Etiqueta: Agenda 2030

Almacenamiento energético, un nuevo reto para las renovables

Hace varias décadas, la transición «verde» descubrió nuevas fuentes de energía para garantizar el suministro eléctrico sin abusar del planeta. Ahora, la clave ya no está en producir, sino en guardar adecuadamente lo producido. 


En España, la producción de energía renovable es especialmente buena durante los meses de primavera y verano, cuando el sol aprieta y los vientos son más fuertes. Sin embargo, es en invierno cuando mayor uso se hace de este recurso, dadas las bajas temperaturas y las pocas horas de luz natural. ¿Cómo somos capaces de abastecernos de una temporada a otra?

Hoy por hoy, en el país hay más capacidad instalada para generar energía solar y eólica de la que se puede utilizar o vender a otros países. De hecho, el último informe elaborado por Trinomics, Fraunhofer-Gesellschaft y TNO apunta que España es uno de los países que «más proyectan energía almacenada en la Unión Europea», fruto de su gran inversión en tecnología de almacenamiento energético. 

Ahora bien: si realmente se produce tanta energía renovable, ¿qué se hace con ella, tanto para periodos de escasez como para prevenir el desperdicio? Su naturaleza intermitente presenta desafíos para la gestión de la red eléctrica y la satisfacción de la demanda en todo momento, por lo que un almacenamiento efectivo es –por ahora– el puente más estable entre generación de energía y suministro constante.

España posee más capacidad para generar energía solar y eólica de la que puede utilizar, y es uno de los países que más proyecta energía almacenada en la Unión Europea

Hace poco más de un año, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) presentó su estrategia de almacenamiento energético, en la que destacaba el hidrógeno renovable como uno de los sistemas más innovadores, ya que «desempeñará un papel clave en la reducción de las emisiones de sectores difíciles de descarbonizar, de procesos industriales de alta temperatura (por ejemplo la fundición de metales o la producción de cerámica) o de múltiples medios de transporte convencionales, desde los vehículos ligeros a camiones, autobuses o trenes».

Otra propuesta prometedora son las baterías de litio, que a pesar de su coste elevado parecen ser las más eficientes, aptas para el autoconsumo, y las que más proyección de futuro tienen. De este modo, si se combinan con placas solares, pueden almacenar la energía sobrante para utilizarla en momentos en que no haya sol. Sin embargo, el problema de este sistema es que el litio es un bien tan preciado que acabará escaseando, pues se utiliza en buena parte de los dispositivos electrónicos, incluidos los teléfonos móviles y los coches eléctricos.

El hidrógeno «verde», las baterías de litio o las centrales hidroeléctricas de bombeo son algunas de las propuestas más prometedoras para almacenar energía de forma eficiente

Asimismo, las centrales hidroeléctricas de bombeo son de las tecnologías más maduras de entre las actuales. Estas instalaciones utilizan la energía excedente para bombear agua hacia un depósito en altura durante períodos de baja demanda. Luego, el agua se libera para generar electricidad en momentos de alta demanda. Estas centrales comparten protagonismo con el almacenamiento término, que intenta preservar energía en forma de calor en materiales como sales fundidas o líquidos calientes, algo especialmente interesante para aplicaciones de calefacción y refrigeración.

En definitiva, el almacenamiento de energía renovable no es simplemente un capricho, sino una oportunidad para impulsar la transformación de nuestro sistema energético y mitigar el cambio climático. A medida que las renovables continúan ganando terreno, la capacidad de gestionarlas de forma eficiente se vuelve cada vez más relevante. Si bien los desafíos son evidentes, las innovaciones tecnológicas y las inversiones en esta área prometen una revolución en la forma en que capturamos, almacenamos y utilizamos la energía, allanando el camino hacia un futuro más limpio y sostenible para nuestro planeta.

Javier Serrano Guerra: «La función social del arte es inspirar a las personas»

Equipo Boa Mistura

Boa Mistura es un equipo multidisciplinar que nace del mundo del grafiti de hace veinte años en Madrid. Según explica uno de sus cofundadores durante las Jornadas de Sostenibilidad 2023 de redeia, el colectivo tiene como principal objetivo hacer del arte una herramienta social que inspire a la ciudadanía y permita el acercamiento de culturas.


¿Qué es una «boa mistura»?  

Una «boa mistura» es un organismo imperfecto que termina saliendo a flote de una forma u otra. Es la combinación de las distintas necesidades y capacidades para llegar a ser algo, para articular un mensaje o una acción conjunta. Es algo que trasciende de nosotros, la suma de las virtudes que superponen los defectos en beneficio del objetivo final. En definitiva, es una mezcla solidaria. 

¿Cómo surgió esta iniciativa artístico-política? ¿Cuál era (y es) el propósito? 

Somos un grupo de amigos que nos conocimos en el barrio de Barajas, en Madrid, haciendo grafiti. Nos conocimos de forma casual, como chavales con la misma pasión. En un contexto reducido, como un barrio, nos encontramos. Teníamos una forma de dialogar similar, de comprender el mundo, y las persecuciones nocturnas aumentan el sentimiento de solidaridad y confianza. A partir de ahí empezamos a pintar murales juntos, estudiar nuestras carreras y formarnos cada uno por su lado. De forma espontánea nos encontramos ante la dicotomía de si emprender cada uno un camino propio o hacer lo que nos apetecía, que era estar juntos y pintar. Cada paso nos ha llevado a un sitio, nunca hemos tenido una hoja de ruta clara o coordinada previamente. Somos personas empíricas y de barrio, de hacer el camino andando, con intuición.

En 2011 hicimos una residencia artística en Ciudad del Cabo, en el barrio de Khayelitsha. Allí veníamos de hacer murales muy concretos y nos encontramos en un lugar opuesto al nuestro. A partir de esta experiencia nos hicimos más conscientes de lo que significa trabajar en el espacio público, así como el poder de su impacto. También nos volvimos un poco más responsables y aprendimos a trabajar de forma colaborativa. Mutó nuestra actividad y nuestra capacidad de entendernos. Nuestros proyectos seguían creciendo de escala, pero no siempre han sido gigantes: lo que queremos es que los proyectos tengan sentido y sean inspiradores. Podemos equivocarnos, pero siempre garantizamos que tengan un sentido. Nuestro propósito es inspirar, de una forma u otra, aportar un nuevo relato al espacio público. Hay muchas ciudades grises y deshumanizadas, que no se interpretan a partir del ser humano. En este sentido, creo que el arte en el espacio público puede tener esa capacidad de transformar espacios invisibles con el fin de inspirar a las personas. 

«Es importante, para involucrar al espectador, inspirarse y provocar algo en él»

La iniciativa ha llegado a todo el mundo y representa un mensaje vital y único. ¿Cómo valoráis el recibimiento de las diferentes iniciativas en los distintos países? ¿Todos reaccionan igual? ¿En qué difieren? 

Cada lugar es un sitio diferente, y cada proyecto se encuentra extremadamente contextualizado en el lugar en el que ocurre y se desarrolla. También, por supuesto, depende del tiempo y la capacidad que tiene cada proyecto para que vayamos al sitio, conozcamos sus condiciones y desarrollemos su acción. A veces tardamos mucho en poder conceptualizar in situ y en otros casos el proceso es mucho más rápido. Todo depende de la identidad de cada lugar y de la forma en la que sus personas entienden la vida. Hay espacios en los que todo es muy pictórico, espacios donde usan muchos colores y otros donde la acción es más individual. En Latinoamérica es más fácil conseguir una movilización por parte de los vecinos y en Asia es más complicado, requiere confianza. No podemos hacer un balance tanto con las personas que han participado sino en la forma en que la comunidad abraza la obra resultante. Tenemos la suerte de que esto nos haya pasado en la mayoría de los casos y estamos muy contentos por ello.

¿Por qué escogisteis la gama de colores vivaz? ¿Cuál es vuestro mensaje principal a transmitir?

El color fue algo que descubrimos durante nuestra residencia artística en 2011 en Sudáfrica, en Ciudad del Cabo, en el barrio de Khayelitsha. Ahora se ha convertido en una de nuestras herramientas principales a la hora de trabajar con comunidades. Nuestro uso del color se ha sofisticado, y siempre debe pertenecer al lugar, a la comunidad de personas con las que nos relacionamos. En Argel, por ejemplo, usamos el color blanco en un proyecto que estaba centrado en una zona en la que el color es característico de la zona, de la ciudad, en un sitio que era patrimonio de la humanidad y ningún otro color tenía sentido. Las favelas en Brasil son muy coloridas y saturadas a nivel de color, igual que muchos lugares del Caribe. En Milán usamos colores más pastel y desaturados, en línea con su contexto urbano. Es importante, para involucrar al espectador, inspirarse y provocar algo en él, pero también hacerle sentir que comprendemos sus coordenadas y hacemos algo para su entorno. 

¿Qué puede aprender la empresa de la expresión artística? ¿Y viceversa?

La inspiración es un elemento claro que el mundo artístico y sus expresiones pueden brindar a las empresas; en la otra dirección me temo que no me atrevería a decirte. El leitmotiv de ambos mundos es diferente a priori, siempre hay cosas que aprender o poner en práctica desde la empresa contemporánea, pero no tengo demasiada experiencia en este sentido. Para mí lo importante es tener en cuenta que somos personas, alineadas con el arte. Las empresas del siglo XXI no pueden estar solamente pendientes del beneficio monetario, y pueden buscar su inspiración en el arte. Sí que es cierto que quizás las empresas podrían ofrecer, a nivel organizativo y de estructura, muchos consejos al contexto artístico para ser menos caóticos.

«Los ODS no son más que el sentido común, la forma para buscar un futuro más sostenible, justo e igualitario»

Cuando habláis con otras empresas sobre esta iniciativa, ¿qué os dicen? 

Bueno, es complicado porque hay muchas reacciones diferentes, pero al final las empresas son personas, y toda persona tiene materia inspirable. Pero pese a esto, lo que generalmente hemos recibido ha sido agradecimiento, gratitud, nuevas formas de ver como posibles estos futuros imaginables, y también una preocupación por los contextos locales y las comunidades. Es cierto que hemos visto una evolución en la forma en la que las personas nos reciben, siempre en positivo. Pero es parte de nuestro trabajo y nos gusta que así sea. Que el arte continúe inspirando a las personas. 

¿Cómo crees que este trabajo se vincula con la Agenda 2030 y los ODS? 

Al final, los ODS no son más que el sentido común, la forma para buscar un futuro más sostenible, justo e igualitario. Me siento absolutamente identificado con todos y cada uno de los objetivos. Todos y todas tenemos cabida en todos y es importante que nos apoyemos los unos a los otros. Para conseguir un mundo justo tenemos que comprender que nada puede quedar fuera de nuestros objetivos: debemos luchar contra la pobreza, contra la desigualdad, llegar con la cultura a todos los lugares, capacitar, impulsar nuevos emprendimientos… y por ello, buscar formas en las que nos capacitamos entre nosotros, desde los vecinos hasta comunidades de otros lugares del mundo. Nuestra organización es una iniciativa artística, pero también permite que los vecinos que participan en nuestras acciones desarrollen su formación profesional, que a la larga les proveerá con otros recursos que mejorarán sus vidas. Entonces, creo que todo puede tener un impacto en todo y debemos impulsar la agenda en todos sus aspectos desde todos lados.

Si pudieras cambiar algo del proyecto sería…

Nada. El error es parte del proceso. Quizás sería bueno incorporar un poco más de orden en este caos, pero creo que sería más un aspecto mejorable que no algo que cambiaría. Somos felices de la forma en la que vivimos y hacemos, con nuestros errores y nuestros aciertos. Esto es una suerte que tienen pocos y creo que debemos ser conscientes de ello.

Para lograr los ODS, el rol del arte urbano debe ser… 

Inspirar a las personas.

Entrevista a María Serra: la cara del activismo climático joven

Cofundadora de Fridays for Future Barcelona y estudiante de Relaciones Internacionales, su rodaje y experiencia en la preservación del medio ambiente se iniciaron en la Universidad, para trasladarse después a las calles, y derivar en la diplomacia climática. Recientemente, ha participado en las Jornadas sobre Sostenibilidad de Redeia en Madrid.


¿Cuándo empezó a interesarte la deriva medioambiental del planeta?

Yo soy hija de periodistas, no creo que estuviera donde estoy si no hubiera leído noticias y hubiera estado informada. Empecé a ser muy feminista alrededor de los 12-13 años, con el primer boom del «me too». A nuestra generación nos enseñaron que el feminismo no hacía falta, y fue un gran impacto. Empecé siendo activista feminista, y de ahí derivé a los Derechos Humanos (DDHH). Y en 2019 mientras veía un documental, Before the Flood, un poco controvertido, me impactó que dijera cosas tan heavys y no se le hiciera caso. Tuve la suerte de investigar el tema y de que meses más tarde estallase el tema de Greta Thunberg. Sin el acompañamiento de otros y otras jóvenes que no se empezaran a preocupar como yo habría sido más traumático, pero al ver que la gente se estaba moviendo y que había preocupación, fui a buscar amistades con las que poder hablar de esto. Acabé en una asamblea de un grupo verde universitario, y ese grupo acabó formando Fridays for Future.

¿Sigue el movimiento Fridays for Future teniendo actividad en España?

A nivel de manifestaciones no, las juventudes nos hemos reorganizado en otras cosas tras la pandemia. El movimiento tenía el objetivo de ser una alarma para poner el cambio climático sobre la mesa y esa era su estrategia. En otros países como Alemania, como tenían una estructura más grande, mucha más voz, y ya se habían organizado como colectivo, sí siguen, pero países como aquí nos hemos unido en Alianzas por el Clima, Juventudes por el Clima y otras. Es menos visible, porque no son manifestaciones multitudinarias, pero por ejemplo yo hago diplomacia climática: estar en todos lados, crear espacios dentro de las organizaciones para que se hable de esto. Cosas que son menos visibles, pero tienen mayor poder. Hemos visto que militar desde fuera no tiene tanto impacto como creíamos y ahora el objetivo es estar dentro.

«Cuando pedimos justicia climática, pedimos que se acabe con el cambio climático de una forma que beneficie a la sociedad»

¿Qué significa para ti la ‘justicia climática’?

Tengo una visión práctica, y una visión romántica. La práctica es que es un manual de cómo salimos de aquí de forma justa y no catastrófica. No es tanto el qué hacemos, sino el cómo, dicta que no dejemos a nadie atrás, que terminemos con los sistemas de opresión. Cuando pedimos justicia climática pedimos que se acabe con el cambio climático de una forma que beneficie a la sociedad. La romántica es un modelo de ver el mundo muy extenso, que toca el feminismo, el racismo histórico, toda la interseccionalidad. Si se estudia bien da para filosofía política. Es entender que el cambio climático es un síntoma de muchos sistemas de opresión. 

¿Quién está siendo la población más perjudicada por los destrozos causados en la naturaleza?

Ahora mismo, el Sur Global y las poblaciones indígenas, porque les tocan su casa. Son gente que tiene el extractivismo en la puerta, activistas indígenas a quienes matan por ser activistas. Pero en España, el Mediterráneo científicamente es de las zonas más afectadas por el cambio climático, y será peor. Ya nos ha tocado mucho este verano. Centrarnos en medidas de adaptación es muy importante. Porque al final quienes más pagan las consecuencias son la gente con menos recursos, quienes no pueden pagar aire acondicionado, que no pueden estar todo el día en la piscina, gente que trabaja al sol, quienes no pueden acondicionar el sitio donde viven. Empezar a pedir a los gobiernos medidas de adaptación es muy importante, porque estamos dando cero herramientas a la gente para adaptarse a estas condiciones.

¿Crees que la población joven tiene cada vez más conciencia de la magnitud del problema y se está implicando más en luchas sociales, como el cambio climático?

Hay concienciación, pero porque lo hemos metido con aguja. El problema no son solo los medios, sino cómo se implican. Hay una gran paralización, no les estamos dando oportunidades para ser parte del cambio. Si gran parte de mi generación no puede pagar el alquiler, tiene que estudiar dos másteres para cobrar mil euros al mes, etc., pedir a la juventud que haga un voluntariado —porque el 90% del activismo es no remunerado— a veces parece que es reírse en su cara. Creo que sí hay concienciación, y se ve en las redes sociales, que es algo más espontáneo, más directo y no tan consumidor de tiempo. Pero en las calles cuesta mucho por las condiciones que tienen. Este año no iré a la COP (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático), por ejemplo, porque si fuera un fondo de poco dinero me daría igual, pero al ser en Dubai es muchísimo dinero. Entiendo que mi trabajo allí es importante, pero hay gente que tiene un trabajo mucho más imprescindible. Prefiero ese dinero que vaya a otros lugares más imprescindibles, como poblaciones indígenas o gente del Sur Global, a que vaya a mí. Ayudaremos desde aquí.

¿Qué agentes son los principales responsables de la supervivencia del medio ambiente?

La industria de la alimentación y de la carne. Gran parte del problema viene de ahí, tenemos una dieta que pide unos recursos naturales descomunales. También la del transporte (aviones, coches); aquí hay que hacer un cambio de modelo profundo, y eso implica que los jefes de las empresas pidan que la gente se quede trabajando online dos o tres días a la semana. Una remodelación del sistema de transporte, pero teniendo en cuenta muchas otras cosas. Igual no es culpa del trabajador o trabajadora que tiene dos semanas de vacaciones y se coge un vuelo de 30 euros, sino de quien trabaja y vive en Bruselas y se coge 40 vuelos al mes. Hay responsables en todos los lados, pero tenemos tendencia a señalar a los pequeños y no a los grandes. También la industria de la moda. Estoy traumatizada con Shein, ¿en qué momento el nivel de sobreproducción y de fast fashion es necesario? Es una barbaridad a nivel ambiental.

¿Cómo animar a la gente a que se involucre en acciones cotidianas como reciclar, comer menos carne o no consumir plástico, cuando es el 1% más rico de la población mundial el responsable de más del doble de las emisiones de gases de efecto invernadero?

Algo muy importante es que se ha intentado culpabilizar a la gente y que estas cosas tendrían gran impacto y no es cierto, hay que tener honestidad. Que tú recicles tiene impacto relativo, pero si lo haces por convicción, porque son tus ideales y quieres vivir acorde a ellos, eso tiene un impacto más grande a nivel cultural. No es tanto el impacto real, por ejemplo, del reciclaje, sino en que tú creas que el futuro tiene que ser así, creer que es lo correcto y hacerlo. Y seguro que eso tiene un impacto en la gente mucho más grande.

«La ciencia dice que en 2040, si no hacemos nada, estaremos alrededor de los dos grados y medio más de temperatura»

¿Qué se necesita para parar la rueda del consumismo?

Creo que desengañar un poco a la gente. Yo he crecido con el «Estoy triste, me voy de compras». Seguirás triste igual cuando te lo compres. Igual como generación estaría bien tener más herramientas para lidiar con la absoluta crisis mental que hay. Al final comprar es un chute de dopamina muy instantáneo y que se va rápido. Si tuviéramos vidas más llenas, vidas más tranquilas y satisfactorias, no necesitaríamos tanto consumismo.

Si el mundo continúa en la situación actual, ¿qué planeta tendremos dentro de veinte años?

La ciencia dice que en 2040, si no hacemos nada, estaremos alrededor de los dos grados y medio más de temperatura; eso es una absoluta catástrofe nivel humano y planetario. Sabemos que a tres grados más solo sobreviven unos mil millones de personas, ¿qué hacemos con el resto, si solo podemos mantener a nivel de comida y de agua a esta cifra? El problema del cambio climático es que o paramos esto a nuestros términos o la naturaleza nos parará. No actuar es una barbarie en muchos sentidos, morirá mucha gente. Pero eso como noticia no vende. Tenemos dos opciones: o actuamos y en 2040 tenemos un futuro más verde, más sostenible y más sano para la gente, donde la gente es más feliz en general, o tenemos un futuro que sea una barbarie.

¿Podemos decir que hay esperanza para la Tierra?

Yo la tengo, un poco porque no me queda más. Hay algo que se llama «esperanza radical», que es tener esperanza donde no la hay; pero porque si tú no tienes esperanza no puedes actuar, si no tienes a dónde ir no puedes caminar. Prefiero ver un futuro y caminar hacia ello que huir de algo que me da mucho miedo sin saber dónde voy. Sí la hay, por una cuestión de justicia, la gente se merece un futuro. Yo lo veo, y hasta que me digan lo contrario, aquí estaremos.

El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para dummies

Desde que se desató la crisis energética en 2021, y con el estallido de la guerra de Rusia en Ucrania, la energía es uno de los temas preponderantes de la agenda pública europea. Y España no se ha quedado atrás. Mientras la Comisión Europea avanza en su reforma del mercado eléctrico, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España elaboró un borrador para actualizar su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para elevar las aspiraciones energéticas nacionales y plantear objetivos coherentes con la reducción de emisiones adoptada a nivel europeo de cara a 2030. 

¿Qué es el PNIEC?

El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es la hoja de ruta española en materia de descarbonización y penetración de energías renovables. Originalmente, fue enviado a Bruselas en 2020, que le dio el visto bueno para que se pusiera en marcha en 2021. Sin embargo, ante los nuevos contextos energéticos y las crecientes ambiciones climáticas a nivel europeo, plasmadas en los paquetes «Objetivo 55» y «REPowerEU», el Gobierno ha decidido actualizar el PNIEC. El nuevo borrador fue enviado a la Comisión Europea en julio y estuvo abierto a consulta pública hasta el pasado 4 de septiembre. 

¿Cuáles son sus objetivos principales?

El nuevo PNIEC aspira a concretar un 32% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030

La nueva hoja de ruta aspira a concretar, para 2030, un 32% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990; un 48% de renovables sobre el uso final de la energía; un 44% de mejora de la eficiencia energética en términos de energía final; un 81% de energía renovable en la generación eléctrica; una reducción de la dependencia energética hasta en un 51% (frente al 73% en 2019); disponer de 19 GW de autoconsumo y 22 GW de almacenamiento; y un 43% de reducción de las emisiones de los sectores difusos y un 70% de los sectores bajo el comercio de derechos de emisión con respecto a 2005. 

¿Qué ha cambiado exactamente con respecto a 2021?

La versión de 2021 del PNIEC tenía como objetivos vinculantes principales para 2030 un 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990; un 42% de renovables sobre el uso final de la energía; un 39,5% de mejora de la eficiencia energética; y un 74% de energía renovable en la generación eléctrica. 

¿Por qué es importante el PNIEC?

Como bien lo explica el propio Gobierno en su borrador, el nuevo PNIEC establece el marco de actuación español hasta 2030 para cumplir los objetivos de transición ecológica de la Unión Europea, luchar contra el cambio climático y alcanzar la neutralidad climática antes de 2050. 

Aumenta del 74 al 81% el porcentaje de integración de energías renovables en la generación eléctrica

Además, la transición energética “es una oportunidad para la modernización de la economía, la creación de empleo sostenible en el tiempo, el refuerzo de la competitividad y la reducción de la dependencia energética exterior”, además de una oportunidad “para el desarrollo del medio rural, la mejora de la salud de las personas y el medio ambiente, y la justicia social”. 

¿Qué reacciones ha generado el nuevo PNIEC?

El nuevo documento ha despertado tanto reacciones a favor como en contra. Algunas críticas están relacionadas con la concreción numérica, las estimaciones de aportación de algunas energías, la participación social y el almacenamiento. Asimismo, se ha criticado que el incremento en la reducción de emisiones es escaso, si se tiene en cuenta que el compromiso adquirido por la Comisión Europea está en el 55%.

Mientras que la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) aplaude que el borrador haya tenido en cuenta la petición del sector de revisar al alza los objetivos de implementación de energía solar para autoconsumo y plantas en suelo, por su lado, la Asociación para la Transición Energética pide que se tenga más en cuenta la demanda y al consumidor, para que se disponga de energía a un precio competitivo para las empresas y la ciudadanía.

Por su parte, el colectivo de expertos Fundación Renovables valora "positivamente" el incremento en las ambiciones del Gobierno, pero subraya que hace falta un "calendario analizado hasta 2030" para el desarrollo de los objetivos, y considera conveniente aumentar el "grado de concreción, con compromisos numéricos". Además, resalta la necesidad de una oficina de seguimiento y control del PNIEC y de que los diferentes grupos de interés sean incluidos en los procesos de diálogo.

¿Cuándo estaría listo el nuevo PNIEC?

El borrador de la nueva hoja de ruta estuvo abierto para consulta de participación pública hasta el 4 de septiembre y la Moncloa prevé que la versión definitiva del documento sea remitida a la Comisión Europea en junio de 2024. 

La deuda de la humanidad con la Tierra sigue aumentando

Harían falta casi dos planetas Tierra para satisfacer la demanda humana actual. En apenas siete meses, la población mundial ha logrado el catastrófico hito de llegar al déficit ecológico, es decir, el momento en el que hemos consumido los recursos naturales que se logran regenerar en un año. 

Si la población global consumiese los recursos al ritmo de explotación que tiene España, se necesitarían 2,8 planetas para satisfacerla.

El momento en el que llega tiene su propia efeméride: el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra. Este 2023 se ha celebrado el 2 de agosto. Según la organización que lo ampara, la alianza internacional Global Footprint Network, la población global requeriría en la actualidad de 1,75 Tierras para satisfacer su demanda anual. 

Sin embargo, si la población global consumiese los recursos al ritmo de explotación que tiene España, según los datos que utiliza este medidor, extraídos directamente de los que recopila Naciones Unidas, se necesitarían 2,8 planetas para satisfacerla. Estamos en deuda al menos desde 1971, fecha en la que comenzaron los registros. Y desde entonces no se han dejado de hipotecar los ecosistemas terrestres y marinos. 

Para su cálculo, se tienen en cuenta dos parámetros: por un lado, la biocapacidad (la cualidad que tiene un ecosistema para regenerarse) que se resta a la huella ecológica (el consumo de recursos naturales) por persona y por hectárea global (hag). En algunos países, como Qatar, este indicador asusta: mientras cada catarí tiene 1 punto de biocapacidad, el impacto de su consumo es diez veces superior: 13,1 puntos por hag. Eso explica que este país ubicado en la península arábiga fuese el primero en “celebrar” el día de la sobrecapacidad, 41 días después de haber comenzado el año nuevo.

¿Espejismo o realidad?

El aparente estancamiento en el abuso de los recursos finitos del planeta no es una buena noticia. Es decir, puede que haya en esa ralentización algo de los esfuerzos de algunos países en acelerar su proceso de descarbonización, pero ni mucho menos se está haciendo suficiente. Sobre todo, porque esas señales se dan en un contexto convulso como ha sido la segunda década del siglo XXI: entre la crisis financiera de 2009 y la sanitaria causada por la COVID de 2020, que pusieron patas arriba los sistemas de producción, los investigadores se muestran cautos al lanzar un mensaje optimista respecto a la tendencia que se sigue.

Consecuencias

Que se acelere la sobreexplotación de los recursos naturales tiene efectos directos sobre los ecosistemas. Tal y como alertan los expertos de la organización, acentúan las olas de calor inusuales, los incendios forestales (el de este verano en Grecia ha sido el peor que ha sufrido la Unión Europea en su historia, reconoció Balazs Ujvari, un portavoz de la Comisión Europea), las sequías (España arrastra años de precipitaciones mínimas que están pasando factura al sector primario) o las inundaciones (como las que se producen en nuestro país a causa del paso de una Dana a principios de este septiembre).

Los expertos de la Global Footprint Network aconsejan acelerar la implantación de una economía circular en el sistema productivo para permitir la regeneración de los ecosistemas.

Entre las soluciones que se plantean está la de acelerar la implantación de una economía circular. Según Steven Tebbe, director general de Global Footprint Network, es “la mejor oportunidad de tener éxito en un futuro predecible”. 

Los expertos coinciden en que además sería necesario apostar por el uso de fuentes renovables a nivel mundial hasta que supongan el 75% del total. Así se podría retrasar hasta 26 días el umbral de sobrecapacidad. Otras iniciativas que tendrían un impacto positivo en este sentido serían la reducción del desperdicio alimentario (13 días más), la reforestación de 350 millones de hectáreas de tierra (8 días), la promoción de las políticas de ciudades de 15 minutos para potenciar el uso de la bicicleta o el ir andando (11 días) o el reemplazo del uso del coche por transporte público sostenible (13 días).

La enfermedad de la soledad

Vivir solo acorta la vida. Es la contundente conclusión a la que ha llegado un estudio publicado recientemente que analiza 90 investigaciones de todo el mundo y que establece una relación entre la soledad y un mayor riesgo de padecer enfermedades, algunos tipos de cáncer y, en último lugar, la muerte.

Las personas que se sienten solas tienen un 14% más de mortalidad

No es ninguna novedad que vivir sin compañía tiene consecuencias para la salud, pero el estudio, elaborado por la universidad Harbin de China, que incluye a más de dos millones de individuos, establece una correlación sin precedentes de la mortalidad respecto a un fenómeno social que cada vez afecta a más personas en todo el mundo.

Así, según sus conclusiones, la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14% de media, cifra que se eleva a un 32% si las relaciones sociales son escasas. “Las personas que se sienten solas, pero no están socialmente aisladas, tienen estrés de salud mental, pero pueden resistirlo debido a sus redes sociales”, explica Moaqing Wang, uno de los autores del estudio.

Vivir solo, factor de riesgo

En la Unión Europea, se estima que uno de cada 10 ciudadanos se siente solo la mayor parte del tiempo, concretamente un 13%. “La soledad no es solo una cuestión privada e individual", afirma un informe de la Comisión Europea. "Puede obstaculizar la cohesión social y debe considerarse un problema social y abordarse como tal”. Según los resultados, publicados en el mes de julio y basados en entrevistas a 25.000 personas de todos los Estados miembros, España está entre los países donde menos aislamiento se percibe, entre el 9% y el 10%, junto con Austria, Países Bajos o Croacia.

 

 

 

Vivir solo es uno de los factores que más contribuyen a ese sentimiento. Y los hogares unipersonales no han dejado de crecer en España desde 2013, año en el que el INE empieza a recoger este dato. En 2020 representaban casi cinco millones, un 10% más que hace siete años.

 

 

 

Hay otros muchos factores que influyen en un aumento de la soledad, como la discapacidad, la vida sedentaria o la renta. También la depresión, que es a la vez causa y consecuencia del aislamiento. “Mientras que una situación de soledad aumenta el riesgo de sufrir una depresión, una persona que sufre una depresión también tiende a reducir sus interacciones sociales”, explica el informe ‘El coste de la soledad no deseada en España’, de la Fundación ONCE con Nextdoor.

Los resultados de la encuesta europea Quality of Life de 2016 muestran también que un 30% de los entrevistados que reportaron un mal estado de salud se sentían solos al menos la mitad del tiempo, mientras que entre los que aseguraban un buen estado de salud, eran de un 8%.

Se estima que la soledad le cuesta a España una media de 14 mil millones de euros, el 1,17%% del PIB

La edad es un factor determinante a la hora de verse solos, aunque la experiencia que conlleva la vejez a veces también ayuda a convivir con ella. “Diferentes circunstancias, como la pérdida de la esposa/esposo, la salida de los hijos del hogar familiar, o el fallecimiento de amigos, hacen que la prevalencia sea relativamente mayor a edades avanzadas, aunque también existen evidencias que muestran que la población más envejecida puede reportar un menor sentimiento de soledad que la población joven o de mediana edad”, añade el estudio de la ONCE.

“Pese a la creencia generalizada de que son las personas más mayores las que más soledad experimentan, los datos revelan que el sentimiento de soledad tiene un perfil más juvenil”, coincide el estudio ‘La soledad’ del instituto 40dB, publicado en marzo de 2023.  Esta investigación arroja una tasa de soledad del 13% para la población general, que en el caso de los jóvenes sube a dos de cada diez personas. “Las mujeres, los jóvenes y los solteros se sienten solos en mayor medida, así como los que no llegan a fin de mes y los que trabajan en horas poco comunes”, añade. Además, las personas solas son más infelices, más tímidas y tienden a sentirse diferentes. También son más propensas a usar las redes sociales y las ‘apps’ para conocer a gente o ligar.

 

 

 

Según este estudio, la soledad es un problema muy importante para el 77% de la sociedad, mientras que solo el 16,4% lo considera como poco o nada relevante. De todos los encuestados, un 42,3% dijo conocer a alguien que estaba sufriendo ese aislamiento, de los cuales un 36,5% eran amigos, seguidos de padre o madre (21,7%) y pareja (14,9%). A la vez, un 42% considera que el propio entorno es quien más capacidad tiene de combatir la soledad de la persona que la sufre.  Sin embargo, según datos de Cruz Roja, el 27% de los mayores que atienden no reciben nunca visitas de sus familiares.

Hay cosas que cuesta más hacer sin alguien al lado que otras. Concretamente, viajar es para el 85% de las personas la actividad que más prefieren hacer acompañadas, seguido de ir al cine o a un concierto (84%), y de comer (73%). En el otro extremo, ir al médico o ver la tele en casa es donde menos se echa en falta tener compañía, con un 36% y un 47% respectivamente.

 

 

 

El coste de la soledad

La soledad no deseada no es un problema que afecta solo a quien lo sufre: se estima que supone unos costes anuales de 5.605 millones de euros para los servicios sanitarios, a lo que hay que sumar 495 millones en consumo de medicamentos, según el estudio de la ONCE.

Pero también tiene un efecto sobre la productividad, tanto por la reducción del tiempo de trabajo y ocupación como por una mayor parcialidad. Se estima que la soledad entre menores de 60 años provoca una pérdida de años potenciales de vida productiva de entre 5.764 y 8.900 en total, lo que se traduce en una pérdida de 164 y 254 millones de euros, según el escenario más optimista y el más pesimista.

Así, entre las dos variables, hay una media de costes para la sociedad y el estado de 14 mil millones de euros, el 1,17%% del PIB de España.

 

 

 

En vista de la repercusión y los costes que el aislamiento tiene en la sociedad, el Ministerio de Derechos Sociales se propuso en la anterior legislatura elaborar una estrategia nacional de la mano del Imserso, con especial atención a las personas mayores y dependientes, y desde un punto de vista tanto educativo como demográfico. Está por ver si estas intenciones se retomarán en la legislatura entrante, aunque a nivel regional ya existen proyectos como Radars, en Barcelona, o Madrid Vecina para reforzar el tejido vecinal y la asistencia social, acercando la compañía a quienes más la necesitan.

Otros países como Japón o Canadá llevan tiempo implementando medidas parecidas para paliar la tasa de suicidios, como la creación en 2021 de un Ministerio de la Soledad por parte del gobierno nipón. También Reino Unido aprobó en 2018 una Secretaría de Estado dedicada a combatir esta lacra, después de que la OMS alertase de que era el país europeo donde más se padecía este problema, con hasta 200.000 personas que podían estar más de un mes sin conversar con un familiar o un amigo.

Música para la España vacía

Featured Video Play Icon

El verano es sinónimo de música y festivales, entre muchas otras cosas. Frente a las alternativas más conocidas y multitudinarias, como Sonorama o Mad Cool, están surgiendo nuevas propuestas que buscan revalorizar los entornos rurales y generar puntos de encuentro entre la música y la sostenibilidad  a través de su programación.

Ellen MacArthur, la mujer que navegó hacia la economía circular

Ellen MacArthur, nacida el 8 de julio de 1976 en Derbyshire (Reino Unido) ha dejado una huella imborrable en el mundo del deporte, la sostenibilidad y la economía circular. Desde joven supo que su destino estaba ligado al océano y su pasión por la navegación la llevó a competir en algunas de las regatas más desafiantes del mundo, en las que batió récords y se convirtió en una de las figuras más admiradas en el mundo de la vela. Pero MacArthur no se conformó con ese éxito. Durante sus viajes por el océano, se dio cuenta de lo frágil y limitado que es el planeta, y de lo mucho que dependemos de sus recursos naturales. “Ninguna experiencia en mi vida podría haberme dado una mejor comprensión de la palabra finito”.

En una charla TED, MacArthur cuenta cómo dio la vuelta al mundo y volvió con una nueva visión de cómo funciona el planeta. La exregatista reflexionó sobre una nueva forma de ver los sistemas económicos del mundo como circulares, donde todo gira.

“Ninguna experiencia en mi vida podría haberme dado una mejor comprensión de la palabra finito”

Empezó a interesarse por la economía circular, un modelo que busca eliminar los residuos y la contaminación y regenerar la naturaleza. Se dedicó a comprender cómo funciona la economía, y se dio cuenta de que la mayoría de los problemas no solo se encuentran en la forma en la que se genera energía, sino también en la manera en la que utilizamos los materiales.

Empoderar el cambio 

En 2010 creó la Fundación Ellen MacArthur, una organización sin ánimo de lucro, con el objetivo de acelerar la transición hacia una circularidad que cambie los hábitos de producción y consumo de la economía mundial. MacArthur reconoce que el modelo lineal de "usar y desechar" no es sostenible a largo plazo y trabaja incansablemente para promover un enfoque circular que fomente la regla de las 3R: reutilización, reparación y reciclaje de recursos.

A través de programas educativos, colaboraciones empresariales y proyectos de investigación, la organización se ha consolidado como un referente internacional clave en la promoción de la economía circular. Aborda temas como el clima, la biodiversidad, los alimentos, el plástico, el diseño o las ciudades, y la fundación cuenta con una red de socios estratégicos, institucionales e innovadores que apoyan su misión y sus proyectos.

De la inspiración a la transformación

La visión de Ellen MacArthur ha inspirado a líderes empresariales, emprendedores y comunidades de todo el mundo demostrando que la economía circular no solo es buena para el planeta, sino también para los negocios. Al integrar principios circulares en la cadena de suministro, las empresas pueden reducir costes, aumentar la eficiencia y generar oportunidades de crecimiento sostenible.

Ellen MacArthur promueve un enfoque circular que fomente la reutilización, la reparación y el reciclaje de recursos

El impacto de MacArthur en el mundo de la sostenibilidad y la economía circular ha sido ampliamente reconocido. En 2005, fue nombrada Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico por sus servicios a los deportes y a la caridad. Además, ha recibido numerosos premios y reconocimientos internacionales, incluidos la distinción de Caballero de la Legión de Honor en Francia y el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional en 2022.

Ellen MacArthur es un ejemplo de cómo una persona puede cambiar el mundo con su visión y acción. Desde sus hazañas en el mar hasta su liderazgo en la promoción de la economía circular, su historia nos enseña que no hay límites cuando se trata de construir un futuro sostenible. Siguiendo sus pasos, podemos transformar nuestra forma de producir, consumir y vivir, para crear un mundo más equitativo y respetuoso con el planeta que llamamos hogar.

Cinco personalidades comprometidas con el planeta y los derechos humanos

Imagen de: UNHCR/O.Laban-Mattei

Su labor traspasa pantallas y escenarios. Sus rostros son reconocidos por todo el mundo. Movilizan a la multitud hacia la acción, convirtiéndose en grandes portavoces en la defensa de un mundo más justo y sostenible. Frente a los múltiples desafíos medioambientales y sociales que atraviesa nuestra sociedad, cada vez más personalidades hacen de la lucha climática, el feminismo o la crisis de refugiados su bandera. Figuras internacionales como Leonardo DiCaprio, Emma Watson y Angelina Jolie, y nacionales como Dani Rovira y Jesús Vidal se han convertido en incansables activistas y líderes de numerosas acciones que promueven la concienciación ciudadana sobre la urgencia de proteger el planeta y los derechos humanos.

 

Leonardo Di Caprio

Además de ser uno de los actores más cotizados de este siglo y uno de los favoritos más recurrentes en los Óscar, Leonardo DiCaprio es también conocido por su extensa labor como activista medioambiental. DiCaprio, nombrado Mensajero de la Paz por el Secretario General de las Naciones Unidas, se ha encargado durante años de transmitir la importancia de cuidar al planeta y divulgar las diversas amenazas a las que se deberá enfrentar la humanidad si no logramos frenar el aumento de la temperatura global. Con tan solo 24 años, el actor creó la Fundación Leonardo DiCaprio, dedicada a la protección de los ecosistemas y al apoyo de proyectos dedicados a la conservación de la fauna y la flora amenazada por el cambio climático. Según Naciones Unidas, esta organización respalda en todo el mundo más de 35 iniciativas. Asimismo, el actor es uno de los co-creadores de Earth Alliance, una organización dedicada a la lucha ecológica, a través de la que se han destinado fondos millonarios para colaborar en la restauración de la selva Amazonas y los bosques de Australia, que se han visto castigados por los incendios.

 

Emma Watson

Su carrera como actriz se catapultó con tan solo 10 años cuando inició su aventura en la exitosa saga Harry Potter interpretando a Hermione Granger. Tras el final de aquel capítulo, Watson continuó con su profesión en la gran pantalla, pero la mayor parte de sus esfuerzos se dirigieron hacia un nuevo camino: la lucha por la igualdad de género. Aquel cambio la ha convertido hoy en día en un importante icono feminista para muchas personas. Desde siempre, la actriz ha mostrado una clara concienciación sobre los estereotipos de género y la desigualdad entre hombres y mujeres. Frente a esta problemática, su decisión no fue hacerse a un lado, sino actuar.

En 2014, como Embajadora de Buena Voluntad de la ONU Mujeres, pronunció un discurso que no dejó indiferente a ninguno de los presentes y que se ganó no solo el aplauso del público, sino de todo el mundo. “Tanto los hombres como las mujeres deberían sentir que pueden ser sensibles. Tanto los hombres como las mujeres deberían sentirse libres de ser fuertes. ... Ha llegado el momento de percibir el género como un espectro y no como dos conjuntos de ideales opuestos”, declaró la actriz en ese escenario. Su lucha por los derechos de las mujeres ha sido una constante en todas sus acciones, participando en numerosas manifestaciones y actos vinculados a la lucha feminista. Además, ha sido la promotora de grandes iniciativas como el lanzamiento de una línea telefónica gratuita que ofrece asesoramiento legal a víctimas de acoso sexual en el trabajo. Por otro lado, Watson ha colaborado en diversas campañas dedicadas a promover la educación de las niñas de diferentes países del mundo, al empoderamiento de las mujeres y contra la violencia de género.

 

Angelina Jolie

Angelina Jolie es una de las actrices de mayor renombre en la industria cinematográfica de todo el mundo y uno de los rostros más conocidos en la causa de los refugiados. En el 2001, Jolie inició su colaboración con ACNUR como Embajadora de Buena Voluntad, pero en el 2012 pasó a ser nombrada enviada especial. Bajo este cargo, la actriz participó en más de 60 visitas sobre el terreno para conocer de primera mano la tragedia de los desplazamientos forzados y la situación de los campos de refugiados de todo el mundo. A lo largo de su participación en la labor de ACNUR, entre muchas otras acciones, Jolie visitó a los desplazados en Irak; a los refugiados sirios en Jordania y el Líbano; a las personas refugiadas en Burkina Faso; y, recientemente, pidió protección y apoyo para la población de Yemen, dando visibilidad a las víctimas de la guerra que azota el país. Asimismo, llevó a cabo labores de incidencia política y de representación diplomática de la organización. No obstante, en 2022 emitió un comunicado en el cual informaba del fin de su cargo en la ONU para poder dedicar sus esfuerzos a asociaciones “dirigidas por las personas más directamente afectadas por los conflictos”, expresó Angelina Jolie en una publicación en sus redes sociales.

 

Dani Rovira

Dani Rovira, además de ser un humorista de éxito y actor de la gran pantalla con taquillazos como Ocho apellidos vascos, es también un ferviente defensor de los derechos de los animales. Su discurso se opone a la caza y a la tauromaquia, impulsa iniciativas para dar visibilidad a la adopción de animales y ha jugado un importante papel en la movilización ciudadana para solicitar cambios legislativos que mejorasen la protección de los derechos de los animales. En esta carrera de fondo, Rovira ha colaborado con numerosas asociaciones animalistas y en el 2013, junto con la actriz Clara Lago, creó la Fundación Ochotumbao, una organización sin ánimo de lucro que apoya proyectos dirigidos a mejorar la vida de los animales más desfavorecidos y la conservación del medio ambiente. Por otro lado, Rovira, a través de su fundación, junto con varias organizaciones animalistas, consiguió en el 2022 reunir más de 100.000 firmas para que el Consejo de Ministros aprobara una ley estatal de protección animal, iniciando así su tramitación en el Parlamento.

 

Jesús Vidal

En el año 2019, Jesús Vidal se convirtió en la primera persona con discapacidad en ganar un Goya por su papel en la película Campeones, de Javier Fesser. Al subir a recoger su estatuilla a Mejor Actor Revelación, aprovechó aquella oportunidad en la que todo el mundo tenía la mirada puesta en él, no solo para agradecer el apoyo recibido, sino para lanzar un discurso en el que reivindicó la importancia de visibilizar y representar la inclusión y la diversidad en la cultura. “Señores de la Academia, han distinguido a un actor con discapacidad, no saben lo que han hecho. Ahora solo se me ocurren tres palabras: inclusión, diversidad y visibilidad. ¡Qué emoción siento!”, aseguró Vidal. El actor nació con una discapacidad visual del 90% a causa de una miopía magna, sin embargo, aquello no fue nunca un obstáculo para él. Además de licenciarse en Filología Hispánica y hacer un Máster de periodismo de la Agencia EFE, Vidal luchó por hacerse un hueco en el mundo del cine y la interpretación. Hoy en día, sus esfuerzos le han convertido en un actor de renombre, escritor y director de obras de teatro, y en uno de los afortunados en conseguir el premio más importante de la industria cinematográfica del país.