Olivier Longué, director general de Acción contra el Hambre en España, es el rostro visible de una organización que cada año pone todos sus recursos al servicio de un único objetivo: la erradicación del hambre en el mundo. Charlamos con él a propósito de la situación actual, de la inflación del precio de los alimentos y de qué podemos hacer desde casa y desde las instituciones para detener este problema.
Para hablar con propiedad, ¿qué es el hambre? ¿Es lo mismo que la desnutrición? ¿Y la inseguridad alimentaria?
El hambre se asocia con la falta de alimentos y conlleva periodos en los que las personas sufren una grave inseguridad alimentaria, es decir, que pasan días enteros sin comer por falta de dinero, acceso a alimentos u otros recursos. La desnutrición es una condición más amplia que incluye no solo el hambre, sino también la falta de nutrientes esenciales, lo cual puede causar problemas de salud. Por su parte, la inseguridad alimentaria es la falta de acceso regular a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para llevar una vida saludable. Esta situación puede ser temporal o crónica. Es importante destacar que, en esta ecuación, debemos integrar en las soluciones el acceso a los cuidados dados tanto por el sistema de salud como por la familia.
¿Cuál es la situación del hambre en este momento en el mundo?
Se calcula que padecen hambre en el mundo 783 millones de personas, siendo los niños, niñas y mujeres los que se ven más afectados. Además de los efectos de la emergencia climática y las crisis económicas, las guerras y los conflictos siguen siendo las principales causas del hambre en el mundo.
En el escenario actual, corremos el riesgo de perder la línea de mejora que empezábamos a tener en los últimos años. La globalización económica y política de los problemas conlleva que debamos tener en cuenta lo que sucede en cada espacio y su repercusión a nivel mundial. La comunidad internacional debe actuar ya con urgencia para evitar que millones de personas sigan muriendo de hambre.
Y en España, ¿se pasa hambre? ¿El descenso del poder adquisitivo y la inflación han afectado a la dieta de los españoles?
En España, aunque no se vive una crisis de hambre comparable a la de algunos países en desarrollo, sí existen problemas de inseguridad alimentaria. La crisis financiera de 2009, la crisis generada por la pandemia de covid-19 y la guerra de Ucrania han impactado en nuestro país al producirse una reducción de los ingresos de los hogares y un incremento de precios de productos esenciales, con el consiguiente impacto negativo en los niveles de inseguridad alimentaria.
En España, un 13,3% de los hogares españoles experimentaron algún nivel de inseguridad alimentaria, es decir, más de 6 millones de personas. De todas ellas, casi 2 millones y medio sufren inseguridad alimentaria moderada o grave, lo que implica que han tenido que reducir su ingesta de alimentos por falta de recursos. Padecer inseguridad alimentaria significa no poder acceder de forma regular a alimentos suficientes en calidad y cantidad, y esto perjudica en la salud y en el desarrollo.
Además, en nuestro país, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) una de cada diez personas en edad de trabajar se encuentra en situación de desempleo o vulnerabilidad. Por esta razón, en Acción contra el Hambre abordamos el problema de la seguridad alimentaria en España desde un enfoque multifacético, desarrollando programas que mejoren la situación económica y nutricional de las familias, impulsando la empleabilidad de las personas más vulnerables y la formación de personas en desempleo, y trabajando en programas de detección de la inseguridad alimentaria.
¿Cómo habéis vivido desde la organización el aumento del precio de los alimentos? ¿Se han presentado retos que no teníais anteriormente? ¿Son realmente posibles medidas como limitar el precio máximo de los alimentos de primera necesidad? ¿Qué pueden hacer los gobiernos?
El aumento del precio de los alimentos ha supuesto retos significativos para organizaciones como Acción contra el Hambre, dificultando el acceso a suministros esenciales y aumentando la inseguridad alimentaria. Medidas como limitar el precio máximo de los alimentos de primera necesidad son complejas y requieren una cuidadosa consideración. Otras medidas importantes serían la gestión de los excedentes de producción, garantizar que todas las personas tengan acceso a una canasta básica de alimentos y promocionar una alimentación consciente y responsable.
Otro de los grandes retos del panorama mundial actual son los conflictos bélicos que se están desarrollando en zonas como Ucrania y Palestina. ¿Cómo se plantea el trabajo de vuestra organización en estos espacios?
En zonas afectadas por conflictos como Ucrania y el Territorio Palestino Ocupado, donde llevamos más de 20 años trabajando, Acción contra el Hambre adapta su trabajo a las condiciones locales, priorizando la seguridad de nuestro personal humanitario y las necesidades más urgentes de la población. Nuestra organización lleva a cabo actividades de emergencia para proporcionar alimentos, agua potable, servicios de salud y apoyo psicológico, entre otras. La colaboración con socios locales y la comunidad internacional es clave para asegurar la eficiencia y sostenibilidad de las intervenciones en estos contextos complejos y cambiantes.
También seguimos defendiendo los derechos de las poblaciones afectadas por crisis y continuamos apelando a todas las partes en conflicto para que se cumpla el Derecho Internacional Humanitario y la resolución 2417 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: el hambre nunca debe usarse como arma de guerra.
La acción climática es también la lucha por gestionar los recursos naturales adecuadamente. ¿Cómo impacta el cambio climático en el acceso a los alimentos y al agua potable y segura?
El cambio climático afecta gravemente el acceso a alimentos y agua potable. Las variaciones extremas del clima, como sequías o inundaciones, reducen la producción agrícola, afectan a las cosechas y provocan desplazamientos de población, incrementando la inseguridad alimentaria. Además, estas condiciones extremas pueden contaminar fuentes de agua, dificultando el acceso a agua potable y segura. La gestión sostenible de los recursos naturales y la adaptación a los impactos climáticos son esenciales para garantizar la seguridad alimentaria y el acceso a agua potable en el futuro.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 «Hambre cero» y la Agenda 2030 buscan poner fin al hambre. ¿Es esta meta posible a día de hoy con esa fecha en mente?
Alcanzar este objetivo para 2030 presenta desafíos muy importantes debido a factores como el cambio climático, los conflictos, las crisis económicas y la pandemia de covid-19, que han incrementado la inseguridad alimentaria. Aunque se han logrado avances, la meta de «Hambre cero» para 2030 sigue siendo ambiciosa y requiere un esfuerzo global coordinado e intensificado para ser alcanzada. Desde Acción contra el Hambre sabemos cómo alcanzar el objetivo y trabajamos cada día para ello.
Desde casa, ¿qué podemos hacer a título individual para contribuir a la lucha contra el hambre?
Primero, informarnos. Conocer el problema y concienciarnos es fundamental para poder cumplir con nuestra responsabilidad como personas y como sociedades. Y siempre se puede poner un grano de arena en la lucha contra el hambre.