Categoría: Agenda 2030

El impacto ambiental de la moda rápida

La moda rápida está convirtiendo al sector textil en uno de los más contaminantes del planeta, con tasas de recogida y reutilización de sus desechos todavía mejorables, especialmente en países como España.


La moda es uno de los sectores que más ha crecido en las últimas décadas. El ritmo de las constantes y volátiles tendencias la ha convertido en una industria en continuo desarrollo, pero también en una de las más contaminantes del mundo. Se calcula que la industria textil es ya responsable del 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono y de nada menos que el 20% del desperdicio de agua potable del planeta.

Por eso, el Parlamento Europeo presentó en febrero de 2024 una serie de ideas para modificar la normativa sobre residuos textiles. La revisión pretende introducir sistemas para ampliar la responsabilidad de las empresas del sector en el mercado único europeo y que, entre otras medidas, tengan que hacerse cargo de los costes de la recogida selectiva, la clasificación y el reciclaje.

La industria textil es responsable del 10% de las emisiones de CO₂ y del 20% del desperdicio de agua potable del planeta

Los europeos consumen de media casi 26 kg de textil cada año y se desprenden de unos 11 kg, que en su mayoría (87%) son incinerados o depositados en vertederos, según datos del propio Parlamento. Con estas medidas, se pretende reducir esa tasa y el impacto ambiental que el consumo de la moda rápida ha traído consigo.

En Europa, el textil es el quinto sector que más emisiones genera entre todos los que suministran a los hogares, con una media de 100 toneladas de CO, lo que supone el 7% de las emisiones totales. Está por detrás de la vivienda, el transporte o la comida, pero por encima de la restauración, el ocio o el sector de la salud, según datos de la Agencia Europea del Medioambiente.

Para elaborar una sola camiseta de algodón se necesitan 2.700 litros de agua dulce: la misma cantidad que una persona bebe en dos años y medio. En total, la elaboración de las prendas de ropa en Europa provoca un gasto de 4.024 millones de metros cúbicos de agua, más que el que se usa en los restaurantes y hoteles o incluso en los hogares, según la misma organización

Pero el impacto ambiental de la ropa no se mide solo teniendo en cuenta su elaboración, también su vida útil. El destino de las prendas que salen del armario por haberse quedado viejas o pasadas de moda es otra de las claves para contribuir a un sector sostenible. Por eso, el Parlamento Europeo quiere que los países de la UE estén obligados a recoger los textiles por separado antes del 1 de enero de 2025 para su reutilización y reciclaje.

Solo el 39% de la ropa que se desecha en Europa se recoge para su reciclado y reutilización

Solo en Europa, se generan cada año 390.000 toneladas de residuos textiles cada año, de los cuales únicamente el 39% se recoge para su reciclado y reutilización, aunque existen grandes diferencias entre regiones. Mientras países como Alemania o Suecia recopilan un 62% de su textil para darle una segunda vida, en España esta cifra se queda en el 21%, muy por debajo de la mayoría de países de su entorno, como podemos ver en el mapa.

En España, la Ley de Residuos aprobada en 2023 prohíbe la destrucción de excedentes textiles y prioriza la reutilización, siendo el objetivo principal alcanzar el 55% del reciclado en 2025. En la última década, la cantidad de residuos de ropa y otros materiales textiles recogidos ha ido aumentando exponencialmente, pasando de las poco más de 4 toneladas en 2010 a las 35.000 en 2020, según datos del INE

Con estas iniciativas legislativas, se pretende ir más allá de la mera concienciación del consumidor y que las empresas sean también agentes activos a la hora de construir un sector de la moda más sostenible y respetuoso con el planeta.

Kailash Satyarthi, una vida contra la esclavitud infantil

Desde las calles de India hasta las oficinas de las Naciones Unidas, Kailash Satyarthi ha dedicado su vida a liberar a los niños de las cadenas de la esclavitud infantil y a construir un futuro más justo y esperanzador para las generaciones venideras.


En un mundo donde los niños deberían estar jugando sin preocupaciones y soñando con su futuro, demasiados se ven atrapados en las garras de la esclavitud infantil. En medio de esta cruda realidad, surge un nombre: Kailash Satyarthi, un destacado defensor de los derechos de la infancia y un luchador incansable contra la esclavitud infantil.

Nacido en India en 1954, Satyarthi ha dedicado su vida a intentar salvar a los niños del ciclo de la esclavitud y darles la oportunidad de una infancia digna y un futuro lleno de esperanza. Con su proyecto ha contribuido a liberar de la explotación a más de 85.000 niños y niñas en India mediante la educación y la reinserción social. 

Satyarthi ha liberado de la explotación a más de 85.000 niños y niñas en India mediante la educación y la reinserción social

Desde muy joven Satyarthi enfocó su vida hacia la lucha contra el trabajo infantil. En 1980 creó Bachpan Bachao Andolan, una iniciativa dedicada a rescatar a niños de la esclavitud y la explotación laboral, así como a promover la educación y los derechos de la infancia en toda India. En 1998 lideró la «Global March Against Child Labor» (Marcha Global contra el Trabajo Infantil) un encuentro histórico que reunió a más de 7 millones de personas y atrajo la atención mundial sobre las consecuencias del trabajo infantil influyendo en la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño por la ONU.

En 1998, Satyarthi cofundó la Alianza Global para la Eliminación de la Esclavitud Infantil. Esta entidad ha impulsado numerosas campañas a nivel mundial y ha colaborado con gobiernos y organizaciones internacionales para mejorar las leyes y políticas que protegen los derechos de la infancia, convirtiéndose en una de las organizaciones más grandes del mundo en la lucha contra la esclavitud infantil y la explotación laboral.

Premios por su dedicación

El trabajo de Satyarthi ha recibido numerosos premios y reconocimientos a lo largo de su carrera. En 2007 fue reconocido en la lista de «Héroes que actúan para terminar con la esclavitud moderna» del Departamento de Estado de los Estados Unidos y fue galardonado con la Medalla del Senado Italiano. En 2008 España le concedió el Premio Internacional Alfonso Comín y en 2009 obtuvo el Premio Defensores de la Democracia en Estados Unidos.

«Mi único objetivo en la vida es que cada niño sea libre de ser niño»

En 2014, fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz, junto con la activista paquistaní Malala Yousafzai, por su lucha contra la esclavitud infantil y la promoción de la educación para todos los niños y niñas. Satyarthi fue el primer ciudadano indio en recibir este premio y uno de los pocos activistas sociales que han sido honrados con este galardón. «Mi único objetivo en la vida es que cada niño sea libre de ser niño. Libre para crecer y desarrollarse. Libre para comer, dormir y ver la luz del día. Libre para reír y llorar, para jugar y aprender. Libre para ir a la escuela y, sobre todo, libre para soñar», defendió Satyarthi en su discurso.

Estos son los países más megadiversos de la Tierra

El cambio climático y la destrucción de los hábitats naturales a causa de la acción humana pueden tener graves consecuencias para muchas especies de plantas y animales. Para hacer frente a este problema, el Grupo de los Países Megadiversos Afines promueve la conservación de la diversidad biológica en territorios clave.


¿Sabías que el 70% de toda la fauna y flora mundial está concentrada en menos del 10% del territorio? Con esta premisa, el biólogo Russell Mittermeier introdujo en 1997 el concepto de «países megadiversos», para identificar aquellos territorios con una extraordinaria cantidad de especies y conseguir que se prestara más atención a su conservación.

El nombre funcionó, pues el Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial (WCMC, por sus siglas en inglés), que pertenece al Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, ha designado 17 países megadiversos. Su objetivo era el mismo que perseguía Mittermeier: crear conciencia social y promover la necesidad de implementar estrategias de conservación en estos lugares. Los elegidos fueron Brasil, Colombia, Ecuador, México, Perú, Venezuela, Estados Unidos, Madagascar, India, Indonesia, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Filipinas, Australia, China, República Democrática del Congo y Sudáfrica. 

A menudo se debate sobre un posible ranking que ofrezca detalles de la situación de cada país. En este sentido, quizá se podría colocar en primer lugar a Brasil, ya que es el hogar de una cantidad excepcionalmente alta de primates, anfibios, plantas y mariposas. Se estima que entre el 15% y el 20% de todas las especies conocidas en el mundo se encuentran en Brasil. No obstante, es complicado derivar conclusiones sólidas debido a las diferentes formas de medir la biodiversidad y la falta de datos completos en algunos territorios.

El Centro de Seguimiento de la Conservación Mundial reconoció 17 países como «megadiversos» para promover la necesidad de implementar estrategias de conservación.

Sea como sea, los 17 países comparten características que facilitan la alta concentración de especies, como por ejemplo que muchos de ellos están ubicados en los trópicos, donde las condiciones climáticas son ideales para la vida vegetal y animal. Asimismo, la abundancia de luz solar y agua favorece la fotosíntesis, lo que promueve una mayor productividad primaria y, en consecuencia, una mayor diversidad biológica. Además, la estabilidad climática de estas áreas, con menos variaciones estacionales extremas, permite a las especies desarrollarse y evolucionar durante largos períodos sin interrupciones drásticas. 

Ahora bien, el clima favorable no es condición suficiente para ser reconocida como zona megadiversa. En realidad, se deben cumplir dos requisitos inapelables: tener al menos 5.000 plantas endémicas y poseer un ecosistema marino dentro de sus fronteras. Además, hay otros factores que se tienen en cuenta, como la diversidad de paisajes, el aislamiento geográfico, la extensión territorial y la historia evolutiva de la región.

Actualmente, se estima que entre el 15% y el 20% de todas las especies conocidas en el mundo se encuentran en Brasil.

Hoy por hoy, casi 30 años después de la invención de la «megadiversidad», la acción sigue en marcha gracias al Grupo de Países Megadiversos Afines, un mecanismo de consulta y cooperación que se formó en 2002 para promover los intereses relacionados con la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica, así como la participación justa y equitativa en la utilización de recursos genéticos. 

En conclusión, la noción de «megadiversidad» defiende que la conservación de ecosistemas extraordinarios no solo es vital para la supervivencia de numerosas especies, sino también para la salud y el bienestar humanos. Por lo tanto, con la vista puesta en el futuro, la acción concertada a nivel local, nacional e internacional será imprescindible para seguir enfrentándonos a los desafíos ambientales y garantizar un futuro sostenible para el planeta.

La biología sintética, ¿clave para conservar las especies en peligro de extinción?

La biología sintética abre un futuro esperanzador en la conservación y recuperación de la biodiversidad, aunque su uso aún está sujeto a debate ético. 


Nos resultaría imposible imaginarnos un mundo sin bosques, mares, ríos y las innumerables especies que los habitan. La biodiversidad es uno de los tesoros más valiosos de nuestro planeta y mantiene el equilibrio entre todos los seres vivos. 

No obstante, la contaminación, la sobreexplotación de los medios naturales, el cambio climático y la introducción de especies invasoras han causado gran preocupación en el ámbito científico respecto a la conservación de la biodiversidad. Esto ha llevado a varios organismos nacionales e internacionales a regular su aprovechamiento y buscar soluciones efectivas para garantizar la sostenibilidad de nuestro entorno.

España creó el Banco de Germoplasma (BanGES) para desarrollar trabajos de conservación de especies críticamente amenazadas en la península Ibérica

En esta línea, y conscientes de la pérdida de especies que se estaba produciendo en los entornos naturales, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) creó en 1964 la Lista Roja de Especies Amenazadas, el inventario más completo del estado de conservación de especies animales y vegetales a nivel mundial. Tres décadas después, el 29 de diciembre de 1993, entró en vigor el Convenio de Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB), un tratado internacional casi universal con tres objetivos principales: la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y el reparto justo y equitativo de los beneficios de los recursos genéticos. 

España se sumó a esta preocupación y, en el año 2003, creó el Banco de Germoplasma (BanGES) que desarrolla trabajos de conservación de especies críticamente amenazadas en la península Ibérica. Con especial foco en el lince ibérico y el visón europeo, este servicio de investigación se dedica a obtener y preservar germoplasma animal y tejidos somáticos de especies en peligro de extinción.

Quince años más tarde, la ONU presentó el informe Fronteras 2018/19. Nuevos temas de interés ambiental, donde expuso la edición genética como solución a la pérdida de biodiversidad. Esta técnica se llegó a considerar como una de las herramientas más precisas en la modificación de organismos individuales, sistemas biológicos y genomas completos gracias a que permitía restaurar los hábitats naturales, eliminar especies invasoras de ecosistemas en peligro o «resucitar» especies extintas con beneficios ecológicos. Además, también era útil para fortalecer especies como los corales, debilitados como consecuencia del cambio climático.

La UICN define esta herramienta, conocida como biología sintética o ingeniería genética, como «un desarrollo de la biotecnología que combina ciencia, tecnología e ingeniería para facilitar y acelerar el diseño, la fabricación y/o la modificación de materiales genéticos, organismos vivos y sistemas biológicos». 

Andersen: «La comunidad mundial de la conservación debe contribuir al desarrollo responsable de las aplicaciones de la biología sintética»

Para llevar a cabo esta labor, el ADN se copia digitalmente, se reordena, se convierte en forma orgánica y se inserta nuevamente en las células vivas con el objetivo de mejorar este organismo. El uso de este tipo de tecnología para la conservación de especies fue incitado por Inger Andersen, directora general de la UICN en 2019: «La comunidad mundial de la conservación debe contribuir al desarrollo responsable de las aplicaciones de la biología sintética». 

A día de hoy, esta tecnología se utiliza sobre todo en los campos de la agricultura y la medicina, ya que su potencial para la conservación de las especies no está exento de riesgos.

La falta de límites claros sobre el uso de esta técnica podría degenerar en cambios imprevistos en los genes modificados, efectos negativos para las futuras generaciones, el uso de esta técnica para fines no médicos y, en consecuencia, un impacto negativo en la percepción social de la ingeniería genética.

A esto se suma el debate ético que suscita su uso, ya que puede que los marcos éticos actuales no sean capaces de seguir el ritmo a los rápidos y complejos avances de la biología sintética. Por ello, la ONU establece que «es esencial que los foros de deliberación orienten el ámbito de la biología sintética y velen por que sus aplicaciones ambientales beneficien a todos los que compartimos este planeta».

La educación, rehén invisible de la guerra

Además de las imágenes que se muestran todos los días, la guerra oculta más situaciones de vulneración de derechos, a menudo desconocidas, entre las que se encuentra la falta de acceso a la educación. Este fenómeno afecta a niños y niñas en todo el mundo y tiene un gran impacto en su desarrollo integral.


La educación en la infancia y juventud es un derecho consagrado en tratados internacionales como la Convención sobre los Derechos del Niño y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que queda relegado cuando estalla una guerra.

A los daños físicos y materiales que implica cualquier conflicto se suma la vulneración de este principio, que afecta al desarrollo cognitivo de niños, niñas y jóvenes. Según datos de Unicef, más de 100 millones de niños y niñas en edad escolar viven en zonas de conflicto. De ellos, 24 millones no van al colegio. Dicho de otro modo: una cuarta parte de los niños en zonas de conflicto está privado de su derecho a la educación.

Uno de cada cuatro niños o niñas en zonas de conflicto está privado de su derecho a la educación

Entre los principales motivos de la falta de acceso a la educación encontramos, además de la falta de docentes o el miedo a sufrir un ataque durante horas lectivas, el daño o destrucción de las infraestructuras educativas, debido a ataques directos o como perjuicios colaterales de los enfrentamientos. Además de la pérdida de un lugar de aprendizaje, en muchos casos hay una interrupción en la entrega de servicios esenciales, como la alimentación y atención médica, que a menudo se proporcionan a través de las escuelas.

Asimismo, la infancia que vive en zonas de guerra también enfrenta riesgos de reclutamiento forzado por grupos armados, explotación y violencia, incluyendo ataques específicos contra estudiantes y profesores. Además, el reclutamiento de menores soldado es una práctica habitual: se sigue produciendo en 18 países, pese a estar prohibida por el Protocolo facultativo de la Convención de Derechos del Niño sobre la participación de menores en conflictos armados. 

El acceso a la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores, fomenta la tolerancia y contribuye a crear sociedades más pacíficas

Por otro lado, el desplazamiento forzado es una consecuencia directa de los conflictos que también repercute en la educación. Los niños y niñas desplazados suelen perder meses o incluso años de estudio, y encuentran dificultades significativas para acceder a la educación en los lugares de refugio debido a barreras como el idioma o la falta de documentos oficiales. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de la mitad de los niños refugiados no están inscritos en la escuela secundaria.

Además, el conflicto también influye en el aumento de las desigualdades de género. Las niñas, en particular, se enfrentan a la posibilidad de un incremento del riesgo de violencia sexual o de matrimonio precoz y forzado en zonas como Iraq o Sudán del Sur, donde las niñas tienen un 90% menos de probabilidades que los niños de recibir educación.

La educación como puente para el desarrollo personal y profesional

Ir a la escuela es fundamental para el desarrollo personal, ya que amplía el conocimiento y la comprensión del mundo, fomenta el desarrollo de habilidades críticas de pensamiento y mejora la autoestima y la confianza en uno mismo.

Además, también permite aspirar a una mejor calidad de vida gracias al acceso a mejores oportunidades en el desarrollo profesional. Según datos del Banco Mundial y la OCDE, cada año adicional de escolaridad puede aumentar los ingresos personales de un individuo entre un 8% y un 10%. Esto refleja que las habilidades adquiridas durante los años de educación son clave para acabar con situaciones de pobreza y mejorar económicamente.

Precisamente, es por sus aportes tan significativos que existen organizaciones a diferentes niveles que son plenamente activas en la lucha por conseguir este derecho fundamental de la infancia, mediante recursos como la búsqueda de financiación concreta, la inversión en el desarrollo de nuevos centros educativos o la petición a los gobiernos de que proporcionen entornos seguros para los niños refugiados. La educación debe ser una parte esencial de cualquier infancia ya que, como dijo la activista Malala Yousafzai, «un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo».

El leopardo de las nieves, el fantasma de Asia

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El leopardo de las nieves es conocido como el «fantasma de las montañas». Ahora ante la rápida desaparición que está viviendo esta especie, se corre el riesgo de que el término «fantasma» se convierta en una realidad ya que, según la «lista roja de las especies amenazadas» de la IUCN, el felino está en la máxima categoría de peligro de extinción.

Cien especies marinas descubiertas en las costas de Chile

Schmidt Ocean Institute

La costa de Chile es una región poco estudiada de nuestro planeta. Actualmente, un equipo internacional de científicos realiza una serie de exploraciones de sus montañas submarinas y ya ha descubierto más de 100 nuevas especies.


Las montañas submarinas que surgen de las profundidades de nuestros océanos establecen complejos patrones de corrientes que los convierten en verdaderos oasis de biodiversidad. Perpendiculares a la costa de Chile, en el Pacífico, se encuentran las cordilleras submarinas de Juan Fernández, Nazca y Salas y Gómez. Cerca de 2.900 kilómetros cuadrados en los que la biodiversidad es de una riqueza sorprendente. Más de la mitad de las especies que habitan estos territorios no existen en ningún otro lugar.

Estudiar la biodiversidad de esta zona es el principal objetivo de un equipo internacional de científicos coordinados por el Schmidt Ocean Institute y dirigido por los doctores Javier Sellanes y Erin Easton.

Las comunidades de seres vivos que habitan las montañas submarinas son de reproducción lenta y, por tanto, conforman un hábitat extremadamente frágil y vulnerable a cualquier tipo de explotación humana, principalmente la pesca comercial, la de arrastre y la minería.

Las cordilleras submarinas de Juan Fernández, Nazca y Salas y Gómez conforman 2.900 kilómetros cuadrados con una gran biodiversidad

Chile lleva años buscando apoyo internacional para proteger el área de alta mar que rodea las cordilleras submarinas de Nazca y Salas y Gómez. Pretende con ello evitar la desaparición de dichas comunidades y contribuir a revertir la crisis climática. El objetivo del Schmidt Ocean Institute es mostrar las evidencias que faciliten a científicos y administraciones herramientas para proteger el recurso vital que supone la biodiversidad no solo de esta zona, sino también de otros perímetros de nuestros océanos.

La primera expedición de este equipo se realizó en enero de este año. A bordo del buque Falkor del Schmidt Ocean Institute, se dirigieron hacia las cordilleras submarinas del Pacífico sudoriental. Allí, con la ayuda de un vehículo robótico submarino (ROV) equipado con luces y cámaras que sumergieron a más de 1.500 metros de profundidad, obtuvieron la retransmisión en directo de un fascinante espectáculo de vida submarina que desveló la existencia de más de 100 especies marinas nunca antes vistas.

Los seres vivos que habitan los montes submarinos conforman un hábitat vulnerable a acciones humanas como la pesca comercial, la pesca de arrastre y la minería

Entre las nuevas especies descubiertas se encuentran formas de vida sumamente complejas que semejan constelaciones vivientes. También crustáceos de colores imposibles recubiertos de espinas, innumerables organismos luminiscentes y esponjas de mar cuya estructura parece de cristal. Además, ha sorprendido el descubrimiento de un nuevo tipo de chaunacops, o «sapo marino», cuya existencia hasta ahora se limitaba a aguas del Atlántico. Se trata de un tipo de pez con aletas modificadas que le permiten caminar por los fondos marinos.

En la actualidad, menos del 1% de las montañas submarinas del planeta han sido cartografiadas, y esta investigación solo abarcó cuatro de ellas desconocidas hasta la fecha. En palabras del propio Sellanes, «únicamente se ha arañado la superficie, ya que lo que exploramos en cada inmersión del ROV es solo lo que podemos ver en unos dos kilómetros».

Nos hallamos, sin duda, ante un estudio científico de gran calado para la supervivencia de los ecosistemas submarinos. Durante el mes de febrero se llevó a cabo una nueva expedición. Los descubrimientos de la misma contribuirán a comprender mejor cómo influye la acción humana en la vida submarina y seguir avanzando hacia el necesario equilibrio medioambiental.

Malnutrición: cuando la pobreza llega al estómago

Malnutrición

Una de las manifestaciones de la pobreza es una alimentación inadecuada, lo que puede llevar a la malnutrición. Esto le ocurre hoy en día al 5,9% de los menores de 16 años en España y puede afectar su crecimiento.


La pobreza tiene muchas formas: es una cuenta bancaria en números rojos, una casa fría en invierno o un verano sin vacaciones. Pero también es una nevera sin alimentos saludables para que el organismo reciba todo lo que necesita y funcione correctamente. 

Es lo que le ocurre al 5,9% de los menores de 16 años en España, que no pueden comer una pieza de carne o pescado al menos cada dos días. Una cifra que equivaldría a casi medio millón de niños y niñas que estarían sufriendo malnutrición en el país, según un análisis de la Encuesta de Condiciones de Vida que hace la Plataforma de la Infancia. 

En España cerca de medio millón de niños y adolescentes pueden estar sufriendo malnutrición

Los más jóvenes son el grupo poblacional que más sufre esta vulnerabilidad, con una tasa que ha ido en ascenso desde 2004, cuando empieza la serie histórica. Y es especialmente grave: padecer déficit nutricional en la etapa de crecimiento puede afectar al desarrollo físico por el déficit de vitaminas y minerales, así como provocar retrasos en el aprendizaje y el avance cognitivo, según la Organización Mundial de la Salud

A nivel europeo, España se sitúa por debajo de la media si se tiene en cuenta todo el conjunto de la población. En el continente, un 8,3% no puede permitirse piezas suficientes de carne y pescado (o sus análogos vegetarianos) a lo largo de la semana, mientras que España se encuentra en un 5,4%, al mismo nivel que Austria (5%) o Estonia (5,5%). En Bulgaria y Rumanía es donde más sufren esta problemática, con cifras que se ubican por encima del 20%, mientras que Irlanda o Chipre es donde menos repercusión tiene (por debajo del 2%), según datos de Eurostat de 2022

Además, según los datos que publica cada año el Instituto Nacional de Estadística, en 2022 puede observarse que las personas con hijos dependientes son las que más padecen un índice de masa corporal por debajo de lo recomendable, lo que permite extrapolar la situación a los menores que conviven con ellos. Es así en el 6% de los casos de adultos solos con hijos dependientes, y también en el 3,5% de los hogares donde viven dos o más adultos con hijos. 

La malnutrición no es solamente una ingesta insuficiente de calorías, sino que abarca los desequilibrios provocados por cualquier alimentación inadecuada. Un exceso de grasas y azúcares en la dieta, junto con una vida sedentaria, puede provocar sobrepeso y obesidad, una realidad que es más habitual en España a medida que se pasan los 30 años, como muestra el siguiente gráfico. El dato más alarmante se da entre los mayores de 65 años, cuya tasa de sobrepeso llega al 41%.

Los mayores de 65 años son los que más sufren sobrepeso

Para paliar las consecuencias que la malnutrición tiene en la sociedad es fundamental la coordinación entre las distintas instituciones gubernamentales y sanitarias, así como la sociedad civil y la comunidad educativa.  Por eso, desde la Plataforma de la Infancia, proponen en su último informe una estrategia multicausal, que aglutine desde ayudas para la crianza, deducciones fiscales, apoyos específicos a familias monoparentales, mejora de acceso a ayudas como el Ingreso Mínimo Vital o garantizar el acceso al comedor escolar a todos los menores en situación de pobreza. 

Movilidad y salud, dos caras de la misma moneda

La calidad del aire que respiramos cada vez nos afecta más, de modo que fomentar una movilidad más respetuosa con el medio ambiente es clave para proteger la atmósfera y, por tanto, nuestra salud.


La movilidad urbana y su impacto en nuestra vida diaria es uno de los temas que más preocupan en la actualidad. Debido a su incidencia directa en la calidad del aire que respiramos: a mayor congestión de vehículos en el casco urbano, mayor exposición a gases contaminantes. Hasta 7 millones de muertes al año se relacionan con la contaminación del aire: por ello, para el medio ambiente, sino también para la salud de todos.

En el centro de Madrid se superan sistemáticamente y desde hace más de diez años los niveles legales de contaminación

El problema de la contaminación es especialmente grave en los centros urbanos, donde se concentra una gran parte de la movilidad. Mediante diversos sistemas que calculan la densidad de los contaminantes en el aire se llega a conclusiones que son, cuanto menos, apabullantes. Según la organización Ecologistas en Acción, y en base a los datos recogidos entre 2010 y 2022, en el centro de Madrid se superan sistemáticamente y desde hace más de diez años los niveles legales de contaminación aconsejados por la OMS y la Comisión Europea, con el automóvil de combustión como principal responsable de las emisiones.

¿Qué podemos hacer para mejorar el aire que respiramos? 

Además de las medidas que podemos implantar a nivel individual, como evitar movernos en coche para realizar trayectos que podamos hacer a pie o en bicicleta, priorizando el transporte público o compartido, son fundamentales acciones gubernamentales como la Ley de Movilidad Sostenible, una norma que impulsa, entre otras medidas, la industria del vehículo eléctrico y que se encuentra en tramitación parlamentaria.

Los fallecimientos provocados por la contaminación podrían reducirse hasta en un 80% si conseguimos que los niveles de contaminación atmosférica se reduzcan

El vehículo eléctrico es la principal alternativa al vehículo privado diésel o de gasolina, gracias a la reducción de emisiones que supone su uso. Aunque su producción sí genera contaminantes y perjudica la calidad del aire —especialmente si la energía utilizada es no renovable—, al provenir de centrales eléctricas será mucho más sencillo medir y controlar su presencia en la atmósfera. En cualquier caso, si lográramos una movilidad 100% eléctrica, la calidad del aire mejoraría considerablemente debido a la reducción de emisiones, ya que los vehículos eléctricos no contaminan por sí mismos.

La recuperación de los centros urbanos como lugares en los que poder respirar sin poner en peligro la salud es posible si centramos nuestros esfuerzos en hacer más sostenible y saludable nuestra movilidad: los fallecimientos provocados por la contaminación podrían reducirse hasta en un 80% si conseguimos que los niveles de contaminación atmosférica se reduzcan y lleguen a los parámetros propuestos por la OMS.