la Plataforma de la Infancia, proponen en su último informe una estrategia multicausal, que aglutine desde ayudas para la crianza, deducciones fiscales, apoyos específicos a familias monoparentales, mejora de acceso a ayudas como el Ingreso Mínimo Vital o garantizar el acceso al comedor escolar a todos los menores en situación de pobreza. 

Reciclaje químico, un paso más hacia la economía circular

Esta nueva técnica aborda el problema que conlleva la gran acumulación de plásticos en los vertederos y surge como alternativa complementaria al método tradicional para la continua circulación de residuos.


Las emisiones de carbono se presentan como el mayor reto medioambiental para gobiernos y empresas en los próximos años. El camino hacia la neutralidad climática marcado como objetivo para 2050 obliga, además de a un compromiso global, a la investigación y desarrollo de técnicas que ayuden a alcanzarlo. 

El reciclaje tiene un gran protagonismo dentro de esta lucha contra el cambio climático, al posicionarse como una manera de dar una segunda oportunidad a los residuos y descartes y reducir así la contaminación desmedida. Su desarrollo en el tiempo ha abierto las puertas de la innovación logrando versiones aún más completas de la misma. Es lo que sucede con el reciclaje químico, un innovador procedimiento que puede marcar la diferencia.

Según los datos del informe La economía circular de los plásticos - Una visión europea, elaborado por Plastics Europe, se estima que para 2030 se producirán 3,4 millones de toneladas de plásticos mediante reciclaje químico. Este volumen llevará consigo aparejados unos 7.200 millones de euros de inversión.

El tratamiento incluye diferentes procesos químicos regulados para controlar su impacto al medio ambiente

En el reciclaje tradicional (conocido como mecánico), los residuos plásticos son triturados, lavados, extruidos y paletizados. Una vez completado el ciclo se pueden reutilizar varias veces, aunque sufren una pérdida progresiva de sus propiedades. Sin embargo, hay desechos cuya composición impide su reciclaje a través de este método y acaban apilados en vertederos o son incinerados con un inevitable impacto negativo en el medio ambiente. 

Por eso el desarrollo del reciclaje químico se antoja tan relevante. Los plásticos se componen de distintos monómeros que constituyen y producen la materia prima. Mediante la despolimerización, el residuo separa sus elementos originales, lo que permite la producción de plástico reciclado pero, en esta ocasión, con características idénticas al fabricado originalmente.

Para 2030 se estima una producción de plásticos mediante reciclaje químico de 3,4 millones de toneladas a nivel europeo

No obstante, existe la creencia extendida de que es una técnica perjudicial para el medio ambiente, algo que la Federación Empresarial de la Industria Química en España (FEIQUE) desmiente en su análisis sobre el reciclado químico. Ni se espera que sustituya al reciclaje tradicional ni emite sustancias tóxicas. Se trata de un proceso regulado a nivel nacional y europeo para controlar su impacto al medio ambiente. De hecho, España se ha convertido en el primer país de la Unión Europea en incluir el reciclado químico en el marco legislativo y en aprobar una proposición no de ley para promover el uso de productos creados con esta técnica.

Mediante el reciclaje químico, la actividad de reciclar cobra un nuevo color y protagonismo dentro de la revolución verde. Esta técnica alternativa se posiciona como clave en la reutilización de desechos y, en consecuencia, en la reducción de emisiones de carbono a la atmósfera.

Movilidad y salud, dos caras de la misma moneda

La calidad del aire que respiramos cada vez nos afecta más, de modo que fomentar una movilidad más respetuosa con el medio ambiente es clave para proteger la atmósfera y, por tanto, nuestra salud.


La movilidad urbana y su impacto en nuestra vida diaria es uno de los temas que más preocupan en la actualidad. Debido a su incidencia directa en la calidad del aire que respiramos: a mayor congestión de vehículos en el casco urbano, mayor exposición a gases contaminantes. Hasta 7 millones de muertes al año se relacionan con la contaminación del aire: por ello, para el medio ambiente, sino también para la salud de todos.

En el centro de Madrid se superan sistemáticamente y desde hace más de diez años los niveles legales de contaminación

El problema de la contaminación es especialmente grave en los centros urbanos, donde se concentra una gran parte de la movilidad. Mediante diversos sistemas que calculan la densidad de los contaminantes en el aire se llega a conclusiones que son, cuanto menos, apabullantes. Según la organización Ecologistas en Acción, y en base a los datos recogidos entre 2010 y 2022, en el centro de Madrid se superan sistemáticamente y desde hace más de diez años los niveles legales de contaminación aconsejados por la OMS y la Comisión Europea, con el automóvil de combustión como principal responsable de las emisiones.

¿Qué podemos hacer para mejorar el aire que respiramos? 

Además de las medidas que podemos implantar a nivel individual, como evitar movernos en coche para realizar trayectos que podamos hacer a pie o en bicicleta, priorizando el transporte público o compartido, son fundamentales acciones gubernamentales como la Ley de Movilidad Sostenible, una norma que impulsa, entre otras medidas, la industria del vehículo eléctrico y que se encuentra en tramitación parlamentaria.

Los fallecimientos provocados por la contaminación podrían reducirse hasta en un 80% si conseguimos que los niveles de contaminación atmosférica se reduzcan

El vehículo eléctrico es la principal alternativa al vehículo privado diésel o de gasolina, gracias a la reducción de emisiones que supone su uso. Aunque su producción sí genera contaminantes y perjudica la calidad del aire —especialmente si la energía utilizada es no renovable—, al provenir de centrales eléctricas será mucho más sencillo medir y controlar su presencia en la atmósfera. En cualquier caso, si lográramos una movilidad 100% eléctrica, la calidad del aire mejoraría considerablemente debido a la reducción de emisiones, ya que los vehículos eléctricos no contaminan por sí mismos.

La recuperación de los centros urbanos como lugares en los que poder respirar sin poner en peligro la salud es posible si centramos nuestros esfuerzos en hacer más sostenible y saludable nuestra movilidad: los fallecimientos provocados por la contaminación podrían reducirse hasta en un 80% si conseguimos que los niveles de contaminación atmosférica se reduzcan y lleguen a los parámetros propuestos por la OMS.

El uso de móviles en la infancia, ¿hay vuelta atrás?

Los dispositivos móviles constituyen la puerta de entrada a un gran abanico de oportunidades de aprendizaje y desarrollo, pero al mismo tiempo pueden acarrear riesgos en la salud de los más jóvenes. ¿Existe un punto medio en el vínculo entre la infancia y las pantallas?


El mejor amigo de los niños y adolescentes de hoy parece ser el teléfono móvil. Todos tienen acceso a uno, y algunos a edades muy tempranas. Los móviles constituyen la puerta de entrada a una gran cantidad de información y contenido, a veces no apropiado para menores, y se ha vuelto cada vez más complicado limitar su uso.

No existe un consenso en la comunidad científica sobre los efectos negativos que tienen las nuevas tecnologías en niños y adolescentes

Si bien hay una preocupación generalizada por el efecto que puedan tener en la salud y el bienestar de los más pequeños, lo cierto es que no existe un consenso al respecto en la comunidad científica. En la revista The Lancet se sugirió que «nuestra comprensión sobre los beneficios, daños y riesgos del panorama digital es muy deficiente». Y, sin embargo, no cesan de publicarse nuevos estudios sobre los peligros que implican las nuevas tecnologías. ¿Qué conclusiones se pueden extraer de todo esto?

Inicialmente, la investigación sobre los efectos de los teléfonos móviles u otros dispositivos inalámbricos en niños y adolescentes se centró en los aspectos fisiológicos de la exposición a las pantallas. Sin embargo, en los últimos años la mayor parte de la atención mediática y pública se ha centrado en los efectos que los móviles pueden tener en la salud psicológica, social y conductual de los menores. No es casualidad, ya que los trastornos de salud mental constituyen uno de los problemas de salud dominantes en este grupo de edad, de los cuales el 50% surgen antes de los 15 años. 

Estudios recientes han demostrado que el uso de dispositivos móviles en niños y adolescentes puede estar asociado con la depresión, la ansiedad y con problemas de conducta. No obstante, otros afirman que, haciendo un uso adecuado, las nuevas tecnologías ofrecen numerosos beneficios para la educación y el desarrollo de los jóvenes. Entonces, ¿se debería prohibir el acceso a estos dispositivos?

La AEP ve necesario desarrollar una normativa que exija el cumplimiento de ciertas obligaciones a las aplicaciones para niños

Por mucho que nos sorprenda, parece que prohibir el uso de los dispositivos móviles de manera indiscriminada tampoco beneficia la salud de los niños y adolescentes. La AEP sostiene que, en vez de restringir, es necesario establecer una acción colectiva y consensuada entre los progenitores, los centros escolares y las instituciones encargadas de la protección a la infancia, entre otras entidades, y desarrollar una normativa que exija el cumplimiento de ciertas obligaciones a las tecnologías que estén dirigidas a los más jóvenes.

Marie Souvestre y la independencia intelectual de las jóvenes del siglo XIX

Marie Souvestre fue una pedagoga francesa, pionera en la educación feminista de altos estándares y el fomento de la independencia intelectual de las mujeres. 


Nacida en 1830 en Brest, Francia, mucho antes de que el feminismo fuera un movimiento reconocido en Occidente, Marie Souvestre ha pasado a la historia por sus empoderadoras ideas como pedagoga.

Creció en una atmósfera enriquecedora intelectualmente que hizo que desde joven se interesara por la educación

Consciente de las limitaciones que la enseñanza de la época ofrecía a las mujeres, aseguró una educación de altos estándares académicos en sus aulas, donde se aprendía caligrafía, dibujo, teoría de la música y literatura francesa, pero también idiomas, gracias a la presencia de profesorado de origen alemán, inglés o italiano, lo que significaba toda una novedad en las escuelas femeninas del momento.  Hija del novelista francés Émile Souvestre y de Angélique Anne Papot, una mujer con gran compromiso cultural, creció en una atmósfera enriquecedora intelectualmente que hizo que desde joven se interesara por la educación, así como por la política, un campo entonces vedado a las mujeres.

Marie Souvestre estuvo próxima a la burguesía intelectual de izquierda y al librepensamiento, que abogaba por el libre desarrollo de las ideas pero que tenía también entre sus reivindicaciones la liberación de las mujeres y la reforma educativa, dos elementos clave a lo largo de su vida. 

Fue en su país natal donde fundó la escuela para chicas llamada Les Ruches junto con Caroline Dussaut, en Fontainebleau. Su alumnado estaba compuesto fundamentalmente por mujeres de familias influyentes y adineradas de toda Europa, que llegaban hasta allí para recibir una educación superior todavía poco frecuente en otras partes del continente. Además de acceder a cursos de literatura, idiomas, música o dibujo, tenían la suerte de contar con la biblioteca que Souvestre había heredado de su padre y que les abría la puerta a multitud de conocimientos y a la libertad de aprender en un entorno que estimulaba la curiosidad. 

Su estudiante más famosa fue Eleanor Roosevelt, a quien hoy conocemos por haber sido «la primera dama del mundo»

Tras marcharse de Francia, desarrolló en Londres su labor más reconocida como pedagoga, creando la Allenswod Boarding Academy, que recibió a jóvenes de familias influyentes pero ahora ya no solo de Europa, sino también de Estados Unidos. De hecho, su estudiante más famosa fue Eleanor Roosevelt, a quien hoy conocemos como «la primera dama del mundo», que además trabajó de manera directa en la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en diversas causas sociales. La propia Marie Souvestre nunca dejó su compromiso político de lado, y en Inglaterra continuó luchando por el voto femenino que defendía desde su tiempo en Francia. 

Nacida en una época en la que el horizonte de las jóvenes de clase alta se limitaba al matrimonio y a la familia, Marie Souvestre ofreció a un puñado de afortunadas una aproximación rompedora al compromiso político, al método intelectual y, sobre todo, el acceso a un pensamiento independiente que a la mayoría le era negado.