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Cuando la salud y el cambio climático avanzan en la misma dirección

En un momento en el que la preocupación por el cambio climático no deja de crecer y sus efectos secundarios tocan a nuestra puerta, la salud se convierte en protagonista de la agenda climática.


El calentamiento global no tiene fronteras y tiene en alerta a autoridades, agentes económicos y sociales alrededor del mundo. Sus consecuencias, y la necesidad imperiosa de implementar soluciones coordinadas, se han discutido en el último Foro Económico Mundial celebrado en Davos.

Entre los múltiples debates que tuvieron lugar en la ciudad suiza, ha generado especial preocupación el impacto que tienen las alteraciones climáticas en la salud, dado el alarmante aumento de enfermedades y muertes en los que han derivado.

El Foro Económico Mundial pronostica 14,5 millones de muertes en 2050 a causa de la crisis climática

El último informe del organismo internacional clasifica seis tipos de eventos climáticos a tener en cuenta: lluvias extremas e inundaciones, sequías severas, olas de calor, tormentas tropicales, incendios forestales y el aumento del nivel del mar. Este análisis indica que, aunque se logre limitar el calentamiento global a 1,5°C, el impacto será significativo, especialmente en poblaciones vulnerables (ancianos y niños), zonas costeras densamente pobladas y climas cálidos, lo que aumentará su vulnerabilidad ante enfermedades. Además, afectará la equidad de los servicios de salud en las regiones con peores recursos sanitarios.

Según las proyecciones del estudio, para 2050 el calentamiento global podría ocasionar hasta 14,5 millones de muertes y derivar en una carga adicional sobre las infraestructuras y recursos humanos médicos, para los cuales se estima que serán necesarios 1,1 billones de dólares en inversiones.

Es evidente que los eventos climáticos extremos y el desplazamiento forzado afectan físicamente a la población. Sin embargo, ¿cuáles son las consecuencias psicológicas de vivir en un mundo más cálido y transformado? Según los especialistas, el creciente impacto del cambio climático en la salud mental no debe subestimarse: la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático están en aumento y representan un gasto sanitario cuantioso. Por ejemplo, se calcula que el tratamiento de los trastornos de ansiedad desencadenados por las inundaciones puede alcanzar los 198.000 millones de dólares, según el informe del Foro Económico Mundial.

Debemos reconocer y aceptar las emociones relacionadas con el cambio climático para abordarlas de manera constructiva

Afortunadamente, cada vez hay más especialistas dedicados a investigar la relación entre el cambio climático y la salud mental. Britt Wray, científica de Stanford Medicine, autora de Generation Dread: Finding Purpose in an Age of Climate Crisis (que podría traducirse como «Terror generacional: encontrando el propósito en la era de la crisis climática»), ha creado un boletín semanal llamado Gen Dread en el que habla sobre cómo convivir con la ansiedad climática.

En su obra, Wray explica cómo la crisis ambiental afecta a nuestra salud mental y plantea algunas medidas para abordarlo de la mejor manera. Entre ellas, sugiere reconocer y aceptar las emociones relacionadas con el cambio climático, como el miedo y la tristeza, para poder abordarlas de manera constructiva. Además, habla de fortalecer los lazos comunitarios, ya que pueden proporcionar apoyo emocional y ayudar a las personas a sentirse más empoderadas. Además, sugiere participar en acciones individuales y colectivas, como votar por políticas climáticas y presionar a las instituciones y a las empresas para que tomen medidas más significativas.

Policrisis, ¿la palabra para definir nuestra época?

Policrisis

En un mundo cada vez más conectado, una serie de factores como el cambio climático, los conflictos o la crisis de materias primas se interrelacionan y nos obligan a modificar la forma de gestionar los desafíos. 


Para algunos, es el término con el que deberíamos explicar el mundo actual. La policrisis, es decir, la combinación de crisis globales interrelacionadas, fue la palabra utilizada por el Foro Económico Mundial en Davos en 2023 para ilustrar la situación actual del planeta en su Informe de Riesgos Globales

Cuando hablamos de crisis globales nos referimos al cambio climático, el peso creciente de la inflación, la polarización política y social, las tensiones geoeconómicas y la crisis de materias primas, entre otras: factores críticos que, en un mundo cada vez más integrado, se entrelazan entre ellos. 

El Foro Económico Mundial predice que el fracaso de la acción climática marcará la próxima década

Un ejemplo de este efecto dominó lo vimos con la invasión rusa en Ucrania: el conflicto provocó un fuerte aumento en los precios de los alimentos y de la energía que ha sacudido los mercados globales y ha provocado un aumento del hambre en el mundo. Otro ejemplo son los cada vez más visibles efectos del calentamiento global (como las inundaciones o las sequías), que han convertido en refugiadas climáticas a millones de personas

Una mirada a la próxima década

El informe del Foro Económico Mundial hace un análisis de estos desafíos a largo plazo. Entre sus predicciones, señala que el coste de vida dominará los riesgos globales en los próximos dos años, mientras que el fracaso de la acción climática marcará la próxima década. Además, predice que las crisis de alimentos, combustibles y costes exacerbarán las vulnerabilidades sociales y que empeorarán los conflictos y los riesgos asociados a la ciberseguridad. 

¿Y cuál será el colectivo más afectado? La infancia, como advierte el informe Prospects for Children in the Polycrisis de UNICEF. Un ejemplo lo encontramos en el aumento de precios, que impacta dramáticamente en las familias más vulnerables; otro, en el cambio climático, cuyos efectos vivirán más intensamente las generaciones futuras. 

Revertir la policrisis

Sin embargo, aún podemos dar la vuelta a esta década que se presenta sombría, cambiando la forma de gestionar sus desafíos. 

El informe de UNICEF propone, en primer lugar, invertir en la previsión y la gobernanza anticipada de riesgos futuros. En segundo lugar, llevar a cabo cambios sistémicos en la gobernanza de los bienes públicos y las instituciones internacionales, por ejemplo, en la infraestructura sanitaria, los sistemas alimentarios y energéticos, la arquitectura financiera global y la tecnología digital. 

Debemos escuchar las necesidades y propuestas de todos los ciudadanos, incluyendo a la infancia

Finalmente, los autores sugieren una mayor cooperación y coordinación entre las naciones y las distintas generaciones. Para ello, debemos escuchar las necesidades y propuestas de toda la ciudadanía, incluyendo especialmente a la infancia: ya que será quien más sufran los impactos de la policrisis. Los niños, niñas y adolescentes deben ser parte del proceso de búsqueda de un futuro mejor. 

El futuro del empleo en manos de las renovables

renovables

En poco más de una década el trabajo en el sector de las energías renovables está cerca de duplicarse, sobre todo gracias al impulso de la energía fotovoltaica, aunque las brechas geográficas y de género aún son una tarea pendiente. 


En un mundo laboral cada vez más dinámico, marcado por el paso de las nuevas tecnologías, las energías renovables llevan años alzándose como un motor de empleo. Desde 2012, han aumentado la cantidad de trabajadores en un 87,7%, hasta llegar a los 13,7 millones en todo el mundo. 

Un crecimiento exponencial que ejemplifica el interés por un mundo más ecológico y limpio, aunque con grandes diferencias según el tipo de industria. Así, la fotovoltaica es la más extendida, alcanzando casi 5 millones de empleos en todo el mundo, lo que supone 1 de cada 3 puestos en el sector. Le siguen de lejos el biofuel líquido (2,5 millones concentrados sobre todo en la cadena agrícola), y la hidráulica (2,5 millones). En último lugar se encuentra la energía marina con solo un millón. 

En una década, los empleos en energías renovables han aumentado un 87,7%, hasta llegar a los 13,7 millones en 2022

Según IRENA, la Agencia Internacional de Energías Renovables, que publica estos datos en su informe anual de 2023, la gran mayoría de estos puestos de trabajo se concentra en unos pocos países, lo que refleja la desigualdad geográfica en la fabricación de equipos e instalaciones de capacidad.

En esa carrera a varias velocidades, China es, con diferencia, el país que mejor se ha posicionado, con 5,5 millones de empleos en 2022, el 41% del total. Mientras tanto, en el resto de Asia pueden contarse casi dos millones de puestos de trabajo en estas energías. La Unión Europea contrata a 1,6 millones de personas, seguida de Brasil, con 1,4, y de Estados Unidos, que no llega al millón. 

Además de la geográfica, detrás de las energías renovables se esconde otra brecha: la de género. Las mujeres ocupan tan solo un tercio de los puestos de trabajo de la industria renovable (32%). Incluso en la energía solar, donde más pueden encontrarse (40%), puede apreciarse cómo el techo de cristal es palpable: ocupan tan solo un 17% de los puestos senior, mientras que representan el 58% de la administración. «Las competencias STEM son esenciales para muchas de las profesiones requeridas en las energías renovables, pero los prejuicios relativos a las capacidades de las mujeres hacen que su presencia en estos campos siga siendo limitada», explican desde IRENA. 

Las mujeres representan tan solo un tercio de los puestos en el sector, concentrados en las escalas laborales menos cualificadas

Las políticas hacia una transición ecológica y las tecnologías aplicadas a conseguir un planeta más limpio y verde hacen que las perspectivas de empleo sean optimistas, con una estimación de 39 millones de empleos directos en el sector renovable y 81 millones de empleos relacionados para 2050.

Para ello, Francesco La Camera, director general de IRENA, que aglutina al sector, apuesta por un enfoque holístico «que abarque no solo los avances tecnológicos, sino también los aspectos socioeconómicos». Esto requerirá de una comprensión de las transformaciones de gran alcance que se desarrollarán «a medida que el mundo pase de los combustibles fósiles a las energías renovables y a una mayor eficiencia energética».

¿Qué es la «conciencia energética»?

conciencia energética

En la búsqueda de soluciones para combatir la emergencia climática, saber cómo emplear los recursos energéticos de manera eficiente se convierte en un punto de partida hacia un futuro neutro en carbono. 


Decía el filósofo estadounidense Peter Singer que «hay una obligación moral muy fuerte de por qué debemos tomar medidas ante el cambio climático». Singer, una de las figuras claves del pensamiento utilitarista, ha manifestado en varias ocasiones que este es uno de los grandes desafíos del presente siglo. «Si no actuamos, estamos poniendo en peligro a todos los que están vivos ahora y también a las generaciones futuras», advierte. Y, pese a que el 85% de los españoles reconoce que el cambio climático es una realidad, la gran mayoría desconoce cuál es su papel —y su importancia— en esta carrera por encontrar una solución.

Conciencia energética: conocer para actuar

Hablamos de conciencia energética como la capacidad para comprender cuán importante es la gestión eficiente de los recursos energéticos. Un factor determinante si se tiene en cuenta que el suministro y consumo de energía representan actualmente el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel europeo, o que un uso eficiente de la energía evitaría la emisión a la atmósfera de una tonelada de CO2 por cada hogar español.

El suministro y consumo de energía representan actualmente el 75% de las emisiones de gas de efecto invernadero

Pero no solo eso: las medidas de eficiencia energética —cuyo objetivo es el uso óptimo de los recursos energéticos en una actividad— permitirían ahorrar a las familias españolas un gran porcentaje de su factura de gas y electricidad. Algunas de estas soluciones pasan por la mejora de los sistemas de aislamiento, la instalación de luces de bajo consumo, los electrodomésticos más eficientes o la inversión en energías renovables, entre otros. 

Así, una mayor sensibilización sobre la importancia de reducir el consumo energético —a nivel individual y colectivo— puede convertirse en un motor de desarrollo sostenible, además de una herramienta para ajustar el gasto. 

Horizonte 2030

A día de hoy, la Unión Europea plantea una serie de objetivos medioambientales, energéticos y climáticos con el horizonte en 2030. Por ejemplo, reducir el consumo de energía en, al menos, un 11,7 % en comparación con las previsiones para 2030, o acelerar la adopción de energías renovables y lograr reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero en al menos un 55 % de aquí a 2030.

Cerca de 9 de cada 10 encuestados considera importante que la UE tome medidas para mejorar la eficiencia energética

Se trata de una serie de esfuerzos que, de manera casi obligada, deberán ir acompañados del respaldo de la población europea. El panorama es cada vez más optimista ya que, según el Eurobarómetro, «aproximadamente 9 de cada 10 encuestados considera importante que la UE tome medidas para mejorar la eficiencia energética», justificando en un 53% de los casos el gasto en las inversiones necesarias para lograr una transición ecológica.

Eleanor Roosevelt, «la primera dama del mundo»

Eleanor Roosevelt

Ilustración de Valeria Cafagna

Eleanor Roosevelt fue mucho más que la esposa del presidente de Estados Unidos: tenía el compromiso y la convicción de mejorar la vida de las personas y su trabajo fue clave en la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.


Aventurera, curiosa y trabajadora, Anna Eleanor Roosevelt supo aprovechar al máximo su vida. Nació en Nueva York en 1884 en una familia rica e influyente. Cuando se casó no se cambió el apellido, ella ya era una Roosevelt: su padre era el hermano de Theodore Roosevelt. Sin embargo, no tuvo una infancia fácil. Se quedó huérfana y vivió con su abuela desde los 7 años. Cuenta en su libro Lo que aprendí viviendo que fue una niña tímida, insegura y necesitada de afecto, pero con muchas ganas de aprender y experimentar. Muy pronto entendió que, si quería tener una vida plena, tenía que plantar cara a sus miedos. Y así lo hizo. 

Con 15 años, se fue a estudiar a un internado de Londres, donde sintió por primera vez una gran libertad y entró en contacto con profesoras como Marie Souvestre que le ayudaron a desarrollar su pensamiento crítico. Cuando regresó a Estados Unidos, Eleanor conoció a un primo lejano que se convertiría en su marido y padre de sus 6 hijos: Franklin Delano Roosevelt. 

Cuando se casó no necesitó cambiarse el apellido: su padre era el hermano de Theodore Roosevelt

Era un joven que parecía tener una carrera prometedora. Ascendió rápidamente en el Partido Demócrata, pero cuando enfermó de polio pensó en abandonar la política influenciado por su madre. Eleanor Roosevelt fue quien lo convenció para que no dejara de lado sus aspiraciones y se convirtió en un apoyo clave en su campaña. Franklin D. Roosevelt ganó por primera vez las elecciones en 1933 y se convirtió en el presidente que consiguió sacar a Estados Unidos de la Gran Depresión con el New Deal.

A pesar de que en el terreno político funcionaron muy bien, su relación fue complicada. Cuando Eleanor se enteró de las infidelidades de su marido, estuvieron a punto de divorciarse, pero llegaron a un acuerdo. Seguirían juntos, pero ella dejaría para siempre el tradicional perfil de primera dama en el que nunca había encajado y pasaría a tener una agenda política propia. 

Durante los doce años que Franklin D. Roosevelt fue presidente, Eleanor Roosevelt trabajó intensamente en las políticas del Gobierno, defendió los derechos civiles y demostró un interés real por los problemas de la gente. Estaba convencida de que no bastaba con saber que había personas que tenían necesidades: era preciso conocerlas y ponerse en su lugar. Por eso, visitaba a la gente en sus casas, en sus lugares de trabajo y le gustaba moverse en entornos distintos al suyo. Siempre mostró sus opiniones, aunque le pudieran crear algún conflicto diplomático y más de una polémica.  

Su empeño por alcanzar un compromiso internacional la convirtió, en palabras del presidente Harry S. Truman, en «la primera dama del mundo»

Cuando su esposo murió en 1945, Eleanor no dejó su activismo. Se convirtió en delegada de la Asamblea de las Naciones Unidas y fue elegida presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU por unanimidad. Su trabajo y su capacidad para consensuar y confrontarse con otras personas fueron esenciales en la redacción y aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en 1948. 

En un contexto cargado de incertidumbre tras la Segunda Guerra Mundial, su empeño por alcanzar un compromiso internacional la convirtió, en palabras del presidente Harry S. Truman, no solo en la primera dama de Franklin D. Roosevelt, sino en «la primera dama del mundo». Defendió en múltiples ocasiones la participación de las mujeres en asuntos internacionales y reclamó la adopción de la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer. También presionó al presidente John F. Kennedy para que incluyera a más mujeres en puestos de poder y presidió la primera Comisión Presidencial del Estatus de la Mujer de Estados Unidos.

Convencida de que el proceso de aprendizaje y de crecimiento debe continuar a lo largo de toda la vida, Eleanor Roosevelt aprovechó sus días hasta el final y siempre supo mirar al mundo con curiosidad. Falleció a los 78 años tras una vida dedicada a promover la justicia social.

Salvar la biodiversidad, clave para evitar el colapso ecológico

Biodiversidad

El declive de la biodiversidad es más pronunciado hoy que en cualquier otra época de la historia. Sobrepasar el calentamiento global de 1,5 °C tendrá consecuencias irreversibles y solo la descarbonización puede frenar una potencial catástrofe.


Más de 60 jefes de Estado y unas 1.000 empresas de todo el mundo se congregaron en la edición número 54 del Foro Económico de Davos. Su eje transversal se basó en reconstruir una confianza fragmentada a nivel global y cuyo refuerzo es clave para tejer puentes políticos y sociales que nos ayuden a superar los crecientes desafíos que nos acechan. Uno de ellos es la acelerada pérdida de biodiversidad, clave para el equilibrio ecológico en todo el planeta. Según el informe Global Risk Report, publicado por el Foro Económico Mundial el año pasado, la pérdida acelerada de la biodiversidad es una de las principales preocupaciones mundiales tanto a corto como a largo plazo. 

Durante el Foro Económico de Davos se instó a crear una red para movilizar la inversión en energía limpia en el Sur Global

El declive de la biodiversidad es más pronunciado hoy que en cualquier otra época de la historia. La cadena de reacciones negativas provocadas por la intervención humana ha impactado sobre un equilibrio delicado y perfecto de la naturaleza con preocupantes consecuencias para el futuro. Así, el informe cita la severidad de este problema en la cuarta posición en la última década. «Dado que más de la mitad de la producción económica está estimada a ser entre moderadamente y muy dependiente de la naturaleza, el colapso de los ecosistemas tendrá consecuencias sociales y económicas de alto alcance», sostiene el documento. En ese sentido, las enfermedades zoonóticas, la disminución del resentimiento de los cultivos y su valor nutricional, el creciente estrés hídrico —potencial causa de conflictos violentos—, la pérdida de vidas dependientes de los sistemas alimentarios y los sistemas naturales como la polinización, además de las inundaciones, las subidas del nivel del mar y la erosión y degradación de los sistemas de protección contra inundaciones como praderas marinas y manglares, además de la degradación de los medios marinos, son apenas algunos de los problemas que ya se están desencadenando.

Es crucial comprender la relación directa entre el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. Ahora, más que nunca, es fundamental frenar el colapso ecológico alcanzando las emisiones netas cero. No alcanzar esta meta de sobrepasar el calentamiento global de 1,5 °C tendrá devastadoras consecuencias: el impacto continuado de desastres naturales, los cambios en la temperatura global y los cambios en las precipitaciones se convertirán en la causa dominante de la pérdida de biodiversidad. «Sin medidas políticas significativas o inversiones, las complejas relaciones entre la mitigación del cambio climático, la inseguridad alimentaria y la degradación de la biodiversidad acelerarán el colapso del ecosistema», sentencia el informe. 

Más de 100 empresas se comprometieron a restaurar, conservar y cultivar 12.000 millones de árboles

Así, la reconstrucción de la confianza entre todos los agentes es la base para tomar medidas serias «a tiro hecho». En ese sentido, la élite económica mundial alcanzó algunas conclusiones para el planeta. La plataforma Trillion Trees anunció que más de 100 empresas se comprometieron a restaurar, conservar y cultivar 12.000 millones de árboles. 

También, entre los acuerdos alcanzados se instó a crear una red para movilizar la inversión en energía limpia en el Sur Global, con el fin de desbloquear tres billones de dólares de aquí a 2030 necesarios para la transición energética. Así, la denominada Red para Movilizar Inversiones en Energía Limpia para el Sur Global es una alianza creada en el marco del Foro Económico de Davos, formada por más de 20 directores generales y líderes de los gobiernos de Colombia, Egipto, India, Japón, Malasia, Marruecos, Namibia, Nigeria, Noruega, Kenia y Sudáfrica. La red proporcionará un espacio de colaboración para que sus miembros aceleren las soluciones de capital en energías renovables. 

En esa misma línea, también se anunciaron nuevos compromisos para desbloquear miles de millones de dólares destinados a financiar soluciones para el clima y la naturaleza a través de la iniciativa Giving to Amplify Earth Action (GAEA). GAEA también ha incorporado un nuevo Acelerador de Grandes Apuestas, cuyo fin es amplificar y acelerar las asociaciones público-privadas filantrópicas e innovadoras a nivel mundial para poder alcanzar las emisiones netas cero, revertir la pérdida de biodiversidad y preservar la naturaleza.

Bioluminiscencia, uno de los secretos mejor guardados del mar

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Bahía Mosquito en Puerto Rico, Islas Maldivas, bahía de Toyama en Japón o Punta Cuchillos en Costa Rica son algunos de los exóticos lugares en los que podemos disfrutar de la bioluminiscencia. Este fenómeno es todo un espectáculo lumínico que se produce por una reacción química en algunos organismos vivos.

Educación, un derecho básico que no todos tienen

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El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 persigue conseguir una educación de calidad que mejore la vida de las personas y contribuya al desarrollo sostenible. Un desafío no menor ya que muchas personas todavía no tienen asegurado este derecho humano fundamental y la desigualdad educativa sigue presente tanto en los países más ricos como en los menos desarrollados. 

Triplicar las energías renovables, el nuevo reto marcado por la COP28

Los países participantes en la COP28 han incidido en la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El avance mundial en materia de freno al calentamiento global avanza de manera lenta. Por eso, los países participantes en la COP28 han incidido en la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y de perseguir la descarbonización del planeta mediante la sustitución de los combustibles fósiles para paliar los estragos producidos por las altas temperaturas.


El Acuerdo de París de 2015 estableció el reto de limitar el aumento de la temperatura hasta un máximo de 1,5ºC para 2050. Tras ocho años, la COP28, celebrada en Dubái entre noviembre y diciembre, ha sido el escenario para hacer balance de los avances logrados.

Esta edición de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático ha sido de gran relevancia ya que se han evaluado los avances hechos hasta la fecha, con respecto a los objetivos de la Agenda 2030 y se han logrado acuerdos «históricos». A partir de ello, los países ya pueden utilizar las conclusiones tomadas para desarrollar planes de acción climática más sólidos para 2025.

El eje central de esta edición se basa en que la ciencia indica que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben reducirse un 43 % para 2030 con respecto a los niveles de 2019 para limitar el calentamiento global a 1,5 ºC, y señala que las partes no van por buen camino―la trayectoria actual está justo por debajo de los 3ºC―.

La transición energética avanza demasiado lenta para lo ambiciosos y urgentes que son los objetivos de la Agenda 2030

Se ha concluido que la transición energética avanza lentamente para lo ambiciosos y urgentes que son los objetivos. Por eso, los dirigentes participantes en la COP28 han decidido tomar medidas más agresivas: 116 países se han comprometido a triplicar el uso de las energías renovables y duplicar la tasa anual de eficiencia energética para 2030

Por ello, la COP28 ha marcado un punto de inflexión: por primera vez, se ha alcanzado un acuerdo para abandonar paulatinamente los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y avanzar hacia una transición verde. Además, se ha puesto en marcha el Fondo de Pérdidas y Daños, destinado a ayudar a los países en desarrollo vulnerables al cambio climático.

El acuerdo alcanzado sienta las bases para una transición rápida, justa y equitativa. También se han acordado las metas del Objetivo Global de Adaptación (GGA) y su marco, que establece cuál debe ser el consenso mundial para ser resilientes a los impactos de un clima cambiante y evaluar los esfuerzos de los países.

En cuanto a la financiación, seis países prometieron una nueva aportación al Fondo Verde para el Clima (GCF), que alcanza la cifra récord de 12.800 millones de dólares procedentes de 31 países.

La COP28 ha adoptado el acuerdo histórico de abandonar paulatinamente los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) y avanzar hacia una transición verde

Ocho países anunciaron también nuevas aportaciones al Fondo para los Países Menos Adelantados y el Fondo Especial para el Cambio Climático por un total de más de 174 millones de dólares. Asimismo, se prometieron contribuciones al Fondo de Adaptación de casi 188 millones de dólares. Sin embargo, estas cifras aún están lejos de los billones necesarios para ayudar a los países en desarrollo en la transición energética y la aplicación de sus planes climáticos nacionales. Sería necesario establecer y acelerar fuentes de financiación nuevas e innovadoras.

También se acordó que el programa de trabajo de mitigación de cara a sociedades más descarbonizadas que se puso en marcha en la COP27 continuará hasta 2030, con la celebración de al menos dos diálogos globales anuales.

Han sido semanas de intensas negociaciones que han dado como resultado un texto de 21 páginas que recoge cómo hacer frente a los objetivos, compromisos y retos globales que plantea el cambio climático para ir hacia una transición energética real y lograr un futuro más sostenible gracias a la cooperación internacional.

COP28: un punto de inflexión para instar a la acción

En el epicentro de la COP28 se encuentra la evaluación global del Acuerdo de París, adoptado en la COP21 de 2015, un pacto que simboliza el compromiso colectivo de la comunidad internacional para abordar la crisis climática y cumplir el objetivo global de limitar el calentamiento a 1,5ºC.

Ante este desafío climático se reunirán desde líderes gubernamentales y representantes de organizaciones internacionales hasta activistas y expertos en sostenibilidad, entre los que se espera la asistencia de figuras de renombre mundial como el presidente de Estados Unidos, Joe Biden; el primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak; o el papa Francisco, lo que subraya la vital importancia de la colaboración para idear soluciones integrales.

En este contexto, la presidencia de la COP28, según lo expresado en su carta a todos los actores implicados, ha presentado los cuatro ejes principales sobre los que tendrá lugar este encuentro.

El foco está en impulsar la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y reducir las emisiones para 2030

En primer lugar, el foco está en impulsar la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y reducir las emisiones para 2030. Se busca triplicar la capacidad de las energías renovables, reducir significativamente las emisiones de metano y combustibles fósiles, así como duplicar la eficiencia energética y promover la electrificación. Los últimos datos del IPCC indican que las emisiones deben reducirse un 43% para 2030 en comparación con 2019. Por su parte, organizaciones como Amnistía Internacional, en su informe titulado Combustibles letales, piden «un acuerdo para poner fin a la producción y al uso de combustibles fósiles para evitar una catástrofe climática global y que no se agrave una crisis de derechos humanos sin precedentes».

En segundo lugar, la financiación de los países con una mayor capacidad económica juega un papel crucial para satisfacer las necesidades de los países en desarrollo. Un informe de Oxfam Intermón ya reveló en junio de este año que el compromiso establecido por parte de los países con mayores capacidades económicas está muy lejos de la realidad. «La cifra de 83.300 millones de dólares que declaran haber aportado es una sobreestimación, ya que incluye proyectos en los que se ha exagerado el objetivo climático o los préstamos se han contabilizado según su valor nominal», denuncian desde la oenegé. 

En tercer lugar, en el centro de la acción climática se sitúan la naturaleza, las personas y los medios de vida. Se espera que iniciativas como el Fondo para Pérdidas y Daños, aprobado el año pasado, comiencen a operar, junto con la adopción del marco para el Objetivo Global de Adaptación. Además, como novedad, se celebrará la primera reunión ministerial sobre clima y salud.

En esta edición se celebrará la primera reunión ministerial sobre clima y salud

Finalmente, la COP aspira a promover la inclusión, fomentando una mayor participación de jóvenes, delegaciones con representación equitativa de género y la presencia activa de comunidades indígenas.

En conclusión, la COP28 no se limitará a evaluar logros pasados, sino que se presenta como una urgente llamada a la acción. Según un reciente informe de la ONU Cambio Climático, los planes de acción climática de los países aún no satisfacen plenamente los objetivos establecidos en el Acuerdo de París, por lo que se demanda una acción más contundente y urgente. Estamos ante una oportunidad única para trazar un camino hacia un futuro más sostenible y resiliente, donde la colaboración y la determinación colectiva serán las fuerzas impulsoras del cambio.