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El aviso silencioso de la desaparición del Ártico

El aviso silencioso de la desaparición del Ártico

El efecto invernadero, causante del cambio climático, provoca que cada década se derrita un 12,2% de la superficie del hielo ártico, con nefastas consecuencias ambientales si no se toman medidas urgentes.


El cambio climático tiene múltiples consecuencias, pero de todas ellas hay una especialmente silenciosa: la desaparición del hielo polar. El derretimiento provocado por el calentamiento global provoca una pérdida del 12,2% de la extensión del Ártico cada década, según calcula la NASA, lo que repercute directamente en la estabilidad climática y ambiental del presente y el futuro cercano.

Desde que se empezaron a tomar imágenes por satélite del estado de los polos, en 1979, se puede constatar que el hielo no ha hecho más que reducirse año a año, aunque es en los últimos periodos cuando se están registrando las cifras mínimas históricas.

Desde 1985, el hielo de más de 4 años de formación ha pasado de suponer algo más del 30% a menos del 10%

Concretamente, el hielo ártico ha pasado de ocupar 16,91 millones de kilómetros cuadrados a finales de la década de los 70 a tan solo 4,79 en 2023. Su mínimo histórico se registró en 2021, con tan solo 3,79 millones de km2 durante el mes de septiembre, momento de referencia anual ya que es cuando el hielo alcanza su mínimo, coincidiendo con el final del verano en el hemisferio norte.

A este ritmo, las expectativas a futuro no son nada optimistas: se calcula que para 2050 hasta el 45% de la infraestructura existente en el Ártico estará en alto riesgo debido al deshielo. Otros estudios sitúan su completa desaparición en la década de 2030.

La extensión no es el único parámetro que permite medir la desaparición del Ártico; también la antigüedad del hielo que lo compone, cada vez más joven. Como puede verse en las imágenes debajo de estas líneas, apenas queda ya superficie con más de 4 años porque la gran mayoría se crea y desaparece en menos de un año. Desde 1985, el hielo más «veterano» ha pasado de representar algo más del 30% a menos del 10%.

 

La pérdida del Ártico tiene múltiples consecuencias, entre las que destacan la aceleración del cambio climático, el aumento del nivel del mar, los cambios en los patrones climáticos a nivel global o la pérdida de fauna y especies marinas. 

Por eso, el World Economic Forum que tendrá lugar del 15 al 19 de enero ha fijado entre sus prioridades la transición hacia energías sostenibles, la adaptación a los cambios climáticos algunos de ellos ya inevitables y la mejora de la colaboración internacional para investigar, proteger el hábitat natural y reducir las emisiones que provocan el efecto invernadero y no han dejado de crecer en las últimas décadas.

Se calcula que para 2050, el 45% de su extensión estará en alto riesgo, aunque otros estudios apuntan a su completa desaparición

«La desaparición del hielo marino en la cima del mundo no solo sería una señal emblemática del colapso climático, sino que tendría consecuencias globales dañinas y peligrosas», explica Jonathan Bamber, profesor de Geografía Física de la Universidad de Bristol.

Los peces también migran ante el aumento de temperaturas

Ilustración por Valeria Cafagna

Un novedoso estudio demuestra cómo los peces se desplazan hacia los polos o a aguas más profundas para evitar el incremento de las temperaturas. Los expertos enfatizan que estos cambios pueden conllevar graves consecuencias en el futuro.


Las migraciones climáticas ya son una realidad en muchas partes del planeta. Huir de zonas en las que la vida humana no puede desarrollarse con normalidad debido al aumento de las temperaturas será algo cada vez más habitual. Y lo veremos. ¿Qué pasa con lo que no vemos? ¿Qué ocurre con los cientos de millones de peces que viven en el mar? ¿Y si sus cambios fueran mucho más rápidos que los de los seres humanos en tierra? ¿Y si ellos también migraran y eso pudiera tener consecuencias para las personas?

Los efectos del calentamiento global, como su propio nombre indica, no dejan nada por perturbar. La mirada antropocéntrica no debe desviarnos del estudio de aquello que va más allá de lo humano pues, como bien está demostrado, las personas tan solo somos un eslabón más en una cadena trófica más sensible de lo que podemos llegar a pensar. Este interés es lo que ha llevado a varios investigadores de la Universidad de Glasgow a concluir que la mayoría de las poblaciones de peces están respondiendo al calentamiento global desplazándose hacia aguas más frías cercanas a los polos norte y sur.

Los peces migran hacia el polo sur y norte o hacia aguas más profundas para evitar el aumento de las temperaturas

Esta postura se deduce de los últimos estudios sobre el impacto del cambio climático en nuestros océanos, que también recogen otra dinámica en estos peces: algunos de ellos deciden trasladarse a aguas más profundas, siempre como un intento de encontrar espacios más fríos en los que vivir.

Se trata de la primera vez que se estudia de forma tan exhaustiva estos desplazamientos. Los expertos han examinado los datos de 115 especies de las principales regiones oceánicas, con un total de 595 respuestas de las poblaciones de peces marinos al aumento de la temperatura.

No es baladí este cambio en los peces, pues la temperatura del agua circundante les afecta en funciones críticas como el metabolismo, el crecimiento y la reproducción. Además, las especies marinas suelen tener un rango de temperatura habitable muy limitado, lo que hace que «incluso las pequeñas diferencias en el agua sean imposibles de soportar», tal y como explica la investigación publicada en Global Change Biology. Como resultado, los cambios en la vida marina causados por el calentamiento global se han dado hasta siete veces más rápido que las respuestas de los animales en tierra. Una de sus repercusiones más graves ha sido la desaparición total de especies de peces en algunos lugares.

«Nuestra capacidad para predecir las reubicaciones de los peces será vital para mantener la seguridad alimentaria»

De esta forma, «nuestra capacidad para predecir las reubicaciones de los peces será vital para proteger los ecosistemas mundiales y mantener la seguridad alimentaria», añaden desde el centro académico. Carolin Dahms, autora principal del estudio, señala cómo la pesca también afecta a estas reubicaciones, ya que las especies explotadas comercialmente se desplazan más lentamente.

Todo ello deja en el aire cómo esta alteración puede afectar a las personas, tal y como concluye Shaun Killen, también autor del estudio: «Si las presas de estas especies no se trasladan también, o si estas especies se convierten en una perturbación invasora en su nueva ubicación, podría haber graves consecuencias en el futuro».

La sequía económica de la desertificación

La falta de recursos hídricos provocada por el cambio climático tiene efectos en la economía a varios niveles y sectores y se calcula que puede afectar al 75% de la población mundial en 2050.


La sequía mundial, fenómeno en aumento debido al cambio climático, no solo amenaza la disponibilidad de agua, sino que también pone en riesgo la estabilidad económica global. En un mundo donde los mercados y economías se interconectan, los efectos de la desertificación se filtran en diversos sectores, desde la agricultura hasta la generación de energía, con una serie de consecuencias económicas que son cada vez más palpables.

En los campos de cultivo, la sequía actúa como un ladrón silencioso, robando la productividad y dejando a los agricultores en la cuerda floja. Entre 2015 y 2019, al menos 100 millones de hectáreas de tierras sanas y productivas se degradaron cada año, lo que ha perjudicado a la seguridad alimentaria e hídrica a nivel mundial. Según cálculos de Naciones Unidas, la pérdida equivale al doble del tamaño de Groenlandia y afecta a las vidas de 1.300 millones de personas, directamente expuestas a la degradación de la tierra.

 

Según la Organización Meteorológica Mundial, los daños económicos de las sequías aumentaron un 63% en 2021 en comparación con la media de los últimos 20 años. En toda la Unión Europea, se calcula que ese año se perdieron más de 56.000 millones de euros a consecuencia del cambio climático, según datos de Eurostat.

Se estima que para el año 2050 la sequía pueda afectar al 75% de la población mundial

La escasez de agua no solo reduce el tamaño de las cosechas, sino que también impacta en la calidad de los productos agrícolas, lo que, a su vez, se traduce en un aumento de los precios de los alimentos para los consumidores. También el sector energético, que depende de fuentes hídricas como los embalses y los ríos, se ve afectado por la falta de lluvias. Esto hace que aumente la dependencia de los combustibles fósiles, lo que genera más costes y contaminación. 

La industria manufacturera y el comercio internacional también dependen del agua para sus procesos productivos. Por ejemplo, las vías marítimas de ríos como el Rin, en Alemania, el Mississippi, en Estados Unidos o el Yangtsé, en China, ven cómo su comercio se ve afectado por el descenso en sus caudales.

Estos problemas derivados de la falta de agua afectan cada vez a más población a nivel mundial, aunque es una cifra que fluctúa de un año a otro. 2015 fue el año más fatídico: el 64,8% de la población total estuvo expuesta a la sequía, y un 28,9% lo hizo en un grado extremo o severo, el máximo en el período 2000-2019.  Se estima que para el año 2050 la sequía pueda afectar al 75% de la población mundial.

Cada año se pierden unos 100 millones de hectáreas, equivalente a toda la superficie de Groenlandia

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) celebrada este mes se señaló, una vez más, que el único modo de avanzar a nivel mundial es respetando los límites planetarios y las interdependencias de todas las formas de vida. «Tenemos que llegar a acuerdos globales vinculantes sobre las medidas proactivas que deben tomar las naciones para reducir las sequías», explicó Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación.

«Necesitamos una transformación profunda para hacer frente a las sequías, que cada vez son más frecuentes y graves, reduciendo los niveles de los embalses, hundiendo el rendimiento agrícola, afectando la diversidad biológica y extendiendo las hambrunas», añadió Thiaw.

Cuatro pódcast clave sobre activismo social

El activismo también se hace en los pódcast, un formato que acerca a los oyentes a historias de lucha e injusticia y que nos ayuda a comprender y mejorar nuestra sociedad.


En los últimos años, el pódcast se ha convertido en una de las principales vías de comunicación y difusión de contenido, y no deja de crecer. Según el último informe de la plataforma iVoox, un 36,21% de los 3.600 encuestados afirma escuchar más pódcast que el año pasado, o lo hace con la misma asiduidad que el año anterior (54,05%). Heredero de la radio, sirve para entretener y divulgar, pero también para concienciar: y es que muchos activistas están aprovechando el tirón de este nuevo formato para dar a conocer su trabajo y las diversas causas e injusticias sociales que cada día afectan a millones de personas en el mundo. Así, a golpe de click y desde cualquier lugar podemos aprender y concienciarnos sobre temas como los derechos humanos, la violencia de género o el cambio climático. 

A continuación, presentamos cuatro pódcasts que pueden ayudar a comprender mejor la sociedad en la que vivimos y, por qué no, suponer el primer paso hacia el cambio.

¿Quién dijo miedo? 

Con ocasión del 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la organización Amnistía Internacional ha presentado este pódcast en el que se da voz a diversos activistas por los derechos humanos, que cuentan sus historias de vida y lucha. Sus perspectivas nos ayudan a entender muchos de los conflictos activos en el mundo y a obtener información real de primera mano.

 

 

Greenflags 

El pódcast impulsado por la organización ecologista Greenpeace, tiene como presentadora a Andrea Compton que, en cada edición, recibe a una personalidad diferente para charlar sobre temas como el reciclaje, los incendios forestales o la pobreza energética. Así, podremos conocer los problemas a los que se enfrenta nuestro planeta mediante informaciones contrastadas y explicaciones dadas en un tono muy ameno.

 

 

Yonki 

Oihan Iturbide dirige este espacio de entrevistas en el que escucharemos los testimonios de investigadores de las adicciones y también de personas que han padecido adicción a las drogas, al juego, a la pornografía o al trabajo. Las palabras de los entrevistados nos ayudan a comprender mejor un tema que afecta a millones de personas en el mundo y especialmente a personas en situación de vulnerabilidad, y sobre el que aún hoy cunde la desinformación. El propio Iturbide describe así el propósito del pódcast: «conocer para reconocer».

 

Jaula de oro

Este pódcast de la plataforma Podimo cuenta la historia de Gabriela (nombre ficticio), una mujer maltratada de clase alta que se ve envuelta en una trama de corrupción por culpa de su pareja. La narración, construida a partir de las vivencias reales de la víctima, se completa con entrevistas a expertos en violencia de género, presentando así un relato pormenorizado y contextualizado. Uno de los objetivos del pódcast, según sus creadores, es concienciar sobre la violencia de género como un problema que pueden tener todos los tipos de mujeres, también las que gozan de formación y una buena posición social.

 

Estos son solo algunos de los programas que, en formato pódcast, podemos encontrar en Internet para conocer los problemas que asolan el mundo y comenzar nuestro camino hacia una sociedad más justa.

Humedales construidos, una solución biomimética para aliviar la escasez de agua

En un mundo donde la escasez de agua plantea desafíos cruciales, los humedales construidos emergen como una solución innovadora y sostenible. Esta solución no solo establece un marco para el aprovechamiento del agua, sino también para el conocimiento aplicable de nuestro entorno natural.


No es casualidad que las grandes civilizaciones se formaran en torno a masas de agua; su necesidad es innegable para la supervivencia humana. El agua es esencial para actividades como la agricultura, la industria, pero también necesidades del día a día como la limpieza de nuestra ropa, comida o espacios de nuestro hogar. Y, ante una población cada vez más numerosa y que cada vez genera más residuos, disponer de este recurso se vuelve indispensable tanto por su función vital como purificadora .

Si bien la conservación y recuperación de los bosques se han establecido como medidas protagonistas en la lucha contra el cambio climático; están lejos de ser los únicos actores en escena. Los humedales, a menudo pasados por alto, son igualmente vitales en la preservación del equilibrio ambiental. Si los bosques se consideran el «pulmón» del planeta, los humedales actúan como riñones. Estos ecosistemas de transición entre acuáticos y terrestres, tales como marismas, manglares, estanques, pantanos, lagunas o lagos, depuran el agua de manera natural. El Convenio de Ramsar,  aprobado en 1971 y a día de hoy, firmado por 172 países, reconoce su importancia vital para la biodiversidad, la mitigación del cambio climático y el bienestar humano. Sin embargo, el Global Wetland Outlook alerta que, desde 1970, estas fuentes de agua han desaparecido hasta un 40%, tres veces más rápido que los bosques. 

Si los bosques se consideran el «pulmón» del planeta, los humedales actúan como «riñones»

A pesar de cubrir un 70% de nuestro planeta tal y como destaca la WWF, la idea de que el agua siempre será abundante se ha visto desafiada por el agravamiento del cambio climático, colocando la preservación del agua en el centro de los desafíos ambientales actuales. Por ello se buscan formas innovadoras de aprovechar, tratar y reutilizar el agua en un ciclo sostenible, abrazando la filosofía y principios de la economía circular. Dentro de este enfoque existen soluciones innovadoras pero que se inspiran en la naturaleza, las llamadas soluciones biomiméticas. Este es el caso de los humedales construidos, diseñados a partir de la imitación de los procesos naturales de los humedales, como aquella de filtrar sedimentos, contaminantes y toxinas en el agua, en este caso, para resolver desafíos humanos.

Los humedales construidos ofrecen ventajas ecológicas, estéticas y recreativas en su entorno, facilitando su aceptación e implementación. No obstante, contrariamente a los sistemas de tratamiento de aguas por depuradoras con elevados costes energéticos y económicos, estos sistemas también destacan por su fácil operación y bajo coste. Por otro lado, su versatilidad y eficacia, pudiendo ser adaptados a diferentes contextos y diseñados para tratar distintos tipos de aguas residuales, desde sistemas pequeños para hogares hasta grandes sistemas para ciudades y regiones; lo convierten en una solución viable para enfrentar la escasez de agua y proteger nuestro medio ambiente. Por último, purificando el agua de manera natural y revitalizando comunidades, los humedales construidos ofrecen una solución accesible y descentralizada. 

Los humedales construidos ofrecen ventajas ecológicas, estéticas y recreativas en su entorno, facilitando su aceptación e implementación

En ciudades como Durban, Sudáfrica, además de tratar aguas residuales urbanas como en Shenzhen, China, los humedales funcionan como atractivos espacios recreativos para la fauna y destinos turísticos. Aunque en su mayoría se han considerado depuradoras de aguas residuales urbanas, a lo largo del Medio Oeste en América y en Europa en países como Países Bajos o Italia se han empezado a utilizar para tratar la contaminación de las aguas de granjas en ámbito rural. En España, los humedales de Illa de Mar y L’Embut, en el Delta del Ebro, contribuyen además a la restauración de humedales dañados por actividades humanas, ofreciendo no solo soluciones de tratamiento de aguas, sino también desempeñando un papel crucial en la preservación y restauración de ecosistemas vulnerables como aquel de aves en peligro de extinción.

Los humedales construidos, demuestran el potencial de la naturaleza para resolver nuestros desafíos más urgentes y hacerlo de manera transversal. Integrar estas soluciones naturales, multifuncionales, en nuestras estrategias de gestión del agua es clave para un futuro más sostenible e inclusivo.

Vandana Shiva: sembrando esperanza, cosechando futuro

Ilustración por Valeria Cafagna

El nombre de Vandana Shiva, la gran abanderada del ecofeminismo, resuena como un eco inspirador en el mundo de la agricultura ecológica y la defensa del medio ambiente. Su vida es un viaje extraordinario en la búsqueda de un mundo más justo y sostenible. 


Nacida en la India en 1952, Vandana Shiva es una destacada ecofeminista, filósofa, autora y defensora del medio ambiente. Con una pasión inquebrantable por la tierra, estudió física teórica en la Universidad de Punjab y obtuvo su doctorado en la Universidad de Western Ontario. Su amor por la ciencia y la naturaleza hizo que tuviera una comprensión profunda de la importancia de la biodiversidad.

Se convirtió en una referencia a nivel mundial en el ámbito de la agroecología gracias a su papel como activista en contra de la agricultura industrial

Criada en las colinas del Himalaya, Vandana Shiva demostró su inquietud por el medio ambiente desde muy temprana edad. Con un padre guardabosques y una madre granjera, exploraba cada día la diversidad del entorno, aprendiendo las lecciones que la tierra le ofrecía.

Sin embargo, a medida que crecía, Shiva observaba que la belleza de tu tierra natal estaba en peligro. La agricultura industrial estaba dejando cicatrices en la naturaleza, envenenando ríos y amenazando la vida de las comunidades rurales que dependían de la agricultura.

Luchadora histórica y constante

Vandana Shiva se convirtió en una referencia a nivel mundial en el ámbito de la agroecología gracias a su papel como activista en contra de la agricultura industrial. Una de las historias más destacadas de Shiva es su enfrentamiento con una poderosa corporación de agroquímicos. En la década de 1980, Monsanto intentó introducir algodón transgénico en la India. Shiva, junto con algunos agricultores locales, lideró la resistencia. Viajó por aldeas remotas, compartiendo su conocimiento sobre agricultura orgánica y la importancia de preservar las semillas tradicionales. Finalmente, lograron que el gobierno indio revocara la patente de Monsanto, una victoria de gran calado para la agricultura sostenible y la soberanía alimentaria.

Shiva: «Somos la Tierra. Lo que le sucede a la Tierra, nos sucede a nosotros»

La visión de Vandana Shiva va más allá de la agricultura. Ella entiende la Tierra como una entidad sagrada y cree que la explotación desenfrenada de los recursos naturales es la raíz de problemas globales como el cambio climático, la desigualdad y el hambre. Su mensaje es claro: «Debemos cambiar nuestra relación con la Tierra y vivir en armonía con la naturaleza si queremos construir un futuro sostenible»

Su preocupación por el medio ambiente y la justicia social le llevó a fundar Navdanya, una organización que promueve la conservación de la biodiversidad y el cultivo de semillas orgánicas. La fundación ha capacitado a miles de agricultores en prácticas agrícolas sostenibles y ha conservado cientos de variedades de semillas tradicionales que de otra manera habrían desaparecido.

El ecofeminismo como compromiso

Una parte esencial de la filosofía de Vandana Shiva es el ecofeminismo, un enfoque que combina la conciencia ambiental con la igualdad de género. La autora sostiene que la explotación de la naturaleza y la opresión de las mujeres están interconectadas. Al dañar a la Tierra, también se daña a las mujeres. Esta perspectiva nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y a luchar por la igualdad de género y la sostenibilidad de manera conjunta.

A través de su defensa de la biodiversidad y la resistencia a la agricultura industrial, Shiva encarna la unión entre la lucha feminista y la lucha medioambiental. En su filosofía, la Tierra es un ser viviente que forma parte de cada individuo, y su defensa de la transformación hacia un mundo libre de desigualdad, injusticia y hambre es un llamado a la acción que resuena en la lucha por un futuro más justo y sostenible. Porque como ella misma ha dicho: «Somos la Tierra. Lo que le sucede a la Tierra, nos sucede a nosotros».

El nuevo régimen de las estaciones

Nos dirigimos a un régimen de estaciones en el que las lluvias y las bajas temperaturas tras el estío se harán esperar cada vez más; y que el paso de la manga corta al paraguas será más brusco y repentino de lo habitual.


A mediados de octubre, todavía estábamos en manga corta, con temperaturas en buena parte del país por encima de los veinte grados. De un día a otro, las lluvias y las bajas temperaturas empezaron a alcanzar, una a una, a las diferentes ciudades de España. Se trata de una anomalía que está dejando de serlo: en los últimos años, los octubres europeos han registrado temperaturas entre 10 y 15 ºC por encima de lo habitual. El verano no acaba de terminar para dar paso al otoño y este, poco a poco, pierde su protagonismo.

Un estudio de la AEMET demuestra cómo los veranos tienden a abarcar hasta cinco semanas más de lo que lo hacían a principios de los años 80

Ya en 2018, un estudio del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, adscrito a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), señalaba que el cambio climático estaba alterando las estaciones del año. Esto era especialmente patente en las estaciones templadas o de transición, es decir, la primavera y el otoño. Las temperaturas propias del verano tienden cada vez más a aparecer mucho antes y a alargarse hasta bien entrado el otoño. Ejemplo de ello son los récords de temperatura que alcanzaron los termómetros durante el último verano: 37,9ºC en Badajoz el pasado 30 de septiembre, 38,2ºC en Montoro (Córdoba) el 1 de octubre o 37 ºC que se alcanzaron el 2 de octubre en el aeropuerto de Bilbao.

El citado estudio, basado en un análisis de las temperaturas entre 2010 y 2017, no apreciaba apenas variaciones en los meses centrales del invierno, es decir, en enero y febrero. Los cambios más acusados tienen lugar entre abril y junio, por un lado, y entre septiembre y octubre por el otro. Esta tendencia se ha profundizado desde entonces, con veranos y otoños más cálidos cada año que pasa: el informe sobre el Estado del Clima de España de 2022, elaborado por la AEMET, constata que «todos los meses, salvo marzo y abril, registraron temperaturas superiores a su promedio normal, y tanto el verano como el otoño fueron los más cálidos de la serie».

En los últimos años, los octubres europeos están registrando temperaturas entre 10 y 15 ºC por encima de lo habitual

Las consecuencias de esta tendencia son un avance de los climas semiáridos y la correspondiente reducción de las precipitaciones. Benito Fuentes, meteorólogo de la AEMET, publicó el pasado mes de junio un artículo que corrobora «un alargamiento evidente del periodo estival desde la década de 1940 (…) Si los veranos se están volviendo más largos, esto se logra a costa de ‘robarle’ días a la primavera y al otoño».

Aunque es improbable que el otoño vaya a desaparecer por completo, lo que sí indican las estadísticas es que las lluvias y la bajada de temperaturas tras el estío se harán esperar cada vez más; y que el paso de la manga corta al paraguas y al chubasquero será más brusco y repentino de lo habitual.

El saldo de la contaminación atmosférica

Más de 238.000 personas, el equivalente a los habitantes de la provincia de Guadalajara, mueren prematuramente cada año en Europa por el aire que respiran. Es el alto precio de la contaminación atmosférica, que no solo afecta a los que sufren un desenlace fatal, sino a la gran mayoría de la población, como alerta cada año la Agencia Europea de Medio Ambiente. 

Las responsables de estas cifras son partículas en suspensión, con una estructura más fina que el cabello humano, que pasan al torrente sanguíneo a través de la respiración provocando enfermedades respiratorias y cardiovasculares, entre otras. Están compuestas de sustancias químicas orgánicas como el polvo, el hollín y los metales y se calcula que el 97% de la población europea está expuesta a ellos. 

Pero no son las únicas que causan problemas de salud irremediables. A esas 238.000 muertes hay que sumar las 49.000 provocadas por el dióxido de nitrógeno, que emiten fundamentalmente los motores de combustión, especialmente el diésel. La exposición a este agente contaminante alcanzaba ya en 2021 al 90% de los europeos. Una exposición que provoca una menor resistencia a las infecciones, por lo que se asocia a un aumento de las enfermedades respiratorias crónicas y al envejecimiento prematuro de los pulmones.

Morir o no por culpa de estos contaminantes tiene mucho que ver con dónde nazcas y vivas, ya que es un riesgo relacionado con la riqueza de cada territorio. Así, como puede verse en los mapas, los países mediterráneos pierden en total más años de vida a causa de las partículas finas que los países nórdicos, parecido a lo que ocurre con el dióxido de nitrógeno. El ozono afecta más a Europa oriental, registrando tasas más altas en países como Rumanía, Bulgaria o Polonia. Este agente peligroso afecta especialmente a las personas con asma y problemas respiratorios. Solo en 2020 se cobró hasta 24.000 muertes, según estima la Unión Europea. 

Además del impacto en la salud humana, los contaminantes del aire también conllevan una gran pérdida en biodiversidad, con un 59% de bosques y un 6% de tierras agrícolas expuestas a niveles nocivos de ozono en Europa en 2020. Se estima que las pérdidas económicas sólo por el rendimiento del trigo alcanzaron unos 1.400 millones de euros en 35 países europeos en 2019. Los campos de Francia, Alemania, Polonia y Turquía son los grandes damnificados.

A pesar de las altas cifras, lo cierto es que en las últimas décadas todos estos agentes contaminantes están reduciendo su presencia en el medio ambiente, aunque no todos bajan por igual. Por ejemplo, el agente más letal, las partículas en suspensión, se ha reducido en un 45% desde 2005, más que el amoniaco, pero menos que el óxido de azufre.

 

Para continuar en la senda de la reducción de agentes contaminantes, la Unión Europea puso en marcha en octubre de 2022 el plan de acción «Contaminación cero», en el marco del Pacto Verde Europeo, con el que se ha fijado el objetivo de reducir la contaminación del aire, el agua y el suelo para 2050 a niveles que ya no sean perjudiciales para la salud. “Las amenazas persistentes a la salud de nuestro planeta también exigen soluciones urgentes”, aseguró la Comisión Europea.