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La arquitectura inclusiva, el camino hacia una ciudad justa y accesible

La arquitectura inclusiva se ha convertido en los últimos años en un gran apoyo en la defensa por una sociedad más igualitaria y respetuosa con determinados colectivos. Su razón de ser se encuentra en su compromiso por crear ciudades accesibles y habitables para todo el mundo, independientemente de sus capacidades, género o edad. Al considerar la diversidad de individuos a la hora de trazar sus diseños, es posible crear nuevas cartografías que no dejen fuera a nadie.

La arquitectura inclusiva se alza como la pieza imprescindible en el camino hacia una sociedad más conectada, equitativa y accesible para todo el mundo

Alrededor de 87 millones de personas en la UE tienen algún tipo de discapacidad y, sin embargo, hoy en día todavía pueden encontrarse infinitas muestras de arquitectura tradicional que no les garantizan libertad de movimiento y seguridad. Las barreras arquitectónicas, como la falta de rampas de acceso, baños amplios o señalizaciones claras, provocan que las personas con discapacidad vean limitado su disfrute de los espacios públicos, llevándolas así al aislamiento social. Frente a esta problemática, la arquitectura inclusiva plantea la configuración de un entorno favorable a sus necesidades que, como consiguiente, no solo incentivará su participación en la comunidad, sino que también favorecerá su autonomía.

La arquitectura inclusiva trabaja desde un enfoque integral, creando entornos flexibles y adaptativos que tienen en consideración las necesidades de todo tipo de individuos: personas con discapacidades físicas, como movilidad reducida, ceguera o sordera; personas mayores; familias con niños; mujeres embarazadas; entre muchos otros. Además, este tipo de arquitectura contempla las diferencias culturales existentes en una ciudad y los diferentes usos del espacio que hacen cada una de ellas.

Cómo construir una ciudad inclusiva

Una ciudad hecha por y para todos requiere de un diseño de carácter universal, de una localización adecuada para toda la población, independientemente de su ubicación geográfica, la implementación de medidas de seguridad inclusivas, y la integración de una tecnología que mejore la comunicación entre toda la ciudadanía. Por otro lado, es también imprescindible la participación de las comunidades en el proceso de diseño y construcción de la ciudad, ya que es la forma más eficaz para conocer sus necesidades en todo momento.

Algunas de las características comunes que podemos encontrar en todos los espacios creados desde una perspectiva inclusiva es que cuentan con complementos como rampas, barandas de apoyo o plataformas móviles; suelos antideslizantes y sin irregularidades para garantizar la seguridad durante los desplazamientos; incorporación de lenguajes inclusivos como el braille o el lenguaje de señas en el transporte público, así como el uso de colores llamativos como el amarillo y líneas rugosas para que las personas con discapacidad visual y auditiva puedan guiarse con plena independencia.

Luxemburgo, la ciudad más inclusiva de Europa en 2022

Desde 2010, la Comisión Europea celebra de forma anual el Access City Award (Premio a las Ciudades Accesibles) con el objetivo de “concienciar a la población sobre la situación de las personas con discapacidad y fomentar iniciativas de accesibilidad en ciudades europeas de más de 50.000 habitantes”, expresa la web oficial de la Unión Europea. Dentro de los criterios que se tienen en cuenta a la hora de valorar las propuestas, se encuentra el espacio público, el tipo de edificaciones, el transporte y sus infraestructuras, las tecnologías de información y comunicación, las instalaciones públicas y los servicios.

Alrededor de 87 millones de persones en la UE tienen algún tipo de discapacidad y, sin embargo, hoy en día todavía pueden encontrarse muestras de arquitectura tradicional que no les garantiza libertad de movimiento y seguridad

En 2022, durante la 12ª edición, fue seleccionada con el primer puesto la ciudad de Luxemburgo por sus soluciones innovadoras y la accesibilidad de sus espacios para las personas con discapacidad. Según indican en la web de la Comisión Europea, “la ciudad ha hecho de la accesibilidad una prioridad. Sigue un principio de «diseño para todos» […] Tiene autobuses de piso bajo equipados con rampas en toda la ciudad, así como anuncios visuales y de audio en autobuses y paradas de autobús. La ciudad consulta periódicamente a sus ciudadanos con discapacidad para velar porque sus medidas tengan el efecto deseado. Además, la ciudad de Luxemburgo facilita a todo el mundo información sobre las decisiones políticas al incluir en los principales plenos del ayuntamiento el lenguaje de signos y la transcripción accesible”. Entre el 24 y 25 de noviembre de 2023 se espera que se publique el nombre de la ciudad ganadora de la nueva edición.

Ángel Bonet: “Es urgente transformar la cultura empresarial actual hacia una economía del propósito”

Ángel Bonet es fundador y presidente de ImpactCo, una compañía que asesora al empresariado para alcanzar el éxito a través de la innovación tecnológica y el impacto social responsable. También lo es de la Fundación Unlimited, que él define como un referente mundial en el ecosistema del emprendimiento social. Con casi tres décadas de experiencia a sus espaldas, ha sido reconocido como uno de “Los 40 mejores futuristas de España” por la revista Forbes. Asimismo, es autor de libros como ‘El tsunami tecnológico' y ‘Empresas que crecen con alma’.

¿Cómo definiría el éxito empresarial?

Lo definiría como aquella compañía que tiene de foco estratégico no solo el rendimiento económico, sino el impacto social y medioambiental que genera con su actividad. Es decir, son aquellas compañías que ponen al mismo nivel la rentabilidad y el bienestar que generan en su comunidad y el planeta. Ese es el verdadero éxito: darle la misma importancia al cuánto y al cómo.

 

En general, ¿cree que las empresas españolas son empresas con alma, preocupadas por la sociedad y el planeta? ¿Qué transformaciones urgen en el sector privado? 

En general, sí.  Tenemos una clase empresarial muy concienciada con su entorno, aunque lamentablemente la mayoría no puede poner en práctica su sensibilidad social o medioambiental, dado que el propio sistema capitalista les fuerza a  poner el foco solo en el rendimiento económico a corto plazo, algo que ocurre especialmente con las empresas multinacionales o cotizadas.

Es urgente transformar la cultura empresarial actual hacia una economía del propósito, donde se dé la misma importancia al rendimiento económico que a su impacto social y medioambiental. Para ello, es imprescindible que todas las instituciones educativas, así como los medios de comunicación, formen e inspiren desde las bases este nuevo movimiento económico, a la vez que los gobiernos incentivan y legislan en esta dirección y los inversores canalizan sus capitales con más conciencia.

 

En un momento de aceleración de la digitalización, con la inteligencia artificial y herramientas como ChatGPT en pleno apogeo, ¿cómo afectan los cambios tecnológicos a la cultura empresarial?  

La revolución tecnológica transforma por completo todos los negocios, como estamos viendo en las últimas décadas. La inteligencia artificial, como otras muchas tecnologías disruptivas, son plataformas que permiten crecer exponencialmente los negocios y las empresas, a la vez que permiten innovar a las mismas en soluciones sociales y medioambientales. Dicho de otra manera, gracias a las nuevas tecnologías podemos crear compañías de más éxito económico a la vez que se solucionan los grandes retos de la humanidad, tanto sociales como medioambientales.

Si no entendemos la revolución tecnológica como un elemento de mejora de nuestra sociedad, se nos puede girar en contra y amplificar el actual problema que tenemos de diferencia entre ricos y pobres (o seguir destruyendo nuestros recursos naturales, tan solo por el beneficio de unos pocos).

 

¿Qué valor cobra el talento humano en las empresas con alma?

La clave de las empresas con alma son las personas y sus líderes. Solo aquellas personas con sensibilidad social y conectadas con su entorno pueden ser capaces de liderar esta nueva revolución social y medioambiental. Es prácticamente imposible que una persona sin valores lidere una empresa con alma.

 

¿Cómo se convierte una persona en un “growth soul leader”?

Desde la educación y la formación. Necesitamos que todas las instituciones académicas formen a nuestros líderes en valores, en conciencia social y en sensibilidad medioambiental; en definitiva, en poner en el centro de todos los negocios a la persona.

 

Algunos sectores cuestionan la viabilidad de las compañías sostenibles o socialmente responsables. ¿Considera que este planteamiento podría frenar el avance de este tipo de empresas?

A lo largo de la historia siempre ha habido negacionistas hacia cualquier innovación o avance de la humanidad. En este caso, además, al ser una transformación tan profunda del modelo económico de los últimos 200 años, surgen con más contundencia y virulencia.

Ya existen cientos de casos que relacionan la orientación estratégica de las compañías hacia el impacto social y medioambiental, con un alto impacto en el valor de la compañía, fundamentalmente por la retención y captación de talento (al buscar un propósito el nuevo empleado), así como un aumento significativo de la demanda de estos productos y servicios por parte del consumidor y la sociedad, además de un mejor y mayor acceso a otro tipo de capitales que están buscando un rendimiento económico a la vez que social.

En todo caso, estamos al inicio de esta revolución social del modelo económico, que liderarán, como ha pasado a lo largo de la historia, los pioneros; los negacionistas, en cambio, sufrirán el castigo del mercado a largo plazo.

 

Las pymes constituyen el 99,8% del tejido empresarial español. ¿Cree que su propuesta de empresas que crecen con alma es extrapolable a esta categoría? ¿Qué retos encuentran las pequeñas y medianas empresas en esta transformación? 

Precisamente mi libro va orientado hacia las pymes de nuestro país y del resto del mundo. Desde mi fundación Unlimited y nuestra red internacional hemos lanzado más de 15.000 empresas de impacto en los últimos 10 años. La gran mayoría de las nuevas empresas ya nacen con un sentido social y medioambiental; el reto está en transformar las existentes, especialmente las medianas y grandes corporaciones.

 

La ciudadanía está preocupada por la economía, pero no percibe que las empresas sean un problema, como en cambio sí sucede con los políticos, tal y como recoge el último barómetro del CIS. ¿Qué papel puede y debe jugar la ciudadanía en la consecución de un entorno económico más justo y medioambientalmente responsable?

La ciudadanía es la protagonista. Todo movimiento empieza por las bases. Si todos cambiamos nuestro estilo de vida, menos consumista y más consciente, obligaremos a transformar todas las empresas del planeta, a la vez que obligaremos a nuestros dirigentes a legislar y apoyar esta nueva economía.

Todo gesto cuenta. ¿Qué haces en tu día a día para hacer del nuestro un mundo mejor? ¿A quién compras tus productos o servicios y dónde estás dispuesto a trabajar? ¿Qué tipo de negocio estás dispuesto a crear y para qué fin? En definitiva, ¿qué tipo de persona quieres ser recordado cuando ya no estés? Dediquemos más tiempo a dar y a ser más humanos, ese es el verdadero éxito de una sociedad avanzada.

Atajar la pérdida y desperdicio de alimentos: una cuestión social, ambiental y económica

¿Te imaginas que, cada vez que fueras a comprar comida, desapareciera un tercio de lo adquirido? ¡Menudo derroche! Pues es algo que está pasando a nivel global. Un estudio realizado por la consultora McKinsey & Company estima que cada año se pierden o desperdician más de 2.000 millones de toneladas de alimentos, entre el 33% y el 40% a nivel mundial.

La pérdida alimentaria se produce durante la cosecha o poco después, durante la manipulación, el almacenamiento y el procesamiento de los productos, mientras que el desperdicio ocurre cuando los alimentos llegan al minorista o al consumidor. Una situación que posee numerosas implicaciones a nivel social, económico y ambiental.

Cada año se pierden o desperdician más de 2.000 millones de toneladas de alimentos, entre el 33% y el 40% del total de alimentos mundial

En el mundo padecen hambre más de 800 millones de seres humanos, aproximadamente el 9,8% de la población mundial. Una cifra que va en aumento: 150 millones de personas más desde el brote de la pandemia generada por la covid-19, según el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022, publicado por la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En cuanto al impacto medioambiental, los analistas llaman la atención sobre dos hechos. Por un lado, la pérdida y desperdicio de alimentos consume aproximadamente una cuarta parte del suministro mundial de agua dulce. Por otra, las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los restos alimenticios suponen el 8% del total mundial, lo que equivale al menos a cuatro veces lo que genera la industria de la aviación. Los alimentos que generaron un mayor impacto ambiental negativo fueron, por este orden, las frutas y hortalizas, los cereales, y las raíces y tubérculos, por lo que los expertos recomiendan centrar ahí los esfuerzos.

La manera de funcionar de las empresas también deja mucho que desear, a juicio de los investigadores. La consultora estima que los comerciantes de comestibles podrían reducir la pérdida de alimentos entre un 50% y un 70% en las fases previas. Lograr una cadena de valor más eficiente no sólo reducirá costes, sino que también se traducirá en mejoras en los beneficios antes de intereses e impuestos.

Las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de los restos alimenticios suponen el 8% del total mundial, cuatro veces lo que genera la aviación

Apostar por una mayor eficiencia empresarial en el sector agroalimentario pronto dejará de ser algo opcional, según el informe de McKinsey & Company: “Las empresas se han dado el lujo de no tener que prestar demasiada atención a la pérdida de alimentos. Eso podría cambiar pronto: a medida que el mundo avanza hacia una posible emergencia alimentaria y que aumenta la conciencia pública sobre el problema, las partes interesadas externas se volverán más conscientes de la pérdida de alimentos y, en consecuencia, serán más exigentes”.

Para lograr un impacto significativo, algunas líneas de trabajo en las que ponen el foco los expertos pasan por trabajar juntos para ajustar mejor la oferta y la demanda, lo que requiere mucha comunicación y transparencia; revisar las prácticas de adquisición, y no elegir un proveedor basándose únicamente en el precio; o buscar fórmulas creativas para convertir los alimentos desechados en una fuente de valor.

Proteger el agua es proteger nuestro futuro

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Vital para el desarrollo de la vida y de los ecosistemas, el agua es un recurso cada vez más demandado, pero limitado. Con el objetivo de proteger su futuro, la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua ha creado un plan de acción compuesto por 689 compromisos que persiguen alcanzar el ODS 6.

Los países que todavía tienen que hacer los deberes para emitir menos C02

Como regla general, si no nos adaptamos, un calentamiento global de 1,5 grados centígrados este siglo pondría a 88 millones de personas al año en riesgo de inundación costera por el aumento del nivel del mar (entre 0,24 y 0,56 metros más). Y zonas del planeta como la India occidental y la región noroeste de África estarían gravemente expuestas a la escasez de agua. En cambio, si se consigue limitar, la seguridad de muchas especies estaría asegurada, incluso la propia del ser humano. Así, la exposición de la población a la malaria y al dengue sería un 10% menor si el calentamiento global se limita a 1,5 °C en vez de a 2 °C, tal y como figura en una investigación elaborada por científicos de la University of East Anglia en el Reino Unido.

A día de hoy, la temperatura mundial ha aumentado en 1,21 grados, según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), dependiente de la Comisión Europea, por el uso del carbón y petróleo como principales fuentes de energía a partir de la Revolución Industrial. Los expertos sugieren que es probable que pronto se alcance el límite de los 1,5 grados. Algo que podría ocurrir entre 2030 y principios de la década de 2050 si no se pone remedio cuanto antes. Es más, desde el C3S, lejos de redondear, han dado ya una fecha concreta y han calculado que, para dentro de 12 años, se podría alcanzar ese aumento de la temperatura en todo el planeta.

Las predicciones van a más y apuntan a que, si no cambian las políticas actualmente en vigor, este aumento de la temperatura subirá a 2,8 grados a finales de siglo, tal y como señala el último Informe disponible sobre la Brecha de Emisiones 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

China y la Unión Europea, a la cabeza de los países que más gases de efecto invernadero emiten

Durante la COP15 que tuvo lugar en París en el año 2015 se recalcó, y mucho, la importancia de los 1,5 grados. En aquel momento se acordó “mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo de los dos con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 grados”. Sin embargo, pese a que muchos países se suscribieron a ese acuerdo, lejos de disminuir ese número, los expertos advierten que la cifra no baja. Ya en la COP26, celebrada en Glasgow en 2021, Naciones Unidas advertía que aún “estamos lejos del objetivo del Acuerdo de París”.

Los culpables de este aumento de la temperatura son claros y no son nuevos para nadie: las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero de manera masiva están causando ese aumento de la temperatura global. Así lo recalca el en el informe de la PNUMA anteriormente mencionado. Entre estas emisiones se encuentran identificados el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los hidrofluorocarburos (HFC), los perfluorocarburos (PFC) y hexafluoruro de azufre (SF6).

Y tras estas emisiones se encuentra la actividad humana. En números absolutos, los países que más gases de efecto invernadero (GEI) emiten son, por este orden, China, los 27 países de la Unión Europea, la India, Indonesia, Brasil, Rusia y Estados Unidos. Si ponemos el foco únicamente en las emisiones de CO2 (uno de los seis gases de efecto invernadero), China es el principal país emisor, seguido de Estados Unidos, la India y Rusia, según señalan desde Global Carbon Project, un organismo que forma parte de Future Earth sobre la sostenibilidad global y que es socio de investigación del Programa Mundial de Investigación Climática. Las cifras, calculadas en millones de toneladas emitidas, les sitúan a la cabeza en el listado de 2021.

Si se analizan las emisiones de C02 con respecto al número de habitantes de cada país, conocidas como emisiones per cápita, el listado de países cambia. Y Catar, en lugar de China, pasa a ser el país que ocupa el primer puesto, seguido de Bahréin. De hecho, varios de estos Estados que figuran en el listado forman parte de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) como Arabia Saudí y Kuwait. Y aunque Catar ya no forma parte de esta organización, si estuvo dentro hasta 2019.

La emisión de este gas, producido por la quema de carbón o petróleo, entre otros, lejos de disminuir, ha aumentado en la última década, según señalan desde Carbon Project. Y tras la pandemia de la covid-19, cuando se produjo un ligero parón, los niveles se han recuperado y han ido a más. El motivo, según explican, es que se han recuperado los vuelos y con ellos las emisiones. Los datos desglosados a lo largo de estas seis últimas décadas permiten ver cómo ha ido en aumento el consumo de todos los combustibles fósiles a nivel mundial. El uso del carbón, el petróleo y el gas licuado, entre otros, no han dejado de aumentar.

Ante estas cifras, desde la PNUMA recalcan que existe una brecha: mientras que la mitad más pobre de la población emite una media de 1,6 toneladas de CO2 por habitante, el 12% del total mundial, el 1% más rico emite una media de 110 toneladas de CO2 per cápita, contribuyendo al 17% del total. Estas cifras también coinciden con los cálculos que han hecho desde Carbon Project según el PIB per Cápita. Unos datos que ponen de manifiesto la inminente necesidad de que los países más desarrollados reduzcan de manera drástica  los gases de efecto invernadero durante los próximos ocho años.

Felicidad y ODS, un tándem que va (cada vez más) de la mano

Según la primera definición de la RAE, la felicidad es «un estado de grata satisfacción espiritual y física». A partir de una acepción tan rematadamente metafísica (y, por tanto, etérea), cuesta comprender que un concepto voluble y subjetivo pueda traducirse en datos estadísticos, gráficas y rankings.

Este fue el reto que se marcó hace una década la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible (SDSN, por sus siglas en inglés), una iniciativa de Naciones Unidas que moviliza la experiencia científica y tecnológica mundial para promover soluciones prácticas que encaminen a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo Climático de París. Básicamente, pretendían determinar cómo (o mejor dicho, cuánto) de felices eran los 150 países consultados. Desde entonces, la SDSN trata de dar una respuesta aproximada, puntualmente cada 20 de marzo, en su Informe Mundial de la Felicidad (World Happiness Report), para el cual se basan en unos cuantos parámetros como el nivel de ingresos per cápita, la esperanza de vida al nacer, la libertad para tomar decisiones en la vida, la generosidad o las percepciones de corrupción.

«Las variables se eligieron originalmente como las mejores medidas disponibles de los factores establecidos en los datos experimentales y de encuestas por tener vínculos significativos con el bienestar subjetivo, y especialmente con las evaluaciones de la vida; el poder explicativo del modelo ha aumentado gradualmente a medida que agregamos más años a la muestra», justifican los responsables del estudio.

El primer puesto del último Informe Mundial de la Felicidad lo ocupa Finlandia por sexto año consecutivo mientras que España está en el puesto 32

Para llevar adelante tamaña empresa, que implica cientos de miles de consultas, el informe cuenta con el respaldo de Fondazione Ernesto Illy, illycaffè, Davines Group, Unilever, Wall's, The Blue Chip Foundation, The William, Jeff and Jennifer Gross Family Foundation, The Happier Way Foundation y The Regeneration Society Foundation. Y ese maremagno de información es después reordenado y convenientemente redactado por un grupo de expertos independientes.

El primer puesto del último Informe Mundial de la Felicidad lo ocupa Finlandia por sexto año consecutivo, con una puntuación significativamente superior a la del resto de países. Dinamarca permanece en el segundo lugar y en el top 5 le siguen Islandia, Israel y Países Bajos. «Sigue existiendo una gran brecha: los países de arriba están más estrechamente agrupados que los de abajo», advierten los redactores del estudio en sus conclusiones.

España queda en el puesto 32, por detrás de Rumanía, Eslovenia o Estonia. Sin embargo, la puntuación es más positiva si nos atenemos a partes concretas del estudio, como la relación entre bienestar subjetivo y generosidad, donde escalamos hasta el puesto 23, por delante de Suecia, Reino Unido o Estados Unidos. Y en cuanto a las brechas de felicidad entre las mitades superior e inferior de la población de cada país, España ocupa el puesto 17, lo que significa que hay menos desigualdad en términos de felicidad que en países como Australia, Reino Unido o Canadá, por ejemplo.

«Cuando evaluamos una sociedad no debemos mirar solo su felicidad, sino especialmente su escala de miseria, y para prevenirla los Gobiernos deberían considerar los ODS en sus políticas»

Tanto el informe (presentado el Día internacional de la Felicidad) como los Objetivos de Desarrollo Sostenible están impulsados por Naciones Unidas, y si bien la organización nunca ha establecido una correlación directa, su vinculación es más que tácita. «Cuando evaluamos una sociedad no debemos mirar solo su felicidad, sino especialmente su escala de miseria, y para prevenirla los Gobiernos y las organizaciones internacionales deberían considerar los ODS en sus políticas ambientales y de bienestar para garantizar la felicidad de las generaciones futuras», expresan los responsables del informe en su introducción. «Estos objetivos son herramientas esenciales para aumentar la felicidad humana y reducir la miseria ahora y en el futuro».

Los 17 ODS persiguen el fin de la pobreza, la erradicación del hambre, la salud y bienestar, la educación de calidad, la energía asequible y no contaminante, el trabajo decente y el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades, y la acción por el clima, entre otros.

Hoy en día, es imposible concebir un mundo sostenible desde el punto de vista ambiental, económico y social si quienes lo habitan no tienen una percepción de justicia generalizada, y eso es precisamente lo que evalúa el Informe Mundial de la Felicidad. Valores irrenunciables como un nivel de renta para una vida digna, unos gobernantes éticos, una libertad individual y colectiva y una salud global deben ser el punto de partida para la consecución de los ODS.

Ha pasado más de una década desde que se publicó el primer Informe Mundial de la Felicidad. Y hace exactamente diez años que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 66/281 que proclamó el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad. «Desde entonces, cada vez más personas han llegado a creer que el éxito como país debe ser juzgado por la felicidad de su gente, y este consenso significa que la felicidad nacional puede convertirse ahora en un objetivo prioritario para los Gobiernos», reza el informe. Sin duda, sería el perfecto «Objetivo 18», aglutinador de los otros 17 de Desarrollo Sostenible.

El impacto ambiental de la industria del cine

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Emisiones de gases a la atmósfera, consumo de energía, generación de residuos o daños a la naturaleza son algunos de los impactos ambientales de los rodajes cinematográficos. Una realidad de la que el séptimo arte ya es consciente y que está revirtiendo con rodajes sostenibles.

Kenia, el vertedero de la ropa usada que contamina el mundo

Qué satisfacción salir de compras y encontrar ropa a buen precio y a la última moda. Qué tranquilidad saber que se puede donar o reciclar cuando nos cansemos de ella. Si los consumidores están contentos, las empresas más. Todos ganamos, ¿no?

La Fundación Changing Markets, dedicada a promover cambios en las empresas para avanzar en materia de sostenibilidad, ha publicado recientemente un informe en colaboración con otras entidades donde denuncia que la ropa de segunda mano que se produce en el Norte acaba en muchos casos amontonada en vertederos de países del Sur.

La quema de tejidos realizados con poliéster y nailon genera problemas de salud para los vecinos de la capital keniana y medioambientales en el río Nairobi

El caso de Kenia es especialmente llamativo. La publicación Trashion: The stealth export of waste plastic clothes to Kenya (Trashion: la exportación sigilosa de ropa de plástico de desecho a Kenia), basada en fuentes oficiales, revela que la Comisión Europea estima que en 2021 se exportaron a Kenia más de 900 millones de prendas usadas procedentes de todo el mundo. De estas, se desecharon hasta 458 millones, y es probable que más de 300 millones contuvieran fibras a base de plástico, como poliéster y nailon, materiales que no se pueden reciclar. Los europeos, por su parte, enviaron más de 112 millones de prendas, de las que más de 56 millones se hallaban en mal estado y, por tanto, imposibles de reutilizar.

En un impactante vídeo publicado por la entidad para facilitar la toma de conciencia del problema, se observa cómo la ropa llega envuelta en enormes fardos de plástico sin que se pueda conocer el estado de las prendas. Los investigadores de las ONG implicadas estiman que la calidad es tan baja que no llegan a aprovecharse entre el 20% y el 50% de lo que reciben.

La ropa inservible no se devuelve al Norte, sino que se quema para cocinar o acaba en el vertedero de Dandora, una extensa superficie en medio de la capital keniata rodeada de numerosos centros educativos. Los restos de la quema contaminan el aire, lo que se traduce en problemas de salud; y llegan hasta el río Nairobi y el océano Índico, algo que repercute en la calidad medioambiental global.

Betterman Simidi Musasia, fundador y patrono de Clean Up Kenia, entidad colaboradora en el estudio, asegura que el vertedero de Dandora, la zona cero de la moda rápida, constituye un ejemplo paradigmático del “colonialismo del residuo o del desperdicio” (waste colonialism).

Ghana, India, Nigeria y Pakistán son otros países del Sur que reciben ropa usada imposible de reciclar y reutilizar

No es el único. Ghana, India, Nigeria y Pakistán son otros destinos preferentes de ropa usada. Por otro lado, los países europeos que más exportan son, por este orden, Alemania, Reino Unido, Polonia, Países Bajos, Italia, Bélgica y Francia, según la base de datos Comtrade de la ONU para 2019 y 2020, citada en el estudio.

Entre las posibles soluciones, la ONG valora positivamente algunas iniciativas empresariales, como Fashion for Good, una plataforma global que fomenta la innovación sostenible en el sector de la moda.

Ahora bien, también es preciso avanzar en la regulación. La Convención de Basilea ha logrado que más de 170 países se hayan comprometido a proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos derivados de la generación, gestión y eliminación de desechos peligrosos. Sin embargo, no tiene en cuenta las fibras plásticas que en último término acaban afectando a la cadena alimentaria. Por ello, la entidad sin ánimo de lucro confía en que la inminente directiva sobre el Impacto Medioambiental de la gestión de residuos, prevista para este verano, contribuya a acelerar el cambio hacia un mundo más responsable y sostenible. Ahí sí ganaremos todos.

Diez podcasts sobre sostenibilidad

En plena revolución de la industria de la comunicación, los podcasts llegaron para quedarse. Fue en 2004 cuando el periodista Ben Hammersley bautizó así a los archivos de sonido, especialmente programas de radio, que ya se habían emitido y que posteriormente podían ser escuchados o descargados por cualquier usuario. Casi dos décadas después, la pandemia cambió las reglas del juego y los podcasts se popularizaron entre la población.

La preocupación de la ciudadanía española respecto al medio ambiente y el cambio climático aumentó un 135% en 2020

Este no tan nuevo formato es especialmente consumido por los adultos jóvenes de nuestro país, pues más de la mitad de la población de entre 18 y 44 años escucha podcasts según el estudio Digital News Report España 2022, y suele optar por programas especializados en materias concretas.

Según el informe citado, lo que más interés suscita en España son cuestiones especializadas como la ciencia, la tecnología, la salud o la historia, seguidas de los asuntos sociales. A caballo entre ambas temáticas nos encontramos con una materia de interés colectivo: la sostenibilidad.

Tal y como señaló una investigación llevada a cabo por Google, la preocupación de la ciudadanía española respecto al medio ambiente y el cambio climático aumentó un 135% en 2020. En respuesta a esta inquietud social, numerosos podcasts comenzaron a abordar la sostenibilidad de una manera integral, exhaustiva y al alcance de cualquiera.

Para celebrar el Día Mundial de la Radio, conozcamos algunos de los podcasts sobre sostenibilidad a los que no hay que perder la pista.

Vivir sin plástico

«Nuestras dudas seguro que son muy parecidas a las tuyas y por suerte siempre encontramos a alguien que nos las resuelva», afirman Patricia Reina y Fernando Gómez, creadores de este podcast especializado en consumo consciente, reciclaje, naturaleza, medio ambiente y otros aspectos relacionados con la sostenibilidad.

Climabar

Con un lenguaje ameno y divertido, este podcast nos explica cómo cuidar el medio ambiente y que, como sus autoras ironizan, «el fin del mundo nos pille informadas, pero pasando un buen rato». Carmen Huidobro, experta en ciencias medioambientales, y Belén Hinojar, comunicadora audiovisual, han logrado salir de la «burbuja verde» donde suele quedarse la concienciación ambiental.

El bien social

Guillem Bargalló decidió crear su proyecto cuando una fábrica textil de Bangladesh se derrumbó en 2013 hiriendo a dos mil personas y llevándose la vida de más de mil. «Llevaba la ropa que ellos fabricaban y aquel derrumbe provocó el derrumbe de mi conciencia», confiesa Bargalló. Desde entonces, da voz a proyectos que hacen del mundo un lugar mejor en el exhaustivo podcast El bien social.

Hora verde

Un podcast que nace para ayudar a todas las personas que quieren llevar una vida más sostenible, pero no saben por dónde empezar. De la mano de sus invitados y durante menos de una hora, José David Millán ofrece consejos sobre alimentación sostenible, comercio justo, cosmética o energías renovables. ¿El resto del programa? «Reflexión personal», afirma.

El décimo hombre

Cuenta ya con cincuenta episodios en los que desmonta bulos, reflexiona sobre el medio ambiente y acerca la ciencia a la población general. A los micros está Ignacio de Miguel, biólogo que ejerce como «abogado del diablo» en un podcast crítico sobre las noticias de actualidad científica.

Con G de GEO

Este podcast cuenta con programas como «desmontando casoplones», «descarbonizando la construcción» o «calentando la calle» de la mano de Ana Belén Peña, topógrafa especializada en energías renovables, eficiencia energética y edificación. Con G de GEO analiza «esa parte de la ingeniería que ayuda al desarrollo del planeta, pero cuidándolo un poco más».

Planeta agua

«¿Quieres descubrir los secretos que esconden nuestros ríos, lagos, mares y océanos?», pregunta Natalia Pérez. Si la respuesta es sí, su podcast es un acierto seguro. A través de entrevistas a profesionales de la biología marina, Planeta agua explora desde los tiburones del Cantábrico hasta los glaciares chilenos.

Revolución sostenible

«La empatía y el respeto a las personas, el medio ambiente y los animales», es el motor del podcast creado por Saigu Cosmetics, marca de cosmética natural. Para cumplir este ambicioso objetivo, Revolución sostenible acerca la cuestión medioambiental a todos sus usuarios a través de entrevistas a expertos, empresas innovadoras e influencers concienciados con el cambio climático.

Actualidad y Empleo Ambiental

Con Enoch Martínez y Juan María Arenas a la cabeza, este podcast analiza la empleabilidad en el sector medioambiental. Tiene una periodicidad semanal y alberga secciones relacionadas con «eventos de networking, empleo ambiental, herramientas para profesionales o recomendaciones de podcast».

Brújula sonora

Mención especial al podcast creado con mimo por el centro colombiano Transforma Global. En Brújula sonora se narran las historias de una América Latina que busca integrar aspectos tan diversos y complejos como el medio ambiente, la salud, la economía o el clima, así como «analizar el panorama mundial y compartir soluciones innovadoras que nos muestren la ruta a otras posibilidades».

Cinco recursos para impulsar las profesiones STEAM en las aulas

Los llamados perfiles STEAM son tan escasos como valiosos: ayudan no solo a encontrar soluciones a priori ocultas para la economía y la sociedad, sino también a pensar de forma crítica. Sus siglas dan una pista de todo lo que ofrecen, ya que responden a los términos en inglés de las disciplinas de Ciencia, Tecnología, Matemáticas, Arte –debido a las ventajas resolutivas de la creatividad– e Ingeniería. Son los perfiles llamados a revolucionar el mercado laboral. No en vano, los empleos con mayor crecimiento en los últimos años requieren un perfil asociado a estas características, según un informe elaborado por LinkedIn. En comunidades con cada vez mayor acceso a la tecnología y la cultura, la falta de profesionales de estos ámbitos preocupa cada vez más –especialmente si tenemos en cuenta la brecha de género–, razón por la que muchos comienzan a centrarse ya en la raíz del problema: la educación.

La siguiente selección de recursos tiene como objetivo principal tapar ese agujero, impulsando la motivación hacia las profesiones STEAM desde etapas tan tempranas como la educación primaria y secundaria y en especial entre las niñas, en clara minoría a la hora de escoger estudios vinculados a la ciencia y la tecnología.

RedeSTEAM

Se trata de un concurso que desafía a alumnas de 3º y 4º de ESO a crear proyectos tecnológicos y científicos que contribuyan a un mundo más sostenible social y ambientalmente. Su objetivo es fomentar entre las jóvenes de 14 y 15 años el estudio de las disciplinas STEAM, dado que solo el 13% del alumnado en estas ramas son mujeres, dejando el talento femenino fuera de sectores productivos esenciales para el desarrollo del país.

En equipos y a través de sus centros educativos, las alumnas han de presentar un proyecto que dé respuesta, mediante la aplicación de al menos dos disciplinas STEAM, a uno de los retos planteados: Eléctrico, Telecomunicaciones y Sostenibilidad. Los centros ganadores reciben equipos y materiales para laboratorios y aulas de temática STEAM.

RedeSTEAM es una iniciativa promovida por Redeia en el marco de la ‘Alianza STEAM por el talento femenino. Niñas en pie de ciencia’, del Ministerio de Educación y Formación Profesional.

CSIC en la Escuela

El proyecto elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) se resume en uno de sus estatutos: «colaborar en la actualización de conocimientos en ciencia y tecnología del profesorado de enseñanzas no universitarias». En CSIC en la Escuela, las comunidades investigadora y docente trabajan conjuntamente para acercar «los mundos de la ciencia y la escuela».

Su razón de ser es sencilla: «El conocimiento, además de un índice del desarrollo de una comunidad, es también un bien social». Esa es la razón por la cual el proyecto no solo cuenta con un potencial humano y tecnológico a disposición de los colegios, sino también con una página web con información y actividades accesibles desde cualquier punto del planeta y enfocadas al impulso de una motivación cada vez más necesaria.

STEM Learning

Este recurso, originario de Reino Unido, permite a los más pequeños no solo interesarse por los aspectos más científicos (no casualmente prescinde de la letra A entre sus siglas) del conocimiento, sino también hacerlo en inglés, algo esencial en un mundo cada vez más interconectado. Dentro de la plataforma es posible encontrar Explorify, página que guarda en su interior numerosas actividades para inspirar al alumnado.

Matic

Esta herramienta cuenta con un objetivo tan sencillo como complejo: potenciar el aprendizaje de las matemáticas adaptándolo a las necesidades de cada estudiante. Los resultados, por el momento, son alentadores. Durante el ciclo escolar 2017-2018 los participantes mejoraron en este ámbito un 12,4% de media (incluye tanto a quienes lo utilizaron en clase o en casa como a quienes lo usaron como método de revisión o de estudio).

Se trata de un método innovador que escapa de los aspectos más tradicionales de la enseñanza. Tanto es así que, al centrarse en el tiempo y la adaptabilidad y enfocarse en el alumno, Matic rechaza puntuar numéricamente del 1 al 10.

Cuentos 4Future

En busca del infinito es el título del relato escrito por Carmen Pacheco e ilustrado por Laura Pacheco con el que Redeia se implica en fomentar la educación STEAM y la igualdad de género en dicho ámbito. Pretende, de esta manera, desmontar mitos y estereotipos en torno a las capacidades femeninas para la ciencia y la tecnología y validar roles no convencionales.

A través de este cuento, dirigido a niños y niñas de Educación Infantil y Primaria, queda de manifiesto cómo la ciencia es uno de los motores de la historia y cómo las mujeres, además, son uno de sus engranajes fundamentales. Se trata de mostrar que el futuro que uno desea es, ante todo, posible.

Este cuento forma parte del proyecto Cuentos4Future, una colección de relatos infantiles impulsada por la revista Ethic y el Ministerio de Educación para acercar a los más pequeños los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en este caso, el 5, de Igualdad de Género.